— ¡No me toques, Harry! Eres un maldito miserable. ¿Cómo puedes acostarte con tu secretaria y ser tan miserable? — grité, con indignación y dolor en mi voz.
— ¿Qué estás haciendo aquí, Alicia? No tienes nada que hacer en mi oficina — respondió Harry, con sorpresa y algo de molestia en su tono.
— No sabía que eras capaz de esto. Eres un desgraciado — acusé, con voz temblorosa y ojos llenos de lágrimas.
— No sabes con quién te metes, Alicia. Si dices algo a Violetta y arruinas la fusión de las empresas, te aseguro que te arrepentirás — advirtió Harry, con un tono amenazante y una mirada desafiante.
— Sé perfectamente qué clase de monstruo eres, Harry. Y no voy a permitir que sigas haciéndole daño a nadie más — repliqué.
— No tienes idea de lo que estás hablando, Alicia. Tú eres solo una empleada muerta de hambre metiéndote en asuntos que no te competen. Y te advierto, si intentas decirle algo a Violetta, jamás te creerá. —replicó él, con desprecio en su tono.— Ahora lárgate de aquí. —sentenció, con frialdad en su mirada.
Él no era ni la sombra de hombre que alguna vez amé. Mi Harry se ha ido.
*
Estaba viviendo uno de los días más tristes de mi vida. Ver al amor de mi vida casándose me partía el corazón, pero lo que más me dolía era saber que él nunca me había traicionado. La separación entre nosotros fue obra del destino.
Lo que me destrozaba aún más era ver cómo había cambiado. Ya no era el hombre amoroso y tierno del que me enamoré. Ahora era frío y arrogante, un ser sin escrúpulos. El Harry que conocí y amé se había ido para siempre, y eso me quemaba el alma. A pesar del dolor, luchaba por mantener la compostura, por ocultar mi sufrimiento tras una máscara de indiferencia. No quería que nadie viera mi dolor, mi debilidad. En medio de la lujosa fiesta en la mansión Chrysler, rodeada de personas adineradas y famosa, los vi besándose y no pude soportarlo más. Con el corazón destrozado, me alejé hacia el jardín, luchando por contener las lágrimas. Cuando sentí la mano en mi brazo, me giré lentamente, y mis ojos se encontraron con los de Bruno Smith. Su mirada era cálida y comprensiva, y un gesto amable se dibujaba en su rostro. Vestía un traje negro a medida que realzaba su porte distinguido. Sus ojos avellana brillaban con una mezcla de empatía y preocupación mientras me ofrecía su pañuelo con delicadeza, como si quisiera consolarme en aquel momento de vulnerabilidad. — Bruno, ¿qué haces aquí?— Pregunté sorprendida. — No podía faltar a la boda de mi prima— Él deposita un beso en mi frente — Ally no me imaginé que serías tan sensible ante estas ceremonias. Asentí con la cabeza —Eres más hermosa que la novia. ¿Te gustaría cenar después de la boda? — No creo que pueda. Conozco a Bruno desde hace años; fuimos presentados por Violetta, su prima. Desde hace más de un año, ha estado cortejándome constantemente, invitándome a salir. Aunque creo que le gusto, nunca me lo ha dicho claramente. Él no sabe nada de mi pasado; solo conoce que soy economista y amiga de Violetta. Sin embargo, nunca he considerado tener una pareja. No puedo permitirme ser feliz si no sé dónde está mi pequeño bebé. Me dirigí al baño con la intención de arreglar mi maquillaje. Me observé en el espejo y traté de forzar una sonrisa, pero mis ojos reflejaban la tristeza que sentía por dentro. Llevaba puesto un vestido corto de color azul que se ajustaba a mi cuerpo, mostrando mis curvas. Mi cabello estaba suelto, cayendo en suaves ondas sobre mis hombros, y apenas llevaba maquillaje, no me había esforzado demasiado en mi apariencia. Regresé a la residencia donde se celebraba la boda y me detuve un momento para admirar la hermosa y elegante decoración. Las luces suaves iluminaban el lugar, resaltando cada detalle cuidadosamente colocado. Me dirigí hacia mi asiento y me senté al lado de mi hermano Max, quien estaba acompañado por Carolina. Ambos estaban juntos, brindándome apoyo moral mutuo en medio del evento. Su presencia me reconfortaba en ese momento tan difícil. — ¿Por qué no hiciste nada para detener esta boda, Alicia?— Pregunta Carolina — Porque no tiene sentido, Carolina. Harry ya no me recuerda, ya no me ama. No puedo forzar algo que ya no existe.— Respondí intentando ocultar mi tristeza. — Pero podrías haber intentado hablar con él, explicarle todo.— Insiste ella. — No habría cambiado nada. Además, no puedo obligarlo a recordar lo que ya olvidó.— Afirmé — Tranquila, Carolina. Todo estará bien. Alicia sabe lo que hace.— Me apoya Max. Desde que tengo memoria, Max y Harry siempre han sido como el agua y el aceite. Se conocen desde que eran niños y, en lugar de ser amigos, siempre han sido rivales en todo. Ya sea en los deportes, en lo académico o incluso en las chicas, parecían estar compitiendo constantemente. Recuerdo claramente cómo Max solía quejarse sin parar sobre Harry Chrysler. Para él, Harry era simplemente insufrible. Pero yo no le prestaba mucha atención a sus quejas, ya que ni siquiera conocía a Harry. Yo asistía a un colegio exclusivamente para mujeres, así que para mí, Harry era solo un nombre en una historia que mi hermano me contaba. Sin embargo, todo cambió cuando la situación financiera de mi padre se complicó. Debido a los malos manejos de papá, me transfirieron al mismo colegio que Max. Gracias a mis buenas calificaciones y a Blanca Hoffman, la directora y quién fue amiga de mi madre, obtuve una beca y pude continuar mis estudios en un colegio de prestigio. Fue entonces cuando finalmente conocí al famoso Harry Chrysler en persona. Mi llegada al colegio no fue nada fácil. Desde el primer día, presencié cómo Harry molestaba a Max junto con su grupo de amigos. No pude contener mi rabia y decidí intervenir, así que le pegué un puñetazo a Harry para defender a mi hermano. En ese momento, nuestra relación comenzó de la peor manera posible. Al principio, nuestra convivencia fue bastante tensa. Nos llevábamos mal y nuestras interacciones eran siempre llenas de conflictos y discusiones. Sin embargo, con el tiempo, las cosas cambiaron. Harry y yo empezamos a conversar más y a pasar tiempo juntos, principalmente debido a que nos castigaban mucho por nuestras contantes peleas y eventualmente nos dimos cuenta de que teníamos mucho en común. Fue entonces cuando Harry me confesó algo que nunca me habría esperado: que con ese golpe que le di para defender a mi hermano, yo lo había enamorado. En menos de un año estaba completamente enamorada de él. — Pero, ¿cómo puedes estar tan segura de eso, Alicia? Quizás si le hubieras dicho la verdad, las cosas podrían haber sido diferentes.— Insiste Carol. — Lo dudo, Carolina. Harry ha cambiado demasiado. No es el mismo hombre del que me enamoré y ya no deseo hablar más del tema.—Aseguré. — Tienes razón, Carolina. No podemos cambiar el pasado. Lo importante ahora es apoyar a Alicia y estar ahí para ella en este momento difícil.— Mi hermano toma mi mano — Lo siento, Alicia. No quería presionarte. Solo quiero que sepas que estamos aquí para ti, pase lo que pase.— Intenta consolarme Cuando estábamos en medio de nuestra conversación, Violetta se acercó a nuestra mesa con su esposo del brazo. Noté la mirada de Harry cuando vio mi mano entrelazada con la de Max. — ¡Qué alegría verlos aquí! Max, he escuchado mucho de ti.— Expresa Violetta. — Igualmente, Violetta. Un placer estar presente en este día tan especial.— Responde Max. —Mi amor, Max Montero, el hermano de Alicia. Y ella, sin duda, debe ser tu bella novia.— Los presenta Violetta — Ya los conozco — Afirma Harry — Desde el jardín de infantes. — No ha cambiado mucho desde entonces, ¿verdad? Sigue siendo igual de caprichoso y engreído.— Se burla Carolina — ¡Hey, no te pases! Algún día aprenderás a apreciar mi encanto.— Bromea Harry con Carol — No tenía idea que tenías una hermana, Montero y que casualidad que sea Alicia. No podía concentrarme en la conversación que tenía lugar a mi alrededor; mis pensamientos estaban en otro lado. No quería abrirme sobre mi historia personal, pero la verdad era que mi abuela había sido como una segunda madre para mí. Fue ella quien se encargó principalmente de mi educación, enviándome a un colegio de señoritas y apenas veía a Max en nuestra niñez. Siempre sentí que tanto Max como yo éramos una carga para Carlos Montero. Parecía que sus únicas preocupaciones eran sus negocios y sus amoríos. Cuando mi madre falleció, apenas a nuestros diez años, fue como si Carlos hubiera dejado mi educación en manos de mi abuela. Pero cuando ella también falleció, todo cambió. Me vi obligada a ir a vivir regresar con Max y Carlos, ese hombre al que llamo padre, pero que en realidad nunca sentí que lo fuera. Mientras intentaba dirigirme al baño para refrescarme y alejarme un poco de la conversación, sentí que alguien tiraba de mi brazo. Me giré para ver quién era y descubrí que era Harry. Su agarre fue firme, pero no agresivo, aunque me sorprendió un poco que me detuviera. — ¡No te asustes, preciosa!— Exclamó él — Harry, por favor, suéltame. No me gusta que me agarres así.— Le pedí en un tono calmado cuando me giré a verlo y me encontré con esa fría mirada azul.— Estás casado. No deberías estar elogiando a otras mujeres. — Pero, ¿cómo no elogiarte? Estás radiante, Alicia. ¿Quién diría que el imbécil de Maximiliano tenía una hermana tan hermosa como tú?... Deberíamos habernos conocido antes. Sería trágico que alguien lastimara esa carita tan bonita. —No me amenace, señor Chrysler. No diré nada, pero Violetta se dará cuenta sola de qué clase de hombre es su esposo. Y quiero que percate de que no le tengo miedo.— Advertí —Oh, no era mi intención asustarte, Alicia. Seguiré disfrutando de la fiesta— Ríe él antes de marcharse.Harry Chrysler.Han pasado dos semanas desde que Violetta y yo nos casamos, y hemos estado viajando por Europa. Durante este tiempo, he tenido que mantener la fachada de que estoy locamente enamorado de ella, aunque en realidad no siento nada más que desdén. Cada momento que paso a su lado es una tortura, ya que encuentro su carácter cursi y débil, y hasta en la intimidad es fría e inspida.A pesar de su belleza, que muchos considerarían cautivadora, no logra captar mi interés. He tenido relaciones con mujeres igualmente hermosas en el pasado y tampoco han llamado mi atención. Violetta me parece aburrida y simplona. Este matrimonio se ha convertido en una carga que tengo que llevar, y no sé cuánto tiempo más podré mantener esta farsa antes de que todo se desmorone.Ahora mismo estamos en mi casa, donde Violetta y yo viviremos temporalmente con mi padre mientras se completan las remodelaciones de la mansión que compramos. La situación es incómoda, ya que preferiría tener mi propio espa
AliciaPasé un tiempo increíble en la piscina, reencontrándome con Oscar y conociendo a su encantadora esposa, Marina. El ambiente era relajado y acogedor, perfecto para disfrutar del sol y broncearme un poco. Sin embargo, ahora ha llegado el momento de dejar atrás la diversión y concentrarme en los asuntos de la empresa.Después de soltar mi cabello, me maquillé ligeramente y elegí un vestido formal en tonos blanco y negro para la ocasión. Siempre he tenido una debilidad por las faldas cortas; encuentro que pueden ser elegantes y atractivas sin necesidad de exhibirse demasiado. Mientras me preparaba para dirigirme a la empresa, no pude evitar sentir un ligero nerviosismo. Aunque estoy emocionada por enfrentar los desafíos del día, también me pregunto qué sorpresas me deparará esta jornada laboral.Tomé un taxi y no tardé más de media hora en llegar a la imponente empresa Chrysler. Al bajarme del vehículo, mis ojos se posaron en el imponente edificio frente a mí, con su diseño modern
— ¡Suéltame ahora mismo o tendré que tomar medidas más drásticas! — Exigí, mi voz cargada de firmeza y furia contenida.— La información confidencial no sale de esta oficina, preciosa. — Concluyó Harry, manteniendo su postura firme.Cada parte de mi cuerpo estaba tensa y temblorosa mientras las manos de Harry rodeaban mi cintura con firmeza. Su aliento caliente rozaba mi cuello, enviando escalofríos por todo mi cuerpo. Me sentía como si estuviera hecha de gelatina, incapaz de mantener la compostura ante su proximidad abrumadora.Cerré los ojos por un momento, tratando desesperadamente de recuperar el control sobre mis emociones. Pero su presencia dominante y el calor de su cuerpo contra el mío me dejaban sin aliento. Cada músculo estaba tenso, cada fibra de mi ser consciente de su cercanía.— No dejas de temblar, preciosa — susurró Harry en mi oído con una voz ronca que enviaba escalofríos por mi espalda.— ¿Y cómo sabes tú eso? — pregunté, tratando de mantener la compostura a pesar d
— Oh, sí, Violetta me lo mencionó una vez.— Respondí.— ¿Estás segura? Porque estoy segura de que él no me ha dicho nada al respecto.— Afirma ella.— Por supuesto que sí, Violetta. De otra forma, ¿cómo lo sabría?— Indagué.— Hmm, supongo que tienes razón. Tal vez simplemente lo olvidé. Gracias por recordármelo, Alicia.[...]Aún no podía creer lo imprudente que había sido la noche anterior. Me faltó poco para exponerme al gritar en medio del restaurante, pero por otro lado, sabía que había actuado por instinto. No podía permitir que nada malo le pasara a Harry; una reacción alérgica a la nuez podría ser mortal para él.Me sentía frustrada por lo descuidado que podía ser Harry con su salud. Nunca se preocupaba por seguir una dieta adecuada o por sus propias alergias. Recordaba los tiempos en que éramos novios, cuando siempre era yo quien lo cuidaba y vigilaba lo que comía.Esta mañana, decidí reunirme con el detective. No podía entender cómo no tenía noticias sobre mi hijo. Llevaba más
— Oh, te encantó, Alicia. Después de todo, acabas de admitir que te encantan mis manos.— Pronuncia arrogante— ¡Jamás seré tu amante! ¡Ya tienes a Estefanía, así que lárgate de aquí!— Interesante... parece que tu negativa solo me enciende más, ¿no crees? Parece que disfrutas provocarme.— ¡Basta, Harry!. ¡Vete ahora mismo antes de que llame a seguridad!—¡Es mi mansión, Alicia y todo lo que hay aquí es mío, incluyéndote!—¡Eres un...!Mi mente estaba llena de furia y confusión mientras me preparaba para lanzar un insulto hacia Harry, pero antes de que pudiera articular una sola palabra, él se acercó a mí de manera intimidante. Antes de que pudiera reaccionar, sus labios se apoderaron de los míos con una fuerza irresistible. La sensación de su boca sobre la mía era abrumadora, sus labios dominantes y exigentes, haciéndome estremecer contra mi voluntad.En un instante, Harry apartó mis manos que instintivamente habían cubierto mis pechos, exponiéndome completamente ante él. Me sentí vu
— Es mío.— Parece muy valioso.— Comenta— Es de mi ex novio, Hernán. Me lo regaló hace años.— ¿Y aún lo conservas?— Inquiere — Coqueteas con Bruno y conmigo y conservas regalitos de tu noviecito.— ¡No tienes derecho a reclamar nada cuando tienes varias amantes!— Espeté — Eres un cínico, Chrysler.—Qué curioso, tu ex tiene la misma costumbre que yo: entregarle un collar en forma de H a las mujeres que considero que me pertenecen— comenta Harry mientras se acerca a mí hasta acorralarme contra la piscina.—Pero sabes, bonita, yo te obsequiaría joyas mucho más valiosas que esta baratija.Siempre me llamaba "bonita" de forma cariñosa, mientras que yo apenas le decía "bonito" en privado. Solo entre nosotros dos me permitía mostrar mi cariño, ya que frente a los demás mantenía una imagen fría y arrogante. Sin embargo, conmigo era siempre tan amoroso, y eso es lo que más extraño. Anhelo que todo vuelva a ser como antes.Las emociones se agolparon en mi pecho, incapaz de contener mis lágrima
— Primero debo decirte la verdad: yo conozco a Harry desde los diecisiete años. Fuimos novios y nos amamos muchísimo. Lo amé con toda el alma y tuvimos un hijo juntos.Me percaté de la sorpresa en la mirada de Bruno; sus cejas se alzaron ligeramente y sus ojos se ampliaron, evidenciando su sorpresa ante mis palabras. Era claro que mi revelación lo había tomado por completo desprevenido.— ¿Qué? ¡¿Cómo es posible?! — Bruno exclamó, su voz mezclando incredulidad y desconcierto.— Lo sé, suena increíble, Bruno, pero es la verdad. — Respondí, sintiendo la necesidad de explicarme con más detalle.— Pero, ¿por qué nunca nos lo dijiste? ¿Por qué ocultaste algo así? — Bruno preguntó, su tono denotando una mezcla de confusión y decepción.— Lo siento, Bruno. Fue un capítulo de mi vida del que no estaba lista para hablar. — Mi voz temblaba ligeramente, consciente de que mi pasado estaba ahora en plena luz.— ¡Harry es un miserable, te abandonó a ti y a tu hijo!— Exclamó él.— Es más complicado,
HarryFinalmente, Alicia accedió a ayudarme y nos dirigimos a mi oficina. Allí, le mostré la maqueta del proyecto que tanto me emocionaba. Cada uno de mis proyectos despertaba en mí una pasión indescriptible, y al comenzar a explicarle los detalles, noté cómo Alicia prestaba atención con gran interés. Mientras yo hablaba, su mirada estaba fija en mí, absorbida por cada palabra que salía de mis labios. Mientras tanto, Violetta parecía aburrirse de escucharme, pero Alicia permanecía completamente dedicada a lo que decía.En esos momentos, me encontraba sumergido en una cascada de pensamientos. ¿Por qué no conocí a Alicia antes de casarme? ¿Qué habría pasado si nuestras vidas se hubieran cruzado en un momento diferente, cuando éramos más jóvenes? Y entonces, me preguntaba por qué ella no pertenecía a una familia adinerada. Si Alicia fuera heredera de alguna fortuna, quizás mi padre la habría aceptado como mi esposa sin dudarlo. Pero la realidad era que su padre, Carlos Montero, era un ho