Sofía.
Mientras esperaba en el vestíbulo de la Torre Nikolaus, cede central de Nikolaus L.G. Electronic, para tener una oportunidad para hablar con la jefa del departamento de IMASD, del grupo Nikolaus, y esposa del CEO, recordaba cómo había llegado allí, y los obstáculos que aún se me iban a presentar.
Cuando al día siguiente, tras dormir en mi viejo Toyota, cerca del gimnasio, que hace dos años Vicky y yo solíamos asistir, para practicar autodefensa israelí, el Krau Magan, me desperté con la noticia que mi amiga había sido descubierta por una de las vecinas que había ido temprano a correr, la policía había certificado su muerte, y comenzaban las investigaciones.
El dolor que sentía se me agudizó aún más, así como los sentimientos de venganza. Cuando el gimnasio abrió, entré vestida como para entrenar, y tras entregar mi carnet a una sorprendida recepcionista, que le asombraba que después de un año pagando mi suscripción, sin asistir, al final había aparecido.
Fui de los más natural, me dirigía a mi taquilla, y allí vi como al fondo, bajos varias toallas, y ropa de deporte nueva sin estrenar, había dos bolsas negras de deporte, una más grande que la otra.
No miré en su interior, por el contrario, realice mi sesión de entrenamiento, de hora y media, y tras ducharme coloque las dos bolsas dentro de la gran bolsa de deporte que había llevado, vaciando en el interior de la taquilla toda la ropa sucia, que había colocado en esa enorme bolsa, durante mi viaje desde hidalgo, pensaba lavarla cuando estuviera en casa junto a mi mejor amiga, ya daba igual, ahora lo importante era cumplir mi promesa, y vengar a Vicky.
Fue así como salí del gimnasio sin que nadie se extrañara, de que no llevara algo diferente a como había entrado. Me duché, y me cambié con la ropa de deporte nueva que mi inteligente amiga me había dejado, así que sonriente, con aspecto de tener algo cansado, salí del gimnasio y me dirigí a mi coche.
Tras conducir, unos kilómetros fuera de Cleveland, en unos de los restaurantes de desayunos que hay en la carretera, desayune. Y me acerque a alquilar una habitación en el motel que estaba enfrente del restaurante de carretera.
Ya en la habitación abrí la bolsa grande donde se encontraban las dos bolsas negras que Vicky me había dejado en el gimnasio. La pequeña contenía discos duros de ordenador, y otros objetos electrónicos, que yo desconocía. La segunda tenía una especia de estuche negros, varios informes de tres carpetas, que yo ni entendía, y tres pendrives, un laptop, y finalmente tres diarios, donde había miles de formula, y ecuaciones matemáticas que me parecían de otro idioma.
Encendí el laptop, y probé el diferente pendrive que había en él, el segundo sólo tenía un único archivo, donde había tres documentos en P*F y un video. Al abrirlo, la preciosa cara de mi querida Vicky salió sonriendo, como siempre la iba recordar.
- “Hola Jessica Jones”- mi corazón tembló cuando oí como me llamaba mi amiga, Jessica Jones, era una de las super heroínas que más me gustaba, era mal humorada y fuerte, pero con un gran espíritu de la justicia, yo la llamaba capitana Marvel, por su mente prodigiosa que le hacía hacer cosas increíbles. –“Si estás viendo esto es que he sido descubierta al fin, y ahora como han hecho con muchos, han acabado conmigo. No te sientas más, o no me llores mucho tiempo, porque el tiempo es importante, los responsables de esto es una célula terrorista llamada Célula Carmesí. Hay muchas más cosas que debes saber, pero para entenderla necesitaras ayuda, y sólo se me ocurre una persona, que desde luego es mucho más inteligente que yo, Samary Nikolaus. Ella te ayudara, como me ha ayudado a mí, en mis proyectos muchas veces. Pero lo que es más importante, es lo que hay en el estuche pequeño negro. Esa en el arma verdadera, que te servirá, para acabar con lo que pretende la célula Carmesí. Te he elegido para que ejecutes este plan, porque sé cómo eres, y hasta donde puedes llegar, solo confió en ti, mi Jessica Jones, tú, y tus locuras, tu forma de ser y las habilidades que tienes, sabrás como arreglártelas. Recuerda que te quiero, Jessica Jones. Has sido una gran amiga, como una hermana, tu Miss Marvel, se queda aquí, pero tú debes seguir adelante, muchas vidas dependen de que triunfes, y sé que lo harás. Confió en ti”- dijo y así acabó el video.
Las lágrimas me rodaban cuando finalizó el video, y el dolor intenso casi no me dejaba respirar, pero aun así abrí el pequeño estuche negro, dentro había una especie de pistola intercutánea, como las que usan en el ejército para vacunara a la tropa, en los años 40, más tarde descubrieron que era perjudicial y contaminante, usar la misma aguja en dos personas diferentes.
También había una carta con instrucciones, donde ponía que debía inyectarme el contenido en el antebrazo, que no me preocupara, estaba preparado para que mi cuerpo no lo rechazara, y que se colocaría entre las dos capas de mi piel.
Al principio dudé, pero recordé la sonrisa de mi amiga, que ahora estaba en el inicio de ese video, y sin dudarlo, mirando la grabación donde la cara sonriente de Vicky me miraba paralizada en su imagen, me inyecté, con esa pistola, el contenido de la misma dolió levemente el pinchazo, y después nada.
Es por eso por lo que ahora me encontraba allí en medio del vestíbulo, al no tener cita, las recepcionistas, no me había dejado pasar, y permanecí allí, no deseaba darme por vencida. Cuando ya no sabía que hacer, una idea llegó a mi cabeza. Busqué en mi bolso el móvil de mi amiga, no sabía si funcionaba o no, o si al menos estaría cargado, pero sorpréndeteme encendió.
Tenía contraseña, pero algo me decía que, si Vicky lo había escondido para que yo lo encontrara, yo debía de saber, en teoría, cuál era su contraseña. Una mente privilegiada como la de ella, no podía dejar nada al azar.
A mi mente vinieron cinco fechas, mi cumpleaños, su cumpleaños, el día que nos conocimos, y aunque parezca estúpido, los días que ella y yo, perdimos la virginidad, sólo tenían un día de diferencia.
Ese era un dato que siempre contábamos como anécdota entre nosotras, porque fue muy gracioso, al igual que decepciónate. Siempre que alguien nos decía porque no teníamos novio, las dos decíamos lo mismo, porque, primero, no valen la pena, segundo, porque, no cumplen donde deben de cumplir, y tercero, porque tenemos mal gusto, ya que la dos perdimos la virginidad con el mismo chico, el cual había hecho una apuesta de que conseguiría estar con las dos, en dos días diferentes, sin que nosotras lo supiéramos.
Lo primero lo consiguió, y de manera muy vergonzosa, ya que fue consecutivo, primero fue mis Marvel, y luego yo, al día siguiente. Pero en cuanto a no descubrirlo, no se tardó nada, sólo lo que tarde yo en llegar a la habitación, tras el desastroso acto, que no me gustó nada.
Hoy en día, ese estúpido, debe de estar aun con tratamientos de fertilidad, para saber si se recuperara, tras la agresividad que se llevó, en cierta parte de su cuerpo, por la parte de ambas, cuando lo descubrimos.
Probé esas dos fechas, primero la de Mis Marvel, y luego la mía, y justo esa fue la que funcionó. Después de eso fue fácil, busque el número de la señora Nikolaus, y le envíen un mensaje de W******p, diciéndole que Vicky había muerto, pero que antes de morir me dejó algo para ella, y que estaba en el vestíbulo de la Torre Nikolaus, esperando para entregárselo.
No tardó ni diez minutos en venir a buscarlo, apareció rodeada de varios hombres de negro, vestida con una bata blanca, y su largo pelo rubio recogido, tenía unas gafas, pero al moverse vi que no tenían graduación, esa mujer usaba gafas, o bien por manía, o porque le hacía parecer aún más interesante, sus ojos eran preciosos, pero lo que más me sorprendió, fue lo que me dijo, que me dejó paralizada.
- “Eres Sofía Martínez ¿verdad?”- yo asentí, no podía hablar- “Bien te estaba esperando.”- ella debió de ver mi cara de asombro, y por ello respondió, sonriendo con una sonrisa que la hizo parecer aún más atractiva. –“Supe del asesinato de mi querida compañera, y ella ya me había avisado que, si alguna vez le pasaba algo, Sofía Martínez aparecería, que debía escucharte, y recoger lo que me ibas a dar”- sin poder evitarlo una lagrima corrió por mi mejilla.
La promesa que le había hecho a mi mejor amiga comenzaba a cumplirse.
Vermont. - “Sargento según las últimas pruebas, queda confirmado, que Harry Morris, alías Degollador, está implicado en el robo de la calle cincuenta dos, y es posiblemente que sea el responsable de la muerte de George Burton.”- mire al detective Cooper, mientras me hablaba. - “Me lo sospechaba, ¿Qué ha dicho el fiscal del distrito de las pruebas que le hemos enviado? ¿Cómo va la petición al juez para el registro de la casa de la madre del Degollador?”- pregunté. - “Dice que con lo que hemos descubierto, tendrá la orden en quince minutos.”- dijo sonriendo Cooper. - “Se ve que quiere cerrar el caso pronto, normal, este asesinato ha molestado a muchos de la junta de vecinos de la zona, no quiere, que, con las elecciones a la vuelta de la esquina, se le escapen esos votos.”- dije sonriendo burlón. Llevó más de cinco años como policía en Nueva York, es mi segundo destino, después de que salí de la academia. Me costó mucho cumplir mi sueño, por eso llegué a la academia después de acab
Sofía. - “Veo que lo que me traes es muy grave, todavía me toca analizara el contenido de los discos duros, y más información que has traído, pero veo que la doctora Milton hizo un trabajo exhaustivo, quizás demasiado, si hubiera sido un poco más precavida, no la hubieran descubierto. Y ahora estaría viva.”- dijo Samary, acompañada de otra bella mujer, que se me había presentado, como Valerie Martin, ejecutiva responsable del departamento de relaciones públicas, y eventos de las empresas Nikolaus L.G. Electronic. Entre los cuadernos de Vicky, también se la nombraba como posible sujeto, para acceder a la doctora Nikolaus. Ya que han sido amigas toda la vida. No me enfadó el comentario de la doctora Nikolaus, al contrario, yo también pensaba lo mismo, no entendía por qué mi mejor amiga se había metido en esto tanto, que acabó perdiendo la vida, a manos de unos malditos asesinos. - “Para ayudarte a solucionar esto, debemos llamar a nuestros maridos, ellos sabrán que hacer…”- las
Sofía. Tras la información que mi mente tuvo que registrar de los que los había contado Samary en el salón, tuve que salir de la mansión, a pasear por el jardín. No me sentía muy a gusto con el papel que iba a desempeñar en todo esto, no me sentía una heroína, ni el arma definitiva, como me había llamado Samary. Vamos que yo no era Leeloo, la protagonista del Quinto Elemento, pero tras las explicaciones de Samary de porque sólo yo podía hacerlo, todo me quedó claro, y me sentía aún más angustiada. Al parecer, la que iba a convertirse en la salvadora del mundo era mi querida Vicky, ya que el microchip que llevaba yo implantado era biológico, y estaba, hecho para que reaccionara con un tipo de sangre, el suyo. Por suerte, o por desgracia, cuando estudiamos descubrimos que ella y yo, teníamos el mismo tipo de sangre, de hecho, ella tuvo que donarme sangre cuando, en el tercer año de carrera, cometí la estupidez de subirme a una moto de un amigo, y sufrimos un accidente, desde ese m
Vermont. -“Y así están las cosas, tú decides si quieres llevarlo a cabo, pero como policía sabes que lo que nos traemos entre manos es algo muy peligroso, y sinceramente, por la pruebas que ha analizado mi esposa, hay más de un implicado en esto, sin conocer los nombres, te puedo decir que llega hasta la propia Casa blanca, y si nos equivocamos a quien pedir ayuda, no sólo la vida de esta muchacha corre peligro, sino la de millones de personas, yo intentaré usar mis contactos para buscar gente que nos ayuden, que sean gente de fiar, pero que desconozcan parte de lo que está sucediendo. Además de que las empresas de tu familia están siendo utilizadas por estos terroristas, por ser las empresas que más aporta estos tipos de misiles, al Pentágono y a otros países europeos. Con la guerra de Ucrania en Europa, esto es peligrosos, uno de estos misiles se pude volver contra cualquier país aliado, o contra nosotros mismos.”- me dijo Dante mientras mirábamos las pruebas esparcidas por la mesa
Sofía. - “Tienes que entenderlo esta es la única solución. Por inconvenientes del destino, ambos estáis afectados, y ambos tenéis algo que perder. Vermont siempre ha querido ser policía, antes que CEO, lucho mucho para lograrlo, y en cierta forma se enfrentó a su familia para conseguirlo, aunque se llevan muy bien, esa sensación de defraudar a sus padres, por no seguir el camino que ellos querían para él, siempre ha estado ahí, como un peso, mientras él hacía lo que más le gustaba. En cierta forma, que Vermont sea un policía, os viene bien a los dos, para descubrir quién está detrás de todo esto, aparte de las personas que descubrió tu amiga.”- me dijo Valeria ante ni objeción a casarme con una motorista, sinvergüenza y aprovechado, con una mirada que parecía que te desnudaba, sin tan siquiera tocarte. - “No lo entendéis, yo en tres semanas tengo que estar en un master. No puedo faltar o debo volver a México, mi visado no me permite faltar.”- les dije. - “Y estarás, tenemos tres
Sofía. - “¿Qué tipo de contrato?”- pregunté. - “Uno donde los dos conozcamos los límites de este falso matrimonio.”- me dijo mirándome con intensidad. - “No será falso, nos casaremos de verdad, según esas dos controladoras, para que no pueda mentir, y no me sonroje.”- le dije hablando como una tonta, intentado explicar lo obvio. - “Si, pero, eso no quiere decir que lleguemos a acuerdo para que no haya confusiones, la primera condición que yo pondré, es que no te enamores de mí.”- casi me atraganto cuando oí lo que me dijo ese imbécil. - “¿Qué has dicho?”- dije en un murmullo, muy parecido al gruñido que hace un lobo antes de atacar mortalmente. - “Comprendo que te será difícil, pero soy una persona que dejo siempre las cosas claras desde el principio, no me gustan la relaciones, huyo de ellas, como de la peste, así que siempre dejo claro que no quiero amor, así que, con más razón, te lo aclaro para que más adelante no te lleves decepciones.”- dijo haciendo que la sangre me
Narrador: A la mañana siguiente, Vermont y Sofía, se reunieron en el despacho del señor Nikolau, Demonio, para intentaban concretar las cláusulas del contrato que definiría su matrimonio, después de una noche de sueños, y algunas lamentaciones. Tenían que hacerlo deprisa ya que la boda se celebraría dos horas después. Finalmente, mientras, después de llegar a acuerdos de para increíble, lo firmaban los dos delante de los abogados que los representaban a ambos, a muchos kilómetros de allí, en las oficinas de Cornell Industrie, Andrew Cornell, CEO de la empresa, y Cotton Macferson, su ayudante, estaban preocupados, porque aún no habían encontrado la pruebas, que esa m*****a de Vicki Milton había escondido. - “Debes saber dónde la escondió, recuerda que la célula no se anda con chiquitas, si creen que los hemos traicionado, o que no podemos cumplir con la misión, se desharán de nosotros rápidamente.”- se quejó Andrew. - “Lo se señor, pero por mucho que la torturamos, esa mujer n
Vermont. - “Es por eso que te voy a pedir una excedencia, por un largo tiempo”- le dije a la única persona que sabía que no estaba metido en todo esto, mi jefe y mentor Charly Carson. - “Eso no es una excedencia seguirás trabajando, pero la tramitaré como tal, ya luego se te pagara con retroactividad, cuando se descubra todo. Pero ¿Y no crees que esto deben saberlo nuestros superiores? Es algo muy peligroso, de suma gravedad”- preguntó mi jefe. - “Eso fue lo primero que pensé, cuando me relataron la historia, hasta que vi la pruebas que la científica asesinada, Vicki Milton, había recopilado, por lo visto tienen gente infiltradas en todos los estamentos, y desde luego que los hay en la policía de Cleveland, en el gobierno, en el ejército, llevan años y años preparando este ataque, y algunos más creando esos microchips, desde mucho antes del ataque de las torres gemelas. Lo tenían todo calculado al milímetro, lo que no esperaban era que una científica, los descubriera, y se dedicar