Sofía.
- “Veo que lo que me traes es muy grave, todavía me toca analizara el contenido de los discos duros, y más información que has traído, pero veo que la doctora Milton hizo un trabajo exhaustivo, quizás demasiado, si hubiera sido un poco más precavida, no la hubieran descubierto. Y ahora estaría viva.”- dijo Samary, acompañada de otra bella mujer, que se me había presentado, como Valerie Martin, ejecutiva responsable del departamento de relaciones públicas, y eventos de las empresas Nikolaus L.G. Electronic.
Entre los cuadernos de Vicky, también se la nombraba como posible sujeto, para acceder a la doctora Nikolaus. Ya que han sido amigas toda la vida. No me enfadó el comentario de la doctora Nikolaus, al contrario, yo también pensaba lo mismo, no entendía por qué mi mejor amiga se había metido en esto tanto, que acabó perdiendo la vida, a manos de unos malditos asesinos.
- “Para ayudarte a solucionar esto, debemos llamar a nuestros maridos, ellos sabrán que hacer…”- las interrumpir, no me parecía adecuado.
-“No creo que eso sea prudente, no sé quién es esa célula Carmesí, ni quién pertenecen a ella, lo que sí sé es que yo conocía a mi mejor amiga, y si hubiera habido una oportunidad de avisar a las autoridades con las pruebas que tenía , lo hubiera hecho, si no lo hizo, y decidió acudir a ti, señora Nikolaus, es por algo, no sé exactamente la causa, pero las personas que conozcan de esto, deben de ser de la máxima confianza, no deseo ver más muerte, tuve que borrar mi vida junto a mi amiga, para que no me relacionaran con ella, incluso llevaba dos años viviendo en México, y acaba de llegar, tengo miedo de que si investigan estas personas, y ven que regresé a Estados Unidos, el mismo día que asesinaron a mi amiga, puedan sospechar que yo tengo las pruebas de lo que pretenden hacer.”- ambas se miraron, y luego me miraron a mí.
- “No te preocupes, somos expertas en crear cuartadas que justifiquen cosas, que más adelante te servirán, podemos borra tu entrada a este país, como si nunca hubieras venido, y darte una nueva identidad, de hecho, creo que esto es lo mejor, y por lo que la Doctora Milton te envió a mi querida Batgirl.”- me dijo Valerie Martin, y por un segundo flipé.
- “¿Estaban hablando de superheroínas?, ¿En qué mundo friki me he metido?”- pensé.
Ellas debieron de ver mi cara de incredulidad, porque no pudieron evitar sonreír mirándose la una a la otra.
- “Pero lo primero es lo primero, trasladaremos todo esto a mi casa, a mi Batcueva, como la llama Vale, y desde allí llamaremos a nuestros esposos, confía en nosotros, esos dos no harán nada si no tienen la confianza en que va a salir bien, y en que las personas que nos van a ayudar son de confianza. Mientras te instalas en mi casa y te creo otra identidad, y preparo todo para que Constantine, y Bacon estén bien informados, con todos los detalles. “-
Es así fue como acabé en una gran mansión, estilo mediterráneo, que era la más bonita que había visto nunca, pensando en que me había metido, mientras miraba por la ventana de mi habitación, pensando cómo iba salir de esta. Había perdido todo, el mismo día que había regresado a todo, seguro que ya había perdido el trabajo del restaurante. En dos semanas y algunos días, tenía que presentarme a mi Master, como Sofía Martínez, y al parecer ya no me llamaba así, en dos horas, Samary, y gracias a sus habilidades tecnológicas, me había convertido en Isabel Rodríguez, también mexicana, exmodelo, y encargada de la sección política consular y derecho internacional de varias compañías, entre ellas, Nikolau L.G. Electronic. Aún faltaba pulir mi nueva identidad, pero eso se lo iban a dejar para cuando sus maridos regresaran hoy de viaje, por requerimiento de sus esposas.
Sinceramente me sentía como un puto muñequito de tela, pasando de mano en mano, sin control, ni voluntad sobre mi vida, y no ayudaba que no pudiera hablar por ahora con mi madre, hasta que mi nueva identidad fuera pulida.
Y se creía que yo una mujer bajita, curvilínea, de pelo ondulado negro, y ojos negros, con una piel lejos de ser la que llevaría una modelo, que se cuidaba todos los días, era justo eso, una modelo retirada, era impensable, esta parte de la historia debía cambiarse. Pero cuando se lo comenté a mis dos creadoras, mis doctoras Frankenstein particulares, ambas se rieron, y Samary me dijo.
- “No sabes de lo que es capaz de hacer Vale si se lo propone, es capaz de transformar al Jorobado de Notre Dame, en un top model de prestigio.”- me dijo la guapa científica.
Salí de mi habitación, para reunirme, con ellas, desde que había llegado a esa casa, hace dos días, no hacía sino jugar con los mellizos, hijos de Samary, además de la hija de Valerie, eran dos niñas, y un niño, muy activos, unos auténticos trastos, de sólo un año y ocho o nueve meses, que podría pasar perfectamente por unos bebes de anuncio, de lo guapo, e inteligente que eran, y sobre todo adorables, nada más conocerlo robaron mi corazón, los ame con locura.
Aparte de mi trabajo voluntario, y no remunerado, de niñera, que hacía con gusto, pese a las quejas de mis dos nuevas aliadas, me preparaba para mi nueva identidad. Mientras Samary se encerrada horas y horas a analizar la información que yo le había traído, Valerie, o Vale, que era como quería que la llamara, me enseñaba como debía caminar, comer, detenerme, incluso sentarse, una exmodelo, como maquillarme para favorecer a mi físico, y llevar esos vestidos tan aparatosos que debían de llevar las mujeres que alguna vez habían desfilado en la pasarela, sin que pareciera que usaba la ropa de mi prima, que era más delgada que yo. Decididamente prefería hacer de niñera, a someterme a esa tortura, aunque Vale tenía mucha paciencia conmigo, sabía que, en dos días, ni en un año, podía coger a un pato mareado con dos pies izquierdos como yo, y transformarlo en un cisne elegante, que tiene el arte de una bailarina de ballet.
Cuando llegué a la sala me sorprendió, porque allí no solo estaban mis nuevas amigas, sino dos hombres que podrían formar parte de una de las razones, por la que el hombre debería seguir poblando la tierra. Con especímenes como esos, procreando en la Tierra, entendía que la raza humana se mejoraría mucho, pero mucho, tanto, que pasaríamos a ser la raza más deseable del universo.
Ambos hombres tenían a sus hijos en sus brazos, y estos parecían entusiasmado de estar con sus padres, mientras sus padres mantenían cerca a sus mujeres, que los miraban ellos, con autentico amor. Fue en ese momento cuando comprendí porque esos bebes eran tan guapos, habían tomado lo mejor de los genes de sus soberbios padres, convirtiéndoles en esas adorables criaturas, que eran casi perfectas.
- “Sofía, esto son nuestros esposos, Bacon Martin, el esposo de Vale, y padre de la pequeña Kayla, y Constantine Nikolaus, mi esposo y padre de esos dos peligrosos terroristas, Niko y Samy Helena.”- me dijo Samary, acariciando la cara de sus hijos mientras sus maridos traba de que ella no se alejara.
- “Encantada señor Martin, encantada señor Nikolaus.”- dije algo avergonzada, era difícil para cualquier mujer heterosexual de este mundo mirar a esos super especímenes de hombre y permanecer tranquila, sin reaccionar, como una quinceañera delante de su ídolo musical.
Pero esto paso pronto, tras conocerlo, y que ellos consiguieran que sus hijos rebajasen la excitación de ver a sus padres, nos quedamos solos en el salón, cuando las cuidadoras de los pequeños futuros conquistadores de este mundo, se los llevaran a bañarse y a cenar, para acostarlos posteriormente.
- “Bien os pongo en antecedentes, e intentaré ser lo más concisa posible”- dijo Samary sacando su ordenador, y de una manera, que yo no entendí, envió la información del ordenado a la gran pantalla de televisión que había en la sala.
En segundos comenzó su explicación, que me ayudo a mí a descubrir en que peligroso mundo me había metido, o se había metido mi difunta amiga.
Al parecer, mi querida Vicky, trabajaba como jefa de proyectos, para la empresa Cornel Industries, referente en creadores de chip para misiles nucleares y no nucleares, guiados a distancia.
Mi amiga había descubierto que esta empresa en realidad estaba sostenida por fondos, que venían de unas empresas fantasma, que habían sido creadas por fortunas con posibles conexiones con la célula terrorista de armenia, llamada Carmesí. Ese nombre si lo reconocí, ya que lo había leído, cuando a mi amiga me había dado las instrucciones para que me inyectara, eso que estaba en la extraña pistola, y que sentía bajo mi piel cuando me tocaba la zona donde me lo había inyectado.
Esa célula tenía un plan que Vicky no puedo descubrir, pero, si los detalles que tenían que ver con unos nuevos microchips que habían creado, que tenían la peculiaridad de poder desobedecer la ordenen de abortar, si se le incluía un código como un orden determinado, esto fue descubierto, por varios científicos de la empresa, y al intentar saber por qué había pasado eso, ya que esa función era muy peligrosa, al no poder evitar cancelar un ataque, perdiendo el hombre el control sobre su misil. Pero, misteriosamente todos los que se había quejado, del supuesto error, fueron muriendo de forma extraña, o desapareciendo, la última que lo había hecho era mi amiga, aunque no sin antes de recopilar toda la información que podía, y crear lo único que bloqueaba ese microchip, convirtiéndose así el contraataque perfecto, ya que en delante de ese microchip que yo llevo implantado, se convertía los misiles, en simple trozos de metal, sin ninguno poder letal.
- “¿Y dónde está ese prodigio?”- pregunto el guapo señor Martin.
- “En el antebrazo de nuestra amiga, ella es ahora nuestra arma, ya que ese chip no necesita ser insertado en ningún lugar, con tan sólo aproximarse Sofía a eso misiles, o al panel de control que los controla, gracias a una magnífica obra de ingeniería bioelectrónica, que mi fallecida colega, la doctora Milton, ha creado, estos chips piratas se queman y no podrán volver a ser utilizados. Se puede decir, que ahora mismo Sofía García, alias Isabel Rodríguez, es nuestra arma definitiva contra los terroristas.”- todos me miraron y yo me sentí intimidada.
- “El problema está en que esto no puede salir a la luz, por lo que ha descubierto Batgirl, hay muchos espías infiltrados en los diferentes departamentos de la CIA, el FBI, y hasta en el Gobierno, o las fuerzas armadas, este ataque es a gran escala, y el más peligroso que hemos tenido, ya que ataca directamente a nuestra industria armamentística, y al propio Pentágono. Además de que por ahora sólo pretenden acceder a través de un solo grupo de empresa armamentística, ya que ellos sólo fabrican componentes para los misiles, pero si lo alertamos, buscarán otras empresas que les servirán para lo que están buscando, no sólo en Estados Unidos, si también en otros países.”- dijo la atractiva Vale.
- “¿Cuál es esa empresa?”- pregunto el señor Nikolaus, el más serio de los dos atractivos caballeros.
- “Una que ustedes conocéis muy bien, y a su futuro heredero, si deja ya su trabajo como policía, Wilson Weapons Technology”- dijo Samary.
- “¡¿Cop?!”- preguntó sorprendido el esposo de Vale.
- “Hay que ponerse en contacto con Vermont, que venga hoy mismo a casa, lo antes posible, esto es muy serio, y algo debemos hacer, pero ya”- dijo el señor Nikolaus.
Ni siquiera imagine que la inclusión de un nuevo aliado a este plan que comenzaba a formarse en la mente de la privilegiada Samary, iba a cambiar mi vida tanto, además de generarme tanta tensión. Aunque, por otro lado, estos últimos días nada parece, y mi vida se ha vuelto un puto chiste, así que prepararme para conocer a Vermont Wilson, no estaba en mis planes, y eso para mi salud mental fue un error, que lamentaría muchas más que la que cualquier mujer debe lamentar.
Sofía. Tras la información que mi mente tuvo que registrar de los que los había contado Samary en el salón, tuve que salir de la mansión, a pasear por el jardín. No me sentía muy a gusto con el papel que iba a desempeñar en todo esto, no me sentía una heroína, ni el arma definitiva, como me había llamado Samary. Vamos que yo no era Leeloo, la protagonista del Quinto Elemento, pero tras las explicaciones de Samary de porque sólo yo podía hacerlo, todo me quedó claro, y me sentía aún más angustiada. Al parecer, la que iba a convertirse en la salvadora del mundo era mi querida Vicky, ya que el microchip que llevaba yo implantado era biológico, y estaba, hecho para que reaccionara con un tipo de sangre, el suyo. Por suerte, o por desgracia, cuando estudiamos descubrimos que ella y yo, teníamos el mismo tipo de sangre, de hecho, ella tuvo que donarme sangre cuando, en el tercer año de carrera, cometí la estupidez de subirme a una moto de un amigo, y sufrimos un accidente, desde ese m
Vermont. -“Y así están las cosas, tú decides si quieres llevarlo a cabo, pero como policía sabes que lo que nos traemos entre manos es algo muy peligroso, y sinceramente, por la pruebas que ha analizado mi esposa, hay más de un implicado en esto, sin conocer los nombres, te puedo decir que llega hasta la propia Casa blanca, y si nos equivocamos a quien pedir ayuda, no sólo la vida de esta muchacha corre peligro, sino la de millones de personas, yo intentaré usar mis contactos para buscar gente que nos ayuden, que sean gente de fiar, pero que desconozcan parte de lo que está sucediendo. Además de que las empresas de tu familia están siendo utilizadas por estos terroristas, por ser las empresas que más aporta estos tipos de misiles, al Pentágono y a otros países europeos. Con la guerra de Ucrania en Europa, esto es peligrosos, uno de estos misiles se pude volver contra cualquier país aliado, o contra nosotros mismos.”- me dijo Dante mientras mirábamos las pruebas esparcidas por la mesa
Sofía. - “Tienes que entenderlo esta es la única solución. Por inconvenientes del destino, ambos estáis afectados, y ambos tenéis algo que perder. Vermont siempre ha querido ser policía, antes que CEO, lucho mucho para lograrlo, y en cierta forma se enfrentó a su familia para conseguirlo, aunque se llevan muy bien, esa sensación de defraudar a sus padres, por no seguir el camino que ellos querían para él, siempre ha estado ahí, como un peso, mientras él hacía lo que más le gustaba. En cierta forma, que Vermont sea un policía, os viene bien a los dos, para descubrir quién está detrás de todo esto, aparte de las personas que descubrió tu amiga.”- me dijo Valeria ante ni objeción a casarme con una motorista, sinvergüenza y aprovechado, con una mirada que parecía que te desnudaba, sin tan siquiera tocarte. - “No lo entendéis, yo en tres semanas tengo que estar en un master. No puedo faltar o debo volver a México, mi visado no me permite faltar.”- les dije. - “Y estarás, tenemos tres
Sofía. - “¿Qué tipo de contrato?”- pregunté. - “Uno donde los dos conozcamos los límites de este falso matrimonio.”- me dijo mirándome con intensidad. - “No será falso, nos casaremos de verdad, según esas dos controladoras, para que no pueda mentir, y no me sonroje.”- le dije hablando como una tonta, intentado explicar lo obvio. - “Si, pero, eso no quiere decir que lleguemos a acuerdo para que no haya confusiones, la primera condición que yo pondré, es que no te enamores de mí.”- casi me atraganto cuando oí lo que me dijo ese imbécil. - “¿Qué has dicho?”- dije en un murmullo, muy parecido al gruñido que hace un lobo antes de atacar mortalmente. - “Comprendo que te será difícil, pero soy una persona que dejo siempre las cosas claras desde el principio, no me gustan la relaciones, huyo de ellas, como de la peste, así que siempre dejo claro que no quiero amor, así que, con más razón, te lo aclaro para que más adelante no te lleves decepciones.”- dijo haciendo que la sangre me
Narrador: A la mañana siguiente, Vermont y Sofía, se reunieron en el despacho del señor Nikolau, Demonio, para intentaban concretar las cláusulas del contrato que definiría su matrimonio, después de una noche de sueños, y algunas lamentaciones. Tenían que hacerlo deprisa ya que la boda se celebraría dos horas después. Finalmente, mientras, después de llegar a acuerdos de para increíble, lo firmaban los dos delante de los abogados que los representaban a ambos, a muchos kilómetros de allí, en las oficinas de Cornell Industrie, Andrew Cornell, CEO de la empresa, y Cotton Macferson, su ayudante, estaban preocupados, porque aún no habían encontrado la pruebas, que esa m*****a de Vicki Milton había escondido. - “Debes saber dónde la escondió, recuerda que la célula no se anda con chiquitas, si creen que los hemos traicionado, o que no podemos cumplir con la misión, se desharán de nosotros rápidamente.”- se quejó Andrew. - “Lo se señor, pero por mucho que la torturamos, esa mujer n
Vermont. - “Es por eso que te voy a pedir una excedencia, por un largo tiempo”- le dije a la única persona que sabía que no estaba metido en todo esto, mi jefe y mentor Charly Carson. - “Eso no es una excedencia seguirás trabajando, pero la tramitaré como tal, ya luego se te pagara con retroactividad, cuando se descubra todo. Pero ¿Y no crees que esto deben saberlo nuestros superiores? Es algo muy peligroso, de suma gravedad”- preguntó mi jefe. - “Eso fue lo primero que pensé, cuando me relataron la historia, hasta que vi la pruebas que la científica asesinada, Vicki Milton, había recopilado, por lo visto tienen gente infiltradas en todos los estamentos, y desde luego que los hay en la policía de Cleveland, en el gobierno, en el ejército, llevan años y años preparando este ataque, y algunos más creando esos microchips, desde mucho antes del ataque de las torres gemelas. Lo tenían todo calculado al milímetro, lo que no esperaban era que una científica, los descubriera, y se dedicar
Sofía (alias Isabel). - “Tranquila mamá que no estoy atracando un banco, ni haciendo algo ilegal, … no tampoco estoy vendiendo mi cuerpo, ¿porque me dices eso?, simplemente que tengo un nuevo trabajo relacionado con lo que estoy estudiando. Es que me han aplicado el nuevo tipo Master, que se encarga que aprendas de manera práctica, trabajando supervisada por tu mentor, como delegada de relaciones públicas, y actividades políticas. Es por eso por lo que ahora recibirás mensualmente más dinero de mi sueldo, para que ni tú, ni la abuela tengan ningún problema.”- le decía a mi mamá por teléfono, mientras estaba sintiéndome fatal, como una maldita pecadora, al engañar a la mujer que le dio la vida. Algo me decía, o era mi conciencia culpable, que mi mamá no se creía nada de lo que le decía, e interiormente, agradecí que esto solo fuera una llamada, ya si mi mamá me viera la cara, sabría, como buena madre mexicana, que su única hija, la engañaba de manera descarada. Nunca, ni cuando era
Vermont. - “¡Maldito psicópata!, ¿no puedes ir más despacio?”- la oí gruñir, mientras la alzaba en mis brazos para bajar de la moto, como se haría con una niña pequeña protestona. Era a la tercera vez que se quejaba en los que llevamos de viaje, y cada vez que lo hacía usaba el leguaje cada vez más florido, sus quejas solían coincidir cuando me detenía para que ella descansara. Yo no tenía problemas, podía recorrer los setecientos cuarenta y dos kilómetros que había entre Nueva York y Cleveland, casi sin detenerme, llevo años montando en moto, prácticamente desde que me saqué el carnet, he hecho la ruta 66 en mi moto, dos veces en mí vida, y en mis dos primeros años como policía, pertenecí a la policía motorizada del Maryland. Mis posaderas están más que curtidas, pero las deliciosas curvas, de salva sea la parte, de la Jessica Rabbit de bolsillo, no tiene la misma suerte. Sin contar que, durante el trayecto, esa femme fatale portátil, se ha agarrado tan fuerte a mí, que debo ten