Sofía (alias Isabel). - “Tranquila mamá que no estoy atracando un banco, ni haciendo algo ilegal, … no tampoco estoy vendiendo mi cuerpo, ¿porque me dices eso?, simplemente que tengo un nuevo trabajo relacionado con lo que estoy estudiando. Es que me han aplicado el nuevo tipo Master, que se encarga que aprendas de manera práctica, trabajando supervisada por tu mentor, como delegada de relaciones públicas, y actividades políticas. Es por eso por lo que ahora recibirás mensualmente más dinero de mi sueldo, para que ni tú, ni la abuela tengan ningún problema.”- le decía a mi mamá por teléfono, mientras estaba sintiéndome fatal, como una maldita pecadora, al engañar a la mujer que le dio la vida. Algo me decía, o era mi conciencia culpable, que mi mamá no se creía nada de lo que le decía, e interiormente, agradecí que esto solo fuera una llamada, ya si mi mamá me viera la cara, sabría, como buena madre mexicana, que su única hija, la engañaba de manera descarada. Nunca, ni cuando era
Vermont. - “¡Maldito psicópata!, ¿no puedes ir más despacio?”- la oí gruñir, mientras la alzaba en mis brazos para bajar de la moto, como se haría con una niña pequeña protestona. Era a la tercera vez que se quejaba en los que llevamos de viaje, y cada vez que lo hacía usaba el leguaje cada vez más florido, sus quejas solían coincidir cuando me detenía para que ella descansara. Yo no tenía problemas, podía recorrer los setecientos cuarenta y dos kilómetros que había entre Nueva York y Cleveland, casi sin detenerme, llevo años montando en moto, prácticamente desde que me saqué el carnet, he hecho la ruta 66 en mi moto, dos veces en mí vida, y en mis dos primeros años como policía, pertenecí a la policía motorizada del Maryland. Mis posaderas están más que curtidas, pero las deliciosas curvas, de salva sea la parte, de la Jessica Rabbit de bolsillo, no tiene la misma suerte. Sin contar que, durante el trayecto, esa femme fatale portátil, se ha agarrado tan fuerte a mí, que debo ten
Sofía (alias Isabel). - “Recuérdalo antes de entrar, mis padres no deben saber el verdadero motivo de nuestro matrimonio, en especial mi madre, tienen que pensar que nos amamos…”- me decía Vermont mientras, nos deteníamos a un momento en la gran avenida que llevaba a la enorme propiedad de los Wilson, pero cuando oí la palabra amamos, tuve que interrumpirle. - “¿Amamos? ¿Estás loco? No soy muy buena actriz, y eso es como pasar de interpretar un papel en un teatro escolar, a representar Sueño de una noche de verano en un teatro de Broadway, me suena falso, hasta para mí.”- le dije golpeado su hombro sentado detrás de él en la moto. Él colocó la pata de la moto y se bajó de ella, mientras yo continuaba sentada en mi asiento. Pensé que, tras quitarse el casco, me miraría y me ayudaría a bajarme de esa monstruosidad, para poder intentar caminar algo, si podía, porque en estos momentos, mi trasero, o se había dormido, o literalmente había huido al sentirse injustamente tratado, ya que
Vermont. - “¿Qué …? ¿Qué mierda está pasando? ¿También hay recepción?, ¿Cómo? ¿Es que estas emparentado con la realeza o algo?”- dijo sorprendida la ya furiosa, nerviosa y molesta Jessica Rabbit, y al verlos a todos lamenté por un lado que mi diversión con cierta diva mexicana se hubiera acabado. Me encanta ver la furia de esos ojos transformarse en segundos en fuego, para luego volver a relampaguear avisándome que mi integridad física esta más que en peligro, Sofía Martínez era los más cercano a jugar a la ruleta rusa con un arma cargada, pura adrenalina. Pero ante esto lo que teníamos delante, Sofía no podía luchar. Ella no sabía qué representaba este espectáculo, pero yo sí, y aunque fuera mentira, me sentía derrotado, porque mis padres celebraban su triunfo sobre lo que creían que había sido una época rebelde de su único hijo, el regreso del hijo prodigo, tras siete años, de buscarse a sí mismo, volvía para cumplir con sus obligaciones con su familia. Aunque si lo pensaba b
Sofía (alias Isabel).- “Hola mi preciosa nuera, mi hijo me ha hablado mucho de ti, yo y mi esposo te debemos mucho, como madre, algún día lo entenderás, espero que sea más pronto que tarde claro. Pero, en fin, al menos has hecho que mi Vermy deje ese horrible trabajo, y ayude a su padre en las empresas de la familia, ya por eso te adoro.” - me dijo la que legalmente es mi suegra, mientras me abrazaba y me besaba, al principio la verdad fue como un shock para mí.Esto unido a la vergüenza que el estúpido de He-man me había hecho pasar, besándome delante de sus padres, mientras me llevaba en brazos, se había convertido en el momento en el que más vergüenza había pasado en toda mi vida.Aunque por las palabras de alegría que había oído en la madre de Wilson, me di cuenta de que, al contrario que lo que me había dicho el estúpido Wilson, sobre su madre, ella estaba encantada de que su hijo fuera tan abiertamente descarado con su esposa, que no le importara que ni el servicio, ni sus padr
Sofía (alias Isabel).- “¡Maldito gilipollas, controlador!”- pensé, sin darme cuenta de que mis labios habían trasmitido literalmente, lo que pensaba mi mente, y todo en un susurro que él escucho claramente.- “Me alegra señora Wilson que se sienta tan bien en su nueva casa, que nos y corte en expresar lo que siente, pero controle esa agradable opinión que tiene de mí, al menos delante de sus suegros, déjelo para cuando estemos solos, en nuestra habitación. Deseo, más que usted, que este himpas en mi vida, pase lo más rápido posible, no estoy para discusiones familiares o maritales, y menos con una bruja arpía de lengua viperina.”- me dijo aún sin mirarme, mientras caminaba por el vestíbulo de la mansión, en dirección a un enorme y precioso salón.Yo casi no pude apreciar la belleza del lugar, mientras me tragaba la ira que había sustituido al deseo, en mi mente sólo se veían imágenes de cómo le iba hacer pagar al estúpido haberme llamado bruja arpía de lengua viperina, y cada una de
Sofía (alias Isabel). - “¿Me das tu aprobación?”- le dije a Vale cuando estaba totalmente vestida y maquillada, mirando al móvil en nuestra videollamada a tres. La verdad es que desde que Vermont me dijo lo que para su madre significaba una reunión entre amigos, me quedó claro que iba a necesitar del asesoramiento de mi hada madrina, Valerie Martin. Es verdad que llevaba dos semanas de aprendizaje exprés de cómo ser una exmodelo con gusto y clase, pero, aun así, recibir indicaciones de mi cualificada profesora, no me venía mal, nada mal. Sobre todo, después de lo que me había dicho Vermont, para después desaparecer hasta ahora, y nos saber de él, ya que se fue a su baño. Habéis oído bien dije “su baño”, ya que, aunque tuviéramos una sola habitación, y una sola cama, para la comprensión, incomprensible para mí, de la gente rica y millonaria, ambos debíamos tener, por lo visto, dos baños, unos para cada uno. De hecho, yo accedí al mío, a través de mi vestidor. Esto es algo nuevo qu
Sofía (alias Isabel). Delante de mí, estaba el hombre en esmoquin más guapo que había visto nunca, James Bond al lado de este hombre, vestido así, era un aprendiz a guaperas. Era hasta injusto que ese cuerpo musculado cubierto con esa tela de hombre civilizado, lo hiciera ver aún más peligroso, que, con la ropa de rebelde sin causa, tipo motorista, como casi siempre lo había visto vestido yo. Sobre todo, porque yo sabía lo que se ocultaba debajo de ese traje, en especial la dureza de sus músculos, ya que los había sufrido, durante las largas horas, que había estado pegada a su espalda, y agarrada a su fuerte cintura, durante nuestro loco viaje en moto, hasta Cleveland. - “Recomponte, Sofía y deja de jadear como una perra en celo, joder.”- me dije a mi misma, con ese mi maldito mal hábito, de hablar en alto. Fue en ese momento, cuando él se dio cuenta que yo estaba ahí, y me miró, puedo decir cuando fue justo el momento en que el sargento de policía, Vermont Wilson, fue cogido con l