Narrador: - “Señor ya está todo listo, el almacenamiento de los misiles se ha realizado con éxito. A partir de la semana que viene comenzará el reparto hacia los diferentes hilos así que estamos a pocos días de conseguir nuestro objetivo, nuestra gran venganza se acerca.”- le dijo uno de sus colaboradores a Andrew Corneld. - “¿Se sabe algo de Macferson?”- preguntó de nuevo el CEO de Corneld. Hacía más de veinticuatro horas que no sabía nada de su asistente, y eso era algo más que preocupante, muchas cosas podían irse al traste, si lo que él suponía, se estuviera llevando a cabo. - “No, Sayyid , aún nada”- dijo agachado la cabeza el jefe de sus escoltas, y segunda mano derecha de Andrew. - “¿Se puede saber qué es lo que estáis pensando?, necesito que lo localicéis, pero ya, pagamos millonadas por tener informantes, ¿y nadie me puede decir nada?, asegúrate que encuentren a Macferson, y si no elimínalos a todos, no necesitamos a personas tan incapaces en la célula.”- sentenció Andre
Vermont. - “No solo pone que en dos horas todo esto va a explotar, también ha mandado a localizarme para llevarme con él, podemos correr el riesgo, de que todo esto se descubre antes de tiempo, y decidan activarlo todo de golpe, sin darnos tiempo a nada.”- dijo Sofía, en cuanto lo vi supe lo que tenía que hacer. Respiré dos segundos para, aceptar lo inevitable, estaba claro que, si tenía que elegir entre mi vida y la de ella, siempre elegiría la de ella. - “Solo hay una forma, y es darle a Corneld lo que quiere.”-sentencié mirando a mis amigos para que comprendieran lo que quería decir, ellos simplemente asintieron, mientras a nuestro alrededor nuestras mujeres nos miraban esperando que explicara lo que acabas de decir. Pero sabían, que no podía revelar todo, ya que sí mi esposa sabía lo que iba a ocurrir, muy probablemente, no me dejaría ir. Es más, conociéndola, ella sería la que se ofrecería voluntaria por encima de todo. Cosa que no podía hacer debido a que ella era nuestra a
Sofía (alias Isabel). Las lágrimas me caían en cascada por las mejillas cuando lo sentía alejarse de mí, entre lágrimas pude ver cómo desaparecía, por una de las puertas laterales del gran almacén, ese maldito hombre se había ido y me había dejado, con el corazón encogido, pobre de él que no cumpliera sus promesas, nunca se lo iba a perdonar. - “Recuérdalo bien, He-man me lo has prometido, no puedes romper esta promesa.”- Le dije en alto a la puerta que acababa de cerrarse, para llevarse tras él a mi único amor. Bajé las escaleras para reunirme con las chicas, y me sorprendí por verlas también arrasadas por las lágrimas. No hizo falta que preguntara qué había pasado, su cara es un fiel reflejo de la mía. Y como ellas, la angustia, el miedo, y el dolor por la posible pérdida, nos tenía paralizada. - “Tengo que cumplir una misión lo he prometido, debemos proseguir. Él va a cumplir su promesa y va a volver, yo debo cumplir la mía.”- dije en alto más para mí misma que para mis dos a
Vermont. Desde el inicio supe que Andrew Corneld iba en serio, ese hombre iba a matar o a morir, así que, si quería cumplir con lo que le había prometido a mi esposa, tenía que sobrevivir como fuera. Las estocadas surgían, unas tras otra, gracias a Dios yo era mucho más rápido que él, y más ágil, así que podía esquivarlo, en múltiples ocasiones fue fácil, pero él era mucho más diestro con esa arma que yo, con lo cual los mandobles, tenía que preverlos con tiempo, para poder esquivarlos, ambos sufrimos cortes de diferente gravedad, pero cuando ya conseguí, cansarlo, para mí fue rápido poderlo acorralarlo y desarmarlos de un solo golpe. Al mismo tiempo que yo, mantenía la espada cerca del cuello de Andrew para que se rindiera, mientras su espada yacía a metros de sus manos, tras haberlo desarmado. Mis amigos tuvieron que intervenir, golpeando a los padrinos, que había llevado Andrew, ya que lejos de sus acciones honorables, ese maldito estúpido había ordenado que en el caso de que y
Sofía. Han pasado dos semanas desde lo que pocas personas conocen, el posible atentado que hubiera acabado con muchas personas y buena parte de la humanidad. Todos los responsables fueron encarcelados en Guantánamo, ni quisiera saber qué es lo que están haciendo con ellos, no es falta de piedad, simplemente ellos tampoco pensaron en las personas a las que le iban a arrebatar su vida. Todas las personas que estábamos implicadas en todo esto, hemos continuado con nuestra vida. La gente García, ha vuelto a su puesto en Nueva York, y muy pronto la conoceré, por lo que sé, ha mantenido muy especial amistad con el agente de la CIA, que la acompañó en esta misión, aunque no sé qué de especial esa amistad, ya que, por primera vez, y sorprendentemente, palabras textuales de mi marido, “Esa descarada policía mantiene un total secretismo sobre su relación con su eventual compañero”. Las familias Nikolaus, y Martin, han vuelto al completo a sus respectivas residencias en Nueva York, pronto est
Otras de mis preciosas niñas acabadas, como siempre os agradezco que me seáis fiel y leáis mis novelas hasta el final, comprendo que esta novela es un poquito más larga que las otras, pero, por otro lado, tendréis más tiempo para disfrutarlas. Como siempre os tengo una sorpresa, mis dos próximas novelas se van a centrar, en la historia de los mellizos de mi novela prima: “La noche que te convertiste en la madre de mis hijos”, muchos de ustedes me habéis pedido, qué os cuente la historia de los hijos de esta pareja, así que he terminado cediendo. Así mismo, pretendo hacer novelas nuevas, con visiones diferentes, explorar cosas distintas, así que aquí tendremos unas novelas que se entremezclarán entre ellas contando la historia de los dos mellizos de Roy William Miller y de Ailan Caroline Miller, donde ambas explorarán más el amor físico, las diferencias y los malos entendidos, que centrándose más en hacer pareja que se compenetren desde el principio. Por eso aquí os dejo los títulos
Sofía. Sabía que tenía que haber regresado mucho antes, para poder así tomarme unos días antes de ponerme a trabajar, y comenzar mis clases del Master, eso me hubiera dado tiempo para aclimatarme. Esto de llegar, y si haber pasado por casa, ya meterme, entre pecho y espalda, dos turnos completos en el restaurante, donde había conseguido trabajo como camarera, era un total castigo, En el coche como testigo de la locura que había hecho, estaban todas mis maletas que había traído de un viaje desde Hidalgo, hasta Cleveland, en mi viejo Toyota. Mas de 3000 kilómetros, que hice en tres días, y todo, porque a mi mamá le costaba mucho separarse de su hija. No era la primera vez que vivía en los Estados Unidos. Había terminado aquí mi carrera de política internacional, pero cuando mi abuela enfermó gravemente, tuvimos que regresar a México para que mi madre la cuidara, y yo trabajara, mientras tanto, para mantenerlas. De esos hace ya dos años, así que cuando me surgió, gracias a mi amiga
Sofía. Mientras esperaba en el vestíbulo de la Torre Nikolaus, cede central de Nikolaus L.G. Electronic, para tener una oportunidad para hablar con la jefa del departamento de IMASD, del grupo Nikolaus, y esposa del CEO, recordaba cómo había llegado allí, y los obstáculos que aún se me iban a presentar. Cuando al día siguiente, tras dormir en mi viejo Toyota, cerca del gimnasio, que hace dos años Vicky y yo solíamos asistir, para practicar autodefensa israelí, el Krau Magan, me desperté con la noticia que mi amiga había sido descubierta por una de las vecinas que había ido temprano a correr, la policía había certificado su muerte, y comenzaban las investigaciones. El dolor que sentía se me agudizó aún más, así como los sentimientos de venganza. Cuando el gimnasio abrió, entré vestida como para entrenar, y tras entregar mi carnet a una sorprendida recepcionista, que le asombraba que después de un año pagando mi suscripción, sin asistir, al final había aparecido. Fui de los más nat