Convencimiento divino
Todos estaban frente a Ileana, quien a cada segundo que pasaba parecía verlos con más repulsión y desconfianza. Ni siquiera se habían tomado la molestia de sentarse, no había más necesidad que la de explicarle lo necesario para que la joven cooperara de la mejor manera posible.

–Hace un mes aproximadamente, Ar… –Raguel carraspeó para corregirse–. Alder llegó a vivir cerca de tu casa con la misión de quitarte los objetos que contenían la magia de la vampiresa que tanto mencionabas en el hospital.

Ileana se quedó estupefacta. Ellos lo sabían todo y eso comenzaba a asustarla.

–Disculpen pero… ¿De dónde sacan esa información? ¿Ustedes tienen qué ver con ese hombre? ¿Quiénes son? Explíquense de una vez –exigió Ileana con desesperación.

–Pues… verás –respondió Daniel–. En primer lugar, anoche ya nos habíamos presentado, bella damisela –elogió con una de sus amplias sonrisas y Gabrielle le dio un codazo para que no se desviara con sus galanterías–. Nosotros somos las Virtudes Divinas y nu
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