Capítulo Dieciséis.

Elena Voncelli.

El dolor de cabeza me golpea fuerte, abro mis ojos y estoy en una habitación de un hospital, miré alrededor y él no está.

El corazón palpitó al no estar a mi lado.

Alessandro lo es todo para mí.

Una punzada en mi costado me muerde, duele demasiado. Respiré hondo para no quebrarme en llanto, duele muchísimo.

Intento levantarme un poco, necesito saber que me sucedió, porque llevo una herida en el costado de mi cadera, por qué él no está aquí, qué fue lo que sucedió.

El pánico se apodera de mí, la ansiedad de irme de aquí aprieta en mi pecho, intento soportar pero me es imposible.

Duele un carajo.

Cierro mis ojos, respiro hondo, abro las palmas de mis manos, una y otra vez, intento estabilizar, no quiero perder la razón.

Debo calmarme.

Procedo a buscar en mi cabeza el recuerdo, indagar un poco qué pasó.

A los minutos la imagen llegó a mí, habíamos llegado al aeropuerto privado que él contactó para el viaje a Italia, yo iba a su lado, con mi mano derecha entrelazada con la
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