Han pasado tres años desde los sucesos traumáticos que tuvieron a Sebastián y a Helena como protagonistas. Ambos no olvidaron su promesa de contraer matrimonio para sellar su amor para siempre, pero estuvieron de acuerdo en esperar a que las cosas estuvieran calmas para hacerlo. La prioridad de Helena era que Sebastián se recuperara al cien por ciento de sus heridas, y no solo del disparo en su hombro, sino también el de la pierna, haciendo una rehabilitación completa que llevó varios meses, pero finalmente estaba recuperado y volvió a ser el hombre atlético y lleno de energía que siempre había sido. Helena no pudo escapar de su dolor psicológico, luego de que el joven CEO le insistiera en que debía hacer terapia, finalmente la joven aceptó, con la condición de que su amado también tuviera sus propias sesiones para sanar su doloroso pasado, perdonar a su madre, aceptar como fueron los hechos de su abandono y también poder soltar a su hermano, aceptando que él no podía curar ni salva
Sebastián se encontraba sentado en el banco de manera que él mismo había construido para sentarse a contemplar el jardín que Helena había trabajado durante todo el invierno y que ahora en primavera daba sus frutos. Flores de todos los colores decoraron con su belleza el fondo de la mansión de los Aller, y Sebastián no podía sentirse más realizado, ya no necesitaba más nada en la vida, ya lo tenía todo. O por lo menos así se había sentido hacía unos meses, porque desde que su cuñado había cumplido sus 18 años y tomó la decisión de irse a estudiar al extranjero psicología, la casa se sentía muy vacía. Aún recordaba cuánto habían llorado cuando despidieron al niño, que ya era todo un hombre, en el aeropuerto. No solo había llorado su hermana mayor, sino también él, luego de tantos años viviendo juntos se había convertido en su hermano menor y lo había tratado como tal, dándole todos los gustos y formando una hermosa relación que le hubiese gustado tener con Alan. La vida le había quit
- ¡Esto es ridículo! - gritó el hijo menor de la importante familia Aller al abogado y a su hermano mayor, Sebastián Aller, que sonreía complacido por la nueva noticia mientras miraba a su hermano ponerse rojo como un tomate por la ira.-Lo siento hermanito, pero son las últimas palabras de nuestro querido y difunto padre. - se burló de él.-¡Pero esto no puede ser cierto! papá estaba loco si creyó que sería buena idea dejarte su puesto- protestó- ¡Eres un inútil!, gastas todo nuestro dinero en mujeres, alcohol y autos de lujo. ¡No tenes la menor idea de cómo administrar una empresa! ¡Yo debería ser quien tenga ese lugar! - Gritó golpeando la mesa de vidrio del despacho de abogados.Sebastián, el hijo mayor y nuevo heredero de más de la mitad de las riquezas que había adquirido su padre con su empresa tecnológica, sonreía divertido sin decir nada, sabía que había ganado esta batalla. No le importaba que su hermano llore y patalee, no le daría ni un centavo más.-Lo siento señor Aller-
Helena esperó el impacto que nunca llegó.¿Había muerto instantáneamente y por eso no sentía dolor alguno?Lentamente abrió los ojos, primero uno y luego el otro, y se encontró con la trompa del elegante automóvil con patente extranjera muy cerca de su rostro, su cuerpo convulsionaba de miedo al ver lo cerca que estuvo de morir.Casi deja a su hermanito huérfano, la sola idea de pensar lo solo y triste que hubiese estado hizo que se le llenaran sus ojos celestes cielo de lágrimas cristalinas.- ¡¿Pero en que carajos estabas pensando?! - Gritó Sebastián cuando salió de su vehículo, luego de que una extraña saliera de la nada y se le cruzara por delante. Casi estuvo a punto de atropellarla si no fuera por sus buenos reflejos.Helena escuchó al hombre maldecir y asustada se levantó lentamente, sintiendo un fuerte dolor en la rodilla.- ¿Acaso no ves por donde caminas mujer? - le gritó con durezaLa muchacha no se animó a levantar la vista, se sentía avergonzada por haber causado el accid
-¿Qué producto de segunda mano es ese?- exclamó volteándose para castigar al conserje, sorprendiéndose al ver a la mujer escuálida que casi mata hace tan solo un rato. -¿Tú?- dijo con desprecio.Otra vez estaba en el suelo, con su cabello enmarañado cubriendo su identidad, parecía que ese era su estado natural.La mujer levantó su rostro asustada y finalmente la pudo ver.Sebastián debía admitir que no era fea, pero tampoco era la gran cosa para él, acostumbrado a mujeres despampanantes, de cuerpos esculturales y rostros exóticos. Tenía los ojos más grandes que jamás había visto y eso le incomodaba un poco, el color celeste de sus pupilas era único, como el cielo, pero en un día despejado de verano, sus labios eran finos y delicadamente rosados, su piel era tan pálida que parecía casi enfermiza, como si nunca hubiese salido a sol, su nariz era delgada y respingada, salpicada de unas pecas marrones, tenía una expresión de terror en su rostro que le hizo erizar la piel. Mechones de su c
Helena miró el mail con un solo ojo, esperando lo peor.Pero lo que leyó la dejo boquiabiertaSeñorita Helena Deluna Por favor presentarse en el Área de recursos humanos para una entrevista.Firma:INDUSTRIAS ALLER S.A.La joven leyó y releyó el mensaje sin poder creer lo que estaba viendo. ¿Realmente le iban a dar una oportunidad?No pudo evitar saltar de alegría haciendo un escándalo, provocando que los empleados que pasaban por ahí la miraran como bicho raro y le hicieran “Shh” -Lo siento- dijo y sonrió para sí misma.Pero luego lo pensó una vez más.¿Y si entraba a la oficina de recursos humanos y se encontraba con el ogro de Aller tendiéndole una trampa?Helena abrió su cartera y se encontró con los billetes del crimen, tenía que recuperar la billetera y explicar el malentendido, si se lo devolvía a tiempo quizás la dejarían irse sin ningún castigo.Apresurada subió al ascensor y miró la gran cantidad de números de pisos que había-mierda mierda- dijo con la mano temblorosaNo
-¡Mierda m****a!- Gritó Helena mientras corría hacia su primer día en el trabajo, nuevamente el Bus le había fallado y solo faltaban 5 minutos para las 9 AM, ¡No podía ser impuntual en su primer día! Llevaba sus zapatos de taco en sus manos, porque había aprendido la lección, se quitaría las zapatillas viejas pero cómodas al entrar. Cruzó la calle, esta vez mirando hacia ambos lados y entró a la empresa hecha un rayo. Mientras corría hacia la recepción, la hebilla de uno de los zapatos se enganchó en su remera nueva de hilo. -¡No puede ser!- exclamó frustrada y tironeó, estirando un largo hilo y descociendo la blusa- No no no- Negó mientras trataba de desenganchar el hilo, sin ver hacia adelante. -¡Cuidado!- Gritaron de fondo. Pero cuando Helena levantó la vista hacia adelante ya había chocado de frente con alguien y cayendo ambos al suelo. Helena levantó el zapato, el hilo se había soltado, pero cuando miró su blusa, un gran escote se había hecho mostrando el inicio de sus pequ
Sebastián miraba en silencio la pantalla de su computadora, donde se mostraba un video en blanco y negro que develada al ladrón de su cartera, más bien ladrona, porque la persona era nada más ni nada menos que su secretaria, ¡A quien había contratado para el mejor puesto! No podía creerlo, había sido bueno con ella después de todo, ¿Así le agradecía? -Voy a llamar a la policía inmediatamente- exclamó su gerente, levantando el tubo del teléfono. Rápidamente el CEO apretó el botón cortando la llamada- ¿Señor? -Por el momento no voy a tomar cartas en el asunto. -Pero señor Aller es una ladrona -Lo sé. Sebastián dirigió una fría mirada hacia el hombre, quien intimidado salió de la oficina sin decir más nada. No sabía porque, pero no quería alejar a la mujer de él, prefería tenerla cerca y tener esa carta guardada para un futuro. Helena tocó la puerta de la oficina de su jefe y esperó. -Pase- escuchó la voz grave del heredero y respiró hondo cerrando los ojos “Vamos Helena tú p