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CAPÍTULO 2. TRADICIÓN.

POR ADARA.

EN LA ACTUALIDAD.

Despierto temprano como siempre, me levanto con lentitud, estrujo mis ojos y camino hacia el balcón de mi habitación, de nuevo tengo la extraña sensación de haberlo tenido cerca de mí, siento que ese hombre me descontrola, me pone los nervios de punta y hace que mi estomago se revuelva, siento su olor en mi habitación, es como si hubiese estado aquí conmigo, aunque eso es imposible.

Siento un frío apoderarse de mí, la piel de mi cuerpo se Pilo erecta y solo puedo pasar mis manos por mis brazos mientras mis ojos se llenan de lágrimas, no quiero estar aquí, deseo volver a mi casa, abrazar a mi madre y ayudar a mis abuelos en los quehaceres como antes.

No quiero estar comprometida con Abner, no quiero vivir un año en su casa para conocernos mejor, no quiero cumplir ninguna tradición, solo tengo quince años y aun no tengo interés en el romance, para mí esto no es un sueño, deseo que todo cambie y sea como antes, quisiera borrar de mi vida el día en que lo conocí.

TRES AÑOS ATRÁS.

Hoy es un día importante, veintitrés de Marzo, es el día de mi bar mitzvah, todas las familias judías celebran esta fecha especial con una gran fiesta muy pomposa y llena de regalos al menos así es para las familias adineradas, pero no es mi caso ni el de mi madre, aunque vivimos bien y tenemos todo lo necesario, no somos personas ricas.

Este día también es la celebración de Ana Cohen, la hija del hombre más rico de esta región, todos irán a festejar su madurez y no espero que nadie venga a verme más que mi madre, mis abuelos y el rabino que tiene que estar presente para oficiar esta ceremonia, aún así creo que hasta él querrá irse temprano para estar en la celebración más importante en la vida de un joven de nuestra cultura.

Salgo de la ducha, una toalla cubre mi cuerpo húmedo aún y otra está envuelta en mi cabello, camino directo a mi habitación y veo el hermoso vestido de corte de princesa rosa pálido con lindos detalles fucsias que mi madre ha dejado sobre la cama, al lado de una hermosa tiara de flores, dejo que mis manos acaricien la delicada tela, cuando siento que la puerta de mi habitación se abre, es mi madre que quién con ojos llorosos se acerca.

- ¡Mi niña hermosa! - dice mi madre, se acerca a mí y me da un beso en la frente - hoy es un día muy especial, a partir de hoy se te considerará como una adulta capaz de ser responsable de tus actos y cumplir con los principios que Dios establece. 

Aunque miro sus ojos dulces y llorosos no puedo evitar expresar lo que siento.

- Madre tengo doce años ¿cómo puedo ser considerada una adulta? - digo con molestias mirándola fijamente a los ojos, pero mi madre es incapaz de cambiar su estado de ánimo por cualquier mala actitud que pueda ver en mí su única hija, ella deposita un beso en mi frente. 

- Mi hermosa niña, siempre tan inteligente, hasta el día de nuestra muerte tenemos cosas que aprender, pero ya tienes la capacidad de distinguir el bien del mal y estoy segura que serás una mujer de bien – me mira fijamente - ¡estoy orgullosa de ti!

Con esas palabras tan hermosas de mi madre me siento desarmada, ya no tengo más que decir, aunque quería discutir mi molestia porque las personas hacen diferencias de otras según sus bienes económicos y a mi madre y a mí nos hagan a un lado en un día como este, me quedo en silencio, bajo mi mirada para no demostrarle en profundo malestar y tristeza que siento.

- Vístete pronto mi pequeña, tus abuelos no tardan en llegar.

Mi madre sale de la habitación, y se va a arreglar mientras yo hago lo mismo.

POR ABNER.

Me preparo en la silla de mi avión mientras este desciende, hace siete meses que partí de mi tierra para iniciar el trabajo empresarial junto a mi tutor, mi tío Aarón. Al inicio fue complicado para mi padre aceptar que me marchara de Israel y quisiera estudiar y aprender lejos de su mentoría, pero debió aceptar que un hombre debe formarse y escoger su destino, antes de partir le prometí que no me alejaría de mis principios, siempre sería un hombre de fe, un buen judío, lo que mi padre no sabe es que vivo de una forma distinta a lo que él esperaba, alejado de la tradición, compartiendo con personas de otras creencias y cultura de forma constante, tomando lo bueno y desechando lo malo según lo que considero conveniente, reflexiono en eso mientras el avión aterriza, sé que al verme se dará cuenta de mi cambio y eso nos llevará a una larga conversación.

 Mi avión aterriza y sé que debo cuidar mis acciones y mis palabras mientras esté en este lugar, lo menos que quiero es generarle un disgusto a mis padres, pero he decidido vivir mi vida según mis decisiones y no según las decisiones que mis padres pretenden que yo tome, bajo del avión, voy por mi equipaje y al salir puedo ver a mi padre junto a mi madre.

 Belén, mi madre, tapa su boca llena de emoción y con ganas de llorar, hace siete meses que no me ve, me acerco a ellos.

- ¡Abner querido! - dice mi madre, me abraza y me besa, luego saludo a mi padre, ambos son buenas personas, amables y protectores, agradezco verlos, aunque sé que es mejor para mí durar poco tiempo en este lugar, salimos del aeropuerto rumbo a nuestra casa donde me espera un almuerzo de bienvenida junto a mis abuelos paternos Barack y Haya.

Es veintitrés de marzo y en la ciudad se ve una hermosa primavera, hay una agradable temperatura de veintidós grados centígrados y se espera que para la noche podamos estar a unos dieciséis grados, disfruto del aire fresco y el paisaje que amé desde la infancia. Espero que mi estadía aquí sea lo más placentera posible y que mis padres tomen bien la noticia que tengo para darles, culminadas mis pasantías en la empresa de mi tío deseo mudarme definitivamente a Inglaterra para realizar allí mis estudios universitarios.

Por ahora disfrutaré de mi regreso y me prepararé para mi próxima partida. Mi padre habla durante el camino a casa acerca de la familia Levy y como la amistad de mis abuelos con ellos ha sido estrecha desde la infancia e insiste en que nos reunamos con ellos para conversar, no entiendo a que viene el comentario, hasta que mi madre dice que hoy celebran la madurez de la niña de la familia, así que decido intervenir. 

- No creo poder ir, pasé un poco más de ocho horas en el avión y estoy exhausto. 

- Lo sé hijo, pero no te afanes, faltan varias horas y será algo sencillo – comenta mi padre haciéndome entender que no tengo opción.

Asiento y me quedo en silencio, solo espero que no tengan intención de comprometerme con esa niña porque no pienso permitirlo.

...

Adara se quedó sumisa antes las palabras de su madre, sabía que para ella ese día era algo muy especial y durante los dos últimos años de su vida le habían explicado la importancia de ese suceso en su vida y en su entorno social, los últimos meses había tenido que estudiar las sagradas escrituras, especialmente el texto que debía leer esa noche y había practicado el compromiso de seguir fielmente las escrituras y sin duda lo haría, lo haría por amor a su madre y a su abuelo pero pensaba que algún día tendría la edad suficiente para tomar sus propias decisiones, viajar, tal vez a otro continente, y llevar una vida diferente no porque pensara que lo que le habían enseñado estaba mal, sino porque no compartía todas las ideas y pensaba que le gustaría tener una vida más flexible en cuanto a normas y tener la posibilidad de explorar diferentes opciones.

Adara alejó los pensamientos de su mente, pensaba en el consejo de su abuela, debía aprovechar las cosas buenas de cada momento e intentar olvidar las que no le agradan, así que por ahora disfrutaría ser el centro de atención de su familia y tener la ocasión de vestirse como una princesa. Se arregló colocando loción en su cuerpo se vistió con una delicada bata de seda mientras se secaba el cabello con un ventilador y al mismo tiempo lo peinaba, luego se hizo un hermoso, sencillo y elegante moño que había aprendido a hacer gracias a su madre, dejando sobre sus orejas un lindo mechón de cabello rubio suelto y ligeramente ondulado. 

Cuando terminó de peinarse se le colocó el hermoso vestido rosa pálido y en ese momento pudo detallar los hermosos adornos fucsia que este traía, así como una línea hermosa de flores en tela con tono de color rosa intenso degradado, que adornaba el vestido. Con cuidado colocó la tiara sobre su cabeza y caminó hacia el espejo, al verse sonrió, se veía realmente hermosa, el vestido parecía ser bastante costoso, no quería preguntar cuánto había costado, pero sin duda no había sido nada barato.

Adara que apenas había cumplido doce años, parecía ser una chica de quince o dieciséis años enfundada en ese vestido y ella sonrío al sentirse hermosa y elegante. Caminó con delicadeza saliendo de su habitación a sabiendas que su madre debería estar ansiosa esperándola en el lobby de la casa, caminó con cuidado usando unas delicadas zapatillas bajas y plateadas que su abuelo le había regalado hacía pocos días, la madre al verla sonrío e inmediatamente sus ojos se llenaron de lágrimas, Ava se acercó a su hija y colocó sus manos a los lados de su hermoso rostro.

- Mi niña eres muy hermosa, estoy segura de que tu futuro será maravilloso.

Adara observó a su madre quién se veía notablemente contenta, así que decidió no replicarle a su comentario, aunque tenía un pensamiento firme y un criterio claramente formado, era muy ingenuo creer que una persona tendría un gran futuro solo por tener un buen aspecto.

Miró a Ava a los ojos, su emoción parecía tan genuina, su madre era tan amable y hermosa que Adara a menudo se preguntaba ¿por qué no se había vuelto a casar después de haber enviudado?, estaba segura de que muchos hombres admirarían la belleza de su madre, así como lo inteligente y sumisa que puede ser. Ella pensaba que su madre cumplía con todas las características que el rabino enseñaba, pero Adara estaba segura que ella jamás iba a poder ser como su madre, sin duda había heredado su cabello rubio y ojos azules, también eran tan inteligente como su mamá, pero su sumisión era fingida, solo porque sabía que no tenía formas de salirse con la suya y aunque a veces se frustraba se obligaba a cumplir con las normas impuestas, solo así podría asegurarse ganar la confianza de su madre y abuelos para poder irse al exterior y vivir la vida como ella quiera vivirla en el futuro.

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