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CAPÍTULO 7. NO QUIERO VERTE.

Abner no sabía que sería de su futuro en varios aspectos, aunque en su mente su futuro profesional estaba bien planificado y se sentía optimista acerca de que lograría todas sus metas, pero en cuanto a su vida personal no tenía la misma seguridad, sin duda nunca antes se había planteado el matrimonio y mucho menos a través de un compromiso creado por su abuelo, él bien sabía que para la familia la vida matrimonial era muy importante y también para los negocios, sin embargo aún era muy joven y no había prestado la suficiente atención a esa meta en su futuro hasta que le hablaron de Adara.

Para Abner la chica era hermosa, sin duda estaba llena de cualidades, se mostraba inteligente y bastante capaz, tenía opiniones interesantes acerca de su futuro, se comportaba de forma refinada y educada, tenía las mejores notas de su instituto y era admirada por muchos, no solo por su belleza sino por su educación.

Desde la fiesta en que la conoció, Abner pudo darse cuenta que muchos chicos la consideraban una gran belleza, por lo tanto, muchas jóvenes le tenían envidia y actuaban con recelo hacia ella, hecho en el que las Cohen también estaban involucradas. Abner sabía bien ¿por qué su padre y su abuelo la habían escogido?, sin duda la chica era una digna candidata, tal vez la mejor entre todas las cercanas a la familia.

Desde hacía un par de años, Abner había sido capaz de ver las cualidades de la chica, indagar acerca de ella y tener una actitud favorable ante el compromiso al que pretenden someterlos, pero se daba cuenta que ella en cambio,

no se sentía para nada a gusto, sin duda, Adara no conseguía cualidades positivas en Abner, tampoco tenía la intención de intentar conocerlo y tener buena opinión de él, se lo había dejado en claro y por supuesto que Magdalena había colaborado en ese asunto, pues Adara le había confesado a Abner que durante años había escuchado a la joven Cohen hablar de él como si fuese su enamorado.

La situación era frustrante para Abner, por eso sentía que debía aclarar las cosas de una forma inteligente en la que su abuelo, su padre y Adara pudiesen tener la confianza en él, así que de tanto pensar creyó que lo mejor era invitar a Magdalena a la casa a conversar, pues pensó que si él la llamaba para reunirse en un sitio o si la visitaba a su casa sería malentendido y empeoraría las cosas, así que lo mejor era hacerla venir a casa de sus abuelos para conversar y dejarle ver que Adara se estaba quedando en esa casa, al verla Magdalena entendería muy bien el porqué de su estadía. Para Abner no había mejor idea que esa, porque también le demostraría a Adara que él era un joven correcto y quería hacer bien las cosas.

Abner buscó su teléfono y le mandó un breve mensaje a Magdalena en el que la saludaba y le decía que la invitaba esa tarde a su casa porque había un asunto importante que ellos debían hablar, luego de enviar el mensaje Abner meditó lo que estaba sucediendo, parecía que él estaba cambiando.

Hace un par de años, la idea del compromiso lo irritaba, solo quería vivir alejado de su familia y dictar él mismo el rumbo de sus decisiones, por eso se había ido a estudiar a Inglaterra aunque en su país habían excelentes universidades, y aunque su padre y abuelo no estaban de acuerdo con su decisión le dejaron tener su propio espacio, por supuesto que aparte de estudiar había asistido a fiestas y había conocido mujeres, pero pronto había sentido que eso realmente no le daba una satisfacción duradera sino momentánea y al siguiente día de la fiesta, cuando la resaca atacaba, se daba cuenta que había estado con una desconocida y además que había perdido mucho dinero, se confrontaba grandemente acerca de a dónde lo llevarían sus acciones y si eso lo ayudaría a tener el futuro próspero que él deseaba, por lo que sin la intervención de su padre, abuelo o tío, Abner había comenzado a cambiar de ideas y también de decisiones, pero por primera vez se daba cuenta de esto, acostado en su recámara, mirando al techo y analizando su situación con Adara, Magdalena y su familia.

Antes de regresar de Inglaterra, Abner se dio cuenta que su actitud, los últimos días había cambiado, había sentido ansiedad por ver a la joven a su regreso, aquella niña rubia de ojos azules que al crecer se convertiría en su mujer, quería compartir con ella y ver como se daban los hechos entre ellos, estaba tan ansioso y frustrado por su rechazo que algunas noches en silencio entró a su recámara, la observaba por breve tiempo, admiraba su belleza e imaginaba como sería su vida de casado.

 Mientras estaba en el extranjero le habían enviado fotos de la joven en actividades especiales de su colegio, como la entrega de premios a la mejor estudiante de la institución, también había visto el video del discurso que ella había dado, sin duda él había comenzado a admirarla y se sentía grato saber que había una joven hermosa que esperaba por él, ella sería su esposa y él sería el único hombre de su vida, por eso hizo mucho esfuerzo para regresar a casa antes de lo previsto, quería estar presente en su cumpleaños y entregarle el mismo en sus manos el regalo que su familia tenía para ella.

Abner se sintió frustrado cuando debido a la entrega de un proyecto en la universidad debió retrasar su partida y al llegar al país no le dio el suficiente tiempo de descansar y arreglarse para ir a la celebración, ese día salió rápidamente del aeropuerto en un auto de su familia, en el camino intentó peinarse con sus manos y limpiar su rostro y manos con una toalla húmeda que el chofer le regaló, volvió a perfumar su cuello y traje y se fue directo al club donde celebraba su fiesta.

Al llegar al lugar lo primero que hizo Abner fue buscarla con la mirada, se deleitó al ver a la hermosa joven enfundada en un precioso vestido beige con detalles en perlas, era un vestido que parecía de un corte sencillo pero resaltaba su belleza, su piel se veía más blanca y tersa que nunca, su mirada azul y hermosa parecía ser resaltada por un delicado y sutil maquillaje, verla le hizo sonreír, hecho que repetía en ese momento al recordarlo,  y también se molestó al ver que los chicos la observaban y buscaban ocasión para acercarse a ella pero su mayor molestia fue que al llegar a ella y felicitarla pareció que la joven no lo reconocía y mucho menos que tuviese un afecto especial por él, como el que Abner comenzaba a sentir por Adara, aun así no se dio por vencido, por el contrario se sintió feliz de que la chica representase un reto para él, de alguna manera la idea del compromiso la le hacía creer en una relación falsa, pero si la chica se hacía la difícil como ahora eso representaba que él debía conquistarla realmente.

Era la hora de la cena, todos se encontraban en la mesza cuando el timbre de la propiedad sonó y una empleada se apresuró a ver de quien se trataba.

La familia estaba expectante, cuando en poco tiempo llegó hasta el comedor Magdalena acompañada de sus padres luciendo una sonrisa reluciente. Abner se sintió incomodo en el momento, él quería hablar con ella, pero no había acudido a la cita, Abner jamás se imaginó que la mujer atrasaría su visita para llegar a la hora de la comida. Sin disimulo alguno Barack miró descontento a Abner y con el ceño fruncido.

Haya habló con gentileza dándole la bienvenida a la familia Cohen y pidiéndole a la servidumbre que agregaran platos a la mesa. Gaspar Cohen le pareció extraña esa petición, era como si no los estuviesen esperando, así que se apresuró a hablar.

- Abner, gracias por la inv itación a comer, gracias también a ti Barack.

En ese instante Adara no pudo disimular más su descontento y miró a su supuesto prometido con molestia, aunque pensaba que era inútil, él era un mentiroso y un mujeriego.

Magdalena sonrió con gentileza, una vez que se acomodó en una silla – en realidad Abner me llamó esta tarde para hablar conmigo personalmente, invitándome a esta casa, hecho que me llenó de ilusión, le comenté a mis padres y ellos me acompañaron a esta noche tan importante.

Los Friedman se miraron entre ellos y luego miraron a Adara que evidentemente estaba incomoda con la situación.

- Debe haber un error o algún mal entendido – dijo Barack mirando firmemente al señor Cohen, sabiendo que ellos andan tras esa unión hace mucho, por puro interés económico - si lo notan con nosotros se encuentra la hermosa Adara Levy, la prometida de mi nieto Abner.

Adara bajó la mirada avergonzada y molesta, Abner estaba rojo de la incomodidad, no entendía como las cosas podían salir tan mal. Haya se sentía avergonzada y no paraba de mirar a Magdalena y a su madre.

- ¿Qué mal chiste es este Abner? - dijo Magdalena fingiendo indignación.

- ¿Qué clase de humillación es esta? - Gaspar se quejó airado.

Abner se levantó de su asiento de forma abrupta, miró a los presentes en estado de nerviosismo - me disculpo por el malentendido, no fue mi intención, no quería hacer las cosas tan grandes, por eso no me atreví a citar a Magdalena a un espacio público y menos visitarla a su casa, porque quería evitar un malentendido como este pero no lo logré.

Magdalena se estaba llenando de cólera, apretaba sus puños y contenía las ganas de llorar que sentía.

- Solo me enteré que algunas personas piensan que entre Magdalena y yo hubo un pasado y no es cierto, quería hablar con ella para aclarar las cosas, desde siempre hemos sido amigos y espero eso no cambie, quiero hacer lo correcto, quiero ser un caballero, un buen amigo – dijo mirando a Magdalena – y un buen prometido – dijo mirando a Adara.

Adara sonrió mostrando su hermoso rostro sonrojado, hecho que enterneció a Abner, Haya y Barack, pero Gaspar, Judith y Magdalena, estaban llenos de ira.

- Magdalena ¿esto es cierto? - comentó Gaspar sin prudencia.

- Si amor, ellos son buenos amigos – dijo Judith, tomando con delicadeza la mano de su esposo, llevándolo a la calma, ella sabía bien como hacer las cosas, tampoco era la que se casaría con Gaspar, pero con inteligencia había logrado sus planes – Hiciste bien Abner en citarla aquí y no en otro lugar, Magdalena también te considera un amigo.

...

Los Cohen se quedaron a cenar fingiendo comodidad, Judith buscó resaltar en cada momento las cualidades de su hija que ya estaba por cumplir los veinte años y según su criterio estaba lista para casarse.

Mientras que las pocas veces que Adara hacía contacto visual con  Abner, le hacía sentir su descontento e incomodidad, era como si su mirada le hablara y a cada momento le dijera "no quiero verte".

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