Tomó un trago de mi bebida mientras bailo la música, la cual es sensual y lenta, por lo que me muevo al compás de esta, moviendo mis caderas de un lado a otro. Coloco mi pelo a un lado, dejando al descubierto mi espalda, la cual solo está cubierta por unos tirantes finos. Al levantar la mirada esta va directo a mi presa, quien me está mirando con intensidad y lujuria. El chico parece no querer perder el tiempo por lo que se acerca a pasos lentos, dándome tiempo a detallar muchos más. Su cabellera rubia casi blanca cae en cascada hasta sus pómulos, su rostro fino delicado pero masculino resalta aún más con las luces del lugar, su cuerpo no muy musculoso pero tiene lo adecuado, sus ojos grises tiene esa carga de malicia y perversión que me encantan. Al llegar a mi me da una sonrisa ladeada, le devuelvo el gesto mientras le doy la espalda y le empiezo a bailar. Posa sus manos en mi cintura, mientras se mueve al compás de mis caderas, su aliento roza mi cuello haciéndome estremecer. —C
Una vez terminamos de almorzar, Tania y yo regresamos a la empresa, ella va a su área y yo a mi despacho. Cuando abro la puerta de cristal, me detengo en seco por un momento, luego avanzó con cautela. —¿Qué haces aquí? — Pregunto sentándome frente a él. —Hola a ti también. Yo estoy bien, gracias por preguntar hija. —Dice con sarcasmo. —Se supone que me entregaste la empresa para yo manejarla y tú pudieras viajar, descansar, que se yo. No es necesario que te aparezcas cada mes o semana. —Le explico pero él es muy terco. —El día en que muera, ese día dejaré de venir. Por ahora acostúmbrate. —me cruzó de brazos y me recuesto de la silla mientras lo miró con el ceño fruncido. —Pero… —Pero si dejaras de ir a clubes cada fin de semana y hacer que no te metan en cada escándalo o te fotografíen con cada persona de esos clubes, dejaría de venir tanto. —Coloca una revista frente a mi mientras niega con la cabeza. Tomó la revista y la medio ojeo un poco ya que dice lo mismo de siempre sol
—No lo puedo creer. —Tania me ve sorprendida por lo que le acabo de decir. —Si que eres mala, amiga. —dice con emoción. —Era lo mejor. Yo me voy a casar con Eric y no necesito que una mocosa me amargue la vida. —me encojo de hombros restándole importancia. —¿No le piensas decir nada a Eric?—No, no tiene caso. —seguimos platicando en la cafetería hasta que me doy cuenta que es hora de ir al trabajo. Una vez llegamos me despido de Tania y voy a mi despacho, pero antes de abrir la puerta mi secretaria me detiene. —Señorita, su cliente ha llegado. —me informa. «No me acordaba que tenía que atender un caso» pienso. —Me recuerda su apellido. —Bloss. —Responde dejándome desconcertada. —Hágalo pasar. —ordenó antes de entrar a mi despacho. Tomó mi laptop revisando los correos importantes. Intento concentrarme pero es imposible. Bloss, la familia más importante de Inglaterra. Alguien abre la puerta haciéndome levantar la mirada y ver quién entró. Por un momento quedó en blanco revisando
Dominik—¿Qué mierda es esto Dominik? — grita Laura, en cuanto entra a mi oficina agitando la carpeta en sus manos. —¿Acaso no sabes leer? Claramente son los papeles de divorcio. — Le explico con calma recostado me de la silla. —¡No me puedes hacer esto! —chilla frente a mi. —Si puedo, ¿y qué crees? ya lo hice. — Le sonrió con todo el descaro que puedo dar. —Pero… ¿por qué? — giro los ojos, aquí vamos de nuevo —Yo te amo, y se que tu a mi también. Cancela esto, y lo arreglamos juntos Dominik. —No. —corto elevando un poco la voz. Sus ojos se llenan de lágrimas. —¿Por qué te quieres divorciar? Yo lo único que he hecho es amarte y demostrarte que te amo, cariño cancela esto. — masajeo mi cien en cuanto siento el estrés elevarse. —No voy a tener esta conversación de nuevo. —me levantó para no tener que lidiar de nuevo con esto. —Nos vemos cuando quieras firmar. —salgo sin esperar respuesta, me voy al estacionamiento donde me adentro en mi auto y pongo el auto en marcha, para estar
Acomodo mi falda negra, un poco para luego verme en el espejo de cuerpo entero, terminó de abotonar mi camisa blanca y arreglar el maquillaje, una vez terminó con mi vestimenta, optó por soltar mi cabello a cada lado de mi rostro y me coloco los tacones blancos.Tomo mi bolso y lentes de sol, antes de salir de mi departamento, subo al auto en cuanto llego al estacionamiento, me coloco los lentes antes de poner en marcha el auto. En cuanto llegó a mi despacho, mi secretaria me extiende mi café antes de entrar.Tomó asiento y empiezo con todo el trabajo que tuve atrasado, paso alrededor de cuatro horas contestando llamadas y correos. En cuanto siento que yo no puedo más alguien entra sin previo aviso.—Helen cariño. —reprimo las ganas de girar los ojos al escuchar la voz de Laura.—Llegas tarde. —Le digo molesta, se supone que debió llegar hace dos horas atrás.—Lo sé, lo siento. Pensé que no era tan importante. —Se encoge de hombros. Suspiro antes de hablar.—Toma asiento por favor. —L
En esta vida muy pocas cosas me hacen sentir mal, para las personas que muy poco me conocen tal vez piensen que solo me importa lo material, el dinero de mi padre. Pero no es así, lo más importante para mi es mi familia y Tania, aunque tenga muchas discusiones y conflictos con mis padres, los amo a pesar de no decirse los jamás. Tania me importa mucho, más de lo que debería y más de lo que quisiera. Es mi amiga, ella se auto proclamó mi amiga creo que antes de su nacimiento, desde que tengo memoria ella siempre ha estado para mi, como yo para ella. Nosotras crecimos en el ojo del huracán, somos hijas de personas muy importantes de una dinastía de hace siglos, nacimos para ser las jodidas reina del mundo, nuestros padres nos prepararon para esto. Para lo que jamás nos prepararon, fue para el amor, la familia o el vivir una vida tranquila. Sabíamos cuál iba a ser nuestro futuro puesto que cada mañana desde los dos años nos lo repetían. Ser las dueñas del mundo siempre lo aceptamos, l
—Tengo que irme. —informó incómoda.—¿A dónde?—Tania pregunta confundida al separarse de Dominik.—Mi madre. — Le digo y ella entiende.—Oh. —su cara se entristece aún más. —Supongo que es para algo importante de la boda. Lamento no poder ir.—No te disculpes. Podré sola, tranquila. —me acerco a ella para darle un beso en su frente. —Estaré aquí en la noche, lo prometo. — Salgo del lugar sin mirar a Dominik. Sin saberlo esa sería la primera vez que no cumpliría con mi palabra. ♠️♠️♠️—¿Qué necesita? —es lo primero que digo una vez entró al lugar donde está mi madre. —Pruebo esto. —me da una cucharada de pastel, no me da tiempo para negarme ya que la mete a mi boca. —¡Qué te pasa! —Chillo una vez trajo el pastel.—¿Te gusta? —evade mis preguntas. —Está bien, no respondas ¡Eric! —grita, unas ganas enormes de mandar todo la mierda cruza mi mente. —Hola cariño. —me saluda Eric. —¿Qué necesita suegra?—pregunta muy servicial. Miró el lugar lleno de flores blancas, pasteles de todos los
—¡¡No es porque no quisiéramos, padre!! ¡¡Tú la preferiste a ella, porque estás con su madre!! ¡¡Eres un maldito imbécil, que no pudo quedarse con su primera esposa. No, tuviste que casarte una y otra vez hasta quedarte con la peor mujer de todas, una maldita bailarina de quita, una pu...!! —¡¡Ni se te ocurra terminar esa frase María!! —todos en la mesa dimos un respingo al escuchar el grito de mi padre, nunca, desde que tengo memoria he visto a mi padre tan molesto, siempre ha sido de los que mantiene la calma hasta el final, hasta en los peores momentos.—¿Por qué? Si tienes razón, no te quedaste con ninguna de nuestras madres a pesar de venir de una buena familia, y no de un prostíbulo. — las palabras de Kol me taladran hasta el fondo, ¿de que estaba hablando? Mire a mi madre quien tenía los ojos cristalinos.—¿De qué habla Kol, madre? —Le pregunté confundida.—¡¡Nos vamos ya!! —volvió a gritar mi padre, haciéndome entender que esta conversación tenemos que platicar en privado, cu