Dominik
—¿Qué m****a es esto Dominik? — grita Laura, en cuanto entra a mi oficina agitando la carpeta en sus manos.
—¿Acaso no sabes leer? Claramente son los papeles de divorcio. — Le explico con calma recostado me de la silla.
—¡No me puedes hacer esto! —chilla frente a mi.
—Si puedo, ¿y qué crees? ya lo hice. — Le sonrió con todo el descaro que puedo dar.
—Pero… ¿por qué? — giro los ojos, aquí vamos de nuevo —Yo te amo, y se que tu a mi también. Cancela esto, y lo arreglamos juntos Dominik.
—No. —corto elevando un poco la voz. Sus ojos se llenan de lágrimas.
—¿Por qué te quieres divorciar? Yo lo único que he hecho es amarte y demostrarte que te amo, cariño cancela esto. — masajeo mi cien en cuanto siento el estrés elevarse.
—No voy a tener esta conversación de nuevo. —me levantó para no tener que lidiar de nuevo con esto. —Nos vemos cuando quieras firmar. —salgo sin esperar respuesta, me voy al estacionamiento donde me adentro en mi auto y pongo el auto en marcha, para estar lo más lejos posible de Laura. Estamos casados hace ya más de tres años, y de novios desde que yo tenía diecisiete años y ella dieciséis. Al principio la amaba, o eso pensaba. Era ese típico amor adolescente de películas, todo era perfecto, nos entendemos a la perfección.
Hasta que sus celos se volvieron tan insoportables que poco a poco dejó de gustarme, la intente dejar en cuanto cumplimos tres años de novios, pero terminó mal porque había generado dependencia a mi, su psicóloga me advirtió que no la dejara porque sino ella se suicidaría. Esa idea me asustó, no la quería a mi lado pero tampoco para que se matara por mi culpa.
Con los años me fui acostumbrado a estar con ella sin quererla, porque ella se conforma con tenerme cerca o con saber que es mi “esposa” tome la decisión de dejarla porque para mi no tiene sentido estar más con ella solo por su salud mental.
Y bueno, también es el hecho de que me volví a enamorar, pero esta vez es mucho más intenso que con lo que tuve una vez con Laura. La pelinegra me hechizo totalmente, aunque sabía que era amiga de Laura no me pude resistir, nunca e tratado con las amigas de Laura puesto que casi nunca vengo a este lugar, siempre estoy en Inglaterra o viajando por negocios, justo ese día decidí ir a relajarme en el club, no espere que Laura estuviera allí y menos ligando con alguien más. Estaba molesto y quería reclamarle por qué me ata a ella, si era obvio que no le importo con lo dice. En cuanto di unos pasos en su dirección, mi mirada quedó en la pelinegra de piel bronceada y ojos grises.
Debo admitir que en múltiples ocasiones le he sido infiel a mi “esposa” y no me arrepiento, yo no siento nada por ella y está claro que ella tampoco hacía mi, después de todo llevamos muchos años desde que no follamos.
Lo que he empezado a sentir por Helen y las mentiras de Laura, me llevaron a pedirle el divorcio. A pesar de que ella se casará en unos meses, pienso convencerla de que no lo haga aunque parezca imposible.
En cuanto llego a mi apartamento bajo del auto y me adentro en mi apartamento, una vez entró voy al baño para darme una ducha. Al salir mi teléfono suena sin parar, tomó la llamada al ver que es mi hermano mayor.
-Dilan.
-Hermano.
-¿A qué debo el honor de tu llamada?
-Solo quería informante que en unos días te visitó. -frunzo el ceño al no comprender.
-Vendrás a Vancouver ¿por qué?
-Trabajo. -me cuelga sin darme más explicaciones.
Helen.
En mi vida muy pocas veces me he arrepentido de mis actos egoístas, porque si, no es la primera vez que actúo como una m*****a, a pesar de ello en algunas excepciones me he arrepentido y lo he arreglado, lástima que este no sea el caso.
Me quito el vestido y salgo de la tienda más hastiada de lo que estaba.
—A donde crees que vas, aun no elegimos el vestido y no te has probado ni la mitad de lo que elegí, así que entra ya mismo. —me grita mi madre mientras intento respirar aire fresco.
—Puedes dejarme cinco minutos. —Le pido lo más calmada que puedo, con ella jamás es bueno hablarle con altanería y más si está como ahora que parece lanzar dagas con la mirada.
—Sólo cinco minutos. —me deja y al fin siento que puedo respirar. Esta boda me va a enloquecer en definitiva.
Una llamada ilumina la pantalla de mi teléfono y al ver de quién se trataba contestó sin titubear.
-¿Por qué no me has llamado? -su voz suena molesta.
-Estoy muy ocupada últimamente. -le explico pero eso parece no funcionar.
-Tu siempre estas ocupada, pero aun así saca tiempo para mi. -Sus celos no me pasan desapercibida.
-No exageres.
-nos vemos esta tarde. - sentencia antes de colgar.
Al pasar los cinco minutos regresó a la tienda donde todas estaban enloquecidas viendo los vestidos.
—Mi vestido de bodas era muy pomposo, con incrustaciones de diamantes, una cola extremadamente larga y llevaban una corona, parecía una princesa. —giro los ojos al escuchar a Laura, que casualmente ahora informa que está casada.
—¿Estás casada? —Cuestionó mi mejor amiga.
—¿Si, no se lo había dicho? —inquire.
—No, de hecho nunca lo había mencionado. —respondió mi amiga.
—Qué extraño, tal vez es que nunca sacamos el tema. —Le resta importancia al asunto y se retira del lado de mi amiga. Me parece muy sospechoso lo que se traen esos dos, ¿cómo es que en tantos años de "amistad” no nos haya contado nada. Aprovecho la oportunidad y tomó del brazo a mi amiga.
—¿Qué sucede? —pregunta una vez entramos a un vestidor.
—Tengo algo que contarte. —voy a explotar si no se lo cuento.
—¿Ahora que hiciste Helen?
—Por qué lo dices como si me la pasara haciendo estupideces. —Le dijo ofendida, pero ella enarca una ceja. —Está bien, hice algo malo.
—¿Qué tan malo? —Su mirada pasa de diversión a preocupación en segundos.
—Es que… —pasó la mano por mi cabello en nerviosismo. —En la fiesta, ¿te acuerdas que yo me ligue a un chico rubio? —preguntó y ella asiente lentamente mientras entorna los ojos —pues, resulta que ese chico es el esposo de Laura. —Le digo lentamente, sus ojos se abren como platos y abre la boca hasta hacer una O.
—¡Te acostarte con el esposo de Laura! —chilla de la sorpresa, tapó su boca con mi mano para que no nos escuchen.
—No grites, que nos pueden escuchar. —susurro. Ella quita mi mano de su boca.
—Pero, no entiendo nada. ¿Ella no estaba ligando con otro chico esa noche? Y ella los vio salir, acaso ella…
—No lo sabe, bueno, no hasta donde tengo entendido. —Su rostro se vuelve confusión absoluta. Creo que no lo estoy explicando bien.
—Escucha, el chico me ha vuelto a ver esta mañana. Yo no tenía ni idea que ellos eran esposos, me enteré esta mañana que fue a “solicitar” mis servicios, porque quiere que yo lleve su caso de divorcio y…
—Espera, ¿quiere divorciarse de Laura?
—Si. —Asiento frenéticamente.
—Supogo que no lo harán ¿verdad? —pregunta con preocupación.
—He aceptado.
—¿¡Por qué!? Estás loca, eso te meterá en problemas, sabes que eso es poco ético de tu parte. Podrías arruinar tu imagen por completo ¿sabes cuál será el titular de las revistas si se enteran que te acostarte con un casado? —Suelto el aire con cansancio, masajeo mi cien al sentir el estrés aumentar.
—Lo sé.
—Entonces por qué aceptaste.
—Porque él es un Bloss. —su boca se vuelve a abrir.
—Bloss, la familia más importante de Inglaterra.
—Si, ¿sabes cuánto reconocimiento y prestigio ganaría la firma de abogados si trabajo para un Bloss? ¿Sabes cuantas empresas matarían por trabajar para ellos?
—Lo sé pero…
—No puedo perder esta oportunidad Tania, con esto tal vez mi padre me ceda la firma en su totalidad y pueda manejarla a mi antojo, y quien sabes tal vez me libre de tener que casarme. —me sigue reprochando por un rato más pero al ver que no pienso cambiar de opinión me deja.
Al salir mi madre sigue eligiendo vestidos, uno en especial llama por completo mi atención.
—Quiero probarme este. —señaló en vestido en forma de sirena. Las mujeres se mueven rápidamente y en menos de nada me ayudan a colocarme el vestido que se ajusta por completo a mi figura y arrastra una cola pequeña.
—Qué les parece. —preguntó a las mujeres que me esperan afuera del vestidor, a pesar de que me va a valer lo que digan.
—Es hermoso. —me miró en el espejo gigante de pies a cabeza, me gusta más que los pomposos.
—Yo quiero uno con más volumen. —murmura mi madre detrás de mí.
— Es mi boda madre. —Le recuerdo viéndola por el espejo. Sus ojos me miran con nostalgia.
—Lo sé. —se calma un poco al ver que no va a lograr cambiar mi elección de vestido.
Acomodo mi falda negra, un poco para luego verme en el espejo de cuerpo entero, terminó de abotonar mi camisa blanca y arreglar el maquillaje, una vez terminó con mi vestimenta, optó por soltar mi cabello a cada lado de mi rostro y me coloco los tacones blancos.Tomo mi bolso y lentes de sol, antes de salir de mi departamento, subo al auto en cuanto llego al estacionamiento, me coloco los lentes antes de poner en marcha el auto. En cuanto llegó a mi despacho, mi secretaria me extiende mi café antes de entrar.Tomó asiento y empiezo con todo el trabajo que tuve atrasado, paso alrededor de cuatro horas contestando llamadas y correos. En cuanto siento que yo no puedo más alguien entra sin previo aviso.—Helen cariño. —reprimo las ganas de girar los ojos al escuchar la voz de Laura.—Llegas tarde. —Le digo molesta, se supone que debió llegar hace dos horas atrás.—Lo sé, lo siento. Pensé que no era tan importante. —Se encoge de hombros. Suspiro antes de hablar.—Toma asiento por favor. —L
En esta vida muy pocas cosas me hacen sentir mal, para las personas que muy poco me conocen tal vez piensen que solo me importa lo material, el dinero de mi padre. Pero no es así, lo más importante para mi es mi familia y Tania, aunque tenga muchas discusiones y conflictos con mis padres, los amo a pesar de no decirse los jamás. Tania me importa mucho, más de lo que debería y más de lo que quisiera. Es mi amiga, ella se auto proclamó mi amiga creo que antes de su nacimiento, desde que tengo memoria ella siempre ha estado para mi, como yo para ella. Nosotras crecimos en el ojo del huracán, somos hijas de personas muy importantes de una dinastía de hace siglos, nacimos para ser las jodidas reina del mundo, nuestros padres nos prepararon para esto. Para lo que jamás nos prepararon, fue para el amor, la familia o el vivir una vida tranquila. Sabíamos cuál iba a ser nuestro futuro puesto que cada mañana desde los dos años nos lo repetían. Ser las dueñas del mundo siempre lo aceptamos, l
—Tengo que irme. —informó incómoda.—¿A dónde?—Tania pregunta confundida al separarse de Dominik.—Mi madre. — Le digo y ella entiende.—Oh. —su cara se entristece aún más. —Supongo que es para algo importante de la boda. Lamento no poder ir.—No te disculpes. Podré sola, tranquila. —me acerco a ella para darle un beso en su frente. —Estaré aquí en la noche, lo prometo. — Salgo del lugar sin mirar a Dominik. Sin saberlo esa sería la primera vez que no cumpliría con mi palabra. ♠️♠️♠️—¿Qué necesita? —es lo primero que digo una vez entró al lugar donde está mi madre. —Pruebo esto. —me da una cucharada de pastel, no me da tiempo para negarme ya que la mete a mi boca. —¡Qué te pasa! —Chillo una vez trajo el pastel.—¿Te gusta? —evade mis preguntas. —Está bien, no respondas ¡Eric! —grita, unas ganas enormes de mandar todo la mierda cruza mi mente. —Hola cariño. —me saluda Eric. —¿Qué necesita suegra?—pregunta muy servicial. Miró el lugar lleno de flores blancas, pasteles de todos los
—¡¡No es porque no quisiéramos, padre!! ¡¡Tú la preferiste a ella, porque estás con su madre!! ¡¡Eres un maldito imbécil, que no pudo quedarse con su primera esposa. No, tuviste que casarte una y otra vez hasta quedarte con la peor mujer de todas, una maldita bailarina de quita, una pu...!! —¡¡Ni se te ocurra terminar esa frase María!! —todos en la mesa dimos un respingo al escuchar el grito de mi padre, nunca, desde que tengo memoria he visto a mi padre tan molesto, siempre ha sido de los que mantiene la calma hasta el final, hasta en los peores momentos.—¿Por qué? Si tienes razón, no te quedaste con ninguna de nuestras madres a pesar de venir de una buena familia, y no de un prostíbulo. — las palabras de Kol me taladran hasta el fondo, ¿de que estaba hablando? Mire a mi madre quien tenía los ojos cristalinos.—¿De qué habla Kol, madre? —Le pregunté confundida.—¡¡Nos vamos ya!! —volvió a gritar mi padre, haciéndome entender que esta conversación tenemos que platicar en privado, cu
OmniscienteEn un bar de quita, se encontraba Anastasia sirviendo bebidas como era de costumbre. Ella era una chica de bajos recursos que trabajaba diariamente para poder mantenerse. Ella estaba sola en el mundo, no sabía quienes eran sus padres, dado que creció en un orfanato y en cuanto tuvo la mayoría de edad decidió irse de ese infierno, llevaba tres años sola viviendo en un hotel de mala muerte, puesto que era para lo único que le alcanzaba su paga. Ella era una soñadora, para alguien que había vivido todo lo que ella, era alguien muy optimista que deseaba superarse, aunque no tuviese los recursos, deseaba tener todo lo que jamás podría tener alguien en su situación económica. Esa noche sin ella saberlo su vida cambiaría. En el momento que el joven pelinegro y de ojos grises cruzó la puerta, acaparó todas las miradas del bar, dado que nunca un joven tan apuesto había pisado ese lugar, las chicas que trabajaban en el lugar peleaban entre ellas por ver quién sería la que lo llevar
Eric.Tomo dos vasos de vidrio donde coloco unos cuantos hielos y sirvo borbón. Tomó los vasos y le entregó uno al peligro quien está sentado en su escritorio.—¿Y bien? ¿Funcionó? — preguntó una vez tomó asiento frente a él.—Supongo que sí. — Se encoge de hombros con una sonrisa maliciosa.—¿Supones? Lleva más de tres meses desde que te la follas y ¿aún no te ha dicho nada? — Inquiro.—Estoy seguro de que está embarazada, pero tal vez aún no sabe cómo decirlo.—¿Y que te asegura que no va a abortar? — Cuestionó, su ceño se frunce y su semblante se oscurece.—No lo hará, ha sido criada para esto, sus padres son muy cultos como para que ella siquiera piense en esa posibilidad. — Asegura.—No la subestimes, es amiga de Helen, no tiene ni idea de lo que es capaz esa mujer.—Puede ser, pero recuerda que ellas han sido criadas para estar a la sombra de un hombre. Puede que sean astutas pero son mujeres, en cuanto salen embarazadas se les quita cualquier duda y se vuelven sumisas. — Asiento
Helen.Un grito me hace despertar sobresaltada, aun somnolienta me levanto de la silla. Todo lo que percibo es una bofetada en mi mejilla al ver a la persona frente a mi.—¡Cómo te atreves a negarnos el paso para ver a nuestro padre! —Cristal me grita y yo lo único que puedo procesar es que la quiero matar a golpes.Detrás de ella llegan los otros bastardos con expresión furiosa, para su desgracia no hay nadie más furiosa en estos momentos que yo.—¡Dónde está mi padre! —ruge Malcom. Pará empeorar las cosas llegan sus madres.—¡Dónde mierda esta seguridad! —grito viendo el pasillo por donde llegaron.—¡Ni se te ocurra sacarnos de aquí! —la madre de Malcom me acribilla con la mirada.—¡A mi no me dices que hacer! —Estoy hastiada de todos ellos, esta vez no pienso callarme nada, es por su culpa que él está aquí y eso no se los voy a perdonar.—¡A mi no me alces la voz mocosa! —la sangre me hierve de la ira que se atrevan hacerse las víctimas en estos momentos.—¡¡Largo todos!! —rujo, to
Helen.Los recuerdos de mis padres juntos, las navidades, cumpleaños y los viajes me embargan en los dos días que me ahogo en alcohol.No soy capaz de derramar una lágrima, todo lo que siento me quema por dentro pero por fuera no muestro ninguna emoción.Enciendo un cigarro y me voy al balcón de mi habitación, la nicotina merma la ansiedad que me da enfrentarme al mundo, el tener que ver cómo sepultan a Alexis Borisov frente a mis ojos.La noche llega y mi cuerpo me traiciona llegando al límite de su voluntad, él solo beber y beber no le basta para estar en pie pero me niego a estar en mi cinco sentidos.Todo me da vueltas, la lucidez me abandona y tengo que agarrarme de las paredes para ir abrir la puerta ya que le pedí a mis empleados que se largarán.Tardó más de lo debido intentando abrir la puerta ya que la vista se me nubla en el proceso, siento que tardó una eternidad hasta que abro y logró distinguir quien se encuentra del otro lado de la puerta.—Hera. —susurro con la voz ron