OmniscienteEn un bar de quita, se encontraba Anastasia sirviendo bebidas como era de costumbre. Ella era una chica de bajos recursos que trabajaba diariamente para poder mantenerse. Ella estaba sola en el mundo, no sabía quienes eran sus padres, dado que creció en un orfanato y en cuanto tuvo la mayoría de edad decidió irse de ese infierno, llevaba tres años sola viviendo en un hotel de mala muerte, puesto que era para lo único que le alcanzaba su paga. Ella era una soñadora, para alguien que había vivido todo lo que ella, era alguien muy optimista que deseaba superarse, aunque no tuviese los recursos, deseaba tener todo lo que jamás podría tener alguien en su situación económica. Esa noche sin ella saberlo su vida cambiaría. En el momento que el joven pelinegro y de ojos grises cruzó la puerta, acaparó todas las miradas del bar, dado que nunca un joven tan apuesto había pisado ese lugar, las chicas que trabajaban en el lugar peleaban entre ellas por ver quién sería la que lo llevar
Eric.Tomo dos vasos de vidrio donde coloco unos cuantos hielos y sirvo borbón. Tomó los vasos y le entregó uno al peligro quien está sentado en su escritorio.—¿Y bien? ¿Funcionó? — preguntó una vez tomó asiento frente a él.—Supongo que sí. — Se encoge de hombros con una sonrisa maliciosa.—¿Supones? Lleva más de tres meses desde que te la follas y ¿aún no te ha dicho nada? — Inquiro.—Estoy seguro de que está embarazada, pero tal vez aún no sabe cómo decirlo.—¿Y que te asegura que no va a abortar? — Cuestionó, su ceño se frunce y su semblante se oscurece.—No lo hará, ha sido criada para esto, sus padres son muy cultos como para que ella siquiera piense en esa posibilidad. — Asegura.—No la subestimes, es amiga de Helen, no tiene ni idea de lo que es capaz esa mujer.—Puede ser, pero recuerda que ellas han sido criadas para estar a la sombra de un hombre. Puede que sean astutas pero son mujeres, en cuanto salen embarazadas se les quita cualquier duda y se vuelven sumisas. — Asiento
Helen.Un grito me hace despertar sobresaltada, aun somnolienta me levanto de la silla. Todo lo que percibo es una bofetada en mi mejilla al ver a la persona frente a mi.—¡Cómo te atreves a negarnos el paso para ver a nuestro padre! —Cristal me grita y yo lo único que puedo procesar es que la quiero matar a golpes.Detrás de ella llegan los otros bastardos con expresión furiosa, para su desgracia no hay nadie más furiosa en estos momentos que yo.—¡Dónde está mi padre! —ruge Malcom. Pará empeorar las cosas llegan sus madres.—¡Dónde mierda esta seguridad! —grito viendo el pasillo por donde llegaron.—¡Ni se te ocurra sacarnos de aquí! —la madre de Malcom me acribilla con la mirada.—¡A mi no me dices que hacer! —Estoy hastiada de todos ellos, esta vez no pienso callarme nada, es por su culpa que él está aquí y eso no se los voy a perdonar.—¡A mi no me alces la voz mocosa! —la sangre me hierve de la ira que se atrevan hacerse las víctimas en estos momentos.—¡¡Largo todos!! —rujo, to
Helen.Los recuerdos de mis padres juntos, las navidades, cumpleaños y los viajes me embargan en los dos días que me ahogo en alcohol.No soy capaz de derramar una lágrima, todo lo que siento me quema por dentro pero por fuera no muestro ninguna emoción.Enciendo un cigarro y me voy al balcón de mi habitación, la nicotina merma la ansiedad que me da enfrentarme al mundo, el tener que ver cómo sepultan a Alexis Borisov frente a mis ojos.La noche llega y mi cuerpo me traiciona llegando al límite de su voluntad, él solo beber y beber no le basta para estar en pie pero me niego a estar en mi cinco sentidos.Todo me da vueltas, la lucidez me abandona y tengo que agarrarme de las paredes para ir abrir la puerta ya que le pedí a mis empleados que se largarán.Tardó más de lo debido intentando abrir la puerta ya que la vista se me nubla en el proceso, siento que tardó una eternidad hasta que abro y logró distinguir quien se encuentra del otro lado de la puerta.—Hera. —susurro con la voz ron
Helen.Los hombres frente a mí quedan con la palabra a media ya que Agatha, mi abuela. Aparece a mi lado tomándome del brazo sin nada de delicadeza o disimulo.—¿Qué haces? —musita sólo para que yo la escuche. El gris de sus ojos choca con el mío y en el ambiente se siente nuestra tensión.Agatha Borisov nunca ha sido de mi agrado y tal como con mis hermanos, no me empeño en hacerlo cambiar su opinión respecto a mi y eso es porque no me interesa lo que pienses de mi, las únicas dos personas que verdaderamente me interesa su opinión, son mis padres.—No estoy haciendo nada. —me suelto de su agarre y sus ojos van a los hombres a mis espaldas.—Ni el funeral de tu padre eres capaz de respetar. —Sé lo que quieren decir sus palabras, no le haga caso, me doy la vuelta pero su susurro me detiene. —No quiero estar cerca de ti o tu madre por un buen tiempo, así que pospuse la lectura del testamento por lo menos un mes.Es todo lo que dice antes de irse y aun que quiera protestar no lo hago, me
Helen.—¡Pero qué te pasa Helen! —los gritos de Tania me tienen sin cuidado, camino rápido a mi auto los escoltas están en varios puntos cuidando la zona por lo que avanzó tranquila por el lugar desolado.—¡¡Helen!!«Van a malgastar mi maldito nombre si lo siguen diciendo» No le prestó atención a los llamados de uno de los bastardos que dicen ser mis hermanos. En cuanto abro la puerta de mi auto esta es azotado con furia. —¡¡Qué demonios está pasando!! —la cara de Tania queda a centímetros de la mía. —Nada. —Intentó abrir de nuevo la puerta pero ella la vuelve azotar. —Déjame ir Tania que con la última persona que quiero discutir es contigo. —No hasta que me digas de qué mierda hablas. —Su rostro está ardiendo en rabia que va directo a mi. ¿Por qué carajos está molesta conmigo? La indignación se instala en mi cuerpo. —Creo que no eres sorda, así que dudo mucho que no hayas entendido lo que quise decir. —A unos metros se escuchan las pisadas de los hermanos. —¡Están mintiendo!
Narrador omnisciente. El amor puede llegar de maneras inesperadas, eso no se puede negar porque a todos nos ha pasado que cuando decidimos cerrarnos al amor este se empeña más en buscarnos.Alexis ya daba por sentado que no quería más relaciones o hijos en su vida, pero esta le mostró que pese a todo la vida te puede mostrar otra perspectiva de las cosas.Luego de que Anastasia se recuperara Alexis decidió ayudarla, ya que no quería verla de nuevo en el lugar donde la conoció. Más que todo porque sabía que se repitieran las cosas y está vez él no estaría para ella.Él le demostró el lado que tanto soñaba de la vida y ella le devolvió el confiar. Por muchos meses fueron amigos apoyándose mutuamente, siendo el sustento del otro.En esos meses Alexis se olvidó del mundo, del estrés de su vida diaria ya que Anastasia se empecinó en ayudarlo a no estar bajo presión, lo convenció de alejarse de todos y disfrutar de todos los placeres que tenía a su alcance porque ¿para qué tener tanto dine
Dominik Bloss. El amar es la mayor auto tortura que podemos llegar a experimentar, soy fiel creyente de esas palabras.Amar a alguien es como una bomba de tiempo si la relación es insana porque sabes que en cualquier momento va a explotar y va acabar con cualquiera de los dos, y algo me dice que ese alguien seré yo.Tal vez no de manera sentimental, pero presiento que si terminaré con un terrible dolor de cabeza, al menos en el caso con Laura ya que con Helen algo me dice que me destruirá de todas las tomas posibles.Conozco poco de ella lo sé, sin embargo, cuando una persona no va hacer beneficiosa para tu vida lo sabes, y aun así decides hacer caso omiso de todo ignorado las banderas rojas que puedan llegar a tener tal persona. ¿Por qué? No lo sé. Pero creo que el estar trabajando justo un día después de la sepultura de su padre y te rehúses a llorar su muerte, es una clara advertencia de lo que se puede avecinar. Ayer después del funeral la traje a su departamento y en cuanto en