Una vez terminamos de almorzar, Tania y yo regresamos a la empresa, ella va a su área y yo a mi despacho.
Cuando abro la puerta de cristal, me detengo en seco por un momento, luego avanzó con cautela.
—¿Qué haces aquí? — Pregunto sentándome frente a él.
—Hola a ti también. Yo estoy bien, gracias por preguntar hija. —Dice con sarcasmo.
—Se supone que me entregaste la empresa para yo manejarla y tú pudieras viajar, descansar, que se yo. No es necesario que te aparezcas cada mes o semana. —Le explico pero él es muy terco.
—El día en que muera, ese día dejaré de venir. Por ahora acostúmbrate. —me cruzó de brazos y me recuesto de la silla mientras lo miró con el ceño fruncido.
—Pero…
—Pero si dejaras de ir a clubes cada fin de semana y hacer que no te metan en cada escándalo o te fotografíen con cada persona de esos clubes, dejaría de venir tanto. —Coloca una revista frente a mi mientras niega con la cabeza. Tomó la revista y la medio ojeo un poco ya que dice lo mismo de siempre solo que con diferente fotografía.
¿Quién dice que, una joven de ventucuatro años no puede tener el mundo a sus pies? porque quién lo haya dicho seguro y no conoce a la joven Helen Borisov. Quien no solo es:
- Hermosa.
- Multimillonaria
- Toda una empresaria.
Esta hermosa chica, quien es de origen ruso. No sólo es una cara bonita, puesto que maneja una de las firmas de abogados más importantes del mundo. Que tan sólo con veinticuatro años de edad ya maneja la firma de abogados de su padre, quien le confío su imperio hace ya dos años, Y desde entonce no hace más que crecer cada día. Sin duda esta joven no le a quedado grande el trabajo.
Aúnque no todo es color rosa, ya que ha la joven se le acusa de ser muy liberal. Debido a que más de una persona la a visto en clubes, muy bebida. Las críticas no se han echo esperar puesto que la joven, está comprometida hace ya algunos meses, aún así parece no tomarse enserio su compromiso ya que fuertes rumores afirman a verla visto salir de dichos clubes con hombre o mujeres muy acaramelados.
Por su parte, no afirma ni desmiente las acusaciones.
Aún así no quita los logros que a su corta edad ha conseguido.
Revista blanco y negro.
—Al menos halaga mi trabajo. —Me encojo de hombros.
—Y destruye tu reputación. —Acusa y se levanta furioso. —Tienes un compromiso. Recuerda que en pocas semanas te vas a casar. Mientras tu vas a arruinar tu reputación e integridad, en esos lugares donde no debería estar una mujer de tu estatus; hay personas emocionadas por tu boda y otras planiadola. Sabes que tienes que terminar con esa vida tan desalmada que tienes. Tienes que respetar a tu futuro esposo o por lo menos no hacer las cosas evidentes. Tu madre planea tu boda, que vuelvo y repito es y será en unas pocas semanas, así que no más escándalos. Te lo deje pasar estos dos años, pero se acabó Helen…
—¡¡¡Yo no me quiero casar!!! Tu eres el que impuso esto tú… —Me interrumpe y me levanto furiosa golpeando la mesa con mis manos.
—No te hagas la víctima que muy bien pudiste no aceptar, pero tu ambición pudo más que tu deseo de “no compromisos”. Quisiste la firma y no dudaste a la hora de firmar el contrato para tener esta empresa. Ahora mejor le bajas al tono y haz lo que te ordenó. —Entierro mis uñas en la palma de mi mano conteniendo la ira. Camino hacia los ventanales e intento calmarme, aunque todo se va a la m****a cuando mi padre vuelve a hablar.
—Tenemos que irnos ya. Tus suegros te esperan para una salida y cena familiar. —Me giro rápidamente y le doy una mirada para nada agradable, él descaradamente sonríe con satisfacción.
—No.
—Tarde, ya confirme y… —Ve su reloj —nos queda una hora para llegar. Por lo tanto. —Señala la puerta y no tengo de otra más que salir e irme con él. Subimos al auto en silencio y el chófer nos deja en mi apartamento. —Ve por tus cosas.
Ordena por lo que bajó y tomó lo que creo que necesitaré. Mi teléfono suena pero no contento, lo apago y bajo con una maleta pequeña. Una vez subo el chófer vuelve a poner en marcha el auto. Estoy muy molesta pero no puedo llevarle la contraria, no pienso dejar la empresa solo para seguir con la vida que me gusta. Yo acepte y a si lo pienso hacer hasta el final.
Llegamos a la mansión de la familia Wilson, “mis suegros”. Los detesto. Una vez llegamos los empleados bajan mi maleta y la de mi padre y nos guían a la parte del jardín donde ya se encuentra mi madre y “prometido” Eric, a él no le odio tanto ya que él ha cedido a mis peticiones y eso ha hecho las cosas mucho mejor para mi.
En cuanto llegamos a ellos, tengo a Margaret, la madre de Eric, dándome un abrazo asfixiante. La apartó de mí y ella se disculpa luego viene Liam el padre, que por suerte solo me da un beso en la mejilla a modo de saludo. Mi estrés aumenta cuando veo a Amanda y su mejor amiga Lisa. Las cuales no soporto y yo a ellas tampoco puesto que me lo han dejado claro en más de una ocasión. Eric se acerca a mí y me da un beso corto.
—¿Quieres venir o prefieres refrescarte antes de unirte? —Pregunta en un susurro.
—Voy a refrescarme. —Le digo y él asiente. Voy a la mansión y subo las escaleras para ir a “mi habitación” la señora Margaret la declaró como mía cuando los visite por primera vez. «también por obligación» antes de poder abrir la puerta de la habitación escuchó una risita muy conocida.
—Oh. Hola Helen. —saluda Lisa muy sonriente.
—No estoy de humor.
—Nunca lo estás. —murmura sin dejar de sonreír, cosa que me incomoda.
—¿Qué hiciste ahora, Lisa? —Cuestionó. Su sonrisa crece aún más, ve a todos lados antes de tomar mi brazo y meternos en la habitación. ¿Qué le pasa?
—No me toques. —Quito su mano y doy un paso atrás mientras ella toma su teléfono y busca algo.
—Ve esto. —Coloca su teléfono en mis manos, lo tomó y veo las fotos que están en él. Con el ceño fruncido dejó de deslizar la pantalla en un video el cual reproduzco y paró enseguida cuando entiendo lo que es. Esta niña solo me hace afirmar más mi teoría de que sus neuronas están más que muertas. —Y decías que él estaba fuera de mi alcance…
—¿Qué intentas probar? Qué puedes rebajarte tanto para follarte a un hombre comprometido. Qué tiene la dignidad tan baja que piensas que volverás a follar con Eric y que el me dejara por ti. —Río a carcajadas de su patético intento. Su rostro se vuelve rojo aunque no se si de vergüenza o ira.
—No eres las gran cosa Helen, y Eric pronto lo verá. — Ruge antes de arrebatarme el teléfono y largarse.
Desde que conozco a Lisa, siempre he sabido que ella está perdidamente enamorada de Eric, claro que no pensé que se la fuera a follar. El nunca le prestó atención a pesar de conocerse de toda la vida. Tendré que hablar con él imbécil, no es que me importe con quien se acueste, puesto que no tengo moral para reclamar algo así, pero si hay algo que me moleste ese es que no me digan la verdad. En más de una ocasión le he preguntado si no le interesa la chica, pero en cada ocasión me lo niega.
Voy al baño en donde me doy una larga ducha, y una vez salgo me coloco algo cómodo para la ocasión. Pasar el día con la familia Wilson y mis padres es lo más incómodo y estresante que me puede pasar. Las conversaciones se resumen en mi boda y lo que será mi vida de casada. No entiendo por qué los Wilson se hacen los ciegos, ellos saben que esto es un acuerdo pero actúan como si esto fuera real «como si de verdad yo quisiera casarme con su hijo y formar una familia» si ellos piensan que eso va a pasar, entonces están más locos de lo que pensé.
Al caer la noche y terminar la cena, tomó mi laptop y me encerró en el despacho de Eric para seguir trabajando. Al pasar algunas horas alguien toca la puerta, no le presto atención ya que no puedo apartar la mirada de mi laptop. Al no contestar igual entran y en menos de nada ya tengo a Eric frente a mi.
—Es hora de dormir.
—¿Y es importante por…?
—Necesitas dormir Helen. —Ordena. Levantó la mirada solo parada para fulminarlo con esta.
—No me jodas. Tengo trabajo atrasado gracias a tu familia. ¿Cuándo van a entender que es un acuerdo? —Cuestionó cruzándome de brazos.
—¿Qué tiene de malo que hablen de nuestra boda?
—¿Qué tiene? Todo, Eric lo tiene todo mal. Si, nos vamos a casar. Pero te recuerdo que tu y yo tenemos acuerdos de por medio. En el momento que mi padre impuso la condición de casarme, no lo pensé dos veces para proponertelo a ti porque los dos salimos ganando. Pero estoy harta de todo este circo. Si no controlas a tu familia se acabó. Encontraré a otro que se case conmigo y cumpla mis reglas. —lo amenazó. Me levanto dispuesta a irme del lugar.
—No, espera. —toma mi brazo con suavidad. —Hablaré con ellos ¿de acuerdo? Lo siento, lo arreglaré. —Promete, me pega a él y me besa. Al principio no lo acepto lo separó y pienso en abofetearlo por idiota, pero una vez miro la puerta desisto. «Lisa» está estática la puerta. Una idea se me cruza por la cabeza la cual no dudo en llevar a cabo.
Tomó de la nunca a Eric y lo beso lento y luego subo la intensidad, colocó una de sus manos en mi cadera y la otra en mi pecho. Actúa rápido por lo que en un abrir y cerrar de ojos ya estoy encima del escritorio con las piernas abiertas y Eric entre ellas. Mi mirada va de nuevo a la puerta y la muy idiota sigue allí con los ojos cristalinos. Eric sube un poco mi vestido y saca mi bragas, eso parece hacerla reaccionar por lo que se larga corriendo sin cerrar la puerta. Espero unos segundos y cuando Eric está a punto de hac er algo, lo apartó y me bajo del escritorio.
—Lo siento cariño. Pero no estoy de humor. —Tomo mis bragas y salgo de su despacho.
—No lo puedo creer. —Tania me ve sorprendida por lo que le acabo de decir. —Si que eres mala, amiga. —dice con emoción. —Era lo mejor. Yo me voy a casar con Eric y no necesito que una mocosa me amargue la vida. —me encojo de hombros restándole importancia. —¿No le piensas decir nada a Eric?—No, no tiene caso. —seguimos platicando en la cafetería hasta que me doy cuenta que es hora de ir al trabajo. Una vez llegamos me despido de Tania y voy a mi despacho, pero antes de abrir la puerta mi secretaria me detiene. —Señorita, su cliente ha llegado. —me informa. «No me acordaba que tenía que atender un caso» pienso. —Me recuerda su apellido. —Bloss. —Responde dejándome desconcertada. —Hágalo pasar. —ordenó antes de entrar a mi despacho. Tomó mi laptop revisando los correos importantes. Intento concentrarme pero es imposible. Bloss, la familia más importante de Inglaterra. Alguien abre la puerta haciéndome levantar la mirada y ver quién entró. Por un momento quedó en blanco revisando
Dominik—¿Qué mierda es esto Dominik? — grita Laura, en cuanto entra a mi oficina agitando la carpeta en sus manos. —¿Acaso no sabes leer? Claramente son los papeles de divorcio. — Le explico con calma recostado me de la silla. —¡No me puedes hacer esto! —chilla frente a mi. —Si puedo, ¿y qué crees? ya lo hice. — Le sonrió con todo el descaro que puedo dar. —Pero… ¿por qué? — giro los ojos, aquí vamos de nuevo —Yo te amo, y se que tu a mi también. Cancela esto, y lo arreglamos juntos Dominik. —No. —corto elevando un poco la voz. Sus ojos se llenan de lágrimas. —¿Por qué te quieres divorciar? Yo lo único que he hecho es amarte y demostrarte que te amo, cariño cancela esto. — masajeo mi cien en cuanto siento el estrés elevarse. —No voy a tener esta conversación de nuevo. —me levantó para no tener que lidiar de nuevo con esto. —Nos vemos cuando quieras firmar. —salgo sin esperar respuesta, me voy al estacionamiento donde me adentro en mi auto y pongo el auto en marcha, para estar
Acomodo mi falda negra, un poco para luego verme en el espejo de cuerpo entero, terminó de abotonar mi camisa blanca y arreglar el maquillaje, una vez terminó con mi vestimenta, optó por soltar mi cabello a cada lado de mi rostro y me coloco los tacones blancos.Tomo mi bolso y lentes de sol, antes de salir de mi departamento, subo al auto en cuanto llego al estacionamiento, me coloco los lentes antes de poner en marcha el auto. En cuanto llegó a mi despacho, mi secretaria me extiende mi café antes de entrar.Tomó asiento y empiezo con todo el trabajo que tuve atrasado, paso alrededor de cuatro horas contestando llamadas y correos. En cuanto siento que yo no puedo más alguien entra sin previo aviso.—Helen cariño. —reprimo las ganas de girar los ojos al escuchar la voz de Laura.—Llegas tarde. —Le digo molesta, se supone que debió llegar hace dos horas atrás.—Lo sé, lo siento. Pensé que no era tan importante. —Se encoge de hombros. Suspiro antes de hablar.—Toma asiento por favor. —L
En esta vida muy pocas cosas me hacen sentir mal, para las personas que muy poco me conocen tal vez piensen que solo me importa lo material, el dinero de mi padre. Pero no es así, lo más importante para mi es mi familia y Tania, aunque tenga muchas discusiones y conflictos con mis padres, los amo a pesar de no decirse los jamás. Tania me importa mucho, más de lo que debería y más de lo que quisiera. Es mi amiga, ella se auto proclamó mi amiga creo que antes de su nacimiento, desde que tengo memoria ella siempre ha estado para mi, como yo para ella. Nosotras crecimos en el ojo del huracán, somos hijas de personas muy importantes de una dinastía de hace siglos, nacimos para ser las jodidas reina del mundo, nuestros padres nos prepararon para esto. Para lo que jamás nos prepararon, fue para el amor, la familia o el vivir una vida tranquila. Sabíamos cuál iba a ser nuestro futuro puesto que cada mañana desde los dos años nos lo repetían. Ser las dueñas del mundo siempre lo aceptamos, l
—Tengo que irme. —informó incómoda.—¿A dónde?—Tania pregunta confundida al separarse de Dominik.—Mi madre. — Le digo y ella entiende.—Oh. —su cara se entristece aún más. —Supongo que es para algo importante de la boda. Lamento no poder ir.—No te disculpes. Podré sola, tranquila. —me acerco a ella para darle un beso en su frente. —Estaré aquí en la noche, lo prometo. — Salgo del lugar sin mirar a Dominik. Sin saberlo esa sería la primera vez que no cumpliría con mi palabra. ♠️♠️♠️—¿Qué necesita? —es lo primero que digo una vez entró al lugar donde está mi madre. —Pruebo esto. —me da una cucharada de pastel, no me da tiempo para negarme ya que la mete a mi boca. —¡Qué te pasa! —Chillo una vez trajo el pastel.—¿Te gusta? —evade mis preguntas. —Está bien, no respondas ¡Eric! —grita, unas ganas enormes de mandar todo la mierda cruza mi mente. —Hola cariño. —me saluda Eric. —¿Qué necesita suegra?—pregunta muy servicial. Miró el lugar lleno de flores blancas, pasteles de todos los
—¡¡No es porque no quisiéramos, padre!! ¡¡Tú la preferiste a ella, porque estás con su madre!! ¡¡Eres un maldito imbécil, que no pudo quedarse con su primera esposa. No, tuviste que casarte una y otra vez hasta quedarte con la peor mujer de todas, una maldita bailarina de quita, una pu...!! —¡¡Ni se te ocurra terminar esa frase María!! —todos en la mesa dimos un respingo al escuchar el grito de mi padre, nunca, desde que tengo memoria he visto a mi padre tan molesto, siempre ha sido de los que mantiene la calma hasta el final, hasta en los peores momentos.—¿Por qué? Si tienes razón, no te quedaste con ninguna de nuestras madres a pesar de venir de una buena familia, y no de un prostíbulo. — las palabras de Kol me taladran hasta el fondo, ¿de que estaba hablando? Mire a mi madre quien tenía los ojos cristalinos.—¿De qué habla Kol, madre? —Le pregunté confundida.—¡¡Nos vamos ya!! —volvió a gritar mi padre, haciéndome entender que esta conversación tenemos que platicar en privado, cu
OmniscienteEn un bar de quita, se encontraba Anastasia sirviendo bebidas como era de costumbre. Ella era una chica de bajos recursos que trabajaba diariamente para poder mantenerse. Ella estaba sola en el mundo, no sabía quienes eran sus padres, dado que creció en un orfanato y en cuanto tuvo la mayoría de edad decidió irse de ese infierno, llevaba tres años sola viviendo en un hotel de mala muerte, puesto que era para lo único que le alcanzaba su paga. Ella era una soñadora, para alguien que había vivido todo lo que ella, era alguien muy optimista que deseaba superarse, aunque no tuviese los recursos, deseaba tener todo lo que jamás podría tener alguien en su situación económica. Esa noche sin ella saberlo su vida cambiaría. En el momento que el joven pelinegro y de ojos grises cruzó la puerta, acaparó todas las miradas del bar, dado que nunca un joven tan apuesto había pisado ese lugar, las chicas que trabajaban en el lugar peleaban entre ellas por ver quién sería la que lo llevar
Eric.Tomo dos vasos de vidrio donde coloco unos cuantos hielos y sirvo borbón. Tomó los vasos y le entregó uno al peligro quien está sentado en su escritorio.—¿Y bien? ¿Funcionó? — preguntó una vez tomó asiento frente a él.—Supongo que sí. — Se encoge de hombros con una sonrisa maliciosa.—¿Supones? Lleva más de tres meses desde que te la follas y ¿aún no te ha dicho nada? — Inquiro.—Estoy seguro de que está embarazada, pero tal vez aún no sabe cómo decirlo.—¿Y que te asegura que no va a abortar? — Cuestionó, su ceño se frunce y su semblante se oscurece.—No lo hará, ha sido criada para esto, sus padres son muy cultos como para que ella siquiera piense en esa posibilidad. — Asegura.—No la subestimes, es amiga de Helen, no tiene ni idea de lo que es capaz esa mujer.—Puede ser, pero recuerda que ellas han sido criadas para estar a la sombra de un hombre. Puede que sean astutas pero son mujeres, en cuanto salen embarazadas se les quita cualquier duda y se vuelven sumisas. — Asiento