El arte de amar
El arte de amar
Por: Yosemith gs
Capítulo 1

Tomó un trago de mi bebida mientras bailo la música, la cual es sensual y lenta, por lo que me muevo al compás de esta, moviendo mis caderas de un lado a otro. Coloco mi pelo a un lado, dejando al descubierto mi espalda, la cual solo está cubierta por unos tirantes finos. 

Al levantar la mirada esta va directo a mi presa, quien me está mirando con intensidad y lujuria. El chico parece no querer perder el tiempo por lo que se acerca a pasos lentos, dándome tiempo a detallar muchos más. Su cabellera rubia casi blanca cae en cascada hasta sus pómulos, su rostro fino delicado pero masculino resalta aún más con las luces del lugar, su cuerpo no muy musculoso pero tiene lo adecuado, sus ojos grises tiene esa carga de malicia y perversión que me encantan. 

Al llegar a mi me da una sonrisa ladeada, le devuelvo el gesto mientras le doy la espalda y le empiezo a bailar. Posa sus manos en mi cintura, mientras se mueve al compás de mis caderas, su aliento roza mi cuello haciéndome estremecer. 

—Con que soy el elegido esta noche. — Su voz es ronca. 

—Te molesta la idea. — Pregunto. Me voltea rápidamente pegándome a su pecho. 

—En absoluto, linda. — Se acerca mucho más a mí. Rozando sus labios contra los míos — Me siento el hombre más afortunado en estos momentos. La gran Helen Borisov me encogió como su presa esta noche. No puedo estar más contento al respecto. —Su voz no suena burlesca, al contrario suena más que sincero. 

Termina el espacio que nos separa y me besa, no rompe mis expectativas el beso es salvaje y lujurioso. Lo separó de mí cuando mis pulmones piden aire, sus pupilas ya están dilatadas y sus labios enrojecidos. 

La noche sigue y aunque ya tenga a mi víctima no me largo a follar. Me divierto con mis acompañantes y bailamos hasta más no poder, el chico se queda junto a mi hasta que decido que ya me quiero ir del lugar. En cuanto salimos del lugar las chicas se van con sus respectivas parejas, mientra yo me voy con la mía. A pesar del hecho de que bebí, no estoy ebria por lo que tomo mis llaves y entro en mi auto. El chico duda por un instante y hasta me pide que maneje el, me niego rotundamente y una vez entra al auto enciendo el motor haciéndolo rugir. Me pongo en marcha hasta llegar a mi departamento.

Bueno, el departamento que uso para estas ocasiones. 

Dejó el auto en el estacionamiento y nos adentramos en el edificio, y vamos directo al departamento el cual está en el último piso. 

—¿Segura que no estás ebria? — Cuestiona él en cuanto nos adentramos al lujoso penthouse. 

—Por supuesto. ¿Quiere algo de tomar? — Pregunto mientras me quito los tacones. 

—No. — Me giró a verlo descaradamente. Se ve un poco nervioso o tal vez intimidado. 

Me acerco a él y lo atraigo a mi para besarlo, rápidamente me corresponde y toma mis piernas alzandome las cuales enredó en sus caderas. Coloca sus manos en mi espalda y no tarda mucho en romper los tirantes. 

—Espera. — lo detengo para bajarme de sus brazos, su ceño se frunce al no comprender lo que hago, tomó su muñeca y lo llevó conmigo al sofá en el cual lo tiro  y me subo a horcajadas sobre su regazo. 

Lo vuelvo a besar con vehemencia, sus manos se colocan en mi cintura para acercarme mucho más a él. Dejó su boca para besar su mandíbula y cuello, mientras mis manos desatan los botones de su camisa, me separo un poco para terminar de desaparecer me de ella. 

Su torso queda desnudo exigiendo que lo toque, paso mis manos por él hasta llegar a su pantalón. De un movimiento rápido él quita mi vestido, para su sorpresa no llevo ropa interior por lo que quedó completamente expuesta, hace el amago de llevarme contra el sofá pero lo detengo. 

—No te apresures. — Quito sus manos de mi cintura, me acerco para seguir besando su cuello, luego su torso hasta llegar en la parte baja. Me bajó de su regazo para quedar de rodilla ante él, lo observó tragar grueso y cómo sus pupilas se dilatan. 

Quito su pantalón y ropa interior sin previo aviso, su expresión de sorpresa no me pasa desapercibida, me coloco en medio de sus piernas y tomó su miembro con una manos empezó a masturbalo, deslizó la otra por uno de los cojines del sofá y encuentro lo que buscaba, rompo el plástico con mis dientes y luego procedo a colocar el condón en su miembro. 

—No es necesario. — Dice rápidamente al ver mis intenciones. 

—Pero yo quiero. — Confieso. Tomó una de sus manos y la colocó en mi cabello, mientras que tomó su miembro en mi mano. No sabría cómo describir su expresión, pero entiende el mensaje. 

Me toma con fuerza y me acerca a su miembro mucho más, abro mi boca y lo introduzco lentamente para acostumbrarme a su tamaño. Levantó mi mirada para observar cómo su boca se entreabre y empieza a jadear, su mirada grisáceas es tan hipnotizante que no soy capaz de apartar la mirada. La velocidad aumenta con cada segundo, hasta que siento que puedo llegar al fondo. Los movimientos son rápidos y bruscos, en toda la sala lo único que se escucha son sus gruñidos y jadeos. Mi entrepierna empieza a palpitar dolorosamente exigiendo atención. Pero sigo dándole placer al rubio. 

Cuando siento que está por llegar, me separa de él bruscamente y toma mis brazos levantándome del suelo para quedar a horcajadas sobre él. 

—Casi acabas conmigo. — dice jadeante, su respiración aún es un desastre y lucha por controlarla. Sin previo aviso tomó su miembro en mis manos y lo posicionó en mi entrada, y sin más lo introduzco. Ambos jadeamos en sorpresa. —Me vas a volver loco. 

Sus palabras salen con dificultad, no estoy dispuesta a dar tregua, mi cuerpo lo reclama dolorosamente. Empiezo a moverme en círculos lentamente tocando los puntos claves, haciendo que ponga los ojos en blanco y suelte pequeños gemidos. Se siente también que siento que puedo acabar en cuestión de minutos. 

Sus manos me toman fuerte de la cintura y empieza acelerar el movimiento, mis gemidos se hacen más audibles a medida que la velocidad aumenta. 

—Dominik. — Gimo con desesperación. 

—¿Qué…? — intenta decir algo pero no se lo permitió, lo beso mientras aumentó más la velocidad. 

Los movimientos se vuelven tan rápidos que mis piernas tiemblan, el nudo en mi vientre explota arrastrándome en un orgasmo que agota mis energías de golpe. Haciéndome perder el conocimiento en sus brazos. 

♠️♠️♠️

Me despierto con un fuerte dolor de cabeza. Gruñó tocándola, me muevo y siento a alguien a mi lado, me levanto de golpe y me doy cuenta que no estoy en mi apartamento. Veo al individuo que está a mi lado y me acuerdo que es el chico con el que estuve anoche.

Me levanto de la cama con cuidado y tomó mis cosas. Me visto rápido antes de que se despierte, por suerte lo logro y voy al baño aseándome un poco, me recojo mi cabello en una coleta mal arreglada y con eso salgo. 

Al menos no estuvo mal. Nada mal.

Me adentro en el ascensor hasta el estacionamiento, que por suerte tomó buenas decisiones aún tomada. Siempre hago esto, no me arriesgo a irme con cualquiera a quien sabe donde vivan, prefiero traerlo aquí y así asegurarme de que estaré bien. Me adentro y me pongo lentes de sol y música, veo mi teléfono y me doy cuenta que son las 6 Am.

«Mierda»  

Me apresuro a llegar al departamento. Al llegar bajo del auto a toda velocidad subiendo al ascensor, una vez estoy en mi habitación corro al baño. Me baño en tiempo récord y me visto a la misma velocidad, me maquillo un poco ya que no tengo tiempo. Me veo en el espejo de cuerpo entero para asegurarme de que me veo presentable en mi traje negro, tacones del mismo color, cabello suelto y labios rojos. 

«Perfecta» 

♠️♠️♠️

Una vez lista me devuelvo al estacionamiento y mientras estoy en el ascensor reviso mi teléfono a ver la hora viendo que ya son las siete de la mañana me percato que hay un montón de correo, mensaje de I*******m y W******p solo veo algunos. Me meto en el auto de nuevo y conduzco a toda la velocidad que se me permite, para llegar a mí reunión de trabajo.

Llegó a la empresa le doy las llaves del auto al valet parking y me adentro resonando mis tacones con cada paso, eso alerta a Marta la secretaría de este piso. 

—Bueno... Buen día señorita Borisov. — tartamudea. Hago un leve asentimiento con la cabeza y sigo hasta el ascensor y salgo con mi mentón en alto, la espalda recta e imponiendo con cada paso que doy. Todos me ven y se mueven rápidamente a hacer su trabajo, llegó hasta la puerta de la sala de reuniones y una vez dentro todos se levantan y saludan.

Me siento en la cabeza de la mesa y todos toman asiento esperando a que de las órdenes. Pongo mis codos en la mesa y habló.

—¡Kattia! —llamo a mi secretaria la cual aparece enseguida.

—Dígame señorita Borisov.

—Necesito una pastilla ya sabe cuáles y un café fuerte. Por favor — Asiente. Regresa enseguida con lo que le pedí. La tomó rápidamente para quitarme un poco la resaca. Una vez estoy más centrada les hablo.

—Ya pueden empezar. Primero tu. Mmm... Jack — señaló a uno de ellos se levanta y da inicio a la reunión. Abro mi laptop y reviso las noticias, la agenda y el trabajo pendiente. No necesito verlo para escuchar lo que informan todo sin problemas, mientras sigo en lo mio. 

Está empresa es una de las mejores firmas de abogados que existe en el mundo. Al querer mi padre salir del negocio me dio su empresa. Me hice cargo de ella hace ya dos años, pero solo fue por un acuerdo. Aunque no tenga hermanos no soy su única hija. Mi madre fue su cuarto matrimonio y con quién aún permanece, soy la única que crío ya que no duró más de unos meses con sus antiguas esposa. Soy la única que conoce muy bien esta empresa de pies a cabeza porque de no ser así mi padre no me la hubiera entregado. El es un hombre muy estratega y ambicioso trabajo mucho por esta empresa por lo que no lo pensó dos veces para entregarme la. 

Cuando terminan ya es más de medio día. Por lo que muero de hambre le mandó un mensaje a Tania para que me espere para almorzar en nuestro restaurante favorito. Me llega su respuesta y salgo. Al encontrar la, veo que está  coqueteando con un chico. Supongo que es nuevo no lo habían visto por aquí antes. Me acerco y ella se voltea a verme con una gran sonrisa. Se puede decir que es el único ser que soporto por voluntad propia a pesar de ser tan alegre e intensa. Tengo dos amigas aparte de ella con quiénes salgo los fines de semanas para salir de tanto estrés. Se despide del chico y viene a darme un abrazo corto por la cara que pongo. Pero no le quita la sonrisa.

—Hola, que tal te fue anoche — salimos de allí y caminamos hasta el restaurante el cual no queda muy lejos. 

—Valió la pena. — me encojo de hombros y ella se ríe.

—Vaya, al menos tú tuviste suerte — hace puchero y giró los ojos. A veces es demasiado dramática. Me da una mirada de reproche —En serio . No entiendo cómo tienes tanta suerte para elegir — eso me hace reír.

—No es que tenga suerte solo que yo no me voy con el primer baboso — ella deja el tema y entramos al restaurante donde nos encontramos con Laura y Kenia. Las saludamos y nos sentamos.

—¿Qué desean ordenar? — pregunta el camarero.

—Lo mismo de siempre, cariños. — responde Tania. Hablan de cosas triviales a las cuales no prestó mucha atención. Siempre me pregunto ¿Por qué les sigo hablando? Y después veo a Tania y lo recuerdo. Ella y yo somos polos opuestos totalmente, desde nuestra apariencia hasta la personalidad. Ella es muy amable y servicial pero yo no puedo ser así. Cuando conocí a este par, me contó mucho familiarizar pero termine adaptándome un poco. Ya que ella quiera que socializara más. A pesar de que las conozco desde los diecisiete años, hay algo que no m e gusta en ellas. Tania dice que es que soy muy paranoica por lo que hago un esfuerzo por llevarme bien con ellas.

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