Tomó un trago de mi bebida mientras bailo la música, la cual es sensual y lenta, por lo que me muevo al compás de esta, moviendo mis caderas de un lado a otro. Coloco mi pelo a un lado, dejando al descubierto mi espalda, la cual solo está cubierta por unos tirantes finos.
Al levantar la mirada esta va directo a mi presa, quien me está mirando con intensidad y lujuria. El chico parece no querer perder el tiempo por lo que se acerca a pasos lentos, dándome tiempo a detallar muchos más. Su cabellera rubia casi blanca cae en cascada hasta sus pómulos, su rostro fino delicado pero masculino resalta aún más con las luces del lugar, su cuerpo no muy musculoso pero tiene lo adecuado, sus ojos grises tiene esa carga de malicia y perversión que me encantan.
Al llegar a mi me da una sonrisa ladeada, le devuelvo el gesto mientras le doy la espalda y le empiezo a bailar. Posa sus manos en mi cintura, mientras se mueve al compás de mis caderas, su aliento roza mi cuello haciéndome estremecer.
—Con que soy el elegido esta noche. — Su voz es ronca.
—Te molesta la idea. — Pregunto. Me voltea rápidamente pegándome a su pecho.
—En absoluto, linda. — Se acerca mucho más a mí. Rozando sus labios contra los míos — Me siento el hombre más afortunado en estos momentos. La gran Helen Borisov me encogió como su presa esta noche. No puedo estar más contento al respecto. —Su voz no suena burlesca, al contrario suena más que sincero.
Termina el espacio que nos separa y me besa, no rompe mis expectativas el beso es salvaje y lujurioso. Lo separó de mí cuando mis pulmones piden aire, sus pupilas ya están dilatadas y sus labios enrojecidos.
La noche sigue y aunque ya tenga a mi víctima no me largo a follar. Me divierto con mis acompañantes y bailamos hasta más no poder, el chico se queda junto a mi hasta que decido que ya me quiero ir del lugar. En cuanto salimos del lugar las chicas se van con sus respectivas parejas, mientra yo me voy con la mía. A pesar del hecho de que bebí, no estoy ebria por lo que tomo mis llaves y entro en mi auto. El chico duda por un instante y hasta me pide que maneje el, me niego rotundamente y una vez entra al auto enciendo el motor haciéndolo rugir. Me pongo en marcha hasta llegar a mi departamento.
Bueno, el departamento que uso para estas ocasiones.
Dejó el auto en el estacionamiento y nos adentramos en el edificio, y vamos directo al departamento el cual está en el último piso.
—¿Segura que no estás ebria? — Cuestiona él en cuanto nos adentramos al lujoso penthouse.
—Por supuesto. ¿Quiere algo de tomar? — Pregunto mientras me quito los tacones.
—No. — Me giró a verlo descaradamente. Se ve un poco nervioso o tal vez intimidado.
Me acerco a él y lo atraigo a mi para besarlo, rápidamente me corresponde y toma mis piernas alzandome las cuales enredó en sus caderas. Coloca sus manos en mi espalda y no tarda mucho en romper los tirantes.
—Espera. — lo detengo para bajarme de sus brazos, su ceño se frunce al no comprender lo que hago, tomó su muñeca y lo llevó conmigo al sofá en el cual lo tiro y me subo a horcajadas sobre su regazo.
Lo vuelvo a besar con vehemencia, sus manos se colocan en mi cintura para acercarme mucho más a él. Dejó su boca para besar su mandíbula y cuello, mientras mis manos desatan los botones de su camisa, me separo un poco para terminar de desaparecer me de ella.
Su torso queda desnudo exigiendo que lo toque, paso mis manos por él hasta llegar a su pantalón. De un movimiento rápido él quita mi vestido, para su sorpresa no llevo ropa interior por lo que quedó completamente expuesta, hace el amago de llevarme contra el sofá pero lo detengo.
—No te apresures. — Quito sus manos de mi cintura, me acerco para seguir besando su cuello, luego su torso hasta llegar en la parte baja. Me bajó de su regazo para quedar de rodilla ante él, lo observó tragar grueso y cómo sus pupilas se dilatan.
Quito su pantalón y ropa interior sin previo aviso, su expresión de sorpresa no me pasa desapercibida, me coloco en medio de sus piernas y tomó su miembro con una manos empezó a masturbalo, deslizó la otra por uno de los cojines del sofá y encuentro lo que buscaba, rompo el plástico con mis dientes y luego procedo a colocar el condón en su miembro.
—No es necesario. — Dice rápidamente al ver mis intenciones.
—Pero yo quiero. — Confieso. Tomó una de sus manos y la colocó en mi cabello, mientras que tomó su miembro en mi mano. No sabría cómo describir su expresión, pero entiende el mensaje.
Me toma con fuerza y me acerca a su miembro mucho más, abro mi boca y lo introduzco lentamente para acostumbrarme a su tamaño. Levantó mi mirada para observar cómo su boca se entreabre y empieza a jadear, su mirada grisáceas es tan hipnotizante que no soy capaz de apartar la mirada. La velocidad aumenta con cada segundo, hasta que siento que puedo llegar al fondo. Los movimientos son rápidos y bruscos, en toda la sala lo único que se escucha son sus gruñidos y jadeos. Mi entrepierna empieza a palpitar dolorosamente exigiendo atención. Pero sigo dándole placer al rubio.
Cuando siento que está por llegar, me separa de él bruscamente y toma mis brazos levantándome del suelo para quedar a horcajadas sobre él.
—Casi acabas conmigo. — dice jadeante, su respiración aún es un desastre y lucha por controlarla. Sin previo aviso tomó su miembro en mis manos y lo posicionó en mi entrada, y sin más lo introduzco. Ambos jadeamos en sorpresa. —Me vas a volver loco.
Sus palabras salen con dificultad, no estoy dispuesta a dar tregua, mi cuerpo lo reclama dolorosamente. Empiezo a moverme en círculos lentamente tocando los puntos claves, haciendo que ponga los ojos en blanco y suelte pequeños gemidos. Se siente también que siento que puedo acabar en cuestión de minutos.
Sus manos me toman fuerte de la cintura y empieza acelerar el movimiento, mis gemidos se hacen más audibles a medida que la velocidad aumenta.
—Dominik. — Gimo con desesperación.
—¿Qué…? — intenta decir algo pero no se lo permitió, lo beso mientras aumentó más la velocidad.
Los movimientos se vuelven tan rápidos que mis piernas tiemblan, el nudo en mi vientre explota arrastrándome en un orgasmo que agota mis energías de golpe. Haciéndome perder el conocimiento en sus brazos.
♠️♠️♠️
Me despierto con un fuerte dolor de cabeza. Gruñó tocándola, me muevo y siento a alguien a mi lado, me levanto de golpe y me doy cuenta que no estoy en mi apartamento. Veo al individuo que está a mi lado y me acuerdo que es el chico con el que estuve anoche.
Me levanto de la cama con cuidado y tomó mis cosas. Me visto rápido antes de que se despierte, por suerte lo logro y voy al baño aseándome un poco, me recojo mi cabello en una coleta mal arreglada y con eso salgo.
Al menos no estuvo mal. Nada mal.
Me adentro en el ascensor hasta el estacionamiento, que por suerte tomó buenas decisiones aún tomada. Siempre hago esto, no me arriesgo a irme con cualquiera a quien sabe donde vivan, prefiero traerlo aquí y así asegurarme de que estaré bien. Me adentro y me pongo lentes de sol y música, veo mi teléfono y me doy cuenta que son las 6 Am.
«Mierda»
Me apresuro a llegar al departamento. Al llegar bajo del auto a toda velocidad subiendo al ascensor, una vez estoy en mi habitación corro al baño. Me baño en tiempo récord y me visto a la misma velocidad, me maquillo un poco ya que no tengo tiempo. Me veo en el espejo de cuerpo entero para asegurarme de que me veo presentable en mi traje negro, tacones del mismo color, cabello suelto y labios rojos.
«Perfecta»
♠️♠️♠️
Una vez lista me devuelvo al estacionamiento y mientras estoy en el ascensor reviso mi teléfono a ver la hora viendo que ya son las siete de la mañana me percato que hay un montón de correo, mensaje de I*******m y W******p solo veo algunos. Me meto en el auto de nuevo y conduzco a toda la velocidad que se me permite, para llegar a mí reunión de trabajo.
Llegó a la empresa le doy las llaves del auto al valet parking y me adentro resonando mis tacones con cada paso, eso alerta a Marta la secretaría de este piso.
—Bueno... Buen día señorita Borisov. — tartamudea. Hago un leve asentimiento con la cabeza y sigo hasta el ascensor y salgo con mi mentón en alto, la espalda recta e imponiendo con cada paso que doy. Todos me ven y se mueven rápidamente a hacer su trabajo, llegó hasta la puerta de la sala de reuniones y una vez dentro todos se levantan y saludan.
Me siento en la cabeza de la mesa y todos toman asiento esperando a que de las órdenes. Pongo mis codos en la mesa y habló.
—¡Kattia! —llamo a mi secretaria la cual aparece enseguida.
—Dígame señorita Borisov.
—Necesito una pastilla ya sabe cuáles y un café fuerte. Por favor — Asiente. Regresa enseguida con lo que le pedí. La tomó rápidamente para quitarme un poco la resaca. Una vez estoy más centrada les hablo.
—Ya pueden empezar. Primero tu. Mmm... Jack — señaló a uno de ellos se levanta y da inicio a la reunión. Abro mi laptop y reviso las noticias, la agenda y el trabajo pendiente. No necesito verlo para escuchar lo que informan todo sin problemas, mientras sigo en lo mio.
Está empresa es una de las mejores firmas de abogados que existe en el mundo. Al querer mi padre salir del negocio me dio su empresa. Me hice cargo de ella hace ya dos años, pero solo fue por un acuerdo. Aunque no tenga hermanos no soy su única hija. Mi madre fue su cuarto matrimonio y con quién aún permanece, soy la única que crío ya que no duró más de unos meses con sus antiguas esposa. Soy la única que conoce muy bien esta empresa de pies a cabeza porque de no ser así mi padre no me la hubiera entregado. El es un hombre muy estratega y ambicioso trabajo mucho por esta empresa por lo que no lo pensó dos veces para entregarme la.
Cuando terminan ya es más de medio día. Por lo que muero de hambre le mandó un mensaje a Tania para que me espere para almorzar en nuestro restaurante favorito. Me llega su respuesta y salgo. Al encontrar la, veo que está coqueteando con un chico. Supongo que es nuevo no lo habían visto por aquí antes. Me acerco y ella se voltea a verme con una gran sonrisa. Se puede decir que es el único ser que soporto por voluntad propia a pesar de ser tan alegre e intensa. Tengo dos amigas aparte de ella con quiénes salgo los fines de semanas para salir de tanto estrés. Se despide del chico y viene a darme un abrazo corto por la cara que pongo. Pero no le quita la sonrisa.
—Hola, que tal te fue anoche — salimos de allí y caminamos hasta el restaurante el cual no queda muy lejos.
—Valió la pena. — me encojo de hombros y ella se ríe.
—Vaya, al menos tú tuviste suerte — hace puchero y giró los ojos. A veces es demasiado dramática. Me da una mirada de reproche —En serio . No entiendo cómo tienes tanta suerte para elegir — eso me hace reír.
—No es que tenga suerte solo que yo no me voy con el primer baboso — ella deja el tema y entramos al restaurante donde nos encontramos con Laura y Kenia. Las saludamos y nos sentamos.
—¿Qué desean ordenar? — pregunta el camarero.
—Lo mismo de siempre, cariños. — responde Tania. Hablan de cosas triviales a las cuales no prestó mucha atención. Siempre me pregunto ¿Por qué les sigo hablando? Y después veo a Tania y lo recuerdo. Ella y yo somos polos opuestos totalmente, desde nuestra apariencia hasta la personalidad. Ella es muy amable y servicial pero yo no puedo ser así. Cuando conocí a este par, me contó mucho familiarizar pero termine adaptándome un poco. Ya que ella quiera que socializara más. A pesar de que las conozco desde los diecisiete años, hay algo que no m e gusta en ellas. Tania dice que es que soy muy paranoica por lo que hago un esfuerzo por llevarme bien con ellas.
Una vez terminamos de almorzar, Tania y yo regresamos a la empresa, ella va a su área y yo a mi despacho. Cuando abro la puerta de cristal, me detengo en seco por un momento, luego avanzó con cautela. —¿Qué haces aquí? — Pregunto sentándome frente a él. —Hola a ti también. Yo estoy bien, gracias por preguntar hija. —Dice con sarcasmo. —Se supone que me entregaste la empresa para yo manejarla y tú pudieras viajar, descansar, que se yo. No es necesario que te aparezcas cada mes o semana. —Le explico pero él es muy terco. —El día en que muera, ese día dejaré de venir. Por ahora acostúmbrate. —me cruzó de brazos y me recuesto de la silla mientras lo miró con el ceño fruncido. —Pero… —Pero si dejaras de ir a clubes cada fin de semana y hacer que no te metan en cada escándalo o te fotografíen con cada persona de esos clubes, dejaría de venir tanto. —Coloca una revista frente a mi mientras niega con la cabeza. Tomó la revista y la medio ojeo un poco ya que dice lo mismo de siempre sol
—No lo puedo creer. —Tania me ve sorprendida por lo que le acabo de decir. —Si que eres mala, amiga. —dice con emoción. —Era lo mejor. Yo me voy a casar con Eric y no necesito que una mocosa me amargue la vida. —me encojo de hombros restándole importancia. —¿No le piensas decir nada a Eric?—No, no tiene caso. —seguimos platicando en la cafetería hasta que me doy cuenta que es hora de ir al trabajo. Una vez llegamos me despido de Tania y voy a mi despacho, pero antes de abrir la puerta mi secretaria me detiene. —Señorita, su cliente ha llegado. —me informa. «No me acordaba que tenía que atender un caso» pienso. —Me recuerda su apellido. —Bloss. —Responde dejándome desconcertada. —Hágalo pasar. —ordenó antes de entrar a mi despacho. Tomó mi laptop revisando los correos importantes. Intento concentrarme pero es imposible. Bloss, la familia más importante de Inglaterra. Alguien abre la puerta haciéndome levantar la mirada y ver quién entró. Por un momento quedó en blanco revisando
Dominik—¿Qué mierda es esto Dominik? — grita Laura, en cuanto entra a mi oficina agitando la carpeta en sus manos. —¿Acaso no sabes leer? Claramente son los papeles de divorcio. — Le explico con calma recostado me de la silla. —¡No me puedes hacer esto! —chilla frente a mi. —Si puedo, ¿y qué crees? ya lo hice. — Le sonrió con todo el descaro que puedo dar. —Pero… ¿por qué? — giro los ojos, aquí vamos de nuevo —Yo te amo, y se que tu a mi también. Cancela esto, y lo arreglamos juntos Dominik. —No. —corto elevando un poco la voz. Sus ojos se llenan de lágrimas. —¿Por qué te quieres divorciar? Yo lo único que he hecho es amarte y demostrarte que te amo, cariño cancela esto. — masajeo mi cien en cuanto siento el estrés elevarse. —No voy a tener esta conversación de nuevo. —me levantó para no tener que lidiar de nuevo con esto. —Nos vemos cuando quieras firmar. —salgo sin esperar respuesta, me voy al estacionamiento donde me adentro en mi auto y pongo el auto en marcha, para estar
Acomodo mi falda negra, un poco para luego verme en el espejo de cuerpo entero, terminó de abotonar mi camisa blanca y arreglar el maquillaje, una vez terminó con mi vestimenta, optó por soltar mi cabello a cada lado de mi rostro y me coloco los tacones blancos.Tomo mi bolso y lentes de sol, antes de salir de mi departamento, subo al auto en cuanto llego al estacionamiento, me coloco los lentes antes de poner en marcha el auto. En cuanto llegó a mi despacho, mi secretaria me extiende mi café antes de entrar.Tomó asiento y empiezo con todo el trabajo que tuve atrasado, paso alrededor de cuatro horas contestando llamadas y correos. En cuanto siento que yo no puedo más alguien entra sin previo aviso.—Helen cariño. —reprimo las ganas de girar los ojos al escuchar la voz de Laura.—Llegas tarde. —Le digo molesta, se supone que debió llegar hace dos horas atrás.—Lo sé, lo siento. Pensé que no era tan importante. —Se encoge de hombros. Suspiro antes de hablar.—Toma asiento por favor. —L
En esta vida muy pocas cosas me hacen sentir mal, para las personas que muy poco me conocen tal vez piensen que solo me importa lo material, el dinero de mi padre. Pero no es así, lo más importante para mi es mi familia y Tania, aunque tenga muchas discusiones y conflictos con mis padres, los amo a pesar de no decirse los jamás. Tania me importa mucho, más de lo que debería y más de lo que quisiera. Es mi amiga, ella se auto proclamó mi amiga creo que antes de su nacimiento, desde que tengo memoria ella siempre ha estado para mi, como yo para ella. Nosotras crecimos en el ojo del huracán, somos hijas de personas muy importantes de una dinastía de hace siglos, nacimos para ser las jodidas reina del mundo, nuestros padres nos prepararon para esto. Para lo que jamás nos prepararon, fue para el amor, la familia o el vivir una vida tranquila. Sabíamos cuál iba a ser nuestro futuro puesto que cada mañana desde los dos años nos lo repetían. Ser las dueñas del mundo siempre lo aceptamos, l
—Tengo que irme. —informó incómoda.—¿A dónde?—Tania pregunta confundida al separarse de Dominik.—Mi madre. — Le digo y ella entiende.—Oh. —su cara se entristece aún más. —Supongo que es para algo importante de la boda. Lamento no poder ir.—No te disculpes. Podré sola, tranquila. —me acerco a ella para darle un beso en su frente. —Estaré aquí en la noche, lo prometo. — Salgo del lugar sin mirar a Dominik. Sin saberlo esa sería la primera vez que no cumpliría con mi palabra. ♠️♠️♠️—¿Qué necesita? —es lo primero que digo una vez entró al lugar donde está mi madre. —Pruebo esto. —me da una cucharada de pastel, no me da tiempo para negarme ya que la mete a mi boca. —¡Qué te pasa! —Chillo una vez trajo el pastel.—¿Te gusta? —evade mis preguntas. —Está bien, no respondas ¡Eric! —grita, unas ganas enormes de mandar todo la mierda cruza mi mente. —Hola cariño. —me saluda Eric. —¿Qué necesita suegra?—pregunta muy servicial. Miró el lugar lleno de flores blancas, pasteles de todos los
—¡¡No es porque no quisiéramos, padre!! ¡¡Tú la preferiste a ella, porque estás con su madre!! ¡¡Eres un maldito imbécil, que no pudo quedarse con su primera esposa. No, tuviste que casarte una y otra vez hasta quedarte con la peor mujer de todas, una maldita bailarina de quita, una pu...!! —¡¡Ni se te ocurra terminar esa frase María!! —todos en la mesa dimos un respingo al escuchar el grito de mi padre, nunca, desde que tengo memoria he visto a mi padre tan molesto, siempre ha sido de los que mantiene la calma hasta el final, hasta en los peores momentos.—¿Por qué? Si tienes razón, no te quedaste con ninguna de nuestras madres a pesar de venir de una buena familia, y no de un prostíbulo. — las palabras de Kol me taladran hasta el fondo, ¿de que estaba hablando? Mire a mi madre quien tenía los ojos cristalinos.—¿De qué habla Kol, madre? —Le pregunté confundida.—¡¡Nos vamos ya!! —volvió a gritar mi padre, haciéndome entender que esta conversación tenemos que platicar en privado, cu
OmniscienteEn un bar de quita, se encontraba Anastasia sirviendo bebidas como era de costumbre. Ella era una chica de bajos recursos que trabajaba diariamente para poder mantenerse. Ella estaba sola en el mundo, no sabía quienes eran sus padres, dado que creció en un orfanato y en cuanto tuvo la mayoría de edad decidió irse de ese infierno, llevaba tres años sola viviendo en un hotel de mala muerte, puesto que era para lo único que le alcanzaba su paga. Ella era una soñadora, para alguien que había vivido todo lo que ella, era alguien muy optimista que deseaba superarse, aunque no tuviese los recursos, deseaba tener todo lo que jamás podría tener alguien en su situación económica. Esa noche sin ella saberlo su vida cambiaría. En el momento que el joven pelinegro y de ojos grises cruzó la puerta, acaparó todas las miradas del bar, dado que nunca un joven tan apuesto había pisado ese lugar, las chicas que trabajaban en el lugar peleaban entre ellas por ver quién sería la que lo llevar