—Es un verdadero placer conocerla señorita Jones —dijo mientras extendía su mano hacia ella, Maya no deseaba tocar a ese hombre, pero si quería hacer que pagara, tendría que fingir que le agradaba.
—El placer es mío, señor Arched —contestó extendiendo su mano, Marcus la tomó y la sostuvo un poco más de lo necesario.
Maya mintió, lo que deseaba era decirle que ella no podía decir lo mismo, sentía un fuerte impulso por gritarle a la cara unas cuantas verdades, pero sabía que no era posible, así que se vio obligada a sonreír, lo primero que tenía que hacer era investigar si él sabía que era hija de Rita.
—Llamame tan solo Marcus, dejemos a un lado las formalidades, después de todo pondré en sus manos toda la información sobre mi vida —dijo para después soltar la mano de Maya que aún sostenía.
—Entonces, es un gusto conocerte, Marcus.
Marcus acomodó una silla para que Maya se sentara, después hizo lo mismo quedando justo frente a ella, la mesa era redonda, pequeña, así que la distancia entre ellos era muy corta.
—Y dime, Marcus, ¿Por qué pediste específicamente que sea yo quién escriba sobre ti? ¿Te has dado cuenta de que pondrás en manos de una completa desconocida los detalles sobre tu vida?
—Bueno, le pedí a mi representante que buscara a la mejor escritora para escribir sobre mi vida, y en algún lugar te han recomendado, me ha dado referencias sobre ti, y otro poco que he investigado, así que creo que a pesar de ser tan joven, eres la más capacitada para hacerlo —dijo para después tomar la copa que estaba a su lado y beber un poco del vino que había en ella.
Maya alzó una ceja y se le quedó viendo fijamente, tenía la sensación de que ese hombre no estaba siendo del todo sincero, o era que tal vez estaba siendo paranoica, por lo sucedido con su madre.
Marcus sonrió al ver la seriedad con la que la chica se le quedaba mirando, tuvo la sensación de que lo estaba analizando.
—¿Ha terminado? —preguntó mostrando una perfecta sonrisa, casi magnética, Maya se sonrojó al instante,¿Qué demonios le estaba pasando?
—Perdón, me quedé pensando en sus razones para contratarme.
—Creo que escribir mi vida en un libro ayudará a muchos que dicen admirarme a superarse, otros creen que he nacido en cuna de oro, y que para mí todo ha sido muy fácil.
—¿Y usted va por ahí haciendo caso de lo que dicen? Créame, jamás le dará gusto a todos, ni podrá evitar que hablen.
—Eso lo sé perfectamente, pero quiero que se queden con un palmo de narices después de conocer mi verdadera historia.
—Dígame, Marcus, piensa plasmar en este libro toda la verdad sobre su vida, o ocultara el pasado oscuro que pueda tener como muchos hacen —Maya cambió su voz al hacer la pregunta.
—No pienso ocultar nada, después de todo esa oscuridad también me ha formado.
—Sí, como la ruina de mis padres —susurró Maya entre dientes.
—¿Perdón? No la he escuchado.
—No haga caso, suelo susurrar mis propias notas mentales.
—Ja, ja, ja, eso es extraño.
Ahora que lo tenía frente a ella, Maya se daba cuenta de que todo el encanto que atribuían al hombre era real, lo estaba escaneando por completo sútilmente, intentando encontrar en él algún defecto físico, hasta ahora no había encontrado ninguno, parecía ser perfecto.
De pronto la imagen de ese hombre, desnudo junto a su madre empezó a atormentarla, Maya sintió náuseas de repente, Marcus pensó que se debía al aroma del exquisito filete que acababan de poner frente ellos.
—Si no es de su agrado pediré que lo retiren inmediatamente.
—No, creo que debo de retirarme, tal vez es debido al cambio de horario y al vuelo que no me siento bien por completo, una disculpa.
Después de disculparse, Maya se levantó para retirarse, justo cuando se dio la vuelta, sintió que la tomaron por el cabello fuertemente.
—Así que es por está golfa que me has terminado —una hermosa, pero furiosa chica, había enredado el largo cabello de Maya en su mano y tiraba de él fuertemente.
—Jeanne, sueltala inmediatamente —ordenó Marcus, mientras se levantaba para acercarse rápidamente.
—¿Por qué? ¿Por qué me haces esto? Sabes que te amo profundamente.
Marcus tomó a la chica por el brazo, mientras con su otra mano intentaba que soltara el cabello de Maya, la chica tiraba cada vez más fuerte.
—Maya, le pido una disculpa, buscaré la manera de recompensarle —dijo apenado, mientras lograba que la chica soltará el cabello.
—No se preocupe, me retiro, espero que pueda solucionar las cosas con su novia.
Maya se alejó casi corriendo, la chica que había llegado, aunque estaba loca, era muy bella, no supo porque eso la hizo sentir molesta.
Frotó su cabeza, era claro que amanecería con un fuerte dolor de cabeza, imaginó que Marcus al estar con muchas mujeres, una tras otra, ya estaba acostumbrado a aquellas escenas.
—Ufff, creo que veré esto muchas veces mientras esté al lado de este hombre.
Dijo mientras se dejaba caer en la cama de su habitación, se quedó mirando el techo por un rato, de pronto las lágrimas empezaron a mojar su rostro, al recordar la imagen de su padre, su madre gritaba mientras ella lo abrazaba y besaba tratando de despertarlo.
—Marcus Arched, hiciste de nuestras vidas un completo infierno, y te juro que pagarás caro todo lo que nos has hecho.
Dijo con profunda amargura, enseguida abrazó la almohada para apretarla fuertemente, se sentía sola, tan sola como había estado desde hacía años, su única compañía era Tacy, cuando viajaba la dejaba al cuidado de su vecina, una noble anciana que tampoco tenía compañía.
Sentía que el corazón se saldría de su pecho, le gustaría golpear a Marcus fuertemente hasta agotarse, pero sabía que ni así podría sentirse mejor, quería verlo destruido completamente.
Mientras tanto Marcus, sostenía las manos de su ex pareja, la chica le había arañado el rostro varias veces.
—¡Basta! ¿Qué diría tu padre si viera tu comportamiento?
—No te atrevas a mencionar a mi padre, te ofreció la mitad de su inmensa fortuna si te casas conmigo, te has atrevido a despreciarlo, nadie nos había humillado tanto.
—No entiendes que el amor no puede comprarse, Jeanne, espero que encuentres a un hombre que te ame sinceramente, yo lo intenté, pero no pude lograrlo.
—¿Tan fea estoy? ¿O es que acaso te parezco despreciable?
—No es eso, debes entender que no te amo, aún eres muy joven, si te detengo a mi lado, terminarás odiandome.
—Ya lo hago —dijo con profundo pesar, mientras las lágrimas bajaban por sus mejillas.
Jeanne, yo… —alzó la mano para limpiar sus lágrimas, pero la chica se lo impidió, dandole una fuerte bofetada.
—No vuelvas a tocarme, debí saber que aunque tengas éxito, tu y yo somos muy diferentes, eres un bastardo, y yo la heredera de una de las fortunas más grandes, no vuelvas a buscarme.
Jeanne se alejó corriendo, amaba a Marcus y había hecho de todo para atraparlo, sí pensaba que se desharía de ella tan fácilmente, estaba muy equivocado.
Marcus regresó a la silla donde estaba sentado antes de que Jeanne llegará, colocó su mano sobre el lugar dónde había dado la bofetada.
—Ja, ja, ja, hermano, ahora sí que te han dado un buen golpe
—¿Acaso estabas espiando?
—Estaba pasando, y la verdad es que no podía perderme el espectáculo, ¿Y la escritora? Pensé que cenarían juntos?
—Ufff, te has perdido el verdadero espectáculo, Jeanne la ha tomado por el pelo, ha armado un lío tremendo.
—Ja, ja, ja, con gusto voy a consolarla, mira que esa escritora tiene todo lo que he soñado para casarme.
—¿Estás de broma? No puedes hablar en serio —dijo Marcus algo molesto.
—Ja, ja, ja, tu rostro es todo un poema, no has querido decirme, amigo mío, pero descubriré la verdadera razón por la que has insistido en que sea ella quién escriba sobre tu vida, es verdad que es exitosa, pero apenas empieza.
—Ese es mi problema.
—¡Huy! Qué sensible andas amigo, mejor me voy —Dan alzó las manos antes de darse la vuelta, su amigo estaba de malas, y cuando estaba así, era mejor huir lo más lejos posible.
Esa noche, Maya se despertó incontables veces, en medio de pesadillas horribles, en ellas, su padre le exigía vengar la ruina de su familia.
Ya estaba por amanecer cuando decidió no dormir más, sobre un mueble había una cafetera, se preparó un café y se sentó sobre un sillón en la terraza para ver el amanecer.
Tenía que buscar el punto débil de Marcus, algo debía de ver en su vida que le sirviera para atacarlo, y por supuesto que escribiría en el libro lo sucedido con su familia, cambiaría los nombres, no quería verse inmiscuida en otro escándalo.
Ya había tenido suficiente de eso durante años, poco después llenó la tina para darse un relajante baño.
Una hora después, Dan llamó a su puerta, ella abrió de inmediato.
—Señorita, Jones, el jefe la espera en la terraza principal para desayunar, lleve lo necesario para comenzar con su trabajo.
—Perfecto, ahora bajo.
Dan le dedicó la mejor de sus sonrisas, ella correspondió de la misma manera, era muy atractivo el italiano.
La chica había intentado llevar una relación varias veces, pero cuando intentaba tener intimidad, terminaba arruinandolo, la imagen de su madre junto al cuerpo desnudo de Arched aparecía cada vez que un hombre la acariciaba.
Así que terminaba corriendolos de su departamento, comportándose como una desquiciada, durante años acudía a terapia.
Bajó poco después, Marcus ya estaba en la terraza, vestía de nuevo con ropa en color negro, Maya recordó que en todas las fotografías que había visto, él vestía de igual manera.
—Buen día, señor Arched.
—¿Señor? Volvemos a las formalidades.
—Perdón, buen día, Marcus.
—Buen día, Maya.
Desayunaron rápidamente, Marcus tenía que salir para la oficina de la filial que tenía en esa ciudad, y quería que Maya lo acompañará para que tomara nota de cómo era su ambiente de trabajo.
—Perfecto, Marcus, estoy lista para empezar mi trabajo.
Armada con una laptop, una tableta y su celular en mano, siguió a Marcus hasta su camioneta, el chofer ya los estaba esperando, él subió junto a ella en la parte trasera.
Durante el camino, ella trató de concentrarse en el paisaje, la llamativa y sexy fragancia de Marcus la ponía nerviosa, jamás le había pasado.
Se preguntaba sí él sabía que lo había visto desnudo al lado de su madre, su cuerpo había cambiado mucho, ahora se veía más imponente, y grande, era claro que pasaba muchas horas en el gimnasio.
—Cuéntame de tu familia, Maya, si va a escribir sobre mí, creo que es justo que sepa un poco sobre ti, ¿No crees?
¿Era en serio? Era tan descarado de preguntarle aquello, ¿Acaso esperaba que le dijera que recordaba perfectamente lo sucedido hacía diez años? ¿La estaba probando?
—No hay mucho que decir, Marcus, mi familia es pequeña.
Contestó de manera cortante, Marcus guardó silencio, se dio cuenta de que había tocado una fibra sensible, decidió ya no incomodarla.
Al llegar al corporativo, Marcus le pidió a Maya que caminara a su lado, le mostraría las instalaciones, era un edificio de pocos pisos, pero muy amplios.Maya notó que las chicas se desvivían por llamar la atención de su jefe, él parecía no darse cuenta, aunque eran tan obvias que era imposible no notarlo.Los hombres lo saludaban con cordialidad, más que temerle, parecían respetarlo.—Veo que se ha ganado el respeto de sus empleados.—Todo el personal es indispensable para está empresa, desde el puesto más bajo hasta el más alto, sin ellos el corporativo no existiría, siempre procuro hacerles saber que son importantes.Aquello sorprendió por completo a Maya, no esperaba que Marcus tratara de aquella manera a sus empleados, había leído que era un hombre arrogante, tal vez aquello era tan solo un teatro para que en el libro no quedará plasmada su verdadera personalidad.Poco después de terminar de recorrer las instalaciones. Marcus le pidió que lo acompañara a su oficina, había adecua
Afortunadamente para Maya, el teléfono de Marcus sonó en ese momento, tenía visitas inesperadas en el corporativo y debía acudir de inmediato. —Lo siento, Maya, continuaremos con esto después, me esperan en el corporativo, regresemos. —Claro, no te preocupes. Marcus pagó enseguida, después se dirigieron de prisa hacia el corporativo, mientras Maya trataba de igualar su paso, pensaba que quién sea que hubiera llegado, debía de ser muy importante. Entraron en la oficina, dentro, esperando a Marcus, estaban dos mujeres, la mayor, era de baja estatura y robusta, con una mirada penetrante que transmitía una mezcla de rencor y necesidad. La más joven, pálida y demacrada, sus ojos suplicantes contrastaban con la firmeza de la otra. —¡Querido! —exclamó la mujer mayor con efusividad. —He intentado por meses comunicarme contigo, ¡nos has abandonado en Francia sin dinero! —Su voz resonaba en la oficina, cargada de reproche. Marcus las miró con una mezcla de sorpresa y fastidio —Hola, queri
Marcus tuvo la impresión de que era observado, al alzar la mirada, pudo notar el discreto movimiento de la cortina, una sonrisa pícara apareció en su rostro.Se apresuró a secar su cuerpo, después de eso se dirigió hacía su habitación, mientras tanto Maya seguía tirada sobre la alfombra, sentía como si tuviera un gran peso encima.—Esto y más mereces Maya Jones, por andar viendo lo que no debes, Marcus Arched no debe parecerte atractivo, ese hijo de put# es tu peor enemigo —se dijo así misma.Se sentía furiosa, era una tonta pervertida por ver de esa manera al hombre que había sido amante de su madre.Y es que era casi imposible no hacerlo, con sus casi dos metros de altura de puro músculo, músculos muy bien distribuidos, un rostro perfecto, sonrisa de infarto sobre una barbilla partida, y unos ojos color verde aceituna convertían a ese hombre en irresistible.Dios no podía haberle dado tanta maldad a una de sus creaciones perfectas, tenía que haber sido creado por el mismo diablo, sí
El día de la fiesta del socio de Marcus llegó rápidamente, ese día Marcus le pidió a Maya que lo esperara en la villa, él tenía un asunto que arreglar fuera del corporativo, la chica tuvo la sensación de que algo más sucedía.El rostro tenso de Marcus reflejaba la molestia y preocupación que sentía, se notaba inquieto.—¿Sucede algo? —preguntó queriendo convencerse que sólo era curiosidad lo que sentía, y que Marcus no le preocupaba en lo absoluto.—No es nada, solo que si no estaré en el corporativo, no tiene caso que vayas, puedes trabajar desde aquí, pasaré por ti a las nueve a las nueve para llegar a tiempo al evento, odio llegar tarde, la puntualidad es importante.—Claro, estaré lista a tiempo. Desde la terraza, Maya observó con curiosidad cómo varias camionetas oscuras salían de la villa. La de Marcus se situó en el centro de la comitiva, ¿A dónde iba? Se preguntó la chica, convencida de que para una simple cita de negocios no se requería tanta seguridad.Las horas siguientes
Maya deseaba arder en odio hacia Marcus, esperando que fuera un hombre despreciable, calvo, de baja estatura y vientre prominente, así no tendría que resistir la tentación y el calor que sentía entre las piernas cada vez que lo tenía enfrente, pero el universo tenía otros planes. Marcus era un Dios encarnado, un hombre cuyo atractivo era tan arrollador que parecía emanar de cada poro de su piel, demostrando que definitivamente al diablo le gusta meter candela.Marcus abrió la puerta de la limusina para que ella subiera, él también tuvo que reponer el aire que había perdido al observar hasta donde llegaba el escote que dejaba al descubierto un poco más de lo que debería.—Gracias por el vestido, y por todo lo que has enviado.Agradeció por cortesía, pero en su interior estaba ardiendo de deseo y furia, preguntándose cómo sería resistir la tentación que él representaba.—No tienes que agradecer, fue un completo placer —al elegir el vestido, Marcus había tocado la tela, se imaginó la f
Maya había pensado inventar cualquier cosa para decirle al hombre que Marcus no le convenía como socio, pero por lo que veía, cualquier cosa que ella dijera, Marcus se enteraría.Dan, veía a Maya incómoda por la compañía de De Luca, se acercó a ellos, después de saludar al hombre, extendió su mano hacia la chica.—¿Me concede está pieza? Señorita, Jones.—Con gusto —dijo Maya, tomando su mano.Se alejaron hacia la pista ante la escrutadora mirada de De Luca.Dan colocó su mano sobre la cintura de Maya, mientras sujetaba su otra mano, la chica colocó su mano libre sobre el hombre de él.—No soy buena en esto, así que cuidado con tus pies, estos tacones son altos —dijo Maya mientras sonreía, Dan respondió también sonriendo, su sonrisa era encantadora.—Entonces tendré cuidado, aunque en realidad no me importaría, la compañía lo vale.Cerca de ellos, Marcus no perdía detalle de lo que sucedía, ¿En verdad se atrevía Dan a coquetear tan descaradamente con Maya cuando él ya le había adverti
Lejos de Sicilia, dentro de una clínica de rehabilitación, Rita, la madre de Maya estaba decidida a jugar su última carta, a pesar de su edad, conservaba las formas de su cuerpo, aparentando a pesar del alcohol, menos edad de la que tenía.—¡Dios! Si mi hija no fuera tan estúpida, estaría muy cómoda en casa, en lugar de estar encerrada en este infierno, necesito un trago, siento que me quemó por dentro. El enfermero que le daba su último medicamento del día, pasaría en unos minutos, Rita se apresuró a rasgar la sábana para hacer una tira ancha, al obtenerla, la ató alrededor de su cintura. Usaba una amplia bata en color blanco que llegaba abajo de la rodilla, al atar la tira a su cintura, el largo de la bata subió un poco arriba de sus rodillas, llegaba justo bajo sus bien proporcionados pechos, lo que hizo que se levantaran. Al entrar el enfermero, Rita fingió que salía del baño, el hombre recorrió de inmediato su cuerpo con lujuria. —Buenas noches, guapo, pensé que hoy no vendría
El color rojizo del cielo al atardecer daba un aire más romántico que nostálgico, mientras regresaban a la villa, Maya decidió fingir que se había quedado dormida, no quería hablar con Marcus.Estaba pisando un terreno muy peligroso, había aceptado escribir sobre él para vengarse, no para ceder ante sus encantos.Al llegar a la villa, Marcus caballerosamente la ayudó a bajar del auto.—Te quedaste dormida, te has perdido la mejor parte, estoy seguro que observar el atardecer desde el mirador te hubiera encantado —ahí estaba de nuevo esa gran sonrisa que hechizaba.—Lo siento, me sentía tan agotada que no me di cuenta cuando me quedé dormida.—Bueno, tenemos muchos más días para observarlo.—Claro.Marcus la acompañó hasta la puerta de su habitación.—¿Deseas que te envié algo para cenar?—No, gracias, estoy rendida.—Entonces te deseo una encantadora noche en brazos de Morfeo, nos vemos por la mañana, Maya —su voz era suave, como un susurro llevado por el viento.—Hasta mañana, Marcus