Cuando Maya llamó a Anne para informarle que había aceptado, la chica tuvo que retirar el auricular de su oreja ante los gritos de júbilo de su jefa, por un momento sintió que se quedaría sin volver a escuchar debido al ruido.
—Lo sabía, no podías ser tan tonta, el avión privado de Arched te estará esperando, irás a Sicilia, saldrás a primera hora, el señor Arched enviará a su asistente al aeropuerto para recogerte.
Maya puso los ojos en blanco, Anne parecía saber que aceptaría aquel trabajo, y ya tenía todo arreglado.
—Le recé a los mil santos mujer, me arriesgué a decir al señor Arched que habías aceptado —Anne se sentía orgullosa de lo que había hecho.
—Uhmmm, envíame lo necesario, te mantendré al tanto —Maya prefirió ya no discutir sobre el tema con su jefa.
—Sí el señor Arched se mete a nadar con poca ropa, me envías una foto —Maya no contestó, enseguida cortó la llamada.
Al otro día por la mañana, Maya se encontraba a bordo del avión que en ese momento despegaba, si era sincera consigo misma, tenía algo de miedo, estaba decidida a buscar la forma de que aquel hombre pagara por lo que había hecho, pero no sabía si podría controlar su ira al estar frente a él.
Sentía odio y un poco de morbo, tendría acceso por completo a la vida de Marcus Arched, siempre había evitado ver los programas, o leer los chismes que hablaban sobre ese hombre, pero la noche anterior no pudo evitarlo.
Había estado investigando un poco en internet lo que se decía sobre él, tenía que aceptar que era muy guapo, de facciones definidas, alta estatura y un cuerpo musculoso, lo que más llamaba la atención era la intensidad de su mirada, sus ojos azul oscuro, le daban un aire misterioso, muy a su pesar tenía que reconocer que era demasiado atractivo.
Tanto que a su madre no le había importado arriesgar todo lo que tenía por estar con él tan solo un momento, porque por lo que sabía, el canalla al despertar había salido huyendo, lo hizo saltando por la ventana de la habitación sin importarle que se encontraban en un segundo piso, cuando su padre bajó, el cobarde se había alejado corriendo.
En internet había logrado encontrar una página que hablaba sobre la infancia de Marcus, era un buen niño, había crecido olvidado por su padre, ayudaba a su madre trabajando para sacarla adelante.
Lo hizo en cuanto tuvo edad para hacerlo, pues su madre había enfermado de cáncer, y le era imposible levantarse de la cama, hablaban tan bien de él, que Maya se burló pensando que debería de ser canonizado.
¿Cómo podría ser buena persona cuando había ocasionado todo un desastre? Además las páginas que hablaban de él desde que era CEO, lo catalogaban como todo lo contrario, ¿Qué había sucedido en su vida que había provocado que pasará de santo a diablo?
Durante el vuelo que tardó varias horas, no pudo dormir, su mente analizaba todos los escenarios posibles de cómo sería su reacción cuando lo tuviera enfrente, era el hombre al que le debía todo su sufrimiento.
Estaba dispuesta a incluir lo sucedido con su familia en el libro, aunque eso costara que perdiera su trabajo, al parecer la gente no sabía que también había sido un gigoló que se metía con mujeres casadas aprovechándose de su trabajo.
Pronto notó el lugar que era su destino, el territorio de Sicilia se extendía como una mancha de color claro al lado del oceano, hasta entonces puso atención en el interior del avión, ese hombre si que sabía darse una gran vida, la aeronave estaba equipada con todos los lujos posibles, se notaba el buen gusto.
Se había perdido en sus pensamientos durante todas aquellas horas, ni siquiera se había acercado al bar que estaba a un costado de la espaciosa sala, ni probado los aperitivos que habían colocado en la mesa a un lado.
Su estómago rugió en ese momento, tenía hambre, se levantó rápidamente antes que la sobrecargo le pidiera colocarse el cinturón para el aterrizaje.
Se acercó a la mesa, y engulló rápidamente varios de aquellos bocadillos tan exquisitos, no se dio cuenta que justo en ese momento, unos intensos y profundos ojos azules la observaban a través de las imágenes enviadas a través de una cámara.
El hombre sonrió al ver la premura con que la chica apuraba la comida, tal vez pensaba que en Sicilia no había, se mantuvo parado frente a la pantalla observando lo que Maya hacía.
Maya limpió su boca rápidamente después de tomar un refresco, la sobrecargo le pidió que regresara a su lugar para el aterrizaje,enseguida la mujer le colocó el cinturón de seguridad apropiadamente.
Iba a replicar, ella podía hacerlo perfectamente, entonces recordó que las personas que esa mujer estaba acostumbrada a atender, era del tipo de persona que necesitaba que hiciera todo por ellos.
Al bajar del avión en el hangar privado, un enorme hombre vestido elegantemente se acercó a ella, el color verde encendido de sus ojos, parecía endurecer las facciones de su rostro.
—Señorita Jones, sígame por favor —dijo en tono serio.
Maya hizo lo que le pedía, mientras ella seguía al hombre, otro llevaba su equipaje, una camioneta en color oscuro, de la línea más lujosa, esperaba por ellos.
Mientras la camioneta avanzaba por las calles de Palermo, Maya observaba por la ventanilla el hermoso paisaje, pronto llegaron a una reserva, era un lugar maravilloso que inspiraba tranquilidad, al otro lado, un enorme portón se abrió para que entraran.
Dentro avanzaron por un camino empedrado, después de algunos minutos, Maya observó una enorme villa situada a la orilla de la playa, era en color blanco, construida en piedra, con algunos detalles en madera.
En cuanto la camioneta se detuvo, el chofer abrió la puerta para que la chica bajará, enseguida un atractivo hombre vestido con un pantaloncillo hasta las rodillas, y una playera sin mangas, se acercó a ella, le sonrió amigablemente, y tomó sus maletas.
—Por aquí, señorita, le mostraré dónde va a hospedarse.
El hombre era amable y atractivo, Maya no pudo evitar preguntarse quién era, hablaba un perfecto inglés, pero con un sexy acento italiano, inconscientemente pasó su lengua alrededor de sus labios para humedecerlos, se reprendió mentalmente por los pensamientos pasados de tono que estaba teniendo.
Lo siguió al interior de la villa, enseguida subieron las escaleras, hasta detenerse frente a una puerta, al entrar, Maya se sorprendió al ver el interior de la habitación, la decoración le daba un toque hogareño, era en colores claros, las paredes al igual que el exterior, eran en madera y piedra.
Una enorme puerta de cristal corrediza, daba a una gran terraza, Maya imaginó que desde ahí se podría observar una esplendorosa vista del océano.
—El jefe ha escuchado hablar de usted, quiere conocerla, la espera en dos horas para cenar en la terraza principal, es en la parte de abajo, al bajar se dirige a la izquierda, ahí podrá encontrarlo, el jefe preferiría que usted al vestir usará colores claros, sí no ha traído algo adecuado, podremos proporcionarlo.
El encanto inicial provocado por aquel hombre desapareció mágicamente en ese momento, ¿Acaso su jefe creía que ella iba a obedecerlo? ¿Colores claros? Ya vería el color que usaría para conocerlo.
—Perfecto, en dos horas bajaré a la terraza, gracias —contestó tratando de ocultar su desagrado.
El hombre le dirigió otra sonrisa sexy, antes de darse la vuelta y desaparecer por la puerta, Maya pensó que era muy guapo y sexy como para trabajar para alguien como Arched.
—Así que colores claros, uhmmm.
Entró al baño, deseaba darse un baño rápido, dentro había una canasta de bienvenida, con productos para la piel, jabones y perfumes caros, el enorme jacuzzi la invitaba a relajarse un rato, pero tendría que ser más tarde.
—Vaya, esta gente sí que sabe como tratar a sus invitados.
Se bañó rápidamente, tanto el jabón como las cremas, tenían un exquisito aroma a durazno.
Al vestirse eligió un vestido en color oscuro, sencillo y largo, unas sandalias de tacón bajo, y su largo cabello color castaño lo dejó suelto, peinado en suaves ondas.
Se colocó un poco del perfume del que usaba habitualmente, minutos después salió de la habitación para dirigirse hacia la terraza, empuñó las manos para darse fuerzas, pronto estaría frente a frente con ese hombre.
Cuando llegó a la terraza, vio que el lugar estaba bellamente decorado, había arreglos florales sobre la elegante mesa y a los lados, más que una cena de trabajo parecía una cita romántica, se sintió molesta, no sabía qué era lo que había planeado ese descarado.
Al voltear hacia un lado, pudo ver que había un hombre parado, vestía casualmente, su ropa era en color negro, estaba de espaldas, parecía estar perdido en sus pensamientos.
Una fragancia de notas amaderadas y ámbar, se sentía en el ambiente, tal vez era la fragancia que usaba aquel hombre.
Era muy alto, la camisa que llevaba marcaba su ancha espalda, se quedó parada sin saber que hacer, no se animaba a hablarle, se dio la vuelta lentamente para regresar a su habitación, cuando iba a retirarse, escuchó una voz ronca y fuerte.
—¿A dónde va, señorita Jones? La he estado esperando —su voz era fuerte y a la vez magnética, como el sonido de las olas cuando se deslizan por la arena.
Al escucharlo, Maya sintió el impulso de salir corriendo, se detuvo mientras trataba de controlar su respiración, acostumbraba a hiperventilar cuando se sentía nerviosa.
Se dio la vuelta lentamente, al alzar la mirada, ahí estaba Marcus Arched frente a ella, el momento que tanto había temido, había llegado.
Marcus sonrió ampliamente, Maya desvió la mirada, a ese hombre no se le podía observar de frente, corría el riesgo de quedar hechizada por su encanto a pesar de que lo odiaba.—Es un verdadero placer conocerla señorita Jones —dijo mientras extendía su mano hacia ella, Maya no deseaba tocar a ese hombre, pero si quería hacer que pagara, tendría que fingir que le agradaba. —El placer es mío, señor Arched —contestó extendiendo su mano, Marcus la tomó y la sostuvo un poco más de lo necesario.Maya mintió, lo que deseaba era decirle que ella no podía decir lo mismo, sentía un fuerte impulso por gritarle a la cara unas cuantas verdades, pero sabía que no era posible, así que se vio obligada a sonreír, lo primero que tenía que hacer era investigar si él sabía que era hija de Rita.—Llamame tan solo Marcus, dejemos a un lado las formalidades, después de todo pondré en sus manos toda la información sobre mi vida —dijo para después soltar la mano de Maya que aún sostenía.—Entonces, es un gust
Al llegar al corporativo, Marcus le pidió a Maya que caminara a su lado, le mostraría las instalaciones, era un edificio de pocos pisos, pero muy amplios.Maya notó que las chicas se desvivían por llamar la atención de su jefe, él parecía no darse cuenta, aunque eran tan obvias que era imposible no notarlo.Los hombres lo saludaban con cordialidad, más que temerle, parecían respetarlo.—Veo que se ha ganado el respeto de sus empleados.—Todo el personal es indispensable para está empresa, desde el puesto más bajo hasta el más alto, sin ellos el corporativo no existiría, siempre procuro hacerles saber que son importantes.Aquello sorprendió por completo a Maya, no esperaba que Marcus tratara de aquella manera a sus empleados, había leído que era un hombre arrogante, tal vez aquello era tan solo un teatro para que en el libro no quedará plasmada su verdadera personalidad.Poco después de terminar de recorrer las instalaciones. Marcus le pidió que lo acompañara a su oficina, había adecua
Afortunadamente para Maya, el teléfono de Marcus sonó en ese momento, tenía visitas inesperadas en el corporativo y debía acudir de inmediato. —Lo siento, Maya, continuaremos con esto después, me esperan en el corporativo, regresemos. —Claro, no te preocupes. Marcus pagó enseguida, después se dirigieron de prisa hacia el corporativo, mientras Maya trataba de igualar su paso, pensaba que quién sea que hubiera llegado, debía de ser muy importante. Entraron en la oficina, dentro, esperando a Marcus, estaban dos mujeres, la mayor, era de baja estatura y robusta, con una mirada penetrante que transmitía una mezcla de rencor y necesidad. La más joven, pálida y demacrada, sus ojos suplicantes contrastaban con la firmeza de la otra. —¡Querido! —exclamó la mujer mayor con efusividad. —He intentado por meses comunicarme contigo, ¡nos has abandonado en Francia sin dinero! —Su voz resonaba en la oficina, cargada de reproche. Marcus las miró con una mezcla de sorpresa y fastidio —Hola, queri
Marcus tuvo la impresión de que era observado, al alzar la mirada, pudo notar el discreto movimiento de la cortina, una sonrisa pícara apareció en su rostro.Se apresuró a secar su cuerpo, después de eso se dirigió hacía su habitación, mientras tanto Maya seguía tirada sobre la alfombra, sentía como si tuviera un gran peso encima.—Esto y más mereces Maya Jones, por andar viendo lo que no debes, Marcus Arched no debe parecerte atractivo, ese hijo de put# es tu peor enemigo —se dijo así misma.Se sentía furiosa, era una tonta pervertida por ver de esa manera al hombre que había sido amante de su madre.Y es que era casi imposible no hacerlo, con sus casi dos metros de altura de puro músculo, músculos muy bien distribuidos, un rostro perfecto, sonrisa de infarto sobre una barbilla partida, y unos ojos color verde aceituna convertían a ese hombre en irresistible.Dios no podía haberle dado tanta maldad a una de sus creaciones perfectas, tenía que haber sido creado por el mismo diablo, sí
El día de la fiesta del socio de Marcus llegó rápidamente, ese día Marcus le pidió a Maya que lo esperara en la villa, él tenía un asunto que arreglar fuera del corporativo, la chica tuvo la sensación de que algo más sucedía.El rostro tenso de Marcus reflejaba la molestia y preocupación que sentía, se notaba inquieto.—¿Sucede algo? —preguntó queriendo convencerse que sólo era curiosidad lo que sentía, y que Marcus no le preocupaba en lo absoluto.—No es nada, solo que si no estaré en el corporativo, no tiene caso que vayas, puedes trabajar desde aquí, pasaré por ti a las nueve a las nueve para llegar a tiempo al evento, odio llegar tarde, la puntualidad es importante.—Claro, estaré lista a tiempo. Desde la terraza, Maya observó con curiosidad cómo varias camionetas oscuras salían de la villa. La de Marcus se situó en el centro de la comitiva, ¿A dónde iba? Se preguntó la chica, convencida de que para una simple cita de negocios no se requería tanta seguridad.Las horas siguientes
Maya deseaba arder en odio hacia Marcus, esperando que fuera un hombre despreciable, calvo, de baja estatura y vientre prominente, así no tendría que resistir la tentación y el calor que sentía entre las piernas cada vez que lo tenía enfrente, pero el universo tenía otros planes. Marcus era un Dios encarnado, un hombre cuyo atractivo era tan arrollador que parecía emanar de cada poro de su piel, demostrando que definitivamente al diablo le gusta meter candela.Marcus abrió la puerta de la limusina para que ella subiera, él también tuvo que reponer el aire que había perdido al observar hasta donde llegaba el escote que dejaba al descubierto un poco más de lo que debería.—Gracias por el vestido, y por todo lo que has enviado.Agradeció por cortesía, pero en su interior estaba ardiendo de deseo y furia, preguntándose cómo sería resistir la tentación que él representaba.—No tienes que agradecer, fue un completo placer —al elegir el vestido, Marcus había tocado la tela, se imaginó la f
Maya había pensado inventar cualquier cosa para decirle al hombre que Marcus no le convenía como socio, pero por lo que veía, cualquier cosa que ella dijera, Marcus se enteraría.Dan, veía a Maya incómoda por la compañía de De Luca, se acercó a ellos, después de saludar al hombre, extendió su mano hacia la chica.—¿Me concede está pieza? Señorita, Jones.—Con gusto —dijo Maya, tomando su mano.Se alejaron hacia la pista ante la escrutadora mirada de De Luca.Dan colocó su mano sobre la cintura de Maya, mientras sujetaba su otra mano, la chica colocó su mano libre sobre el hombre de él.—No soy buena en esto, así que cuidado con tus pies, estos tacones son altos —dijo Maya mientras sonreía, Dan respondió también sonriendo, su sonrisa era encantadora.—Entonces tendré cuidado, aunque en realidad no me importaría, la compañía lo vale.Cerca de ellos, Marcus no perdía detalle de lo que sucedía, ¿En verdad se atrevía Dan a coquetear tan descaradamente con Maya cuando él ya le había adverti
Lejos de Sicilia, dentro de una clínica de rehabilitación, Rita, la madre de Maya estaba decidida a jugar su última carta, a pesar de su edad, conservaba las formas de su cuerpo, aparentando a pesar del alcohol, menos edad de la que tenía.—¡Dios! Si mi hija no fuera tan estúpida, estaría muy cómoda en casa, en lugar de estar encerrada en este infierno, necesito un trago, siento que me quemó por dentro. El enfermero que le daba su último medicamento del día, pasaría en unos minutos, Rita se apresuró a rasgar la sábana para hacer una tira ancha, al obtenerla, la ató alrededor de su cintura. Usaba una amplia bata en color blanco que llegaba abajo de la rodilla, al atar la tira a su cintura, el largo de la bata subió un poco arriba de sus rodillas, llegaba justo bajo sus bien proporcionados pechos, lo que hizo que se levantaran. Al entrar el enfermero, Rita fingió que salía del baño, el hombre recorrió de inmediato su cuerpo con lujuria. —Buenas noches, guapo, pensé que hoy no vendría