Una vez se difundió la noticia de que la familia real de Velghary estuvo al mando de la Gran Hidra, el mundo entero se había vuelto loco. Cada medio de comunicación manejaba la información que alguna vez fue un tremendo secreto, todos estaban hablando de ello y de los muchos asociados que tuvieron los DuMartelle. En definitivamente eso era lo peor, que los cientos de tratos sucios salieron a la luz y expusieron a todos los criminales que se escondían a simple vista cómo bienhechores.Brion ya tenía una lista de enemigos, pero ahora se había vuelto peligrosamente más larga cuando expuso a tantas personas cómo lo que realmente son, criminales. En el bajo mundo las células restantes de la mafia europea intentaban reorganizarse, querían el control que una vez le perteneció a los DuMartelle y daba igual si tenían que pasar unos por encima de otros.Y el príncipe heredero estaba al tanto de esos movimientos, ya que seguí teniendo ojos y oídos en todas partes sin que otros lo supieran. Tal v
La noche cayó sobre Velghary acompaña de una tenue lluvia que no mostraba indicios de terminar pronto, mientras tanto las personas buscaban un refugio ante el frío que golpeaba silenciosamente. Era extraño que a esas alturas aún no haya llegado la primera nevada de la temporada, sin embargo, era seguro que estaba cerca la llegada del invierno.Incluso en las profundidades del castillo estaba colándose ese gélido espectro y la humedad sólo lo empeoraba todo mucho más. Brion había sido muy firme al ordenar que los encerraran en el calabozo más profundo que hubiera, donde la luz del sol careciera y el moho fuese lo que más abundara. Los caminos estaban iluminados por luces led incrustadas en los bordes del techo y el piso, así que su recorrido no fue realmente a oscuras, pero el camino rocoso sí era una molestia para sus tacones.En el transcurso lo único que hizo fue maldecir y quejarse entre dientes, lloriqueando por lo costoso que había sido su calzado y ahora estaba arruinado. No obs
El castillo de Velghary estaba sumido en un silencio inquietante, roto únicamente por el persistente golpeteo de la lluvia contra las ventanas. La familia real dormía, ajena al peligro que se gestaba en las sombras. Arlette caminaba con paso firme y calculado por los pasillos de piedra, sosteniendo en sus manos una llave que una criada robó del escritorio de Brion, era una fortuna que aún tuviese gente que le era leal.Todo estaba planificado.Debió fingir que se marchaba del castillo a regañadientes, mostrando su odio y desprecio hacia los plebeyos que se apoderaron del castillo. Maldecía en silencio a la familia real por despreciarla y considerarla innecesaria, por echarla cómo si ella no fuera más importante que todos esos asquerosos callejeros. Sería inútil pelear directamente, al menos si lo hacía ella sola, por lo que no le quedó más opción que salir de ahí armando una escena digna de alguien cómo ella. Tenía que hacerles creer que estaban ganando y ella era una don nadie, pero
Para cuando volvieron a Velghary, el amanecer estaba próximo y en el castillo el personal empezaba a prepararse para iniciar con sus labores diarias. Jax observó al príncipe alejarse y ascender por las escaleras en silencio, era complicado decidir qué le generaba aquel hombre, podría ser temor, respeto, desconfianza o pena, tal vez era una mezcla de todo eso. Ambos comenzaron a trabajar juntos por un mismo motivo, venganza, pero ahora que eso ya estaba terminando entonces tendría que buscar algo más que dirigiera su vida.Desde la muerte de su familia lo único que lo mantenía de pie era hacerles justicia y capturar a las personas responsables, y ya lo había conseguido finalmente. A pesar de eso, no entendía porque sentía que estaba perdido, flotando a la deriva y sin más razón para existir.¿Qué tenía que hacer ahora?¿Volver a Seattle y trabajar?¿Renunciar a su puesto en el FBI?Posiblemente lo condecorarían y ascenderían por atrapar a un gran número de criminales y desmantelar su m
En los niveles inferiores del castillo, Peter, el antiguo jardinero de Brion, estaba sentado en la pequeña sala que ahora usaba como oficina. Había cambiado los guantes de trabajo y las tijeras de poda por un discreto revolver y un archivo lleno de nombres y rostros. A pesar de los años que habían pasado desde que su principal responsabilidad era servir cómo el caballerizo del príncipe Cedric, su lealtad hacia él nunca había cambiado.Peter había cuidado de Brion desde que era un niño, primero protegiéndolo de las caídas y los rasguños en el palacio, y luego, poco a poco, de los monstruos reales que acechaban en las sombras de la política y el poder. Cuando Brion decidió abdicar y marcharse de Velghary a Norteamérica, él no dudó ni un instante en seguirle. Cuando Brion le pidió que velara por la seguridad de Clarisse y sus amigos, Peter aceptó inmediatamente la orden de su joven amo. Protegerlos era sólo una extensión de lo que siempre había hecho: cuidar de Brion y todo lo que le imp
Balar, la capital de Velghary, estaba en alerta totalmente. Los oficiales revisaban las calles en busca de rastros de los fugitivos, mientras que los agentes federales del FBI allanaban los viejos escondites de la Gran Hidra. Claro está que todos los equipos de búsqueda actuaban con la mayor cautela posible, lo menos que la familia real necesitaba en ese instante es que los velgharos se volvieran locos, eso complicaría más el objetivo de prevalecer en el poder y mantener la paz.No había un solo lugar que no estuviera siendo revisado, la prioridad era encontrar a los tres antiguos miembros de la familia real, personas realmente peligrosas tanto para ellos cómo para el resto del mundo. También tenían que descubrir quién dentro del castillo traicionó la confianza de Brion para unirse a ellos y ayudarles a escapar, el príncipe no se detendría hasta que haya atrapado a los culpables.Mientras tanto las protestas en varias partes del país no disminuían. Millones de ciudadanos aún considera
Repentinamente se escucharon unos disparos a las afueras de la oficina de Bertrand Nox, pero a diferencia de otras personas que se asustarían, él simplemente encarnó una ceja con curiosidad. No recordaba esperar a alguien, por lo que sabía su agenda ese día estaba vacía, ya que tendría que ocuparse con asuntos de la Gran Hidra. Había vuelto a Velghary, bajo el conocimiento del príncipe heredero, para poner fin a las actividades de su organización ahí y enviar todo a otro lado.Mantuvo la mirada en las puertas, intrigado por quién podría estar del otro lado causando tal alboroto. Consideró que tal vez su alteza real haya vuelto, sin embargo, no había razón para que lo hiciera porque no había incumplido con su tratado de paz, así que tendría que tratarse de alguien más.Su curiosidad fue saciada cuando ingresaron los antiguos dueños de todo, armados y acompañados por un grupo de hombres que los escoltaban, y detrás había cuerpos que se desangraban el piso.—Ustedes ciertamente no tienen
—Este lugar es cómo una casa fantasma —pronunció Owen, mirando sus alrededores—. ¿Desde cuándo se habrán marchado? La casa parece que se está cayendo a pedazos con cada día que pasa.—No me sorprende. Los Renieri-Meyfair estaban en la banca rota, supongo que tuvieron que irse a otro lugar, uno que pudieran cubrir con lo que les quedaba —opinó Peter y soltó una bocana de aire. El vaho se hizo presente ante las bajas temperaturas que golpeaban Velghary esa tarde noche.Sin previo aviso la lluvia que había llegado desde el día anterior se convirtió en una nevada que en cuestión de horas cubrió la capital, y posiblemente todo el país. Tal vez estaban a unos diez grados, o posiblemente mucho menos que eso, pero no era algo que los ciudadanos no pudiera manejar. Estaban acostumbrados al clima frío de su tierra natal a los cambios de temperatura, muy diferente al equipo conformado por algunos agentes federales. Puede ser que no les gustaba el frío o podía ser mucho para ellos, incluso escuch