La nieve seguía cayendo sobre Velghary mientras Clarisse observaba por la ventana del castillo. Su expresión era solemne, casi estoica, pero sus manos, que descansaban sobre su vientre, revelaban una leve tensión. Había estado intentando mantener la calma desde que los Carmina, Verona y Zadriel escaparon, pero la preocupación era una sombra constante sobre ella. Tal vez por eso es que se había sentido un poco indispuesta recientemente, estar embarazada y ser parte de una guerra cómo esa era demasiado.La familia real de Velghary intentaba desesperadamente sobrevivir a la tormenta en medio del océano en el que estaban atrapados. Ella no tenía idea de en qué se estaba metiendo cuando aceptó estar con Brion, simplemente no pensó en lo grande que sería eso y peor aún, la clase de cosas que hicieron los DuMartelle. Ya ni siquiera podía leer una publicación relacionada a ellos, todo hablaba sobre sus crímenes y negocios ilícitos alrededor del mundo.Le erizaba la piel comprender la clase de
El personal andaba de un lado al otro, preparando todo para este momento tan crucial mientras Annabeth recibía era maquillada para aparecer antes las cámaras con la intención de hacer que sus padres den un salto ante la provocación. La princesa sabía perfectamente qué decir, el entrevistador estaba al tanto de cuales preguntas hacer y puede ser que no era una medida muy blanca, pero sin duda los harían temblar.—¿Annabeth? —Clarisse se acercó, avergonzada—. Lo siento, quiero hablar contigo por un momento.La rubia alzó la vista de su teléfono y la miró a través del espejo frente a ella.—Claro, ¿de qué se trata? —se dejó aplicar rubor en las mejillas y sonrió levemente—. Por cierto, ¿quién te dejó entrar? Se supone que nadie debería estar acá, salvo por los involucrados.—Sobre eso quería hablarte. Jax me contó lo que tienes planeado hacer y viene a aquí porque quiero ser parte de ello —dijo sin más, dejando impresionada a la princesa—. Antes de que me rechaces quiero decir algo más.
Una ronda de disparos hizo estallar la televisión repentinamente.Zadriel se levantó de golpe, tirando la pesada silla de madera contra el suelo con un estruendo que hizo eco por toda la sala. Su pecho subía y bajaba con violencia, los músculos de su mandíbula tensos mientras su mirada se clavaba en los restos humeantes del aparato. La rabia que ardía en sus ojos no era humana. Era primitiva, devastadora, como si una tormenta hubiera tomado forma en su interior.Ansiaba venganza, quería ver a su hija retorcerse en un charco de sangre mientras le suplicaba piedad para luego hacer que su cuerpo se partiera a la mitad. Él mismo se encargaría de darle un castigo adecuado y una muerte horrenda a su propia hija por haberlo traicionado de esa forma al intentar asesinarlo.—¡Esa maldita niña! —rugió, arrojando la copa de vino que tenía en la mano contra la pared. El cristal se hizo añicos, y un río escarlata se deslizó lentamente hacia el suelo de mármol.La voz de Annabeth todavía resonaba e
—¡Disculpen, esto es muy urgente! —Malik ingresó al despacho repentinamente con la tableta en alto.Brion, Liza y Ottis lo miraron con curiosidad, pues ninguno entendía porqué actuaba así—¿Puedes dar un poco de contexto? —pidió la morena.—Es la presidenta del comité internacional. Se encuentra en línea en este momento y espera por ti para discutir la propuesta que hiciste en la última reunión, Brion.—¿Ahora? —su asistente asintió repetidas veces—. De acuerdo… Llama a toda la familia, que se reúnan conmigo en la sala de juntas inmediatamente. Que dejen todo lo que estén haciendo, y no olvides avisarle también a Jax. Quiero a los tres representantes que escogí para esta misión ahí también.—Inmediatamente, pero la presidenta está esperando —insistió Malik.—Que esperé unos segundos más. Dile que me encuentro en una reunión que ya estos terminando, y que la atenderé.El caballerizo asintió e hizo lo que su jefe le pidió, dando un aviso urgente a todos con ayuda de los demás asistentes
A pesar de que todo el entorno se veía afectado por los acontecimientos relacionados al escape de los antiguos líderes de la familia DuMartelle y las advertencias de la presidenta del comité internacional, Clarisse trataba de darle un poco de normalidad a sus vidas. Aunque al ver pasar guardias armados por cada pasillo en todo momento no era de mucha ayuda para ese cometido.—Mira, tía. ¿Te gusta? —el pequeño puso ante ella una figura de masa flexible. No tenía una forma muy clara, pero estaba segura de que se trataba de algún animal con rasgos felinos.—Claro que sí, está bellísimo. Pero, ¿qué es en realidad?—¿No lo ves? ¡Es un dragón!Clarisse parpadeó perpleja, miró a sus amigos y estos la observaban con la misma seriedad que ella y de repente explotaron en risas. Ese pequeño instante de felicidad era cómo un respiro para la locura en la que estaban envueltos todos ellos, y lo agradecía por completo porque no quería tratar nada sobre una guerra mientras estuviera cerca de su peque
El salón se sumió en un silencio inquietante mientras el parpadeo de las luces iluminaba fugazmente los rostros tensos de todos. La amenaza estaba más cerca de lo que jamás imaginaron, pero si eso estaba pasando, entonces significaba una sola cosa…—Están en el castillo… —dijo Brion, viendo las luces titilantes—. Avisen a los guardias, alerta máxima. Quiero una comunicación cerrada, que resguarden cada piso y nadie entra o sale sin ser registrado. ¡Ya!El personal tanto del FBI cómo del palacio corrió de un lado al otro, enviando las órdenes de su alteza real por el canal de emergencia. Brion apretó los dientes, reprimiendo un gruñido de frustración. Todo su esfuerzo para mantener el control se estaba desmoronando ante sus ojos.—¡Informe completo de cada entrada, mantengo todos los ojos abiertos! —demandó Jax, con una radio en la mano—. Conocen al personal, cual individuo no identificado debe ser aprensado o detenido a través de cualquier método. ¡Repito, tienen permitido el uso de l
Jax se movió rápidamente, sus dedos corrieron sobre el teclado mientras su equipo desplegaba un mapa tridimensional del castillo y sus alrededores. Los puntos rojos parpadeaban en la pantalla, representando posibles ubicaciones de los dispositivos móviles que emitían la transmisión.—Aquí, tenemos una señal a más de dos mil setecientos metros en los alrededores —anunció Jax, marcando el lugar en la pantalla—. Pero no es sólo uno. Hay al menos ocho fuentes de las que podría provenir la señal.—Utilizan señuelos —concluyó Ottis—. Sabían que rastrearíamos la señal para detener esta repetitiva transmisión sacada del infierno.—¿Entonces qué se debe hacer? —inquirió Paolo—. Están destruyendo la capital, hay informes de demasiadas victimas por todas partes. La línea de emergencia está saturada y los equipos de respuesta tienen más de lo que pueden manejar.Brion se dispuso a contestar, pero una tremenda explosión lo interrumpió, haciendo temblar el castillo. Las luces estallaron y de inmedi
Mientras el fuego se extendía salvajemente por Balar, destrozando las edificaciones y amenazando a todos los habitantes, los equipos seguridad hacía su máximo esfuerzo por extinguirlo. En el castillo la energía falló y tenues luces de emergencia era lo único que le permitía ver a los ocupantes. Desde lejos se escuchaban disparos provenientes de diferentes zonas, pero era complicado saber exactamente donde sin las cámaras de vigilancia, sólo percibían el eco que viajaba por el castillo.Aproximadamente veinte minutos llevaban en ese estado, Jax ni siquiera podía comunicarse con su equipo, con el personal del castillo o con las personas que Audrey Pleck proporcionó para reguardar la morada de la familia real y a estos. Lo que simplemente indicaba que estaban solos, sin manera de poder comunicarse unos con otros se convertirían en blancos fáciles.—Bien, esto es inútil. Hay que salir de aquí e ir a buscar a la familia real —dijo el agente Fell, quitándole el seguro a su arma y sacando un