Por un instante, todo se detuvo.El tiempo, el sonido, incluso sus corazones parecieron quedarse en pausa, como si el peso de la confesión de Verona los hubiera arrojado a un abismo sin fondo. Brion parpadeó, incrédulo, mientras el eco de las palabras de su tía resonaba en su mente.«Sus padres no sólo eran una piedra en el zapato, eran un obstáculo del cual tuve que deshacerme».—No... —murmuró nuevamente Daliah, con la voz quebrada, como si esa palabra pudiera negar la realidad que acababa de desplomarse sobre ellos.Sus piernas temblaron, y apenas pudo mantenerse de pie. Sus ojos se llenaron de lágrimas, pero no eran del tipo que uno podía contener; eran aquellas que quemaban y arrasaban, brotando sin control.Brión, en cambio, parecía congelado. Su mirada estaba fija en Verona, pero su mente estaba a kilómetros de distancia. Veía, en flashes, los rostros de sus padres: la risa de Geraldine, el abrazo cálido de Cedric, las noches en las que le contaban historias antes de dormir, ju
La mirada infernal del Hijo Maldito cayó sobre el antiguo duque de Velghary y una cosa estaba totalmente segura, esa guerra llegó a su fin, daba igual quien quedase vivo al final. Luchó para deshacerse de Oliver, le arrebataron a la mujer que amaba y en quién más confiaba, su cómplice principal en cada uno de sus planes. Los haría pagar por lo que le hicieron a Verona y luego mandaría a construir un trono con sus huesos para tenerlos siempre debajo, incluso después de la muerte.Le estampó un cabezazo al rubio, aturdiéndolo momentáneamente, tiempo suficiente para alejarlo con una patada en el pecho, pero de repente sintió un dolor agudo atravesarle un costado. Soltó un grito ahogado y luego una mano se posicionó en su hombro.—Esta vez no voy a fallar —Annabeth le susurró en el oído a su padre—. Vas a pagar todo lo que me hiciste pasar.—Tú, eres una chiquilla malagradecida… —siseó entre dientes.—Ya muérete, ¿quieres? —enterró más profundo el filo y le dio vueltas.Zadriel hizo un máx
El silbido hidráulico que emitió la pesada puerta puso a todos alertas. El mecanismo empujó la puerta a un lado y Clarisse sonrió aliviada porque sólo había dos personas que conocían la clave de acceso. Uno estaba junto a ella, apuntando el rifle hacia la puerta y no había manera de que Rubén pudiera abrirla considerando que no había una manera de hacerlo desde adentro. Y la otra persona era quien estaba al mando de todo y dio la orden para ponerlos a todos resguardados.—¡Brion! —saltó la chica, sonriendo.—Error, linda —Arlette fue quien apareció del otro lado de la puerta con un arma en alto. El equipo de seguridad se dispuso a actuar, pero fue cuando ella les mostró lo que tenía en la otra mano—. Cuidado, un movimiento más y nos vamos todos.Rubén entornó los ojos, analizando la situación. Se trataba de una mujer obsesionada con su deseo de que su jefe la ame cómo hace años, así como también quería venganza contra la mujer que le arrebató esa vida con la que soñó. El pulgar estaba
Balar sufrió mucho por el fuego, no obstante, la destrucción causada era algo que se podía reparar con algo de coordinación y los mejores recursos que el recurso tenía. Muchos de los sitios en los que las bombas detonaron estaban vacíos, era claro que esos tres tenían planes claros sobre cómo hacer las cosas y que no su prioridad no era precisamente matar civiles, pero tampoco les importaba si morían o no. Ellos estaban completamente locos y lo único que les interesaba era tener la corona otra vez para gobernar Velghary, nada más que eso.Hasta entonces han pasado sólo unos tres meses y medio, por lo que no ha sido lo más sencillo de llevar. Luego del ataque a Balar y que la familia real diera a conocer a los verdaderos culpables de esa trágica noche, todas las cosas cambiaron en Velghary. El sistema de gobierno mixto conformado por representantes de ambos bandos tomó el control inmediatamente y pusieron orden en el país, pues el caos quería crecer más allá de las fronteras de la capi
El viento soplaba suavemente entre los jardines del palacio real, haciendo ondear las banderas de Velghary en lo alto de las torres. El cielo estaba despejado, y el sol bañaba la ciudad con su luz dorada, reflejando la calma y la prosperidad que habían florecido en los últimos años. Balar, una vez devastada por el fuego y la guerra, ahora se erguía como un símbolo de renacimiento. Sus calles estaban llenas de vida, sus plazas rebosaban de actividad y sus habitantes, aunque marcados por la historia, caminaban con la frente en alto, con la certeza de que su país jamás volvería a caer en la sombra de la opresión.En el balcón principal del castillo, una figura alta y de porte firme observaba su reino con una mirada serena. Brion DuMartelle, ahora rey de Velghary, mantenía una expresión muy relajada mientras sus ojos recorrían la ciudad. A su lado, una mujer de cabello oscuro y mirada cálida se apoyaba suavemente contra él, su mano entrelazada con la suya. Clarisse O'Nelly, ahora la reina
En aquella mañana de otoño, familiares y amigos se encontraban reunidos en una iglesia que había sido decorada con flores y listones de color celeste y plata.Los invitados ya estaban en sus asientos, mientras que Jax, el novio, frotaba sus manos con nerviosismo sobre sus pantalones y sus acompañantes estaban allí junto a él, sonrientes y orgullosos por el gran paso que daría.La marcha nupcial captó la atención de todos los presentes que de inmediato se pusieron en pie y miraron hacia las puertas que, al abrirse, mostraron un panorama muy diferente al esperado.Clarisse, quien debía lucir como una hermosa princesa vestida de blanco, entró portando un vestido de coctel ceñido al cuerpo de color rojo escarlata, dejando a todos confundidos.Su cabello azabache estaba recogido elaboradamente en un peinado y sus ojos azules resaltaban con el delineado. En una de sus manos llevaba un portatrajes y en la otra una pequeña caja de terciopelo.Los miembros de la orquesta dejaron de tocar, así
El viento soplaba con fuerza a través de la ciudad elevando el aroma de las flores que estaban en los mostradores de las tiendas y eso despertaba el buen ánimo de Clarisse. Su piel blanca estaba cubierta por un abrigo azul que hacía juego con sus ojos del mismo tono y su cabello azabache caía libremente por su espalda.Miró su reloj para ver que tenía tiempo de sobra para llegar, siempre puntual para cualquier cosa y seguramente tendría que esperar por ellos.Principalmente por Lorna, esa pelirroja era un desastre andante desde el momento en el que nació y no había una persona que no lo supiera. Era prácticamente imposible que ella llegase a la hora acordada a algún lugar, fuera importante o no.Por otro lado, estaba Galen que con su pequeño hijo Pat era imposible que se retrasara. El niño era demasiado entusiasta, por lo que cuando sabía que su padre lo llevaría de paseo con sus amigas, era capaz de no dejarlo dormir en toda la noche.Era digno hijo de su padre, aunque a veces parecí
El auto se detuvo justo en frente al edificio y un hombre de veintiocho años con el cabello negro, piel blanca y los ojos de un peculiar tono ocre bajó del vehículo. Vestía con un atuendo casual conformado por un pantalón caqui, un suéter negro de cuello de tortuga, unos botines casuales y un bléiser negro.En opinión de otros era alguien muy apuesto y de aspecto elegante. Un hombre alto y por su contextura atlética evidentemente se ejercitaba contantemente.El valet recibió las llaves y de inmediato el vigilante abrió la puerta para él con un saludo. Cuando la recepcionista lo vio llegar se puso de pie de inmediato para recibirlo cordialmente y él sólo continuó su camino directo al ascensor para ir al piso doce.En el momento que las puertas se abrieron caminó agraciadamente a través de varios cubículos en los que los empleados estaban ocupados con sus trabajos.Algunos lo reconocieron y de inmediato desviaron la mirada.Por su expresión dura y la escasa interacción que tenía con los