Repentinamente se escucharon unos disparos a las afueras de la oficina de Bertrand Nox, pero a diferencia de otras personas que se asustarían, él simplemente encarnó una ceja con curiosidad. No recordaba esperar a alguien, por lo que sabía su agenda ese día estaba vacía, ya que tendría que ocuparse con asuntos de la Gran Hidra. Había vuelto a Velghary, bajo el conocimiento del príncipe heredero, para poner fin a las actividades de su organización ahí y enviar todo a otro lado.Mantuvo la mirada en las puertas, intrigado por quién podría estar del otro lado causando tal alboroto. Consideró que tal vez su alteza real haya vuelto, sin embargo, no había razón para que lo hiciera porque no había incumplido con su tratado de paz, así que tendría que tratarse de alguien más.Su curiosidad fue saciada cuando ingresaron los antiguos dueños de todo, armados y acompañados por un grupo de hombres que los escoltaban, y detrás había cuerpos que se desangraban el piso.—Ustedes ciertamente no tienen
—Este lugar es cómo una casa fantasma —pronunció Owen, mirando sus alrededores—. ¿Desde cuándo se habrán marchado? La casa parece que se está cayendo a pedazos con cada día que pasa.—No me sorprende. Los Renieri-Meyfair estaban en la banca rota, supongo que tuvieron que irse a otro lugar, uno que pudieran cubrir con lo que les quedaba —opinó Peter y soltó una bocana de aire. El vaho se hizo presente ante las bajas temperaturas que golpeaban Velghary esa tarde noche.Sin previo aviso la lluvia que había llegado desde el día anterior se convirtió en una nevada que en cuestión de horas cubrió la capital, y posiblemente todo el país. Tal vez estaban a unos diez grados, o posiblemente mucho menos que eso, pero no era algo que los ciudadanos no pudiera manejar. Estaban acostumbrados al clima frío de su tierra natal a los cambios de temperatura, muy diferente al equipo conformado por algunos agentes federales. Puede ser que no les gustaba el frío o podía ser mucho para ellos, incluso escuch
La nieve seguía cayendo sobre Velghary mientras Clarisse observaba por la ventana del castillo. Su expresión era solemne, casi estoica, pero sus manos, que descansaban sobre su vientre, revelaban una leve tensión. Había estado intentando mantener la calma desde que los Carmina, Verona y Zadriel escaparon, pero la preocupación era una sombra constante sobre ella. Tal vez por eso es que se había sentido un poco indispuesta recientemente, estar embarazada y ser parte de una guerra cómo esa era demasiado.La familia real de Velghary intentaba desesperadamente sobrevivir a la tormenta en medio del océano en el que estaban atrapados. Ella no tenía idea de en qué se estaba metiendo cuando aceptó estar con Brion, simplemente no pensó en lo grande que sería eso y peor aún, la clase de cosas que hicieron los DuMartelle. Ya ni siquiera podía leer una publicación relacionada a ellos, todo hablaba sobre sus crímenes y negocios ilícitos alrededor del mundo.Le erizaba la piel comprender la clase de
El personal andaba de un lado al otro, preparando todo para este momento tan crucial mientras Annabeth recibía era maquillada para aparecer antes las cámaras con la intención de hacer que sus padres den un salto ante la provocación. La princesa sabía perfectamente qué decir, el entrevistador estaba al tanto de cuales preguntas hacer y puede ser que no era una medida muy blanca, pero sin duda los harían temblar.—¿Annabeth? —Clarisse se acercó, avergonzada—. Lo siento, quiero hablar contigo por un momento.La rubia alzó la vista de su teléfono y la miró a través del espejo frente a ella.—Claro, ¿de qué se trata? —se dejó aplicar rubor en las mejillas y sonrió levemente—. Por cierto, ¿quién te dejó entrar? Se supone que nadie debería estar acá, salvo por los involucrados.—Sobre eso quería hablarte. Jax me contó lo que tienes planeado hacer y viene a aquí porque quiero ser parte de ello —dijo sin más, dejando impresionada a la princesa—. Antes de que me rechaces quiero decir algo más.
Una ronda de disparos hizo estallar la televisión repentinamente.Zadriel se levantó de golpe, tirando la pesada silla de madera contra el suelo con un estruendo que hizo eco por toda la sala. Su pecho subía y bajaba con violencia, los músculos de su mandíbula tensos mientras su mirada se clavaba en los restos humeantes del aparato. La rabia que ardía en sus ojos no era humana. Era primitiva, devastadora, como si una tormenta hubiera tomado forma en su interior.Ansiaba venganza, quería ver a su hija retorcerse en un charco de sangre mientras le suplicaba piedad para luego hacer que su cuerpo se partiera a la mitad. Él mismo se encargaría de darle un castigo adecuado y una muerte horrenda a su propia hija por haberlo traicionado de esa forma al intentar asesinarlo.—¡Esa maldita niña! —rugió, arrojando la copa de vino que tenía en la mano contra la pared. El cristal se hizo añicos, y un río escarlata se deslizó lentamente hacia el suelo de mármol.La voz de Annabeth todavía resonaba e
—¡Disculpen, esto es muy urgente! —Malik ingresó al despacho repentinamente con la tableta en alto.Brion, Liza y Ottis lo miraron con curiosidad, pues ninguno entendía porqué actuaba así—¿Puedes dar un poco de contexto? —pidió la morena.—Es la presidenta del comité internacional. Se encuentra en línea en este momento y espera por ti para discutir la propuesta que hiciste en la última reunión, Brion.—¿Ahora? —su asistente asintió repetidas veces—. De acuerdo… Llama a toda la familia, que se reúnan conmigo en la sala de juntas inmediatamente. Que dejen todo lo que estén haciendo, y no olvides avisarle también a Jax. Quiero a los tres representantes que escogí para esta misión ahí también.—Inmediatamente, pero la presidenta está esperando —insistió Malik.—Que esperé unos segundos más. Dile que me encuentro en una reunión que ya estos terminando, y que la atenderé.El caballerizo asintió e hizo lo que su jefe le pidió, dando un aviso urgente a todos con ayuda de los demás asistentes
A pesar de que todo el entorno se veía afectado por los acontecimientos relacionados al escape de los antiguos líderes de la familia DuMartelle y las advertencias de la presidenta del comité internacional, Clarisse trataba de darle un poco de normalidad a sus vidas. Aunque al ver pasar guardias armados por cada pasillo en todo momento no era de mucha ayuda para ese cometido.—Mira, tía. ¿Te gusta? —el pequeño puso ante ella una figura de masa flexible. No tenía una forma muy clara, pero estaba segura de que se trataba de algún animal con rasgos felinos.—Claro que sí, está bellísimo. Pero, ¿qué es en realidad?—¿No lo ves? ¡Es un dragón!Clarisse parpadeó perpleja, miró a sus amigos y estos la observaban con la misma seriedad que ella y de repente explotaron en risas. Ese pequeño instante de felicidad era cómo un respiro para la locura en la que estaban envueltos todos ellos, y lo agradecía por completo porque no quería tratar nada sobre una guerra mientras estuviera cerca de su peque
El salón se sumió en un silencio inquietante mientras el parpadeo de las luces iluminaba fugazmente los rostros tensos de todos. La amenaza estaba más cerca de lo que jamás imaginaron, pero si eso estaba pasando, entonces significaba una sola cosa…—Están en el castillo… —dijo Brion, viendo las luces titilantes—. Avisen a los guardias, alerta máxima. Quiero una comunicación cerrada, que resguarden cada piso y nadie entra o sale sin ser registrado. ¡Ya!El personal tanto del FBI cómo del palacio corrió de un lado al otro, enviando las órdenes de su alteza real por el canal de emergencia. Brion apretó los dientes, reprimiendo un gruñido de frustración. Todo su esfuerzo para mantener el control se estaba desmoronando ante sus ojos.—¡Informe completo de cada entrada, mantengo todos los ojos abiertos! —demandó Jax, con una radio en la mano—. Conocen al personal, cual individuo no identificado debe ser aprensado o detenido a través de cualquier método. ¡Repito, tienen permitido el uso de l