El castillo de Velghary estaba sumido en un silencio inquietante, roto únicamente por el persistente golpeteo de la lluvia contra las ventanas. La familia real dormía, ajena al peligro que se gestaba en las sombras. Arlette caminaba con paso firme y calculado por los pasillos de piedra, sosteniendo en sus manos una llave que una criada robó del escritorio de Brion, era una fortuna que aún tuviese gente que le era leal.Todo estaba planificado.Debió fingir que se marchaba del castillo a regañadientes, mostrando su odio y desprecio hacia los plebeyos que se apoderaron del castillo. Maldecía en silencio a la familia real por despreciarla y considerarla innecesaria, por echarla cómo si ella no fuera más importante que todos esos asquerosos callejeros. Sería inútil pelear directamente, al menos si lo hacía ella sola, por lo que no le quedó más opción que salir de ahí armando una escena digna de alguien cómo ella. Tenía que hacerles creer que estaban ganando y ella era una don nadie, pero
Para cuando volvieron a Velghary, el amanecer estaba próximo y en el castillo el personal empezaba a prepararse para iniciar con sus labores diarias. Jax observó al príncipe alejarse y ascender por las escaleras en silencio, era complicado decidir qué le generaba aquel hombre, podría ser temor, respeto, desconfianza o pena, tal vez era una mezcla de todo eso. Ambos comenzaron a trabajar juntos por un mismo motivo, venganza, pero ahora que eso ya estaba terminando entonces tendría que buscar algo más que dirigiera su vida.Desde la muerte de su familia lo único que lo mantenía de pie era hacerles justicia y capturar a las personas responsables, y ya lo había conseguido finalmente. A pesar de eso, no entendía porque sentía que estaba perdido, flotando a la deriva y sin más razón para existir.¿Qué tenía que hacer ahora?¿Volver a Seattle y trabajar?¿Renunciar a su puesto en el FBI?Posiblemente lo condecorarían y ascenderían por atrapar a un gran número de criminales y desmantelar su m
En aquella mañana de otoño, familiares y amigos se encontraban reunidos en una iglesia que había sido decorada con flores y listones de color celeste y plata.Los invitados ya estaban en sus asientos, mientras que Jax, el novio, frotaba sus manos con nerviosismo sobre sus pantalones y sus acompañantes estaban allí junto a él, sonrientes y orgullosos por el gran paso que daría.La marcha nupcial captó la atención de todos los presentes que de inmediato se pusieron en pie y miraron hacia las puertas que, al abrirse, mostraron un panorama muy diferente al esperado.Clarisse, quien debía lucir como una hermosa princesa vestida de blanco, entró portando un vestido de coctel ceñido al cuerpo de color rojo escarlata, dejando a todos confundidos.Su cabello azabache estaba recogido elaboradamente en un peinado y sus ojos azules resaltaban con el delineado. En una de sus manos llevaba un portatrajes y en la otra una pequeña caja de terciopelo.Los miembros de la orquesta dejaron de tocar, así
El viento soplaba con fuerza a través de la ciudad elevando el aroma de las flores que estaban en los mostradores de las tiendas y eso despertaba el buen ánimo de Clarisse. Su piel blanca estaba cubierta por un abrigo azul que hacía juego con sus ojos del mismo tono y su cabello azabache caía libremente por su espalda.Miró su reloj para ver que tenía tiempo de sobra para llegar, siempre puntual para cualquier cosa y seguramente tendría que esperar por ellos.Principalmente por Lorna, esa pelirroja era un desastre andante desde el momento en el que nació y no había una persona que no lo supiera. Era prácticamente imposible que ella llegase a la hora acordada a algún lugar, fuera importante o no.Por otro lado, estaba Galen que con su pequeño hijo Pat era imposible que se retrasara. El niño era demasiado entusiasta, por lo que cuando sabía que su padre lo llevaría de paseo con sus amigas, era capaz de no dejarlo dormir en toda la noche.Era digno hijo de su padre, aunque a veces parecí
El auto se detuvo justo en frente al edificio y un hombre de veintiocho años con el cabello negro, piel blanca y los ojos de un peculiar tono ocre bajó del vehículo. Vestía con un atuendo casual conformado por un pantalón caqui, un suéter negro de cuello de tortuga, unos botines casuales y un bléiser negro.En opinión de otros era alguien muy apuesto y de aspecto elegante. Un hombre alto y por su contextura atlética evidentemente se ejercitaba contantemente.El valet recibió las llaves y de inmediato el vigilante abrió la puerta para él con un saludo. Cuando la recepcionista lo vio llegar se puso de pie de inmediato para recibirlo cordialmente y él sólo continuó su camino directo al ascensor para ir al piso doce.En el momento que las puertas se abrieron caminó agraciadamente a través de varios cubículos en los que los empleados estaban ocupados con sus trabajos.Algunos lo reconocieron y de inmediato desviaron la mirada.Por su expresión dura y la escasa interacción que tenía con los
En esa mañana Clarisse despertó temprano y debido a que el día anterior había organizado el departamento, decidió ir a hacer las compras y también aprovecharía para desayunar en la calle.No quiso arreglarse demasiado, sólo se vistió con unos jeans blancos, una blusa de tirantes y encima un suéter color menta que le quedaba bastante holgado. Se recogió el cabello en un moño flojo se colocó sus zapatillas blancas para luego salir de su hogar.Una vez afuera tomó un taxi que la llevó cerca del centro de la ciudad mientras escuchaba música a todo volumen con sus audífonos. Respondió algunos mensajes de su padre, quien se quejaba de que su madre no le dejaba de reclamar por no haber podado el césped.Cuando el conductor le indicó que habían llegado ella le pagó y antes de bajar le agradeció. Entró a la cafetería, la cual no se encontraba tan concurrida a esa hora y se acercó a la barra para realizar su pedido.Mientras esperaba que se lo entregaran revisó sus redes sociales sólo para enco
La belleza de aquella casa dejó sin palabras a Clarisse.El diseño moderno del lugar era una maravilla, las paredes y el piso eran iguales que en la habitación en la que despertó, al igual que la decoración minimalista que predominaba.La casa era de tres pisos, por lo que mientras bajaban las escaleras se percató de que en todo el recorrido no vio fotos de alguna familia o incluso del mismo Soren.«Que extraño, ¿vivirá solo?», se preguntó la chica y miró de soslayo a su acompañante.Pasaron por la sala de estar principal que tenía un hermoso juego de sofás en color gris, una mesa ratonera de cristal y en la pared una chimenea que se encontraba apagada, pero sobre ésta había una enorme pantalla.«¿Quién es este sujeto? ¿El hijo de la presidenta?», se cuestionó mentalmente mientras iban hacia la salida.Una vez fuera comprendió que no sólo la casa de Soren era hermosa, las que estaban alrededor también lo eran y por las fachadas lujosas se notaba que eran igual o más costosas.—Por fav
El domingo fue un día tranquilo, Lorna se quedó todo el día con ella para ver películas juntas y cocinar cualquier cosa receta que vieran en las redes.También se tomó el tiempo para llamar a sus padres gracias a su amiga y les explicó que se había estropeado su teléfono. Su madre se volvió histérica cuando le dijo que casi la robaban y Clarisse de inmediato se lamentó por no mentirles.No es que le gustara, sólo que así se preocuparía mucho menos ya que estaban en países diferentes. Así tampoco tendría que haber escuchado a sus padres exagerando todo por casi una hora.Cuando atardeció su amiga regresó a su casa y Clarisse sin más que hacer se fue temprano a la cama.El lunes por la mañana se alistó para ir a trabajar con total tranquilidad, gracias a que había dormido muy bien.Llevaba puesta una falta blanca con corte de tubo y una blusa azul celeste con mangas traslucidas, junto con un par de tacones blancos no muy altos.Al llegar muchos la saludaron y ella correspondió los bueno