PDV Elena
En un abrir y cerrar de ojos paso una semana más, entre crear contenido para mi red social, atender la casa, jugar con los niños, y dar gracias a Dios por el internet y las redes sociales, las cuales uso para conectar con mis seres queridos, esto de no tener familia o amigos cerca me sigue perturbando desde que nos mudamos al medio oriente.
Apenas parece que fue hace dos días que me fui con Paula y Estaban de paseo por la ciudad, mientras Aston paso el fin de semana en planta trabajando o eso espero yo. Amo darles ese pequeño placer a mis hijos de llevarlos al parque, a comer helado y pasear por su lugar favorito, qrim una parte de la ciudad con colinas, restaurantes a la orilla de la playa, parques, y demás atracciones; dónde Esteban ama ver todos los autos de lujo o de carreras como los llama él.Lavando los platos me sonrío al recordar que saludó a un Sultanie en su Ferrari amarillo, mi niño tan espontáneo. Sentí pena por como llamo la atención de aquel joven, pero el chico le devolvió el saludo así que le reste importancia.
– ¿Hola, ya hiciste almuerzo? – La voz de mi esposo me saco de mis pensamientos.
– Hola si, ya voy a servir, ¿qué tal te fue? – me voltee para mirarlo.
– Bien, ¿y Paula? – pregunto mientras pasaba de mi lado y abrió la nevera por agua.
– Esta en la sala viendo dibujos animados – Respondí a la espera de que volteara a verme.
– Espero que no tenga toda la mañana viendo televisor, los niños no deben de ver
tanta tv, luego se ponen idxxxas.
– Tiene menos de una hora, necesito tiempo para hacer la comida, no pretenderás
que lo haga con ella cargada – respondo secamente, me molesta cuando se vuelve
intransigente.
Y así, lo que pudo haber sido un saludo de conocer cómo ha ido el día, un dulce beso y un abrazo, se convirtió en uno seco y seguido de un reclamo. Ya por lo menos sus desprecios, y el ignórame no me duelen tanto. Me ha servido de mucho estudiar psicología, dedicarme a conocerme a mí misma y lograr una confianza suficiente para atreverme a soñar con crear una empresa y tener una oficina de consulta aquí, soñar con eso hace que mi corazón vibre y me sonría de la nada.
De no ser porque mi pequeña Paula habla hasta por los codos, mis almuerzos serían tan aburridos y silenciosos, ya que Esteban sale de clase a las tres de la tarde, así que almuerza en su colegio. Una vez terminado el almuerzo me dispongo a recoger la cocina.
– Nos vemos más tarde, – se despide Aston tomándome por la cintura desde atrás y dándome un beso en los labios.
– Que te vaya bien amor – Respiro profundo ante su toque.
– Adiós princesa papá va a trabajar – dice a Paula.
– Adiós papi – Paula le extiende los brazos para que la cargue.
Aston solo le toma los brazos y le besa la cabeza para que no le arrugue la camisa. La hora en que Aston viene por el almuerzo pasa volando y hoy por lo menos si se despidió con un beso rápido en los labios.
A veces me preguntó qué pasó con el chico apuesto que me retaba, con el que hacía el amor en el carro, y el que hizo que dejara mi país por seguirlo al de él y formar un hogar. Y luego venir al medio oriente aún más lejos de mi familia y a una cultura totalmente diferente. Ahora apenas si hablamos, no se interesa en mí y el sexo se redujo dos o tres besos y penetrarme, aunque no haya ni lubricado. Algunas veces me siento mal, pero durante el coito si quiero tener un orgasmo, imagino a uno de los protagonistas de mis novelas eróticas, a veces a Cristian, otras a Massimo, o a Gabriel. Que aún con sus defectos procuraron ser lo mejor para las mujeres que eligieron.
Ya se lo he dicho tantas veces, he ido a terapia, hasta le he pedido el divorcio. De solo recordar aquella foto de la mujer desnuda que recibió por W******p me hierve la sangre, claro ella dijo que se equivocó, pero estoy segura de que no, y él se molestó porque como se me ocurría a mí pensar que me traicionaba, e hizo su mejor actuación de víctima que él vivía para su familia y que nuestros padres tenían más de 30 y 40 años de casados como para yo estar pensando en divorcio.
Han pasado ocho años de matrimonio los primeros cinco vivimos en mi tierra natal mientras Aston se hacía un nombre y experiencia en la industria petrolera, y yo también, aunque más tímidamente dando clases en la universidad sobre psicología para las empresas en la carrera de recursos humanos. Tenía trabajo y amigos con los que compartía momentos de alegría, pero luego, vino el primer cambio, a Aston le ofrecieron según él, un trabajo en Estados Unidos cerca de su familia, yo creo que él lo pidió, pero nunca lo ha confesado.
– Mamáaaa – grita Paula llamando mi atención para que cambie de ropa a mi muñeca porque la de ella ya está lista para salir.
– Disculpa amor. – le respondí sonriéndole, y continuando nuestro juego de muñecas.
– Oh amiga ya me visto para ir a la fiesta. Voy a ponerme un vestido rojo – cambio la voz pretendiendo ser la Barbie amiga.
– Bien amiga apúrate que el auto está listo para irnos.
Me sonrío al escucharle ese lenguaje parece una niña más grande a veces. Pasamos unos minutos más hasta que escucho el timbre, mi amor mayor ha llegado de la escuela.
– Hola mamá, bendición.
– Hola amor, Dios te bendiga, ¿cómo te fue?
– Muy bien hoy tuve clase de árabe. – me responde mi hijo entusiasmado, no me imagine que le gustara tanto aprender ese idioma.
Nos damos un abrazo, le beso la cabeza mientras me deje porque ya mi niño está creciendo muy rápido.
– Hola little P– saluda a Paula quien lo recibe con una sonrisa más grande que su cara. Amo como se aman mis hijos.
– Hola Big brother. El la carga y le da vueltas.
– A lavarse las manos y la cara Esteban. ¿Tienes hambre? – pregunto por si quiere una merienda.
– Si, mamá, por favor tengo mucha hambre.
– ¿Puedes ser el muñeco que baila con las muñecas? – Pregunta Paula mientras él va soltando el bolso y entrando a su habitación.
– No, estoy armando mi nuevo Ferrari de LEGO.
Esteban toma la merienda y nos ponemos a leer juntos, luego él se va a su habitación en su hora libre antes de hacer sus deberes de la escuela y yo coloco una película para ver con Paula.
PDV Hassam. – Salam alikum – conteste mi teléfono. – Wa alaikum as–salaam – me responden y en seguida cambio a inglés el idioma de los negocios. – Buenos días, su alteza Hassam, le habla, el secretario de su señoría Rashan Elshafai embajador de Egipto en el Sultanato. – Si él habla, estoy muy bien, que desea. – Le comunico al embajador. – Apreciado su alteza Hassam ¿cómo has estado? – ¿Cómo estás Amigo? – respondí cordialmente – estoy muy bien, a qué debo tu llamada. – ¿Estás en el Sultanato? Quisiera hablar unos asuntos contigo en persona. ¿Cómo está tu agenda mañana en la mañana? &ndas
PDV Elena. Finalmente, la semana que viene Esteban sale de vacaciones del colegio y estoy feliz porque mis suegros nos enviaron pasajes para ir a visitarlos, alegando que extrañan mucho a sus nietos, para variar Aston está muy ocupado y no nos va a acompañar así que solo iremos Paula, Esteban y yo por una semana. La cuál aprovechare lo más que pueda, yo también extraño el occidentalismo de los Estados Unidos. Y como estoy emocionada de ir a tierra occidental y usar mi ropa normal, ya tengo todo arreglado, nuestro vuelo es en tres días; esto de viajar sola con los chicos será algo nuevo para mí. Llegó el fin de semana y mi esposo se dignó a pasar un día con nosotros antes de irnos. Íbamos en el auto, rumbo al sur a conocer un wadi como se le llama acá a los ríos o riachuelos que usualmente están secos.
PDV. Hassam. Está semana he estado ocupado, pero ya tengo todo listo, he hablado con el embajador de los Estados Unidos de América, el ministro de defensa y mi colega el ministro de relaciones exteriores, todo está preparado para que nos reciban, será un viaje de cinco días, cosa que lamento porque son unas catorce horas de viaje. El martes en la noche partiremos: mi tío, su majestad Nasser Al Tamin Bin Tasik quinto sultán de nuestra tierra, mi primo el príncipe heredero, su alteza Abdulah quien es el primer ministro,un pequeño comité de seis personas y yo.El lunes en la noche de camino a casa recibo la llamada de mi tío Nasser. – Salam alikum su majestad, Dios lo preserve – Contesto. – Wa leikud as Salam – me contesta.Y nos extendemos en nues
PDV. Elena– Abuelaa – grito Esteban al ver a sus abuelos que nos recibieron en el aeropuerto William P Hobby.– Grand Pa. – grito Paula mientras le estiraba los brazos a su abuelo desde el coche donde estaba sentada.– Mis nietos bellos cuánto los extrañamos – dijo la abuela Adela.– Hola hija, ¿cómo estás? – me tiende un brazo sin soltar a Esteban.– Molida – me rio de mí misma, por la expresión muy venezolana que se refiere a estar muy cansada.Mis suegros se intercambian a los nietos.– Hola bella Elena, sí que luces cansada hija, pero igual de guapa, vamos a casa, ya nos encargaremos de este par – dice mi suegro.– ¿Como estás Aston? – lo salude emocionada de verlos.– Más viejo será hija – respondió con su siempre
PDV. Elena Estamos disfrutando en la piscina del hotel JW Marriot Grand lakes en Orlando, sorbo a sorbo disfruto de mi piña colada que está genial, mi suegra a mi lado acostada se toma una cerveza y brindamos. – ¿Cómo está Aston querida? cada vez lo noto más distante, poco nos llama y cuando nosotros lo hacemos siempre está ocupado.Sabía que no me iba a escapar de esta conversación. – Bueno está tan ocupado que la mayoría de las veces no lo veo llegar de noche. – dije sinceramente. – ¿Y todo está bien con ustedes? tú sabes que nosotras las mujeres y más las madres tenemos un sexto sentido, puedes hablar con confianza, sabes que te queremos mucho. Me sonrío y pienso que tengo la mejor suegra del mu
PDV. Hassam. – Hola. – Digo a la mesera que ya estaba sentada en el lobby de mi piso cuando subí. – Si que tiene ganas – pensé. – Hola guapo. – sonrió pestañando coquetamente, varias veces – Te estaba esperando – mencionó sonreída mirándome de arriba a abajo.Esto es lo que me gusta de las occidentales no se intimidan a la hora de ir por lo que quieren. – No esperes más, vayamos a mi habitación – le tiendo la mano para que avance delante de mí mientras observo cómo contonea el trasero que se le ve bajo los shorts de jeans rasgados que carga puesto y su espalda solo cubierta por una cinta. Abro la puerta de mi habitación y al pasar noto su sorpresa a ver lo grande que es, y yo sin esperar le doy una nalgada para pr
PDV. Elena Llegó el día de irnos a casa, con lágrimas en los ojos nos despiden mis suegros, que no quieren soltar a Esteban ni a Paula. – Te extrañaré tanto mi princesa – dice el señor Aston a Paula que aún está guindada a su cuello. – Te Amo Grand Pa. – Le responde con su dulce voz. Y el gran hombre que la sostiene no aguanta las lágrimas. – Adiós Grand Ma, nos vienes a visitar en diciembre ¿ok? – pide Esteban a la abuela. – Está bien mi príncipe grande. Te amo tanto – le devuelve Adela quien no suelta su abrazo de oso. Esteban también la abraza fuerte, y yo solo me quedo observándolos en un segundo plano, el amor les brota por todos los poros y yo me empapo de eso. Se intercambi
PDV. Elena Le pido a Esteban que ordene nuestras bebidas en el mostrador mientras yo me quedo con nuestra maleta y cuidando de Paula quien sigue dormida en el coche. Me siento en una mesa de manera que pueda mantener la vista en él, una vez que regresa me dedico como de costumbre a observar a las personas, sus posturas corporales, su forma de expresarse, los gestos faciales, me gusta adivinar quienes son familia, amigos o colegas por su forma de comunicarse. De pronto me detengo en un rostro que se me hace familiar, es un señor de edad entrada, muy alto, delgado, pasado los sesenta, con barba larga y canosa, me pregunto si será algún amigo del señor Aston, pero su mandíbula gruesa, su nariz bastante pronunciada y piel blanca como el papel me indica que es árabe, así que descarto mi primera hipótesis. Vuelvo a mirar a Esteban quien está co