PDV. Elena
Llegó el día de irnos a casa, con lágrimas en los ojos nos despiden mis suegros, que no quieren soltar a Esteban ni a Paula.
– Te extrañaré tanto mi princesa – dice el señor Aston a Paula que aún está guindada a su cuello.
– Te Amo Grand Pa. – Le responde con su dulce voz. Y el gran hombre que la sostiene no aguanta las lágrimas.
– Adiós Grand Ma, nos vienes a visitar en diciembre ¿ok? – pide Esteban a la abuela.
– Está bien mi príncipe grande. Te amo tanto – le devuelve Adela quien no suelta su abrazo de oso.
Esteban también la abraza fuerte, y yo solo me quedo observándolos en un segundo plano, el amor les brota por todos los poros y yo me empapo de eso. Se intercambi
PDV. Elena Le pido a Esteban que ordene nuestras bebidas en el mostrador mientras yo me quedo con nuestra maleta y cuidando de Paula quien sigue dormida en el coche. Me siento en una mesa de manera que pueda mantener la vista en él, una vez que regresa me dedico como de costumbre a observar a las personas, sus posturas corporales, su forma de expresarse, los gestos faciales, me gusta adivinar quienes son familia, amigos o colegas por su forma de comunicarse. De pronto me detengo en un rostro que se me hace familiar, es un señor de edad entrada, muy alto, delgado, pasado los sesenta, con barba larga y canosa, me pregunto si será algún amigo del señor Aston, pero su mandíbula gruesa, su nariz bastante pronunciada y piel blanca como el papel me indica que es árabe, así que descarto mi primera hipótesis. Vuelvo a mirar a Esteban quien está co
PDV. Hassam Compré lo necesario para llevarle a mi madre y hermanas, e iba de regreso a donde había dejado a tío Nasser, cuando me informaron que tenemos los permisos del plan de vuelo aprobados, y todo listo para partir en quince minutos, sigo mi camino hacia Starbucks a encontrarlo. Al acercarme miro a otra persona sentada en la misma mesa, apresuro aún más el paso y veo que los guardias están atentos pero sus puestos, asumo que tío se los ordeno, cosa que hace que me relaje un poco. – Pero ¿quién es? ¿Un niño? – me preguntaba mientras afinaba mi vista. – Tío, todo está listo para irnos. ¿Y este jovencito? – pregunté lo que era evidente. – Es un amigo, ofrecí cuidarlo, ahora debemos esperar a su mamá. Siéntate – pidió
PDV. Elena Una vez sentados en el avión luego de la locura previa a entrar, y más calmada, empiezo a respirar profundo y relajarme, ya hemos despegado, Esteban está convenientemente dormido y Paula está maravillada viendo las nubes. Recuerdo los eventos recientes de este día, que seguro no olvidaré jamás empezando porque conocí a la máxima autoridad del Sultanato, nadie me creería que lo conocí en un aeropuerto como la gente corriente e intentando pasar desapercibido. Me sonrío y me pregunto si nosotros fuimos los únicos que los descubrimos, saco la tarjeta del joven que vi al regresar del baño, para verificar su nombre, creo que le escuché que tiene el mismo apellido real, debe ser familia de su majestad Nasser, ¿será su hijo? me pregunto y lo último que me dijo vuelve a mi “los amigos de mi t&ia
PDV Elena Me despierto cuando encienden las luces para repartir la comida, y siento la cabeza de Paula en mi regazo, veo sus pies en las piernas de Esteban y la cabeza de Esteban en la barriga de Paula, sonrío al apreciar cómo se mezclan cuando duermen juntos, los admiro un rato para luego despertarlos poco a poco. Al terminar de comer, nos aseamos, nos cambiamos de ropa y decidimos ver el rey león, a decir verdad, lo decidió Paula. – Esteban ¿me vas a contar cómo fue que te regalaron una beca para estudiar árabe? – Mamá me la ofreció Mr. N – respondió asintiendo con su cabeza. – ¿Seguro no se la pediste? – pregunté – así como te encontré pidiendo montarte en su barco. – No mamá de verdad, solo le di
PDV. Elena Aterrizamos en el Sultanato muy cansados llegamos, Aston nos recibió en el aeropuerto y ya vamos en el carro camino a la casa, solo espero que este par de hijos míos duerman mucho para descansar de este largo viaje. – ¿Cómo estuvo la semana? – pregunte a mi marido. – Normal, mucho trabajo. – respondió sin más detalles. – Te comiste todo lo que te dejé preparado?De pronto hubo un silencio tan largo que pensé que no me había escuchado. – ¿Cariño? – Eehh, en realidad no, tuve mucho trabajo y pedí comida en la oficina casi todos los días, no tenía tiempo de calentar comida. – Ok. Entramos a casa sin bajar si quiera las maletas, yo
PDV. Elena Recuerdo que le tengo que decir a Aston sobre la beca de Esteban. Ojalá venga a almorzar. Estoy ocupada entre abrir maletas y cocinar cuando llega Esteban con mi teléfono en mano. – Mom, es de la academia de árabe, toma. – Buenas tardes! – contesto. – ¿Señora Elena? – Si, ella habla. – Le estamos llamando de la academia oficial de árabe del Sultanato, ante todo queremos felicitarla por la obtención de su beca y la de su hijo, es un placer para nosotros ser partícipes de su aprendizaje. – Oh, gracias, sobre la beca aún no hemos acordado cuando iniciar. – Justo por eso la llamamos señora – dice la chica muy cordialmente – la esperamos este domingo a la
PDV. Hassam ¿Pero qué carajo me dijo? Que no va a tomar la beca.? Me quedo solo en la cafetería. – ´Aahh´ – suelto con frustración. Todo había empezado muy bien verla en ese vestido fue como ver la primavera andando, aunque le cubre sus curvas, tiene una elegancia y un atractivo que va más allá de lo físico y lo mejor fue como me quedo observando mientras entré a la cafetería, finalmente fui visible para ella, aún recuerdo amargamente que en el aeropuerto apenas si me vio, más bien me ignoro todo lo que pudo, mientras que ella para mí hace muchos días que ocupa mi mente y hasta mis sueños. “Ok Hassam basta” Me regaño a mí mismo. Que es todo ese romanticismo de la primavera andando, ¿qué me pasa? Debo enfocarme en un nuevo plan para tenerla cerca y que caiga bajo mis encantos. Entrego las bebidas a la dependienta de la cafetería y le digo que las repita una vez que vuelvan las personas. Me siento, sac
PDV. Elena Llegamos a casa y me provocó poner música y bailar con Paula, estoy con un cúmulo de emociones: alegría, esperanza y sorpresa, me siento bendecida porque de la nada, sin buscarlo me han ofrecido cumplir uno de mis sueños. Preparo la cena y me doy una ducha para esperar a Aston quién asombrosamente ha venido temprano está semana. Cenamos en calma y hasta vemos la televisión los cuatro juntos. como siempre una película de niños. Paula es la primera en dormirse, me levanto para cargarla, sin embargo soy detenida por mi esposo quien me dice, “quédate ya lo hago yo”. Me asombra su actitud de servicio definitivamente este día ha ido de lo mejor. – Gracias cariño – digo mientras le acaricio el brazo. – ¿Mamá? También tengo sueño – dice Esteban bostezando. Una vez leído el cuento, y arropado a mi hijo mayor, me dirijo a mi habitación a contarle l