PDV. Hassam.
Está semana he estado ocupado, pero ya tengo todo listo, he hablado con el embajador de los Estados Unidos de América, el ministro de defensa y mi colega el ministro de relaciones exteriores, todo está preparado para que nos reciban, será un viaje de cinco días, cosa que lamento porque son unas catorce horas de viaje. El martes en la noche partiremos: mi tío, su majestad Nasser Al Tamin Bin Tasik quinto sultán de nuestra tierra, mi primo el príncipe heredero, su alteza Abdulah quien es el primer ministro, un pequeño comité de seis personas y yo.El lunes en la noche de camino a casa recibo la llamada de mi tío Nasser.
– Salam alikum su majestad, Dios lo preserve – Contesto.
– W* leikud as Salam – me contesta.
Y nos extendemos en nuestro saludo típico árabe.
– En que puedo servirle tío.
– Necesito que vengas a casa estoy en el palacio de Matharhaj. a eso de las nueve, te espero. – solicitó
– Allá estaré.
Me dirijo al oeste de la ciudad tomo la salida hacia carretera 1. Me quedo planificando la única noche libre que tendré en Washington DC. Hasta que me encuentro viendo a lo alto de una colina el ´the Cage´ el conjunto de locales nocturnos los cuales tengo tiempo que no visito, deberé arreglar eso cuando regrese. Desde que mi tío me nombró ministro de relaciones exteriores no he tenido mucho tiempo para divertirme como antes, mucho menos en lugares públicos. pero disfruto de mi trabajo y es un pequeño precio que pagar para convertirme en primer ministro.
Llegó a la costa este, al palacio más colorido de la Sultanía con sus colores verde, azul y dorado, está rodeado por pequeñas casas del siglo XVII y centros culturales de la zona, he pasado ya los grandes portones capaz de aislar la zona de Matharhaj del casco central de la capital. Hace par de siglos atrás cuando se construyeron eran cerrados al ocaso, quien estuviera fuera, afuera dormía.
Sonrío al recordar las historias que nos contaba mi abuelo sobre su niñez, eran otros tiempos. En la actualidad la Sultanía es uno de los países más moderno del golfo y abierto a los cambios, tío Nasser ha hecho un excelente trabajo en la actualización de muchos procesos, ha continuado el legado de mi abuelo Amir Abdulah Al Tamin quien modernizo los edificios y estructuras. Aún vive, pero decidió delegar el trono tras una enfermedad que lo mantiene algunas veces consciente del momento presente y otras ido de la realidad desde hace unos diez años. Alah lo preserve con larga vida. Aun disfruto hablar con él, cuando puede.
Paso los portones dorados dirigiéndome hacia la parte posterior del palacio que da hacia un acantilado de rocas dónde se escucha el golpe de las olas, de forma suave.
Me abren la puerta principal, paso por el sistema de seguridad visual, registro mi retina y huella, he informo que su majestad me está esperando, espero la comunicación interna y sigo al secretario hasta el ascensor, vamos al tercer piso donde se encuentra el despacho mi tío.
Finalmente espero frente de la gran puerta de color marrón muy oscuro que separa el pasillo de la oficina principal del Sultán.
– Su majestad – le llama el secretario – su alteza el joven Hassam ha llegado.
Al entrar encuentro a mi tío concentrado tomando el té, mientras la luz de la luna se refleja en el ventanal de techo a piso. Tras nuestros abrazos, besos en la mejilla y largo saludo en nuestro idioma, mi tío me pide que tome asiento.
– ¿Cómo va el viaje a Washington? – pregunta, y creo que lo hace por romper el hielo, porque estoy seguro que tiene el itinerario perfectamente controlado.
– Todo bajo control, ya me he conectado con los entes necesarios, han revisado el plan de vuelo, saldremos mañana a las 5:00 pm estaremos aterrizando a las 7:00 de la mañana de nuestra hora y allá será aún lunes cuatro de la mañana, llegaremos al hotel y a las diez está agendada la primera reunión.
Mi tío escucha el plan y cuando ya he explicado todo, finalmente me revela para que me llamo.
– Quiero que el sábado envíes tu avión hasta Washington, volaremos a Miami y regresaremos a la Sultanía desde ese aeropuerto el día domingo.
Me quedó perplejo observándolo, Habla con su particular serenidad y aplomo, pero veo una sonrisa en su rostro, que hace se vea más joven. Asumo que aunque pretendo mantener su serenidad se da cuenta de lo sorprendido que estoy, de hecho, siento que estoy pestañando más rápido de lo normal.
– Disculpa su majestad, ¿me está hablando en serio?
– Hassam, estamos solos, déjate de formalismos – Me reprende.
Asiento.
– Tío, ¿de verdad quiere ir a Miami? – pregunte aun sin creerlo – dígame qué le gustaría hacer, ¿cuál es el plan?
– Bueno tú sabes que confío en ti y te quiero como un hijo. y Abdulah es al extremo de seriedad, a veces piensa como si tuviera más edad que yo – se sonríe y yo le devuelvo la sonrisa porque es cierto – Ya sé lo que me va a decir si le cuento sobre mi plan, querrá convencerme de que no lo haga. Entonces he decidido que tú serás mi cómplice.
Inicialmente me rio, pero la verdad es que internamente no sé si sentirme honrado o temeroso por lo que me pide, aunque recuerdo que algunas veces tío se permite liberarse y hacer cosas poco comunes para su cargo, y la mayoría de las veces lo he acompañado así que esta no sería la primera vez. – de acuerdo – le respondo aun sin que me diga que es lo que realmente quiere hacer.
– Quiero aprovechar este viaje a América del Norte para conocer los parques de atracciones, capaz y copiamos algo similar para acá – dice – me gustaría compartir un poco con los americanos comunes, y para eso iremos a Miami, llevaremos ropa occidental y quiero estar dentro del aeropuerto como un pasajero normal, no nos regresaremos en el avión del Sultanato – me ordeno – por eso necesitaremos tu avión. – y sonríe con una picardía y que me conmueve.
Me río asintiendo. Entiendo lo que quiere. – Ok, taman – afirmé.
– Así que deberás informar a los Estados Unidos que no queremos cámaras que televisen nuestra partida, cuando mucho nuestro recibimiento. Abdulah que se regrese con el comité y los demás en el avión desde Washington. – y asiente como para sí mismo satisfecho de su plan.
– Cuenta conmigo tío, tendré todo listo. – le afirme extendiéndole la mano.
– Otra cosa, mantén este plan entre nosotros hasta que sea inminente que le digamos a Abdulah que vamos a pasear a Miami, es decir hasta la noche anterior.
– Entendido tío, ¿puedo recomendarte algo?
Arquea una ceja y asiente.
– Ante todo debo decir que me emociona ir contigo a Miami, porque justo cuando venía hacia acá me preguntaba que podía hacer en la única noche que teníamos libre, y nunca me paso por la mente ir a Miami, así que cinco estrellas a tu plan. Pero, no es lo mismo que vaya yo solo a que tú vayas conmigo.
– Al grano hijo, ya eso lo sé – dijo con la boca torcida.
– Bueno tío, creo que deberíamos sumar unos dos guardaespaldas, sin uniforme claro para no llamar la atención, pueden ser de los míos. ¿Qué opinas? – y ruego que me acepte la propuesta o igual tendría que hacerlo por mi cuenta, no me podría arriesgar a estar en un parque o aeropuerto de incognito con mi tío, alguien pudiera reconocernos.
Se queda pensando en mi sugerencia durante un tiempo, quizá meditando y yo sigo en mi mente pidiendo a Alah que la acepte, me gustan los riesgos, pero estaremos en otro país y él es nuestra máxima autoridad, no puedo exponerlo al peligro así, además Abdulah me mataría si se llegase si quiera a aruñar.
– Está bien, es buena y sensata tu sugerencia, supongo que me deje llevar por la emoción, ya te diré yo quienes se quedarán con nosotros. – finalmente dijo.
– ¡Entendido! – respondí soltando el aliento.
– Ok, entonces has los arreglos necesarios con total discreción. Ahora tomemos un té y unos bocadillos.
PDV. Elena– Abuelaa – grito Esteban al ver a sus abuelos que nos recibieron en el aeropuerto William P Hobby.– Grand Pa. – grito Paula mientras le estiraba los brazos a su abuelo desde el coche donde estaba sentada.– Mis nietos bellos cuánto los extrañamos – dijo la abuela Adela.– Hola hija, ¿cómo estás? – me tiende un brazo sin soltar a Esteban.– Molida – me rio de mí misma, por la expresión muy venezolana que se refiere a estar muy cansada.Mis suegros se intercambian a los nietos.– Hola bella Elena, sí que luces cansada hija, pero igual de guapa, vamos a casa, ya nos encargaremos de este par – dice mi suegro.– ¿Como estás Aston? – lo salude emocionada de verlos.– Más viejo será hija – respondió con su siempre
PDV. Elena Estamos disfrutando en la piscina del hotel JW Marriot Grand lakes en Orlando, sorbo a sorbo disfruto de mi piña colada que está genial, mi suegra a mi lado acostada se toma una cerveza y brindamos. – ¿Cómo está Aston querida? cada vez lo noto más distante, poco nos llama y cuando nosotros lo hacemos siempre está ocupado.Sabía que no me iba a escapar de esta conversación. – Bueno está tan ocupado que la mayoría de las veces no lo veo llegar de noche. – dije sinceramente. – ¿Y todo está bien con ustedes? tú sabes que nosotras las mujeres y más las madres tenemos un sexto sentido, puedes hablar con confianza, sabes que te queremos mucho. Me sonrío y pienso que tengo la mejor suegra del mu
PDV. Hassam. – Hola. – Digo a la mesera que ya estaba sentada en el lobby de mi piso cuando subí. – Si que tiene ganas – pensé. – Hola guapo. – sonrió pestañando coquetamente, varias veces – Te estaba esperando – mencionó sonreída mirándome de arriba a abajo.Esto es lo que me gusta de las occidentales no se intimidan a la hora de ir por lo que quieren. – No esperes más, vayamos a mi habitación – le tiendo la mano para que avance delante de mí mientras observo cómo contonea el trasero que se le ve bajo los shorts de jeans rasgados que carga puesto y su espalda solo cubierta por una cinta. Abro la puerta de mi habitación y al pasar noto su sorpresa a ver lo grande que es, y yo sin esperar le doy una nalgada para pr
PDV. Elena Llegó el día de irnos a casa, con lágrimas en los ojos nos despiden mis suegros, que no quieren soltar a Esteban ni a Paula. – Te extrañaré tanto mi princesa – dice el señor Aston a Paula que aún está guindada a su cuello. – Te Amo Grand Pa. – Le responde con su dulce voz. Y el gran hombre que la sostiene no aguanta las lágrimas. – Adiós Grand Ma, nos vienes a visitar en diciembre ¿ok? – pide Esteban a la abuela. – Está bien mi príncipe grande. Te amo tanto – le devuelve Adela quien no suelta su abrazo de oso. Esteban también la abraza fuerte, y yo solo me quedo observándolos en un segundo plano, el amor les brota por todos los poros y yo me empapo de eso. Se intercambi
PDV. Elena Le pido a Esteban que ordene nuestras bebidas en el mostrador mientras yo me quedo con nuestra maleta y cuidando de Paula quien sigue dormida en el coche. Me siento en una mesa de manera que pueda mantener la vista en él, una vez que regresa me dedico como de costumbre a observar a las personas, sus posturas corporales, su forma de expresarse, los gestos faciales, me gusta adivinar quienes son familia, amigos o colegas por su forma de comunicarse. De pronto me detengo en un rostro que se me hace familiar, es un señor de edad entrada, muy alto, delgado, pasado los sesenta, con barba larga y canosa, me pregunto si será algún amigo del señor Aston, pero su mandíbula gruesa, su nariz bastante pronunciada y piel blanca como el papel me indica que es árabe, así que descarto mi primera hipótesis. Vuelvo a mirar a Esteban quien está co
PDV. Hassam Compré lo necesario para llevarle a mi madre y hermanas, e iba de regreso a donde había dejado a tío Nasser, cuando me informaron que tenemos los permisos del plan de vuelo aprobados, y todo listo para partir en quince minutos, sigo mi camino hacia Starbucks a encontrarlo. Al acercarme miro a otra persona sentada en la misma mesa, apresuro aún más el paso y veo que los guardias están atentos pero sus puestos, asumo que tío se los ordeno, cosa que hace que me relaje un poco. – Pero ¿quién es? ¿Un niño? – me preguntaba mientras afinaba mi vista. – Tío, todo está listo para irnos. ¿Y este jovencito? – pregunté lo que era evidente. – Es un amigo, ofrecí cuidarlo, ahora debemos esperar a su mamá. Siéntate – pidió
PDV. Elena Una vez sentados en el avión luego de la locura previa a entrar, y más calmada, empiezo a respirar profundo y relajarme, ya hemos despegado, Esteban está convenientemente dormido y Paula está maravillada viendo las nubes. Recuerdo los eventos recientes de este día, que seguro no olvidaré jamás empezando porque conocí a la máxima autoridad del Sultanato, nadie me creería que lo conocí en un aeropuerto como la gente corriente e intentando pasar desapercibido. Me sonrío y me pregunto si nosotros fuimos los únicos que los descubrimos, saco la tarjeta del joven que vi al regresar del baño, para verificar su nombre, creo que le escuché que tiene el mismo apellido real, debe ser familia de su majestad Nasser, ¿será su hijo? me pregunto y lo último que me dijo vuelve a mi “los amigos de mi t&ia
PDV Elena Me despierto cuando encienden las luces para repartir la comida, y siento la cabeza de Paula en mi regazo, veo sus pies en las piernas de Esteban y la cabeza de Esteban en la barriga de Paula, sonrío al apreciar cómo se mezclan cuando duermen juntos, los admiro un rato para luego despertarlos poco a poco. Al terminar de comer, nos aseamos, nos cambiamos de ropa y decidimos ver el rey león, a decir verdad, lo decidió Paula. – Esteban ¿me vas a contar cómo fue que te regalaron una beca para estudiar árabe? – Mamá me la ofreció Mr. N – respondió asintiendo con su cabeza. – ¿Seguro no se la pediste? – pregunté – así como te encontré pidiendo montarte en su barco. – No mamá de verdad, solo le di