PDV Elena.
Finalmente, la semana que viene Esteban sale de vacaciones del colegio y estoy feliz porque mis suegros nos enviaron pasajes para ir a visitarlos, alegando que extrañan mucho a sus nietos, para variar Aston está muy ocupado y no nos va a acompañar así que solo iremos Paula, Esteban y yo por una semana. La cuál aprovechare lo más que pueda, yo también extraño el occidentalismo de los Estados Unidos.
Y como estoy emocionada de ir a tierra occidental y usar mi ropa normal, ya tengo todo arreglado, nuestro vuelo es en tres días; esto de viajar sola con los chicos será algo nuevo para mí. Llegó el fin de semana y mi esposo se dignó a pasar un día con nosotros antes de irnos. Íbamos en el auto, rumbo al sur a conocer un wadi como se le llama acá a los ríos o riachuelos que usualmente están secos.
– Elena, ¿Compraste el seguro de viajes? – Preguntó Aston sin dejar de ver el camino.
Llamo mi atención que me llamara por mi nombre, normalmente me llama cariño.
– Si amor, con la compañía de siempre, lo tienes en tu correo.
– Ok.
– Campeón ¿que tienes pensado hacer con los abuelos? – pregunto a Esteban.
– Quiero visitar a mis amigos, y el abuelo me dijo que íbamos a ir a Orlando al MGM.
Aston inmediatamente volteó a mirarme, y yo asentí validando que, si era cierto, por mi parte confirmé que Aston no se había dignado a leer nada de lo que se escribió en el grupo de W******p de la familia.
– Es un viaje largo hasta Orlando, y solo van a estar una semana. – reprocho.
– Siii yo quiero ir a ver a Minie Mouse. – Grito entusiasmada Paula.
– ¿Como van a hacer? – pregunto esta vez mirándome y negando con la cabeza.
– Todo está escrito en el grupo, entiendo que estés muy ocupado, pero son temas de la familia, si ya llegas cuando estoy dormida, no puedo explicártelo. – sin querer salió un tono de reproche en mí, respire profundo y me recordé que son tan pocos los espacios juntos que no lo malgastare discutiendo.
– No tengo tiempo para ver grupos la próxima vez me lo dices – dijo dando golpecitos con los dedos en el volante, lo que me mostraba que estaba frustrado.
– Bueno estaremos en casa de tus padres desde el martes hasta el viernes de ahí iremos a Orlando hasta el Domingo y regresaremos desde el aeropuerto de Miami el lunes, Dios mediante estaremos en casa el martes.
– Siii – dijeron los niños al unísono.
Su reacción y luego la mirada que me dio me lo ratificó, la conversación iba a seguir cuando estuviéramos solos.
Cuando finalmente llegamos al wadi, quede encantada, era hermoso, el agua color esmeralda se mezclaba con el beige de la formación rocosa que lo rodeaba. Esteban y Paula disfrutaron muchísimo lanzándose desde un tobogán formado con las piedras, fue un día divertido, relajado y un bálsamo para la cotidianidad de mis días. Luego de 3 horas de baños y salpicones, fuimos a almorzar a un mall y tomamos el camino de regreso a casa, los niños se durmieron en el carro del cansancio y mi esposo aprovecho para sacar lo que tenía en el pecho desde que conversamos sobre el viaje.
– Porque no me dijiste el itinerario, es demasiado viaje para los niños, yo hubiese dicho que no, a veces pareciera que no piensas en ellos. – dijo soltando una respiración sonora.
Aun cuando habló en voz baja para no despertar a los niños la frialdad de su tono no pasó desapercibida.
Respire profundo antes de contestar para no caer en lo mismo.
– Si por pensar en ellos a mí me pareció excelente, los niños extrañan su vida en los Estados Unidos, aquí aún no tienen amigos, no visitamos a nadie, tu porque estás ausente y prácticamente no hablas con nosotros. – respondí a su ataque lo más calmada que pude.
– Porque me la paso trabajando para darles calidad de vida, para que paseen y proveerles todo lo que necesitan. – contra atacó.
– Si ya esa historia me la sé de memoria – dije girando los ojos hacia arriba – me la repites a cada tanto, lo que tú no pareces darte cuenta es que ellos necesitan de su padre también, de momentos como este de hoy, dónde por lo menos pases una hora sin ver el teléfono y les dediques tiempo de calidad.
Continúe con la voz baja pero cargada de tensión.
– El itinerario estaba en el grupo de familia, si, quizá debí decírtelo personalmente, pero resulta que apenas estás en la casa en el desayuno y almuerzo, y trato de que se lo dediques a tus hijos. Estoy consciente de que son varias horas en avión, pero solo es una semana, ya le quedaran tres días para descansar.
– ¿Te has dado cuenta que tenemos seis meses aquí y es la primera vez que salimos a compartir todos juntos? – continué, por más que sonara bajo definitivamente era un reclamo que tenía guardado.
– ¿Y tú qué crees que yo me la paso jugando? Yo quiero estar más tiempo con ustedes, pero alguien tiene que trabajar, ¿no? – casi lo dijo entre los dientes.
– ¿Que estas queriendo decir? – pregunte por su tono sarcástico – Porque te recuerdo que yo era feliz en mi trabajo hasta que tú mismo me pediste que lo dejara. Además, que en América estábamos muy bien, este cambio no fue por darnos calidad de vida fue única y exclusivamente por ti y sin consultar, para variar.
Antes de que continuáramos discutiendo, Esteban intervino.
– Mamá, ¿por dónde estamos? – quiso saber con tono adormilado.
Me pregunte si se acaba de despertar o si escucho nuestra conversación e intervino para que no siguiéramos la discusión su papá y yo. Respiré profundo para centrarme y respondí.
– Aún seguimos en el sur hijo, falta una media hora para llegar a casa.
– Ok – dijo mientras miraba el paisaje – papá puedes poner música por favor.
PDV. Hassam. Está semana he estado ocupado, pero ya tengo todo listo, he hablado con el embajador de los Estados Unidos de América, el ministro de defensa y mi colega el ministro de relaciones exteriores, todo está preparado para que nos reciban, será un viaje de cinco días, cosa que lamento porque son unas catorce horas de viaje. El martes en la noche partiremos: mi tío, su majestad Nasser Al Tamin Bin Tasik quinto sultán de nuestra tierra, mi primo el príncipe heredero, su alteza Abdulah quien es el primer ministro,un pequeño comité de seis personas y yo.El lunes en la noche de camino a casa recibo la llamada de mi tío Nasser. – Salam alikum su majestad, Dios lo preserve – Contesto. – Wa leikud as Salam – me contesta.Y nos extendemos en nues
PDV. Elena– Abuelaa – grito Esteban al ver a sus abuelos que nos recibieron en el aeropuerto William P Hobby.– Grand Pa. – grito Paula mientras le estiraba los brazos a su abuelo desde el coche donde estaba sentada.– Mis nietos bellos cuánto los extrañamos – dijo la abuela Adela.– Hola hija, ¿cómo estás? – me tiende un brazo sin soltar a Esteban.– Molida – me rio de mí misma, por la expresión muy venezolana que se refiere a estar muy cansada.Mis suegros se intercambian a los nietos.– Hola bella Elena, sí que luces cansada hija, pero igual de guapa, vamos a casa, ya nos encargaremos de este par – dice mi suegro.– ¿Como estás Aston? – lo salude emocionada de verlos.– Más viejo será hija – respondió con su siempre
PDV. Elena Estamos disfrutando en la piscina del hotel JW Marriot Grand lakes en Orlando, sorbo a sorbo disfruto de mi piña colada que está genial, mi suegra a mi lado acostada se toma una cerveza y brindamos. – ¿Cómo está Aston querida? cada vez lo noto más distante, poco nos llama y cuando nosotros lo hacemos siempre está ocupado.Sabía que no me iba a escapar de esta conversación. – Bueno está tan ocupado que la mayoría de las veces no lo veo llegar de noche. – dije sinceramente. – ¿Y todo está bien con ustedes? tú sabes que nosotras las mujeres y más las madres tenemos un sexto sentido, puedes hablar con confianza, sabes que te queremos mucho. Me sonrío y pienso que tengo la mejor suegra del mu
PDV. Hassam. – Hola. – Digo a la mesera que ya estaba sentada en el lobby de mi piso cuando subí. – Si que tiene ganas – pensé. – Hola guapo. – sonrió pestañando coquetamente, varias veces – Te estaba esperando – mencionó sonreída mirándome de arriba a abajo.Esto es lo que me gusta de las occidentales no se intimidan a la hora de ir por lo que quieren. – No esperes más, vayamos a mi habitación – le tiendo la mano para que avance delante de mí mientras observo cómo contonea el trasero que se le ve bajo los shorts de jeans rasgados que carga puesto y su espalda solo cubierta por una cinta. Abro la puerta de mi habitación y al pasar noto su sorpresa a ver lo grande que es, y yo sin esperar le doy una nalgada para pr
PDV. Elena Llegó el día de irnos a casa, con lágrimas en los ojos nos despiden mis suegros, que no quieren soltar a Esteban ni a Paula. – Te extrañaré tanto mi princesa – dice el señor Aston a Paula que aún está guindada a su cuello. – Te Amo Grand Pa. – Le responde con su dulce voz. Y el gran hombre que la sostiene no aguanta las lágrimas. – Adiós Grand Ma, nos vienes a visitar en diciembre ¿ok? – pide Esteban a la abuela. – Está bien mi príncipe grande. Te amo tanto – le devuelve Adela quien no suelta su abrazo de oso. Esteban también la abraza fuerte, y yo solo me quedo observándolos en un segundo plano, el amor les brota por todos los poros y yo me empapo de eso. Se intercambi
PDV. Elena Le pido a Esteban que ordene nuestras bebidas en el mostrador mientras yo me quedo con nuestra maleta y cuidando de Paula quien sigue dormida en el coche. Me siento en una mesa de manera que pueda mantener la vista en él, una vez que regresa me dedico como de costumbre a observar a las personas, sus posturas corporales, su forma de expresarse, los gestos faciales, me gusta adivinar quienes son familia, amigos o colegas por su forma de comunicarse. De pronto me detengo en un rostro que se me hace familiar, es un señor de edad entrada, muy alto, delgado, pasado los sesenta, con barba larga y canosa, me pregunto si será algún amigo del señor Aston, pero su mandíbula gruesa, su nariz bastante pronunciada y piel blanca como el papel me indica que es árabe, así que descarto mi primera hipótesis. Vuelvo a mirar a Esteban quien está co
PDV. Hassam Compré lo necesario para llevarle a mi madre y hermanas, e iba de regreso a donde había dejado a tío Nasser, cuando me informaron que tenemos los permisos del plan de vuelo aprobados, y todo listo para partir en quince minutos, sigo mi camino hacia Starbucks a encontrarlo. Al acercarme miro a otra persona sentada en la misma mesa, apresuro aún más el paso y veo que los guardias están atentos pero sus puestos, asumo que tío se los ordeno, cosa que hace que me relaje un poco. – Pero ¿quién es? ¿Un niño? – me preguntaba mientras afinaba mi vista. – Tío, todo está listo para irnos. ¿Y este jovencito? – pregunté lo que era evidente. – Es un amigo, ofrecí cuidarlo, ahora debemos esperar a su mamá. Siéntate – pidió
PDV. Elena Una vez sentados en el avión luego de la locura previa a entrar, y más calmada, empiezo a respirar profundo y relajarme, ya hemos despegado, Esteban está convenientemente dormido y Paula está maravillada viendo las nubes. Recuerdo los eventos recientes de este día, que seguro no olvidaré jamás empezando porque conocí a la máxima autoridad del Sultanato, nadie me creería que lo conocí en un aeropuerto como la gente corriente e intentando pasar desapercibido. Me sonrío y me pregunto si nosotros fuimos los únicos que los descubrimos, saco la tarjeta del joven que vi al regresar del baño, para verificar su nombre, creo que le escuché que tiene el mismo apellido real, debe ser familia de su majestad Nasser, ¿será su hijo? me pregunto y lo último que me dijo vuelve a mi “los amigos de mi t&ia