PDV. Elena
Estamos disfrutando en la piscina del hotel JW Marriot Grand lakes en Orlando, sorbo a sorbo disfruto de mi piña colada que está genial, mi suegra a mi lado acostada se toma una cerveza y brindamos.
– ¿Cómo está Aston querida? cada vez lo noto más distante, poco nos llama y cuando nosotros lo hacemos siempre está ocupado.
Sabía que no me iba a escapar de esta conversación.
– Bueno está tan ocupado que la mayoría de las veces no lo veo llegar de noche. – dije sinceramente.
– ¿Y todo está bien con ustedes? tú sabes que nosotras las mujeres y más las madres tenemos un sexto sentido, puedes hablar con confianza, sabes que te queremos mucho.
Me sonrío y pienso que tengo la mejor suegra del mundo. Sin embargo, con las suegras siempre hay que escoger el camino más político.
– Adela, tú sabes que yo los quiero muchísimo también, pero entenderás que no es lo más cómodo hablar con mi suegra sobre su hijo.
– Ay Elena por favor – me reclama en su forma única latina como yo – yo no soy ciega hija. Tu mirada ha cambiado tanto y yo crie a mi hijo para que sea un caballero, quiero saber si sigue siéndolo.
La noto sincera y de verdad preocupada por nosotros.
– Bueno Adela, así como está con ustedes está conmigo, casi no conversamos y cuando lo hacemos la mayoría de las veces es para discutir. – No puedo evitar se me llenen los ojos de lágrimas.
– Imagínate que desde que nos fuimos, hace casi seis meses, este fin de semana que pasó por primera vez nos sacó a pasear a un río. Y de paso me discutió que él no sabía lo que íbamos hacer aquí, ni los parques que vamos a visitar.
– Pero si le enviamos el itinerario por el grupo de W******p – respondió extrañada.
– Eso fue exactamente lo que yo le dije y me respondió que él no tiene tiempo de ver mensajes de W******p, que debí habérselo dicho personalmente, pero resulta que tampoco lo veo y la mayoría de las cosas se las debo decir por W******p para no llamarlo mientras trabaja.
– Ay tesoro, yo no quiero entristecerte en tus vacaciones, pero ahora están tan lejos y con tanta diferencia de horario que nosotras tampoco hemos hablado mucho. Será que se está adaptando al nuevo trabajo, dale tiempo.
– Si Adela, puede ser eso – respondo para dejar el tema hasta ahí.
Doy un largo sorbo a mi bebida para pasar el nudo que se formó en mi garganta. Adela se va a ayudar al señor Aston quién está corriendo detrás de Paula.
– Quédate ahí, nosotros nos encargamos, además te hice una cita en el spa.
– Te Amo, eres la mejor – Le grito – necesitaba que me consintieran, pensé. – gracias Dios dije mirando el cielo.
Media hora después, en el spa me dan un masaje que casi me quedo dormida, me desperté cuando me trajeron un jugo verde desintoxicante. Sabe muy bien y es refrescante, intento identificar los sabores, es como una mezcla de limón con menta, pepino y otros vegetales que no logro adivinar. Me saboreo mi bebida mientras me quedo pensando en la locura de María, mi alocada amiga mexicana, apenas pasamos cerca de tres horas juntas y me reí hasta que me ha dolido el estómago con sus ocurrencias, como la extrañaba.
Dejé el jugo a un lado, cerré los ojos y recordé que el día que la llame para decirle que estaba aquí. gritó
– ¿Por qué no me avisaste antes? tengo una cita que he estado esperando por un mes, así que te guste o no Elena, vendrás conmigo – me dijo por teléfono soltando una risita picara.
– ¿A dónde vas que no puedes cancelar?
– A una tarotista fabulosa que tengo y llevo mucho tiempo esperando por la cita.
– Ay no María tú sabes que a mí no me gustan esas cosas. Vas y luego nos vemos.
– Mujer tengo seis meses que no te veo, por favooor – dijo suplicante con su tono de voz chillón – acompáñame, además debiste decirme antes de salir del desierto.
– Ok está bien, solo porque me voy mañana.
– Muy bien sal ahora mismo.
– ¿Quee? – exclamé a lo alto.
– Sabía que ibas a acompañarme así que mientras hablábamos venía en camino.
– Eres única de verdad – dije riendo, tomé mi bolso, informe a los niños y a Adela que volvía en tres horas y salí.
Al encontrarnos, nos fundimos en un abrazo como hermanas, y de hecho, ella fue el apoyo que recibí durante todos los años que viví aquí y mi hermana en Venezuela. Tal y como me había dicho fuimos directo a la tarotista que la estaba esperando.
Llegamos y mi amiga me pidió que pasara con ella, para que viera que, si era buena y acertada, ya estaba ahí así que decidí acompañarla. Se demoró media hora en la supuesta predicción del futuro de María la cual le dio las gracias más que feliz, y le pidió – ahora por favor tres cartas para mi amiga.
– No María está bien, yo solo vine a acompañarte.
– Chica solo tres cartas.
Sabía que no iba a ganarle y quería salir rápido de ahí, así que accedí.
– Separa las cartas en tres partes – me dijo la tarotista.
Barajó los naipes con unas figuras muy vividas y me pidió que escogiera tres cartas.
– La primera es por tu pasado – informo y giro la carta – La sacerdotisa – dijo mirando fijamente el naipe en su mano – has tenido grandes cambios en tu vida, que te han forjado para tu bien – Comento asintiendo.
– La segunda es por tu presente – me indico mientras extendía las cartas frente a mi para que seleccionara.
– La emperatriz. – dijo dando toquecitos en la carta – Se trata de una mujer fuerte que consigue lo que quiere, ten cuidado con ella. – advirtió.
– Y por tu futuro. – menciono finalmente cuando le di la última carta.
– El mago – dijo esta vez sonreída – es un hombre que se cubre mucho que llegara para dar luz a una vida aburrida, como el sol que le da luz a la luna.
– Señora ya han venido por usted – Fui despertada por la masajista.
– Oh lo siento, me he quedado dormida.
– No se preocupe, nos agrada que se haya relajado por completo.
– Oh si, muchas gracias.
Sali de la cabina me vestí y fui al encuentro de mis pequeños, está noche nos iremos a Miami.
PDV. Hassam. – Hola. – Digo a la mesera que ya estaba sentada en el lobby de mi piso cuando subí. – Si que tiene ganas – pensé. – Hola guapo. – sonrió pestañando coquetamente, varias veces – Te estaba esperando – mencionó sonreída mirándome de arriba a abajo.Esto es lo que me gusta de las occidentales no se intimidan a la hora de ir por lo que quieren. – No esperes más, vayamos a mi habitación – le tiendo la mano para que avance delante de mí mientras observo cómo contonea el trasero que se le ve bajo los shorts de jeans rasgados que carga puesto y su espalda solo cubierta por una cinta. Abro la puerta de mi habitación y al pasar noto su sorpresa a ver lo grande que es, y yo sin esperar le doy una nalgada para pr
PDV. Elena Llegó el día de irnos a casa, con lágrimas en los ojos nos despiden mis suegros, que no quieren soltar a Esteban ni a Paula. – Te extrañaré tanto mi princesa – dice el señor Aston a Paula que aún está guindada a su cuello. – Te Amo Grand Pa. – Le responde con su dulce voz. Y el gran hombre que la sostiene no aguanta las lágrimas. – Adiós Grand Ma, nos vienes a visitar en diciembre ¿ok? – pide Esteban a la abuela. – Está bien mi príncipe grande. Te amo tanto – le devuelve Adela quien no suelta su abrazo de oso. Esteban también la abraza fuerte, y yo solo me quedo observándolos en un segundo plano, el amor les brota por todos los poros y yo me empapo de eso. Se intercambi
PDV. Elena Le pido a Esteban que ordene nuestras bebidas en el mostrador mientras yo me quedo con nuestra maleta y cuidando de Paula quien sigue dormida en el coche. Me siento en una mesa de manera que pueda mantener la vista en él, una vez que regresa me dedico como de costumbre a observar a las personas, sus posturas corporales, su forma de expresarse, los gestos faciales, me gusta adivinar quienes son familia, amigos o colegas por su forma de comunicarse. De pronto me detengo en un rostro que se me hace familiar, es un señor de edad entrada, muy alto, delgado, pasado los sesenta, con barba larga y canosa, me pregunto si será algún amigo del señor Aston, pero su mandíbula gruesa, su nariz bastante pronunciada y piel blanca como el papel me indica que es árabe, así que descarto mi primera hipótesis. Vuelvo a mirar a Esteban quien está co
PDV. Hassam Compré lo necesario para llevarle a mi madre y hermanas, e iba de regreso a donde había dejado a tío Nasser, cuando me informaron que tenemos los permisos del plan de vuelo aprobados, y todo listo para partir en quince minutos, sigo mi camino hacia Starbucks a encontrarlo. Al acercarme miro a otra persona sentada en la misma mesa, apresuro aún más el paso y veo que los guardias están atentos pero sus puestos, asumo que tío se los ordeno, cosa que hace que me relaje un poco. – Pero ¿quién es? ¿Un niño? – me preguntaba mientras afinaba mi vista. – Tío, todo está listo para irnos. ¿Y este jovencito? – pregunté lo que era evidente. – Es un amigo, ofrecí cuidarlo, ahora debemos esperar a su mamá. Siéntate – pidió
PDV. Elena Una vez sentados en el avión luego de la locura previa a entrar, y más calmada, empiezo a respirar profundo y relajarme, ya hemos despegado, Esteban está convenientemente dormido y Paula está maravillada viendo las nubes. Recuerdo los eventos recientes de este día, que seguro no olvidaré jamás empezando porque conocí a la máxima autoridad del Sultanato, nadie me creería que lo conocí en un aeropuerto como la gente corriente e intentando pasar desapercibido. Me sonrío y me pregunto si nosotros fuimos los únicos que los descubrimos, saco la tarjeta del joven que vi al regresar del baño, para verificar su nombre, creo que le escuché que tiene el mismo apellido real, debe ser familia de su majestad Nasser, ¿será su hijo? me pregunto y lo último que me dijo vuelve a mi “los amigos de mi t&ia
PDV Elena Me despierto cuando encienden las luces para repartir la comida, y siento la cabeza de Paula en mi regazo, veo sus pies en las piernas de Esteban y la cabeza de Esteban en la barriga de Paula, sonrío al apreciar cómo se mezclan cuando duermen juntos, los admiro un rato para luego despertarlos poco a poco. Al terminar de comer, nos aseamos, nos cambiamos de ropa y decidimos ver el rey león, a decir verdad, lo decidió Paula. – Esteban ¿me vas a contar cómo fue que te regalaron una beca para estudiar árabe? – Mamá me la ofreció Mr. N – respondió asintiendo con su cabeza. – ¿Seguro no se la pediste? – pregunté – así como te encontré pidiendo montarte en su barco. – No mamá de verdad, solo le di
PDV. Elena Aterrizamos en el Sultanato muy cansados llegamos, Aston nos recibió en el aeropuerto y ya vamos en el carro camino a la casa, solo espero que este par de hijos míos duerman mucho para descansar de este largo viaje. – ¿Cómo estuvo la semana? – pregunte a mi marido. – Normal, mucho trabajo. – respondió sin más detalles. – Te comiste todo lo que te dejé preparado?De pronto hubo un silencio tan largo que pensé que no me había escuchado. – ¿Cariño? – Eehh, en realidad no, tuve mucho trabajo y pedí comida en la oficina casi todos los días, no tenía tiempo de calentar comida. – Ok. Entramos a casa sin bajar si quiera las maletas, yo
PDV. Elena Recuerdo que le tengo que decir a Aston sobre la beca de Esteban. Ojalá venga a almorzar. Estoy ocupada entre abrir maletas y cocinar cuando llega Esteban con mi teléfono en mano. – Mom, es de la academia de árabe, toma. – Buenas tardes! – contesto. – ¿Señora Elena? – Si, ella habla. – Le estamos llamando de la academia oficial de árabe del Sultanato, ante todo queremos felicitarla por la obtención de su beca y la de su hijo, es un placer para nosotros ser partícipes de su aprendizaje. – Oh, gracias, sobre la beca aún no hemos acordado cuando iniciar. – Justo por eso la llamamos señora – dice la chica muy cordialmente – la esperamos este domingo a la