Norte de Italia, Otoño 2015. Lucian pasó de largo los muelles y tomó la calle principal con rumbo a la plaza mayor, rodeó un par de viejos edificios de piedra y recorrió el estrecho callejón cuidándose de no ser visto por nadie. Se atajó bajo las sombras que producía la oscura noche, apoyó la espalda contra la pared lateral del Palacio San Giorgio y encendió un cigarrillo iluminando apenas su rostro con la flama del mechero. Había estado siguiendo el rastro de dos miembros de la “Società dei giusti” a los que conoció por casualidad tres días antes en un bar de mala muerte en Venecia. Ahora estaban en Génova y Lucian sentía en los huesos que ahí era donde se encontraba su principal base de operaciones. “Le cortas una mano a la bestia y te sigue persiguiendo, le cortas la cabeza y muere para siempre”. Eran las palabras de su padre siempre que salían juntos a cazar “justicieros” como él los llamaba. Su progenitor no tuvo tanta suerte; murió antes de lograr su cometido, pero él iba a te
Venecia Italia, principios de 2020. Emma terminó de guardar los utensilios de aseo personal en su mochila y se dejó caer en la butaca frente a las puertas dobles del balcón de la habitación. Pasaba del medio día, el sol brillaba en el cielo y la temperatura era bastante cálida, ella y sus amigos acababan de desayunar en medio de planes y más planes para el regreso a casa. Tres semanas atrás, se había dejado convencer de que un viaje por toda Europa con nada más que una mochila al hombro era una idea estupenda. Y al principio lo fue, pero ahora se habían quedado sin dinero, sin comida, sin un lugar para dormir y sin ropa limpia en sus maletas. Dos semanas antes cuando Beto, Lily, Anne, Roger, Pablo y ella abordaron un avión a Londres, no le parecía tan mal tener apenas lo suficiente en su cuenta bancaria como para comprar un boleto de vuelta a casa. Habían planeado dormir en Hostales económicos y sobrevivir a base de sándwiches y ramen instantáneo, incluso iban preparados para dormir
A pesar de estar sumido en la inconsciencia, Lucian sabía que algo importante estaba por suceder. ¿Cuánto tiempo había pasado?, ¿meses?, ¿años?, ¿semanas? Era imposible saberlo, su prisión bajo tierra estaba completamente sellada, no había modo de saber si era de día o de noche, si el tiempo pasaba o se había quedado estático en el momento que fue capturado. La temperatura ahí siempre era la misma, igual que el hedor, la oscuridad y el maldito silencio. Odiaba eso, el silencio le recordaba que estaba solo. Que nadie iría por él. Su cerebro comenzó su asenso desde el limbo en el que se encontraba con pequeños pasos que le devolvieron la sensación de frio en toda la piel. Había logrado sobrevivir manteniendo su cuerpo en la inconsciencia absoluta, era capaz de bajar su ritmo cardiaco hasta que no era más que un suave susurro dentro de su pecho, ralentizaba su respiración y mantenía la mente en blanco. Solo se movía cuando una nueva presa se encontraba al alcance de su mano. Muchas vec
ENCUENTROAl día siguiente los seis amigos se presentaron poco antes de las siete, como era de esperar, Gregory ya estaba ahí. Mientras desayunaban les explico que su trabajo consistía en atender las mesas de los invitados internacionales durante el congreso anual de filosofía y artes literarias que se iba a llevar a cabo en los jardines y el salón principal de la Villa Imperiale.Básicamente, los contrataron porque los seis hablaban inglés, español, italiano, y en caso de Anne alemán y ruso también, eso facilitaba que atendieran a los invitados europeos sin ningún problema.Una vez que desayunaron y Gregory les dio tiempo a ponerse el uniforme de trabajo, fue momento del recorrido turístico. La Villa, acondicionada varios años atrás como biblioteca era tal como la habían imaginado. Amplia, elegante, pulcra, de altos techos abovedados y enormes ventanales con hermosos vitrales. Simple y sencillamente; impresionante. No importaba cuanto admiraras los detalles de su arquitectura, siempr
Lucian habría suspirado de puro alivio cuando el primer grillete se soltó de su tobillo si la mujer que lo estaba liberando no lo hubiera hecho primero.Las cosas sucedieron demasiado rápido, un segundo estaba tirado en mitad de su tumba volviendo con calma a la consciencia y de pronto la tierra comenzó a temblar y una de las paredes se derrumbó frente a sus ojos dejando entrar suaves destellos de luz y aire fresco que se perdían en la nube de polvo y escombros que caían del techo y las paredes.Le había costado un esfuerzo sobrehumano abrir los ojos y llenar sus pulmones de aire limpio y fresco del exterior, por un momento creyó estar alucinando, su mente algunas veces jugaba en su contra, pero el dolor que sintió al tratar de moverse después de que algo chocó con su costado le confirmo que la escena frente a sus ojos era real.Una delicada figura se movió entre la nube de polvo y Lucian tuvo que parpadear varias veces para enfocar su mirada en quien estaba frente a él. No le costo m
Roger recorrió por tercera vez el atrio de la iglesia buscando a Emma entre la multitud de turistas asustados. De nuevo; sin poder encontrarla. Saco el móvil del bolsillo trasero de su pantalón y reviso las notificaciones en la pantalla. No había mensajes, ni llamadas, ni correos de voz.No lo entendía, estaban los seis juntos cuando comenzó a temblar, y entonces todo se volvió un caos y fueron empujados hacia las puertas dobles de la entrada por la turba furiosa que se formó dentro del templo, una vez afuera pudo localizar fácilmente a sus otros cuatro amigos, pero Emma no aparecía por ningún lado.La había llamado y mandado mensajes a su celular, buscaron dentro de la iglesia y en las calles aledañas, preguntaron entre la gente que esperaba en el atrio para volver a entrar al templo. Nadie les dio razón de su amiga. Era como si hubiera desaparecido de la faz de la tierra.—¿Encontraste algo? —La pregunta de Anne tenía una notable preocupación implícita.—No, nada, ¿ustedes? —Sí buen
Estaba tan cerca de su cuerpo que incluso con los ojos cerrados sentía claramente el roce de su ropa en el brazo y su aliento cerca de su rostro. A pesar de su deplorable estado, Lucian tuvo que apretar las manos en puños cuando una ola de pura lujuria lo recorrió de pies a cabeza, avivando el hambre no solo en sus tripas.Pero no, no podía dejarse envolver por ella porque era una completa extraña, además extranjera, pero lo más importante, era inocente no pertenecía al mundo en el que él nació. E incluso si no existieran todos esos peros, tampoco la tomaría porque era una civil y él no iba a tener una compañera que no fuera parte de La Familia pues eso dictaban sus leyes.Una vez que la mujer enjabono sus brazos, hombros y espalda con minuciosidad exagerada, cambió de posición y le indico que elevara uno de sus brazos para lavar su costado. Su tacto le provocaba cosquillas en igual medida que lo excitaba, pero Lucian conservó las manos apretadas y el cuerpo tenso manteniendo a raya e
Emma despertó de mala gana cuando le fue imposible ignorar el molesto sonido de la alarma de su teléfono. Se removió en la cama hasta lograr apagar el dichoso aparato y refunfuño para sus adentros. Estaba cansada, dolorida y demasiado cálida y cómoda dentro de su cama como para pensar siquiera en la posibilidad de moverse.El suave sonido de las mantas moviéndose detrás de ella la hizo quedarse completamente quieta. Luego de un momento que su cerebro necesito para bombardearla con las imágenes de lo que pasó la noche anterior, Emma se giró sobre la cama para encontrarse de frente con el hombre al que había sacado de la iglesia la noche anterior.Así que no había sido un sueño. Realmente había cometido la peor estupidez de su vida. Porque no iba a engañarse más, el hombre que dormía a su lado seguramente era un criminal de lo peor, de otro modo, no se explicaba la saña con la cual lo castigaron. Pero entonces, ¿por qué no sentía miedo cerca de él? Ella era muy buena leyendo a las perso