ENCUENTRO
Al día siguiente los seis amigos se presentaron poco antes de las siete, como era de esperar, Gregory ya estaba ahí. Mientras desayunaban les explico que su trabajo consistía en atender las mesas de los invitados internacionales durante el congreso anual de filosofía y artes literarias que se iba a llevar a cabo en los jardines y el salón principal de la Villa Imperiale.
Básicamente, los contrataron porque los seis hablaban inglés, español, italiano, y en caso de Anne alemán y ruso también, eso facilitaba que atendieran a los invitados europeos sin ningún problema.
Una vez que desayunaron y Gregory les dio tiempo a ponerse el uniforme de trabajo, fue momento del recorrido turístico. La Villa, acondicionada varios años atrás como biblioteca era tal como la habían imaginado. Amplia, elegante, pulcra, de altos techos abovedados y enormes ventanales con hermosos vitrales. Simple y sencillamente; impresionante. No importaba cuanto admiraras los detalles de su arquitectura, siempre encontrabas otro que te dejaba sin aliento.
Esa misma tarde cuando terminaron su turno de trabajo en el coctel de bienvenida los seis estaban agotados, estar todo el día de pie de un lado a otro no era exactamente como alguien querría pasar sus vacaciones, pero tenían que admitir que las propinas eran cuantiosas y la comida que les sirvieron durante su descanso fue una maravilla. Tomando todo en cuenta, era necesario aceptar que la idea de Pablo no era tan mala después de todo.
Al anochecer y después de darse un baño, se reunieron en el comedor para cenar todos juntos. Comieron entre bromas y risas como siempre hacían, bebieron café frente a la chimenea del lobby y al final decidieron salir a dar un paseo por los alrededores ya que no todos los días tenías Italia fuera de la puerta.
Habían caminado por menos de treinta minutos cuando se toparon con el Santuario di Nostra Signora del Monte. La vista de Génova desde el atrio de la iglesia era gloriosa, al frente tenían las luces de la ciudad, y el brillo de la luna reflejado sobre las aguas del océano al fondo formando la postal perfecta. Los seis se quedaron un rato admirando el paisaje antes de entrar al templo.
Al cruzar la puerta los recibió el característico aroma a jazmines, cera e incienso, la tenue luz de los candelabros en el techo y las paredes, y el suave sonido del coro que ensayaba en ese momento. Los seis caminaron junto a la pared lateral de la derecha, observando con detenimiento las esculturas y pinturas dispuestas sobre pequeños altares adornados con flores y velas, el techo en cúpula presumía orgulloso la escena de los ángeles y los demonios en medio de una batalla entre el bien y el mal. El altar dispuesto al fondo del recinto estaba cubierto por un mantel blanco con bordados dorados y encima, un candelabro sostenía cuatro velas encendidas cuya flama bailoteaba con la corriente de aire que se colaba cada vez que la puerta principal se abría y cerraba.
Emma camino junto al resto de su grupo hasta que se topó con una pintura dispuesta a la mitad de una pequeña capilla justo a un costado del altar. En la imagen se representaba la lucha entre un demonio de aspecto macabro y un grupo de caballeros que se desplegaban a su alrededor tratando de inmovilizarlo. Parecía una imagen cualquiera de la eterna batalla entre los buenos y los malos, pero las dos figuras ocultas en las sombras le daban otro significado a la escena. Los ojos del demonio estaban atentos a esas dos personas, no parecía importarle estar rodeado y en desventaja numérica, tan solo miraba con una furia escalofriante a las dos sombras que se escondían al amparo de un enorme árbol.
Emma sabía lo que había en esos oscuros ojos verde esmeralda. Ella misma experimento algo parecido varios años atrás. El dolor y la furia que solo puede causar la traición.
Cerró los ojos con fuerza ante los recuerdos que se agolparon en su mente y se giró para seguir a sus amigos.
No necesitaba revivir el pasado, ni ahora, ni nunca.
Miro a su grupo al otro lado del altar y dio dos pasos atrás dispuesta a reunirse con ellos, pero entonces algo llamo su atención. A un lado de la pintura que había estado mirando antes, había una delgada línea que iba del suelo hacia arriba a unos dos metros de altura donde cambiaba de dirección a lo largo por poco más de un metro y de ahí hacia abajo. Era imperceptible a simple vista, pero Emma tenía la habilidad de ser muy observadora. Aquello era una entrada secreta y la curiosidad natural en ella la alentó a empujar la pared con ambas manos. El muro cedió sin problema dejando escapar una suave luz amarilla y el olor a humedad y falta de ventilación. De nuevo, Emma sintió esa extraña sensación de que algo ahí dentro la estaba llamando. Como si una fuerza invisible tirara de ella hacía algo que no entendía.
Antes de darse cuenta de lo que hacía, entró cerrando la pared tras de sí. En el interior podía ver un largo pasillo iluminado tan solo por velas puestas en largos candelabros de hierro empotrados a la pared de piedra. De nuevo sin ser consciente de sus actos, Emma se adentró en el angosto pasadizo. Algo la estaba llamando en esa dirección, guiando sus pasos como si de pronto no tuviera voluntad propia, en sus entrañas sentía como si su mera existencia dependiera de que siguiera caminando.
Y así lo hizo.
Avanzó por el oscuro túnel, buscando. ¿Qué?, no tenía ni la más mínima idea, pero estaba segura de que seguir era lo que tenía que hacer. Había avanzado unos treinta metros, quizás más, cuando la tierra bajo sus pies comenzó a tambalearse, a trompicones se metió debajo de lo que parecía ser el marco de una puerta y apoyo la espalda contra la pared cubriéndose la cabeza con ambos brazos.
Polvo y piedras cayeron del techo rebotando en el suelo, por un momento pensó que moriría ahí, enterrada bajo un montón de escombros. Y entonces la pared en la que se apoyaba colapso con un fuerte estruendo. Emma no pudo mantener el equilibrio y cayó al suelo de espaldas con el trasero por delante, la nube de polvo que se elevó por el aire le cortó cualquier tipo de visibilidad, de modo que se acurruco sobre el suelo en posición fetal protegiendo su cabeza de los escombros que continuaban cayendo, esperando que el temblor pasara y rogando a la vez porque el resto de la construcción aguantara.
Cuando el suelo dejo de moverse y el silencio se apodero del espacio, Emma pudo echar un vistazo a su alrededor, pero solo lograba ver algunos puntos de iluminación de las velas que se mantenían en su lugar. No le importaba si había descubierto la bóveda secreta del Vaticano o los Illuminatis, solo deseaba salir de ahí lo antes posible. A gatas, se arrastro por el suelo apenas unos pocos centímetros antes de golpear con el brazo lo que parecía ser un bulto, temerosa, palpo lo que tenía al frente descubriendo que era una persona.
Emma se levantó tan rápido que se golpeó la cabeza con la pared lateral quedando algo aturdida. ¿Era eso un cadáver?, el miedo se coló por debajo de su piel tan frío como un cubo de hielo, estaba a punto de salir corriendo cuando un breve quejido la hizo congelarse en su sitio. Asustada miró a todos lados, quizás alguien podría ayudarlos, seguramente era un trabajador de la iglesia que al igual que ella, quedó atrapado dentro cuando comenzó el temblor.
Aturdida, se acercó un par de pasos sin dejar de mirar alrededor por si alguien iba a ayudarlos. El sonido metálico que producen las cadenas al ser arrastradas por el suelo detuvo los pasos de Emma y su corazón comenzó a latir con más fuerza dentro de su pecho. ¿Era eso una prisión? ¿En una iglesia? Las cadenas volvieron a tintinear y el hombre levanto el rostro revelando un hermoso par de ojos verde esmeralda. Emma dio un paso atrás por puro instinto de supervivencia, en esos ojos que parecían tan antiguos como la misma tierra había pura furia, fría y sin diluir. Emma era consciente de que no iba dirigida a ella, pero no pudo evitar temblar de miedo.
Aun así, volvió a acercarse hasta que vio las gruesas cadenas que lo contenían por los tobillos. La piel estaba abierta y sangraba debajo de los grilletes. ¿Quién usaba ese tipo de artilugios medievales de tortura en esta época? A simple vista era obvio que había tratado de soltarse en más de una ocasión y por alguna extraña razón Emma sintió un nudo formarse en lo profundo de sus entrañas, como si el hombre frente a ella fuera alguien importante y no un simple desconocido.
Tenía que liberarlo.
“¿Liberarlo?” Le gritó la parte lógica de su cerebro. Esa a la que normalmente escuchaba sin protestar. “¿Estás completamente loca?, está atado, en completo aislamiento, podría ser el mismísimo Jack el destripador en persona…” hizo callar a esa chillona vocecita en su cabeza y sin perder mas tiempo sacó de su bolso un par de clips para el cabello. Haber vivido varios años en la calle tenía ciertos beneficios.
No se detuvo a pensar, de hacerlo no haría lo que estaba haciendo. Sus manos temblaban un poco, sin embargo, no le dio importancia a ese detalle, aun sin luz supo donde introducir las puntas de los clips buscando el punto correcto para hacer presión hasta escuchar el “clic” que le arrebato un suspiro de puro alivio.
—¡Gracias al cielo! —Exhaló Emma con entusiasmo. Como si no estuviera cometiendo un delito, porque probablemente eso estaba haciendo al liberar a un posible criminal.
Ese pensamiento logro hacer que se detuviera por un par de segundos, sin embargo, fue suficiente con mirar de nuevo esos ojos verdes llenos ahora de esperanza para convencerse de que estaba haciendo lo correcto. Quizás.
Lucian habría suspirado de puro alivio cuando el primer grillete se soltó de su tobillo si la mujer que lo estaba liberando no lo hubiera hecho primero.Las cosas sucedieron demasiado rápido, un segundo estaba tirado en mitad de su tumba volviendo con calma a la consciencia y de pronto la tierra comenzó a temblar y una de las paredes se derrumbó frente a sus ojos dejando entrar suaves destellos de luz y aire fresco que se perdían en la nube de polvo y escombros que caían del techo y las paredes.Le había costado un esfuerzo sobrehumano abrir los ojos y llenar sus pulmones de aire limpio y fresco del exterior, por un momento creyó estar alucinando, su mente algunas veces jugaba en su contra, pero el dolor que sintió al tratar de moverse después de que algo chocó con su costado le confirmo que la escena frente a sus ojos era real.Una delicada figura se movió entre la nube de polvo y Lucian tuvo que parpadear varias veces para enfocar su mirada en quien estaba frente a él. No le costo m
Roger recorrió por tercera vez el atrio de la iglesia buscando a Emma entre la multitud de turistas asustados. De nuevo; sin poder encontrarla. Saco el móvil del bolsillo trasero de su pantalón y reviso las notificaciones en la pantalla. No había mensajes, ni llamadas, ni correos de voz.No lo entendía, estaban los seis juntos cuando comenzó a temblar, y entonces todo se volvió un caos y fueron empujados hacia las puertas dobles de la entrada por la turba furiosa que se formó dentro del templo, una vez afuera pudo localizar fácilmente a sus otros cuatro amigos, pero Emma no aparecía por ningún lado.La había llamado y mandado mensajes a su celular, buscaron dentro de la iglesia y en las calles aledañas, preguntaron entre la gente que esperaba en el atrio para volver a entrar al templo. Nadie les dio razón de su amiga. Era como si hubiera desaparecido de la faz de la tierra.—¿Encontraste algo? —La pregunta de Anne tenía una notable preocupación implícita.—No, nada, ¿ustedes? —Sí buen
Estaba tan cerca de su cuerpo que incluso con los ojos cerrados sentía claramente el roce de su ropa en el brazo y su aliento cerca de su rostro. A pesar de su deplorable estado, Lucian tuvo que apretar las manos en puños cuando una ola de pura lujuria lo recorrió de pies a cabeza, avivando el hambre no solo en sus tripas.Pero no, no podía dejarse envolver por ella porque era una completa extraña, además extranjera, pero lo más importante, era inocente no pertenecía al mundo en el que él nació. E incluso si no existieran todos esos peros, tampoco la tomaría porque era una civil y él no iba a tener una compañera que no fuera parte de La Familia pues eso dictaban sus leyes.Una vez que la mujer enjabono sus brazos, hombros y espalda con minuciosidad exagerada, cambió de posición y le indico que elevara uno de sus brazos para lavar su costado. Su tacto le provocaba cosquillas en igual medida que lo excitaba, pero Lucian conservó las manos apretadas y el cuerpo tenso manteniendo a raya e
Emma despertó de mala gana cuando le fue imposible ignorar el molesto sonido de la alarma de su teléfono. Se removió en la cama hasta lograr apagar el dichoso aparato y refunfuño para sus adentros. Estaba cansada, dolorida y demasiado cálida y cómoda dentro de su cama como para pensar siquiera en la posibilidad de moverse.El suave sonido de las mantas moviéndose detrás de ella la hizo quedarse completamente quieta. Luego de un momento que su cerebro necesito para bombardearla con las imágenes de lo que pasó la noche anterior, Emma se giró sobre la cama para encontrarse de frente con el hombre al que había sacado de la iglesia la noche anterior.Así que no había sido un sueño. Realmente había cometido la peor estupidez de su vida. Porque no iba a engañarse más, el hombre que dormía a su lado seguramente era un criminal de lo peor, de otro modo, no se explicaba la saña con la cual lo castigaron. Pero entonces, ¿por qué no sentía miedo cerca de él? Ella era muy buena leyendo a las perso
De nuevo solo, Lucian se concentró en terminar la comida que Emma le había dejado sobre la mesa. Mientras se llevaba el croissant a la boca noto que sus manos temblaban ligeramente. Había escuchado claramente la conversación que Emma sostuvo al otro lado de la puerta con un tal Roger que tenía la confianza suficiente con ella como para hablarle en un tono de obvio reproche, cómo si ella le debiera algún tipo de explicación sobre sus acciones. ¿Cómo se atrevía a dirigirse de esa manera a su… bueno, a la mujer que le salvo la vida sacándolo del hueco inmundo en el que paso solo el infierno sabía cuánto tiempo? Por eso, por puro agradecimiento se sintió tentado a salir de la cama y cortarle la lengua y ambas manos al tal Roger por su atrevimiento. Estaba tan furioso que casi pasa por alto la clara incomodidad en ella cuando por fin entro en la habitación y sus miradas se encontraron. ¡Por el infierno estaba tan hermosa!, incluso con ese horrible pantalón negro y la blusa blanca que se l
Emma luchó por alejarse, pero Roger tenía los pulgares clavados en su tráquea con tanta fuerza que le estaba cortando la respiración, estaba segura de que iba a desmayarse por la falta de oxígeno, podía sentir como su cuerpo perdía fuerza y todo a su alrededor comenzaba a girar sin control. Y entonces las puertas de cristal se abrieron de forma violenta y el agarre en su cuello desapareció. Su cuerpo se tambaleó hacia atrás y luego cayó al suelo sobre las rodillas y las manos, tosiendo con fuerza. Boqueo buscando un poco de aire para sus pulmones, luego lo hizo de nuevo y una vez más antes de levantar la cabeza. La imagen con la que se encontró sin duda jamás se la hubiera imaginado. Lucian estaba ahí, tenía a Roger contra la pared presionando su garganta con una sola mano. Sus ojos verdes brillaban furiosos y todo su cuerpo, a pesar del daño obvio estaba preparado para luchar. Era increíblemente hermoso, y letal. —Vas a matarlo. —Logro articular antes de doblarse en un nuevo ataq
Durante el día había tenido tiempo más que suficiente para pensar, para planear su siguiente movimiento, pues sabía que en el momento que alguien supiera que estaba vivo, sus enemigos vendrían por él y por todo aquel que le ayudara, si es que quedaba alguien aún dispuesto a hacerlo.Como fuera, cualquier plan pensado para esa noche quedó desechado luego de lo que paso con Emma, pues no deseaba otra cosa que no fuera cuidar de ella. Sabía que se estaba involucrando demasiado, pensaba en ella cuando no estaba alrededor, y cuando la tenía cerca, deseaba tocarla, besarla, poseerla, protegerla y mantenerla segura entre sus brazos.Lucian no era tonto, su inteligencia era una de sus grandes virtudes. Por eso podía asegurar que todos esos sentimientos irracionales eran los de un hombre enamorado. Y bajo otras circunstancias estaría bailando de alegría, siempre fue un hombre familiar y deseaba formar su propia familia, pero no ahora. Para empezar, él no tenía nada que ofrecerle, ni siquiera p
Emma despertó cuando alguien comenzó a aporrear su puerta con toda la intención de echarla abajo. Lucian saltó de la cama dispuesto a matar a quien estuviera afuera, pero ella lo detuvo colocando una mano sobre su pecho y hablando suavemente. —Deben ser mis amigos. —Somnolienta, se frotó los ojos con la mano libre. —Iré a hablar con ellos, ¿de acuerdo?—No permitiré que te lastimen de nuevo. —Su voz era tan serena que le provoco escalofríos porque sabía que hablaba muy en serio.—No lo harán, —aseguró sonriendo agradecida por su preocupación. —Se deben estar preguntando quien es el apuesto hombre que tengo oculto en la habitación conmigo. —Bromeó tratando de aligerar el ambiente.Si pensaba que eso iba a hacer que se relajara, se equivocó miserablemente, los ojos verdes se entrecerraron hasta convertirse en dos finas líneas, todo el cuerpo de Lucian emitió ondas de calor, abrió la boca como si fuera a decir algo, luego la cerró, se encogió de hombros y se volvió a recostar en la cama.