NARRADORALos ojos de Kath se vieron atraídos por una sombra más allá, en el bosque, al lado de un álamo.Parecían ojos intensos que la devoraban, afilados rubíes. El aura dominante casi se extendió hacia ella, pero de repente…—Duquesa, levántate, ya nos vamos —Elliot la tomó del brazo y la hizo incorporarse, sacándola del trance.Cerró la ventana de golpe y su mirada se fijó en el mismo punto que Katherine; sin embargo, ya no había nadie.—¿Qué? ¿Qué sucede? ¿Hay algún problema? —Brenda se incorporó visiblemente nerviosa, a pesar de pretender disimularlo.—Nada, no tengo nada más que pensar. Acepto tu propuesta.—¿Ah, sí? —casi no se creía que Elliot lo fuera a aceptar tan fácil, pero claro, igual era un pastel caído del cielo para él.—Qué bien, sabía que me ayudarías. Muchas gracias, Elliot… digo, Duque, por acordarte de los viejos tiempos.—Precisamente porque me acuerdo de que alguna vez nos apoyamos…Elliot se giró de repente para enfrentarla, colocando a Katherine detrás de su
NARRADORARevelaciones increíbles había sacado de traducir esos viejos papeles que pasaron por las manos de casi todas las mujeres con poderes de su familia.Cada una le hizo su valioso aporte y continuaron las investigaciones de sus antecesoras.La madre de Katherine y Rossella, fue una de las que menos interactuó con la reliquia familiar.—Bueno, lo más probable es que ellos quieran escapar también del Reino Elemental - Elliot le respondió.— Y para abrir esa brecha necesitan también de magia. Te quieren utilizar; nos van a atraer a su trampa de alguna manera —Concluyó con ira.Así que para esto era que Brenda lo quería. Serpiente traicionera.—Pero nosotros también deseamos lo mismo, y nos falta una parte del mapa y del conjuro.—Exactamente, cariño. Ellos no saben que soy un lycan. Ese tipo es tan confiado que se atrevió a pavonearse en la cara de Vorath. Esa es nuestra mejor arma. —La mente de ambos ya tejía planes.—Entonces, estás queriendo decir… —Eso mismo que piensas, mi Duq
BRENDAMe separé, metiendo dos dedos en mi boca y chupándolos.Me acosté en la cama con los muslos separados y jugueteé con mi coño, penetrándome para dilatarme.El jugo me corría, estaba ardiendo en llamas.Thesio caminó hacia mí, se acomodó entre mis piernas abiertas, sus rodillas sobre el colchón, su mano apoyada al lado de mi cabeza, la otra agarrándose el pene que dirigió a la estrecha entrada.—Aaah, shshh… qué rico, mi Duque, penétrame más —grité en frenesí.De verdad necesitaba que me follara rápido, más profundo, mmmm… más duro…Elevaba mis caderas para encontrarme con sus embestidas, que pronto se enterraron hasta la empuñadura.Thesio, en cuatro sobre mí, su trasero abierto al “mozo” que ya se acercaba a la cama.Escuché la palmada en sus nalgas y el gemido masculino, su estremecimiento y la dureza en mi vagina martilleaba más entusiasmada.—No más juegos, ¡métela ya! —le rugió al hombre a su espalda, que lo preparaba con los dedos.Thesio bajó su torso, inclinado sobre mi
NARRADORALa noticia de que el Duque Thesio había muerto en una cacería, comido por lobos salvajes, se extendió como pólvora por todos los Ducados cercanos y más allá.Enseguida, ojos codiciosos miraban hacia la “pobre” viuda con poco apoyo del ejército de Thesio y mucho oro y tierras que repartirse.Era como quitarle el dulce a un niño, ni siquiera había tenido tiempo de engendrar a un heredero, así que la corona no se metería aunque protestara.Ovidio Pensival enseguida se puso en contacto con el general del difunto Thesio para atraerlo a su lado, prometiendo todo tipo de beneficios.Era un hombre nuevo, apenas llevaba un tiempo tras la muerte del anterior general, así que tenía más amor por el dinero que por proteger a la mujerzuela que se trepó en la cama de su ex amo.Pretendieron dar el golpe desde adentro y el mismo general le abriría las murallas de la ciudad a Ovidio antes de que llegase la competencia.Todo muy bonito, pero no contaban con que ya se le habían adelantado.Bre
NARRADORAAvanzaron alrededor de 100 hombres, armados y listos para la pelea, para dar guerra hasta el final… un final, que llegó demasiado pronto.Los ojos de Ovidio brillaron codiciosos al ver las enormes y reforzadas puertas abrirse, pero su expresión se convirtió en asombro y pánico al descubrir la temida carga de caballería que venía hacia ellos.Jinetes veloces con una expresión asesina y, frente a ellos, con la espada goteando sangre en la mano enguantada, el Duque sanguinario de Everhart, ese hombre despiadado y sin corazón.A su espalda, se alzaba la ciudad ardiendo en llamas tras la lucha contra los miembros rebeldes del ejército de Thesio.Sin embargo, Ovidio también era un líder y, después de pasar el asombro, vio que Elliot contaba con menos hombres que él.—¡Luchen con valentía, no retrocedan, no retrocedan! —gritó, sacando pecho, infundiendo valor a sus soldados acobardados.Pero susto fue el que se llevó, al mirar atrás, galopando en la carrera y se dio cuenta de que t
VALERIA — ¿Estás… estás segura Esther? – le pregunto con la voz quebrada. Mi corazón late apresurado, lleno de felicidad. — Muy segura Luna. Está embarazada. — ¿Por qué no he podido olerlo o su padre? – le pregunto preocupada. — Es muy reciente, quizás por eso, dele más días y debería percibir sus feromonas. Me responde y asiento, con los ojos nublados por las lágrimas. Soy la Luna de manada “Bosque de Otoño”. Hace tres años me casé con el hombre que amo con locura, a pesar de no ser mates destinados, mi Alfa Dorian. He dado todo por ser la Luna perfecta, el pilar al que pueda apoyarse, sin embargo, una sombra opaca mi matrimonio y era el tema del heredero. Nunca había podido salir embarazada y admito que no comparto mucho la cama con Dorian, pero sé que sus obligaciones de Alfa lo tienes demasiado ocupado y estresado. — Por favor, no le digas a nadie en la manada. Deseo sorprender a mi esposo. — Pierda cuidado Luna, no diré nada. ¡Felicidades! – me sonríe y le devuelvo la
VALERIA Me muerde con saña en el muslo y me arrastra debajo de su cuerpo, controlándome sin piedad. Intento resistirme, pedir ayuda, mis manos sobre mi vientre tratando de defender a mi cachorro, pero sus garras, como armas mortales, perforan mi piel, destrozando todo mi pequeño cuerpo vulnerable. Tengo que subir los brazos por instinto, cuando sus garras afiladas se dirigen a mi rostro y grito en agonía debido a una profunda herida que atraviesa mi mejilla desde mi frente. Al dejar descubierta mi barriga, él arremetió contra nuestro hijo. — ¡¡¡NOOOO, el cachorro no, por favor Dorian, MI HIJO NO…!!! Las lágrimas salían sin cesar de mis ojos mientras le suplicaba, pero sus caninos devoraban mi carne y sus garras buscaban en las profundidades de mis entrañas a sangre fría, queriendo sacar la vida que llevaba dentro. No sé cuánto tiempo duró esta agonía, sollozaba implorándole mientras pude hablar. El dolor en todo mi cuerpo era insoportable, pero más mi alma, que sangraba destroz
VALERIA Escucho gritos estridentes, cristales que se rompen, un rugido animal, gruñidos de Alfa, forcejeo y pelea. Algo caliente me salpica la cara y los brazos, mis garras destrozan y mis caninos desgarran. No puedo detenerme, no puedo, la rabia me consume por dentro y grita liberación. No sé qué hago, no tengo consciencia de mí misma, solo sé, que cuando recupero el control de mi cuerpo lo primero que miro son mis manos llenas de sangre. Estoy de rodillas en el suelo, a mi alrededor todo se ve en rojo, destrozos y partes de lo que alguna vez fue un poderoso Alfa, de Dorian. ¿Qué hecho? ¡¿Qué he hecho por la Diosa?! Miro la cabeza arrancada a un metro de mí. Los ojos mieles aún me miran con pánico y siento como las arcadas suben por mi garganta. Vomito a un lado sin poderlo evitar, asqueada por toda esta escena llena de muerte y violencia. ¿Yo hice todo esto? Aquí no hay nadie más. Miro a mi alrededor, no sé a dónde fue Sophia, solo sé que alguien fue arrojado por la venta