NARRADORAAvanzaron alrededor de 100 hombres, armados y listos para la pelea, para dar guerra hasta el final… un final, que llegó demasiado pronto.Los ojos de Ovidio brillaron codiciosos al ver las enormes y reforzadas puertas abrirse, pero su expresión se convirtió en asombro y pánico al descubrir la temida carga de caballería que venía hacia ellos.Jinetes veloces con una expresión asesina y, frente a ellos, con la espada goteando sangre en la mano enguantada, el Duque sanguinario de Everhart, ese hombre despiadado y sin corazón.A su espalda, se alzaba la ciudad ardiendo en llamas tras la lucha contra los miembros rebeldes del ejército de Thesio.Sin embargo, Ovidio también era un líder y, después de pasar el asombro, vio que Elliot contaba con menos hombres que él.—¡Luchen con valentía, no retrocedan, no retrocedan! —gritó, sacando pecho, infundiendo valor a sus soldados acobardados.Pero susto fue el que se llevó, al mirar atrás, galopando en la carrera y se dio cuenta de que t
KATHERINE —¡Lavinia, hija, sigue jugando con las pequeñas! —le ordené a mi hija, que se perdió por el pasillo entre risas.Agarrando mi falda con fuerza, bajé las escaleras casi volando sobre los peldaños alfombrados.Podía sentir claramente el peligro en el ambiente, la atmósfera tensa, así que me acerqué a mediar.—Buenos días —saludé al hombre elegante que había llegado y me paré al lado de Elliot.En un segundo tuve su mano posesiva agarrando mi cintura. —Mi esposa, la Duquesa de Everhart —me presentó, aunque era obvia mi identidad con el despliegue de posesividad que hizo.—. Cariño, él es el inspector del palacio, enviado por el Regente.—Bienvenido a nuestro ducado, señor…—Ambrus, Ambrus Max —estiró la mano luego de decir ese nombre que estaba más que convencida era falso.“¡NO LO TOQUES!”, el rugido me llegó a través de nuestro vínculo de pareja, haciéndome estremecer.—Oh, disculpe mi grosería, estaba jugando con las niñas y tengo las manos con barro —escondí enseguida mis
KATHERINEEstaba fuera de control, sus caninos peligrosos rozando mis pechos. Sabía que hasta que no le diera lo que necesitaba, no pararía.—Mmmm, no, no, aquí no, cariño. Estoy muy pegada a la puerta, Vorath… sshhh, espera, mi lobo…Le supliqué al ser penetrada por dos dedos, adentro y afuera, adentro y afuera…Sentía mis propios fluidos salpicar entre mis muslos; su boca chupaba mi cuello, ardiente y desesperada.—Nena, necesito montarte ahora, ¡joder, lo necesito! —Elliot gruñó, mitad bestia y humano.La dureza de su polla restregándose contra mi vientre, sus manos callosas y toscas se aferraron a mis nalgas.—Ábreme la bragueta y sácame la polla, voy a cargarte, Kath, por favor… —jadeaba cachondo contra mi boca, nuestras frentes sudadas unidas, el calor del deseo derritiendo nuestras voluntades.—Ven, ven —lo empujé como pude.Sin dejar de tocarme, lo arrastré hasta el piano, donde me giré de espaldas a él y subí mi falda con total indecencia, sosteniéndola en mi cintura.Mis nal
KATHERINE Sentí su rigidez, sus ojos me miraron de repente como en shock. Observé la reacción de Vorath y, ok, ese lobo se había quedado como electrocutado por un rayo. —Ustedes digan algo, porque estoy comenzando a entrar también en pánico. ¿No… no quieres? Porque debiste haberlo pensado antes de regarme como una lechuga. Muerdo mi labio inferior con una risita nerviosa que delata los latidos erráticos de mi corazón. De verdad también tengo miedo de que no lo deseen como yo. —Kath… ¿estás, estás bromeando? Vorath te huele, dice que no siente cachorros, tú… —Tuve un sueño profético —le respondo, y sé que suena a una locura, pero estoy muy segura de que no son delirios de mi mente. —Estudiando tantas cosas de magia este tiempo, he aprendido que la magia en cada uno se manifiesta diferente y es única —le explico. — Yo… ¿podríamos incorporarnos y limpiarnos un poco? Digo, porque hablar de algo tan importante, ensartada como una salchicha, le quita seriedad al asunto. Al fin logro
ELLIOT—. Y si es un inspector, viene a comprobar si de verdad la Duquesa es un ser sobrenatural, porque eso fue lo que dijo ese borracho cuidador —aseguró - Por supuesto, yo no le creí.Agregó enseguida ante mi ceja alzada, de sus palabras dependía si salía o no con vida de aquí.—. Pero nadie vio nunca más al celador del manicomio, ¡lo busqué por varios días! Él cuidaba a la hermana gemela de la Duquesa y resulta que ahora ese “inspector” está aquí, justo cerca de la Duquesa.Concluye como el tipo perspicaz que es.—No se preocupe, ha hecho muy bien su trabajo —abro la gaveta de mi escritorio y saco una bolsita de cuero llena de monedas de oro.—. Es por sus servicios y también por su silencio — la coloco sobre la mesa y lo miro de manera amenazante.Él asiente con firmeza.El mensaje es claro: hablas algo y te degüello.—Además, ¿está interesado en trabajar directamente para mí, como parte de mis espías privados? —le ofrezco ante su rostro estupefacto.Me demostró que es capaz y, a
KATHERINELuego de ese encuentro en el jardín, a pesar de los berrinches de Elliot y Vorath, los logré convencer de que mis pasos fueron los más acertados.Debíamos crear una brecha para darle confianza y que hablara o haría otras cosas más extremas.Al final, un día, quedamos “en secreto del Duque de Everhart” para yo presentarlo con la Duquesa Viuda.*****—Agradezco mucho todo este esfuerzo que está haciendo para ayudarme. Me temo que el Duque no tiene mucho tacto con las mujeres —me dijo sentado frente a mí.Estábamos en la misma taberna que Brenda nos citó para que él nos espiara.—Elliot está muy ocupado, solo por eso no le ha podido prestar mucha atención, Sr. Max. Las relaciones con la Duquesa Viuda también son un poco… complicadas… —le dije, dándole una sonrisa algo incómoda.Como era un forastero, supuestamente, se hacía el que no sabía que Brenda fue la amante de mi marido.—Bueno, beba un poco de vino. Lo probé y está delicioso —muy atento me sirvió en la copa.Cuando voy a
SALVATORE La sangre me hervía en las venas, estaba tan excitado por muchas cosas. Por esa mujer que me encantaba, su mirada desafiante, esos labios carnosos e incluso hasta la misma delantera que Bella.Era como si nunca se hubiese ido, como si ella… Nunca me hubiese traicionado. ¡Sí que me traicionó!¡A nuestros sueños, todo por lo que nos arriesgamos juntos! Nunca tuvo el derecho de tomar esa decisión ella sola.Cuando no pudo abrir la grieta con su hechicería, aún quedaba otro método para fortalecerla.¡¿Qué me importa la muerte de unas cuantas cucarachas elementales?! ¡10, 100 o miles, me daba lo mismo!—Pasar más allá podría ser peligroso —la voz de Brenda me sacó de mis pensamientos turbulentos.Miré la entrada como la boca de una bestia, el cañón que se perdía entre todas esas montañas.Me tiembla el cuerpo de solo recordar lo que viví aquí la última vez, casi muero.Pero en esta ocasión sería diferente, con ella…Miré a mi lado a Katherine.La llevaría conmigo cuando se abr
SALVATORELa voz melodiosa de mi hechicera flotó en el aire, las runas se prendieron con magia, flotando en pequeñas partículas doradas, danzando en el aire.La brisa flotaba, abanicando su cabello castaño. Era como lo recordaba, me parecía haber retrocedido en el tiempo.Cuando se terminaron las palabras, que en realidad no podía entender, porque era hechicería de brujas, me tocó mi turno.—Quítate del medio, ¿ves que no era tan difícil cooperar? Te protejo con magia y así me lo pagas —casi le doy un puntapié a esa idiota de Brenda.Se levantó con la cabeza baja, estaba en una pieza.Al menos Kath manejaba el control del encantamiento y no la voló por los aires; solo faltaba probar si funcionaba realmente.—Ven, hagámoslo juntos, párate frente a mí —llamé a Katherine, ya me daba lo mismo quitarme la máscara frente a Brenda.Recordaba que la primera vez sostuve la cintura de Bella mientras ella nos rodeaba de la protección mágica.—No, no me atrevo. No quiero desconcentrarme y fallar