NARRADORA—Mi madre lo salvó y pasaron por muchas cosas para convertirse en una pareja y reconocerse —Lyra fue a decirle el punto de la historia.—Mi padre tenía heridas muy profundas en su alma, Nana, pero cuando llegó la persona adecuada fue valiente y se atrevió a abrir su corazón.Nana esquivó los ojos de Lyra. Parece que ella había descubierto su secreto con el Beta.—No dejes que las malas experiencias te impidan ser feliz. No te cierres por completo a amar —Lyra suspiró.Ya no podía hacer nada más por Nana, solo esperaba que ese macho de verdad fuese bueno con ella.—Recógeme más de aquellas hierbas. Necesito hablar con Drakkar.—¡Espera…! —Nana fue a incorporarse, pero ya Lyra había dado la espalda y se perdía entre el follaje.Se quedó sola en medio del claro, o no tan sola.Reina se levantó de repente, su nariz al fin captando en medio de tantas plantas, el aroma a pino salvaje.Todo el cuerpo de Nana se tensó y al escuchar las pisadas acercándose a su espalda, quiso salir
NARRADORA—No te obligaré a nada que no quieras, no te voy a tocar, es solo conocernos y hablar, Nana, te lo juro por mi vida, jamás te haría daño.William le dijo mirando su nuca, donde la cicatriz de unas fauces aún no se habían borrado por completo.Era brutal, se notaba que se había hecho salvajemente y de repente sintió tanto odio por el hombre que la había dañado de esa manera.Entendió por qué ella lo rechazaba.Nana no respondió, solo echó a andar con la cabeza baja y las manos sujetas con fuerza a la cesta de enredaderas.Pero por dentro no estaba tan tranquila como aparentaba, ni era tan indiferente a William.Ese macho grande y poderoso, como un oso protector, a Reina y a ella le habían gustado.Aun así, no pensaba ir a ningún baile, pero sus ideas cambiaron más tarde.—Los hemos llamado porque necesitamos ideas de cómo recopilar información importante de la manada —Lyra los reunió a todos en la parte de atrás de la cabaña de madera.No era muy grande, apenas tres habitacio
NARRADORAWilliam comenzó a comprarle todo tipo de cosas dulces que la tenían chasqueando los labios y salivando con las delicias.Las pupilas afiladas del macho se fijaron en esos labios regordetes, brillando en azúcar, aguantando las ganas de chupárselos y lamerlos.Nana era una mezcla de inocente seducción.Ella misma no se daba cuenta de lo que encendía en su interior con cada gesto.De repente se dio cuenta de que la atención de Nana se quedó fija en unos collares de piedras brillantes.—Deme ese turquesa —le pidió a la hembra que los tejía, pagándole con unas monedas que Nana nunca había visto antes.—Para ti —William se lo ofreció mirando su cuello blanco al descubierto.—No, no debiste comprarlo…—Pero quise hacerlo, es un regalo para ti —insistió colocándoselo alrededor del cuello, acariciando su piel “sin querer”.—Yo… no tengo nada para regalarte —ante la respuesta de la omega, William se quedó algo perplejo… si ella pudiese leer su mente.“Nena, que existas ya es el regalo
NARRADORA—Toma aire por la nariz, amor… lento, preciosa… así… —le dio un respiro, y antes de que Nana volviera a ponerse la coraza, la besó de nuevo.Su cuerpo más alto la arrinconó en la oscuridad del alero.Con la música de fondo y las risas a lo lejos, ellos se acariciaban y besaban lentamente, rodeados de sonidos eróticos.El corazón de Nana estaba a punto de salirse de su pecho.—Mmmm… sshhh… — siseó vibrando con el cosquilleo en su vientre y entre sus piernas.Todo parecía perfecto, pero de repente el beso aumentó de intensidad y las manos del macho bajaron a apretar sus nalgas con lujuria.La dura y fiera erección se frotaba vigorosa contra su vientre.Gruñidos lobunos comenzaron a salir de la boca de William, donde unos caninos enormes empezaron a emerger.—No, no, ¡maldición! —William dio un paso atrás, jadeando, dejando a Nana desconcertada.Enseguida pensó que había hecho algo mal. Seguramente era eso.William descubrió que era una mojigata.—Yo… lo lamento… —se disculpó c
VALERIA — ¿Estás… estás segura Esther? – le pregunto con la voz quebrada. Mi corazón late apresurado, lleno de felicidad. — Muy segura Luna. Está embarazada. — ¿Por qué no he podido olerlo o su padre? – le pregunto preocupada. — Es muy reciente, quizás por eso, dele más días y debería percibir sus feromonas. Me responde y asiento, con los ojos nublados por las lágrimas. Soy la Luna de manada “Bosque de Otoño”. Hace tres años me casé con el hombre que amo con locura, a pesar de no ser mates destinados, mi Alfa Dorian. He dado todo por ser la Luna perfecta, el pilar al que pueda apoyarse, sin embargo, una sombra opaca mi matrimonio y era el tema del heredero. Nunca había podido salir embarazada y admito que no comparto mucho la cama con Dorian, pero sé que sus obligaciones de Alfa lo tienes demasiado ocupado y estresado. — Por favor, no le digas a nadie en la manada. Deseo sorprender a mi esposo. — Pierda cuidado Luna, no diré nada. ¡Felicidades! – me sonríe y le devuelvo la
VALERIA Me muerde con saña en el muslo y me arrastra debajo de su cuerpo, controlándome sin piedad. Intento resistirme, pedir ayuda, mis manos sobre mi vientre tratando de defender a mi cachorro, pero sus garras, como armas mortales, perforan mi piel, destrozando todo mi pequeño cuerpo vulnerable. Tengo que subir los brazos por instinto, cuando sus garras afiladas se dirigen a mi rostro y grito en agonía debido a una profunda herida que atraviesa mi mejilla desde mi frente. Al dejar descubierta mi barriga, él arremetió contra nuestro hijo. — ¡¡¡NOOOO, el cachorro no, por favor Dorian, MI HIJO NO…!!! Las lágrimas salían sin cesar de mis ojos mientras le suplicaba, pero sus caninos devoraban mi carne y sus garras buscaban en las profundidades de mis entrañas a sangre fría, queriendo sacar la vida que llevaba dentro. No sé cuánto tiempo duró esta agonía, sollozaba implorándole mientras pude hablar. El dolor en todo mi cuerpo era insoportable, pero más mi alma, que sangraba destroz
VALERIA Escucho gritos estridentes, cristales que se rompen, un rugido animal, gruñidos de Alfa, forcejeo y pelea. Algo caliente me salpica la cara y los brazos, mis garras destrozan y mis caninos desgarran. No puedo detenerme, no puedo, la rabia me consume por dentro y grita liberación. No sé qué hago, no tengo consciencia de mí misma, solo sé, que cuando recupero el control de mi cuerpo lo primero que miro son mis manos llenas de sangre. Estoy de rodillas en el suelo, a mi alrededor todo se ve en rojo, destrozos y partes de lo que alguna vez fue un poderoso Alfa, de Dorian. ¿Qué hecho? ¡¿Qué he hecho por la Diosa?! Miro la cabeza arrancada a un metro de mí. Los ojos mieles aún me miran con pánico y siento como las arcadas suben por mi garganta. Vomito a un lado sin poderlo evitar, asqueada por toda esta escena llena de muerte y violencia. ¿Yo hice todo esto? Aquí no hay nadie más. Miro a mi alrededor, no sé a dónde fue Sophia, solo sé que alguien fue arrojado por la venta
VALERIASu actitud gritaba soy el puto amo de todo aquí, el dueño absoluto.Enseguida bajé la cabeza temblando, no importaba que no tuviese loba interior, el poder que emanaba de ese hombre parecía asfixiarte, estrangularte el alma y estaba incluso un poco distante de mí.Era un Lycan, la especie superior de los hombres lobos, la mayor evolución y estaba casi segura de que se trataba del más poderoso de todos, Aldric Thorne, el Rey Lycan.— Sasha, encárgate de sacar la basura y asegúrate de que mi próxima doncella personal no sea una zorra intrigosa o perderá más que la cabeza – su voz ronca, intimidante, fría, se escuchó y luego pasos alejándose.— Esto es un desastre, ya es la quinta en dos meses, no sé qué tienen estas niñas en la cabeza, mira que se los advierto.La Gobernanta, que es la señora que administra el castillo, se acerca y saca un pequeño frasco de entre las manos de víctima.— Otra que intenta darle un afrodisiaco al Rey, mujer idiota. Llamaré a un sirviente para que s