VALERIA
— ¿Estás… estás segura Esther? – le pregunto con la voz quebrada.
Mi corazón late apresurado, lleno de felicidad.
— Muy segura Luna, aquí está en el ultrasonido, es esta pequeña mancha oscura. Está embarazada.
Me señala en la pantalla y veo la frágil vida de mi cachorro formándose en mi interior.
— ¿Por qué no he podido olerlo o su padre? – le pregunto preocupada.
— Es muy reciente, quizás por eso, dele más días y debería percibir sus feromonas.
Me responde y asiento, con los ojos nublados por las lágrimas.
Soy la Luna de manada “Bosque de Otoño”.
Hace tres años me casé con el hombre que amo con locura, a pesar de no ser mates destinados, mi Alfa Dorian.
He dado todo por ser la Luna perfecta, el pilar al que pueda apoyarse, sin embargo, una sombra opaca mi matrimonio y era el tema del heredero.
Nunca había podido salir embarazada y admito que no comparto mucho la cama con Dorian, pero sé que sus obligaciones de Alfa lo tienes demasiado ocupado y estresado.
— Por favor, no le digas a nadie en la manada. Deseo sorprender a mi esposo.
— Pierda cuidado Luna, no diré nada. ¡Felicidades! – me sonríe y le devuelvo la sonrisa llena de emoción y felicidad.
A pesar de ser una extranjera, de no pertenecer originalmente a esta manada, desde que mis padres murieron y el anterior Alfa me acogió en su territorio, nunca me he sentido rechazada o despreciada.
Por eso también me he entregado a mis tareas de Luna.
Estoy agradecida de mi vida y del maravilloso hombre con el que estoy casada.
*****
— ¿A qué se debe tanta comida? ¿Habrá una fiesta?
— ¡Saca la mano! – palmeo las garras golosas de Sophia, mi mejor amiga, que se ha colado por la puerta trasera de la cocina.
— ¡Pero bueno, tarta de hojaldre y todo! – me dice tomando asiento en un taburete.
La verdad es que se me ha ido la mano con los platos, pero estoy tan feliz, que deseo que todo sea perfecto.
¡Toda la comida favorita de mi Alfa está lista!
— Bueno, hoy es el aniversario de Dorian y mío, quiero festejarlo con una cena íntima – le digo girándome hacia el caramelo en el fuego, que apago.
No la siento hablar y volteo media intrigada.
— ¿Qué sucede?
— N…nada, nada… solo escuché que el Alfa tenía una emergencia hoy, ¿no te avisó? – me preguntó y frunzo el ceño.
En realidad, Dorian no es de dar muchas explicaciones de su trabajo.
Supongo que para no agobiarme.
— No, pero igual volverá, sabe que hoy es una fecha especial.
Le respondo completamente convencida.
Me mira de manera extraña.
Últimamente, no puedo comprenderla mucho, pero ha sido la persona que primero se me acercó en esta manada y siempre ha estado apoyándome.
La aprecio mucho como amiga.
— Sophie, tengo algo que quiero contarte, pero… te diré mañana, es algo muy importante para mí – le digo de repente, queriendo compartir con ella la buena noticia, pero no antes de confesarme a Dorian.
— ¿En serio? ¿No puedes decirme ahora? - me pregunta en modo cotilleo, inclinándose sobre la encimera y masticando una de las galletas caseras.
— No, no, mañana, prometo que serás la segunda en saberlo – le respondo y sé que la felicidad sale por cada poro de mi cuerpo.
— Bueno, te dejo entonces con tu misterio, que tengo cosas que hacer, feliz noche de aniversario – me responde con fastidio por no sacarme el chisme y se va por donde mismo llegó.
Miro el reloj y aún tengo tiempo.
Me quito el delantal y subo al segundo piso para bañarme y cambiarme bien linda.
Hoy todo debe ser perfecto y pasar la mejor noche de celebración con mi amado macho.
*****
Observo el reloj por milésima vez, sentada en el sofá, ya es pasada la media noche y Dorian no llega.
Miro a los platos fríos sobre la mesa del comedor y me levanto resignada a calentarlos de nuevo.
Estoy en esa faena, cuando escucho la puerta del frente, abrirse y cerrarse.
Su delicioso aroma cosquilleando en mi nariz y calentando mi vientre.
Miro mi vestido burdeos, lo aliso y me retoco el peinado delante del reflejo de un espejo en el pasillo.
Mi cabello negro como la noche en una alta coleta y ojos azules intensos maquillados me devuelven la mirada.
Salgo hasta el recibidor, para ver a mi imponente Alfa entrar por la puerta.
— Mi amor, ¿cómo ha ido tu día? Mucho trabajo, ¿cierto? – agarro el abrigo que lleva en las manos para colgarlo.
Lo veo agarrando una carpeta, pero supongo son asuntos de la manada.
Me acerco a besarlo, pero se aleja, dando un paso atrás.
— Vengo sudado y sucio del camino, no te contamines – me responde, mirándome fijo, con sus ojos mieles intensos que me encantan a pesar de siempre verse tan fríos.
Es solo parte de su carácter.
Carga con demasiadas responsabilidades al heredar el cargo tan joven cuando murió su padre.
Su cabello rubio, revuelto de una manera sexy y por alguna razón se ve húmedo.
La verdad es que hasta mí, llega el aroma de un gel de baño desconocido.
¿Por qué se bañaría antes de venir?, además me dijo que estaba sucio, pero es obvio que se ha dado una ducha.
— Cla… claro, dame un segundo y caliento la cena, debes tener hambre…
— No tengo hambre. Valeria, debemos hablar.
— Pero la cena…
— Olvida la cena, vamos a la sala, necesito decirte algo – su voz autoritaria hace que me tense.
Lo sigo, pero comienzo a preocuparme muy seriamente.
Meto la mano en el bolsillo de mi falda y agarro el documento doblado, que dice que estoy embarazada.
— ¿Por qué está la mesa tan llena de platos?, ¿ibas a hacer una fiesta? – me pregunta mirando hacia el comedor y mi corazón se estruja.
— Cariño, sé que has estado muy ocupado con las cosas de la manada, aun así, no me digas que olvidaste nuestro aniversario. Hoy cumplimos tres años de emparejarnos – le respondo sentándome en el sofá.
Pienso que se sentará a mi lado, sin embargo, lo hace en el sillón del frente.
Dorian nunca ha sido de los pegajosos, sin embargo, hoy está demasiado alejado e indiferente.
Las alarmas se prenden en mi interior.
— Por supuesto que lo recordé, no te imaginas el tiempo que llevo esperando por nuestro tercer aniversario —responde, pero no veo nada de emoción en él.
Sé que todo cambiará con mi noticia.
Nuestra relación no ha estado bien por esa razón, los ancianos de la manada lo presionan para que tenga un heredero.
Cuando le diga del cachorro, estará muy feliz.
— Seré rápido porque ya no aguanto esta…
— ¡Espera! Espera Dorian, primero tengo algo que mostrarte y luego me dices lo que quieres hablarme – por alguna razón lo detengo.
Mi subconsciente me indica que no me iba a gustar para nada sus próximas palabras.
Bajo la cabeza y saco el papel doblado de mi bolsillo, lo estiro y se lo paso con evidente emoción.
Lo toma en sus manos, por encima de la mesita del centro, y se pone a leerlo.
Mis ojos azules lo observan nerviosos, esperando su reacción de alegría y felicidad, justo como la que siento yo.
— ¡Estoy preñada! ¡Estoy embarazada mi amor, tendremos un cachorro, te daré un heredero para la manada, estoy segura de que la Diosa nos premió con un varón!
No aguanto más el decirlo directamente.
Me levanto con lágrimas en los ojos y rodeo la mesita para acercarme a él y abrazarlo.
Pero por muy enamorada que esté y muy ilusa que sea, es obvio que esta no era la reacción que esperaba del padre de mi hijo.
— ¿Estás segura de esto o es algún truco para seguirme reteniendo a tu lado? – me dice de repente, levantándose y empujándome cuando me acerco a abrazarlo.
— Dorian… claro que estoy segura, mira, es el sello de la doctora de la manada, ¿por qué te mentiría con algo tan importante? Mi amor, ¿qué sucede?, ¿qué pasa mi Alfa?
— No, no, ¡maldici0n! – lo veo que comienza a caminar como un lobo enjaulado por la sala – esta mierd4 no puede ser, ¡no justo ahora!
— Dorian…
— ¿Le contaste a mi madre, le dijiste a alguien? - me pregunta de repente, acercándose a mí y tomándome con fuerza de los hombros.
— N…no mi amor, estaba esperándote para darte la noticia de primero. Creí… que estarías feliz, sé que te han estado presionando. Alfa, ya no tienes que estar tan tenso mi vida, tendremos nuestra familia.
Levanto mi mano temblorosa y acaricio su mejilla, pero él solo me taladra con sus ojos dorados, sin hablarme.
No puedo interpretar que está pensando en su cabeza.
— Es cierto, es cierto, he estado muy estresado. Lo lamento – me abraza de repente en sus brazos y suspiro al fin, aliviada, devolviéndole el abrazo con ternura.
Por un segundo, imaginé que no estaba feliz con mi embarazo.
— Lo superaremos juntos, mi Alfa, seré la Luna perfecta para que nadie te señale – susurro y levanto la cabeza.
Deseo besarlo, que me haga el amor como hace mucho tiempo no lo hacemos.
— Vamos a salir, tengamos una noche de aniversario como debe ser. Salvaje y sin restricciones.
Me propone de un momento a otro tomando mi mano y arrastrándome hacia la parte de atrás de nuestra casa, que colinda con el bosque de la manada.
— Conviértete en tu loba – me pide y lo veo que se está desnudando.
Es tan sexy y fuerte.
Su cabello brilla bajo la Luna y comienzo la transformación de mi “loba”, una de las grandes mentiras y secretos de mi vida, que ni siquiera Dorian sabe.
*****
Corremos sin restricciones por las tierras de la manada.
Solo que veo como nos alejamos más y más, incluso salimos de las fronteras, pero solo sigo al enorme lobo blanco de Dorian que corre desenfrenado delante de mí.
Llegamos a un sitio remoto, al pie de un profundo acantilado, pero por encima de nuestras cabezas la luna ilumina con intensidad y se ve el paisaje boscoso a nuestros pies.
— ¿Dónde es esto? Estamos fuera de nuestra manada, ¿no estaremos irrumpiendo en la tierra de alguien?
Miro a lo lejos desde el borde, fascinada con la vista, convertida ya en humana, pero nadie me responde.
Me extraño y voy a girarme, sin embargo, hay algo dentro de mí que se alarma, un cuervo grazna a lo lejos, pero ya es demasiado tarde.
— Do… Dorian ¡¿qué…?! ¡Aaaaaaaahh! - grito cuando siento las garras de lobo clavándose en mi vientre, desgarrando profundamente.
Intento correr asustada y asombrada ante el ataque repentino.
Convertirme de nuevo en loba para escapar al bosque de lo que sea que esté sucediendo, de este lobo Alfa rabioso que me mira con ojos color sangre llenos de odio, pero es imposible huir.
— ¡Aaahhh, suéltame! ¡¿Dorian, qué haces, qué haces?! ¡Aaahhhh…! ¡Auxilio, auxilio! – me salta encima cuando intento escapar.
VALERIAMe muerde con saña en el muslo y me arrastra debajo de su cuerpo, controlándome sin piedad.Intento resistirme, pedir ayuda, mis manos sobre mi vientre tratando de defender a mi cachorro, pero sus garras, como armas mortales, perforan mi piel, destrozando todo mi pequeño cuerpo vulnerable.Tengo que subir los brazos por instinto, cuando sus garras afiladas se dirigen a mi rostro y grito en agonía debido a una profunda herida que atraviesa mi mejilla desde mi frente.Al dejar descubierta mi barriga, él arremetió contra nuestro hijo.— ¡¡¡NOOOO, el cachorro no, por favor Dorian, MI HIJO NO…!!!Las lágrimas salían sin cesar de mis ojos mientras le suplicaba, pero sus caninos devoraban mi carne y sus garras buscaban en las profundidades de mis entrañas a sangre fría, queriendo sacar la vida que llevaba dentro.No sé cuánto tiempo duró esta agonía, sollozaba implorándole mientras pude hablar.El dolor en todo mi cuerpo era insoportable, pero más mi alma, que sangraba destrozada.Es
VALERIA Escucho gritos estridentes, cristales que se rompen, un rugido animal, gruñidos de Alfa, forcejeo y pelea. Algo caliente me salpica la cara y los brazos, mis garras destrozan y mis caninos desgarran. No puedo detenerme, no puedo, la rabia me consume por dentro y grita liberación. No sé qué hago, no tengo consciencia de mí misma, solo sé, que cuando recupero el control de mi cuerpo lo primero que miro son mis manos llenas de sangre. Estoy de rodillas en el suelo, a mi alrededor todo se ve en rojo, destrozos y partes de lo que alguna vez fue un poderoso Alfa, de Dorian. ¿Qué hecho? ¡¿Qué he hecho por la Diosa?! Miro la cabeza arrancada a un metro de mí. Los ojos mieles aún me miran con pánico y siento como las arcadas suben por mi garganta. Vomito a un lado sin poderlo evitar, asqueada por toda esta escena llena de muerte y violencia. ¿Yo hice todo esto? Aquí no hay nadie más. Miro a mi alrededor, no sé a dónde fue Sophia, solo sé que alguien fue arrojado por la venta
VALERIASu actitud gritaba soy el puto amo de todo aquí, el dueño absoluto.Enseguida bajé la cabeza temblando, no importaba que no tuviese loba interior, el poder que emanaba de ese hombre parecía asfixiarte, estrangularte el alma y estaba incluso un poco distante de mí.Era un Lycan, la especie superior de los hombres lobos, la mayor evolución y estaba casi segura de que se trataba del más poderoso de todos, Aldric Thorne, el Rey Lycan.— Sasha, encárgate de sacar la basura y asegúrate de que mi próxima doncella personal no sea una zorra intrigosa o perderá más que la cabeza – su voz ronca, intimidante, fría, se escuchó y luego pasos alejándose.— Esto es un desastre, ya es la quinta en dos meses, no sé qué tienen estas niñas en la cabeza, mira que se los advierto.La Gobernanta, que es la señora que administra el castillo, se acerca y saca un pequeño frasco de entre las manos de víctima.— Otra que intenta darle un afrodisiaco al Rey, mujer idiota. Llamaré a un sirviente para que s
VALERIA— ¡Aahh, es horrible, está deforme!— ¡Envidiosa, por eso nos quieres alejar del Rey!— El señor ha dicho que ya se tienen que marchar – le vuelvo a comunicar impasible, parada al pie de la cama y ellas me están insultando, pero no me da ni frío ni calor.Pienso en cómo sacarlas porque debilitadas o no, son tres y yo solo una.En eso, unos golpes comienzan a sonar en la puerta lateral que da al pasillo y ni siquiera había notado, debe ser la persona que las sacará del castillo.Camino hacia allí y les abro a dos mozos fortachones que pasan sin decir palabras.Esas mujeres comienzan a resistirse, a taparse la desnudez, gritando que están viendo los cuerpos que son solo para el Rey, que rodaran nuestras cabezas.No tengo que llevar mucho tiempo aquí para darme cuenta de sus mentiras.Ese hombre las utilizó como algo desechable y ahora las está echando como basuras.La rubia corre hacia la puerta que da al comedor y me adelanto parándome en firme y cortándole el paso.— Tenga un
VALERIASaco valor, hasta de donde no sabía que tenía y me giro intentando que la cesta no se balancee tanto por el movimiento de mis manos.— Se… Señor la toalla… puedo reponérsela por una nueva. Lo lamento por mencionarlo, solo… solo fue una conversación sin malicia…No sé ni qué decir, pero mi corazón late errático mientras da un paso hacia mí y su sombra me cubre por completo.Es como un gigante que llena todo el espacio a mi alrededor.Una pared a mi espalda me impide la retirada.— Responde a mi pregunta, Valeria, no te hagas la inteligente— aparta de repente la cesta y la toma con una mano dando otro paso adelante, ¡la cesta era mi única barrera de defensa!— ¿Prefieres estar con otro guardián? ¿Quizás con el apuesto Quinn?, que te quedaste deslumbrada mirándolo.El peligro se filtra en cada una de sus palabras, no entiendo por qué está tan enojado, ¡yo no había hablado nada!— No, Señor, me agrada ser su doncella, ni siquiera conozco a los demás Guardianes – murmuro mirando a
VALERIACon esa presión sobre mis hombros e intentando no fijarme en que solo lleva unos calzoncillos, comienzo a probar las opciones que saqué.— Mm demasiado simple… la gris pega con sus ojos, pero no con el pantalón… este adorno no…Estoy tan absorta en colocar las prendas frente a él, medirlas y combinarlas, que no me di cuenta de que expresaba mis pensamientos en voz alta.— Lo veo muy corto, ¿le servirá este cinturón? – pregunto levantando de repente la cabeza y caigo en cuenta de lo cerca que estamos.Prácticamente, estoy pegada al Rey, una gota de su cabello humedecido cae en mis labios y la intensidad con que me devora este Lycan, hace que mi corazón comience a latir con fuerza.Esto grita peligra por todos lados.¿Qué estoy haciendo exactamente?— Lo lamen…— Pruébalo y veamos cómo queda – me interrumpe cuando voy a dar un paso atrás y abre los brazos.El gesto es obvio, “ven y pruébalo tú misma”Así que con las manos apretadas sobre el cuero del cinturón me acerco a rodearl
VALERIA Un olor intenso a vino asaltó mi olfato, causándome algo de mareo. Mis sentidos embotados y por alguna razón mi cuerpo comenzó a reaccionar como si un calor insoportable me consumiera desde el interior. Una pesada puerta de acero y madera me impedía el paso, desde adentro se escuchaban gruñidos y sonidos como de algo o alguien, arañando las paredes o el suelo. — Aaggrr— al reconocer por un segundo la voz del Rey, me decidí a pasar finalmente, quizás estaba en algún aprieto. Sin embargo, no estaba preparada para encontrarlo desnudo y casi desmayado, arrodillado sobre el duro suelo de piedra. Sus manos se sujetaban hacia arriba a unas pesadas anillas de acero ancladas a la antigua pared y gruesas cadenas lo apresaban con poderosos grilletes oxidados alrededor de sus muñecas. Respiraba pesado, parecía resistir un fuerte dolor y todo su musculoso cuerpo sudaba a raudales. El cabello rojo caía húmedo sobre su rostro mirando al suelo y no podía observar con claridad
VALERIA — Mmmm— me mordí el labio inferior para no gemir alto cuando unos sexis y largos dedos comenzaron a acariciar mi clítoris, justo al inicio de mi vulva, a provocarlo bien rico, haciéndome estremecer de placer y arquear mi espalda. Hace mucho tiempo que no tenía sexo y las pocas veces con Dorian, él era de penetrarme y ya, nada de juegos o preocuparse por mis deseos, nada que ver con el fogoso y salvaje lycan sobre mí. — Abre más las piernas, voy a montarte – me ordenó de repente con esa voz que parecía más un animal. Sin embargo, su orden fue lo que me puso algo sobria. Sobre todo, cuando se incorporó un poco y lo sentí tomando su dura polla, restregando la húmeda punta entre mis muslos cerrados y mis nalgas, buscando el camino hacia la entrada de mi coño excitado. — Nn… no… — logré articular entre jadeos y escuché su resoplido molesto. Un tirón no muy doloroso en el cabello me hizo elevar más la cabeza, mis codos temblaban aguantando el peso de la mitad de mi cuerpo. —