VALERIA
Me muerde con saña en el muslo y me arrastra debajo de su cuerpo, controlándome sin piedad.
Intento resistirme, pedir ayuda, mis manos sobre mi vientre tratando de defender a mi cachorro, pero sus garras, como armas mortales, perforan mi piel, destrozando todo mi pequeño cuerpo vulnerable.
Tengo que subir los brazos por instinto, cuando sus garras afiladas se dirigen a mi rostro y grito en agonía debido a una profunda herida que atraviesa mi mejilla desde mi frente.
Al dejar descubierta mi barriga, él arremetió contra nuestro hijo.
— ¡¡¡NOOOO, el cachorro no, por favor Dorian, MI HIJO NO…!!!
Las lágrimas salían sin cesar de mis ojos mientras le suplicaba, pero sus caninos devoraban mi carne y sus garras buscaban en las profundidades de mis entrañas a sangre fría, queriendo sacar la vida que llevaba dentro.
No sé cuánto tiempo duró esta agonía, sollozaba implorándole mientras pude hablar.
El dolor en todo mi cuerpo era insoportable, pero más mi alma, que sangraba destrozada.
Estaba arrojada en el suelo, como basura, al borde del precipicio, mi consciencia casi a punto de abandonarme del dolor, pero entonces lo vi, como se convirtió en su forma humana.
— ¡Pensaste que me ibas a retener para siempre, imbécil! – me grita encolerizando.
Sus ojos fríos y asqueados, como nunca antes los había visto.
— ¿De verdad pensaste que te amaba, que moría por tener un hijo contigo? ¡Desperdicio! – me patea con rabia, pero ya no tengo fuerza ni para gemir de dolor.
— ¡TRES MALDIT0S AÑOS LLEVO SEPARADO DE MI MATE POR TU CULPA! – ruge con todo el odio que me ha guardado todo este tiempo.
— ¿Por… qué…? – logro a penas articular, siento toda la cara inflamada, mi lengua pesada y mi garganta con una profunda herida de donde sale sangre.
— Porque llegaste a la manada, la infeliz huerfanita y la estúpida anciana bruja dijo que tú darías a los mejores Alfas, poderosos y que elevarían mi línea de sangre.
— ¡Puras patrañas de esa vieja loca, pero mi madre se las creyó y me obligó a renunciar a mi mujer por ti, porque te encaprichaste conmigo! ¡Tres maldit0s años me dio para embarazarte, ese era nuestro trato, si no lo lograbas, podía ser libre!
— Entonces llego hoy, listo para liberarme de un obstáculo como tú y me sales con que tienes un bastardo en tu vientre – se ríe como un psicópata
— No dejaré que lo vuelvas a hacer Valeria, ¡no me jodes la vida de nuevo, hasta aquí llegaste!
Camina hacia mí y veo la muerte de frente.
Quiero decirle tantas cosas…
“Yo no sabía que ya amabas a alguien más. Solo era una joven ilusa enamorada, pero jamás te obligué a corresponderme. ¿Cómo pudiste engañarme y fingir todo este tiempo? Nuestro hijo, ¿cómo pudiste… cómo pudiste hacerle esto…?”
Siento tanta impotencia mientras solo sollozo arrojada en la tierra, ensangrentada y moribunda.
Desearía poder conectar con su lobo, desahogarme, gritarle por esta injusticia, pero ni siquiera eso puedo hacer, no tengo una loba interior, solo puedo transformar mi cuerpo en una y fingir.
Algunos dicen que eso fue un trauma, debido a la muerte violenta de mis padres, donde solamente yo sobreviví.
Otros me dijeron que es una maldición, pero yo sé que no es cierto, nunca he sentido ningún espíritu de loba dentro de mí.
— Adiós, querida esposa, no pareces ser tan especial después de todo – me dice cínicamente y con su pie, me patea por el borde del precipicio.
Lo último que sé, es que voy cayendo al frío vacío.
Miro al cielo oscuro y las sombras de cuervos volando, revolotean sobre mi cabeza como mensajeros de muerte.
“Lo lamento bebé, no pude protegerte”
*****
«¿Por qué no están sanando bien sus heridas?»
«No puedo gastar la sangre de la manada en una desconocida, bastante y que Jake la rescató del bosque sin dueño. Tiene que curarse por ella misma»
«La verdad no sé ni cómo esta mujer está viva, pobrecita, el destrozo en su cuerpo es horrible, pero más en su vientre y en su… rostro»
Escuchaba voces que hablaban cerca de mí, manos que me examinaban, un dolor agonizante peor que morir azotaba todo mi cuerpo llevándome de la consciencia a la inconsciencia.
No sé cuánto tiempo pasó, ni dónde estoy, pero abro mis ojos para ver un techo blanco.
Miro a mi alrededor y es un pequeño cuarto, estoy sobre una camita personal.
— ¿Estás despierta? – una voz femenina habla de repente a mi lado y observo una cara desconocida.
Intento hablar, pero por alguna razón no puedo, es como si mis cuerdas vocales no me respondieran.
— No te fuerces, tranquila, tú… no creo que puedas hablar ahora debido a la herida que tienes en el cuello— me mira con ojos complicados.
Entonces mi mente embotada recuerda, lo recuerda todo y lo primero que hago es llevarme la mano al vientre, intentando incorporarme a pesar del mareo y el dolor lacerante.
— ¡No te mueves, espera, tranquila, tranquila! – me detiene y me hace recostarme, pero quiero saber, necesito saber desesperadamente si ocurrió un milagro.
La miro con intensidad y luego a mi estómago lleno de vendas.
— Sí, entiendo lo que quieres preguntarme, pero… lo lamento… tu vientre estaba destrozado por completo, tu matriz perforada y tu cachorro… no…no lo logró, era imposible salvarlo. No sabemos ni como sigues viva.
Siento como mis lágrimas caen sin control de mis ojos, los cierro en agonía, con mi alma destrozada.
Mis labios tiemblan al igual que todo mi cuerpo y de mi garganta rota salen roncos sollozos.
¿Por qué me tuvo que pasar esto a mí?
¿Por qué todo lo que me rodea tiene que convertirse en una pesadilla?
Mi bebé, mi cachorro era inocente, ¿por qué tuvo que sucederle algo tan horrible?
— Cálmate, espera por favor, no te puedes poner así… ¡Aston, necesito que vengas! ¡Trae el sedante!, ¡¡Aston es para ahora!!
— ¡Aaaahahhh! ¡Aaaaahhh! – escucho gritos roncos de una voz deformada y un llanto que hiela sangre y estremece el corazón.
Una pobre mujer llora desconsolada, desesperada, entonces me doy cuenta de que soy yo… esa infeliz mujer que ha perdido todo, soy yo.
*****
Han pasado unos días y sé que un hombre me rescató del bosque bajo el precipicio.
Estoy en una pequeña manada no muy alejada de “Bosque de Otoño”
Con las manos llenas de heridas me quiero refrescar algo la cara, sin embargo, no sé ni como tocarme la piel.
Levanto mi cabeza y como cada vez que me miro en un espejo, necesito reunir todo mi coraje.
Mi rostro, que alguna vez fue hermoso y envidiado por muchas lobas, ahora lleva una horrenda cicatriz que atraviesa toda mi frente y otra profunda en mi mejilla izquierda.
Dorian no solo acabó con la vida de mi hijo, con mi vientre, sino que deformó mi rostro.
Se supone que debería sanarse, pero yo sé que no será posible, no poseo esa habilidad como los hombres lobos de curarse súper rápido.
Sí, me curo, pero más lento y quedan cicatrices.
Salgo al cuartico y escucho afuera la baja discusión de la loba que me atendió junto con el doctor de la manada.
Hablan de que he gastado muchos recursos, que tendrán que pedirme pronto que me vaya, las manadas no aceptan forasteros, así como así, pero ella le dice que estoy muy mal.
Le agradezco sus cuidados y su empatía, pero no será necesario que me echen, lo he decidido, esta noche, me voy yo sola.
*****
Camino por el bosque oscuro como un alma en pena, las vendas mojadas porque algunas heridas se han abierto y sangran.
No me importa, mis piernas siguen moviéndose en una sola dirección.
Observo escondida en un arbusto, la línea de la patrulla, sé muy bien por donde colarme sin ser detectada, yo misma diseñé esta rotación de defensa por Dorian.
Como tantas cosas de la manada que llevaba por él.
Me escabullo en la noche, entre las sombras, lo más rápido que mi maltrecho cuerpo me deja.
No tendré las habilidades de los hombres lobos, pero si hago cosas raras, por ejemplo, cuando no quiero ser detectada, ni siquiera ellos pueden olerme o saber de mi presencia.
La noche y la oscuridad son mis mejores aliadas, es como si esos rasgos extraños se potenciaran en las tinieblas.
Escucho voces, risas y luces a lo lejos, en el patio detrás del que fue mi hogar por tres largos años.
Camino como en cámara lenta, con unas viejas zapatillas y un desgastado vestido que la loba del hospital me regaló.
— Señores, los he reunido hoy aquí porque ya no podía ocultar más mi felicidad. Al fin me casaré con mi amada mate, la mujer de mi vida, mi pequeña Sophia, su próxima Luna.
Siento que caigo en una caverna de hielo al verlos, sonriendo y besándose delante de los que ayer me llamaban Luna.
Era mi “mejor amiga” Sophia y mi traidor Alfa Dorian, celebrando su unión mientras mi cadáver debería estarse pudriendo bajo aquel acantilado, si sus planes hubiesen funcionado.
¡Traicionera hipócrita!
Esa mujer estaba incluso vestida con uno de mis vestidos de noche, maquillada con mis cosas, robándose mi vida sin ningún remordimiento.
Me había engañado todo este tiempo, como mismo había estado ciega con todos en esta manada y más, con el hombre que dormía por las noches a mi lado pensando en otra mujer.
¡Incluso la doctora que me dijo del embarazo estaba ahí!
Dorian debió prometerle algo para asegurarse de que se callara.
Apreté mis puños hasta encajarme las uñas, mis dientes castañeaban de la rabia y esperé, esperé como la psicópata desquiciada que ya era, observando toda su celebración hasta que las luces se apagaron y cada uno se fue para su casa.
*****
Subí las escaleras hasta el segundo piso, caminé por el pasillo en penumbras, pero podía escucharlos muy bien, haciendo el amor en la habitación matrimonial.
Los gemidos femeninos se escapaban por entre la rendija de la puerta entreabierta.
Me vi a mí misma empujándola con suavidad y la luz de luna entraba por el amplio ventanal de cristal, mostrando a esa zorra cabalgando sobre Dorian, de espalda a la entrada.
— Alfa, dime que soy mejor que ella… Mmmm… vamos Dorian, dime que soy mejor que la frígida de Valeria…
— Eres la mejor bebé… ni siquiera te compares con esa tiesa… Móntame bien rico en su cama, vamos… ¿no era eso lo que siempre deseabas? …
Su charla sucia llega a mis oídos y es el último detonante que necesito para que todo se salga de control de un segundo a otro.
Me abalanzo sobre ellos en la cama.
VALERIA Escucho gritos estridentes, cristales que se rompen, un rugido animal, gruñidos de Alfa, forcejeo y pelea. Algo caliente me salpica la cara y los brazos, mis garras destrozan y mis caninos desgarran. No puedo detenerme, no puedo, la rabia me consume por dentro y grita liberación. No sé qué hago, no tengo consciencia de mí misma, solo sé, que cuando recupero el control de mi cuerpo lo primero que miro son mis manos llenas de sangre. Estoy de rodillas en el suelo, a mi alrededor todo se ve en rojo, destrozos y partes de lo que alguna vez fue un poderoso Alfa, de Dorian. ¿Qué hecho? ¡¿Qué he hecho por la Diosa?! Miro la cabeza arrancada a un metro de mí. Los ojos mieles aún me miran con pánico y siento como las arcadas suben por mi garganta. Vomito a un lado sin poderlo evitar, asqueada por toda esta escena llena de muerte y violencia. ¿Yo hice todo esto? Aquí no hay nadie más. Miro a mi alrededor, no sé a dónde fue Sophia, solo sé que alguien fue arrojado por la venta
VALERIASu actitud gritaba soy el puto amo de todo aquí, el dueño absoluto.Enseguida bajé la cabeza temblando, no importaba que no tuviese loba interior, el poder que emanaba de ese hombre parecía asfixiarte, estrangularte el alma y estaba incluso un poco distante de mí.Era un Lycan, la especie superior de los hombres lobos, la mayor evolución y estaba casi segura de que se trataba del más poderoso de todos, Aldric Thorne, el Rey Lycan.— Sasha, encárgate de sacar la basura y asegúrate de que mi próxima doncella personal no sea una zorra intrigosa o perderá más que la cabeza – su voz ronca, intimidante, fría, se escuchó y luego pasos alejándose.— Esto es un desastre, ya es la quinta en dos meses, no sé qué tienen estas niñas en la cabeza, mira que se los advierto.La Gobernanta, que es la señora que administra el castillo, se acerca y saca un pequeño frasco de entre las manos de víctima.— Otra que intenta darle un afrodisiaco al Rey, mujer idiota. Llamaré a un sirviente para que s
VALERIA— ¡Aahh, es horrible, está deforme!— ¡Envidiosa, por eso nos quieres alejar del Rey!— El señor ha dicho que ya se tienen que marchar – le vuelvo a comunicar impasible, parada al pie de la cama y ellas me están insultando, pero no me da ni frío ni calor.Pienso en cómo sacarlas porque debilitadas o no, son tres y yo solo una.En eso, unos golpes comienzan a sonar en la puerta lateral que da al pasillo y ni siquiera había notado, debe ser la persona que las sacará del castillo.Camino hacia allí y les abro a dos mozos fortachones que pasan sin decir palabras.Esas mujeres comienzan a resistirse, a taparse la desnudez, gritando que están viendo los cuerpos que son solo para el Rey, que rodaran nuestras cabezas.No tengo que llevar mucho tiempo aquí para darme cuenta de sus mentiras.Ese hombre las utilizó como algo desechable y ahora las está echando como basuras.La rubia corre hacia la puerta que da al comedor y me adelanto parándome en firme y cortándole el paso.— Tenga un
VALERIASaco valor, hasta de donde no sabía que tenía y me giro intentando que la cesta no se balancee tanto por el movimiento de mis manos.— Se… Señor la toalla… puedo reponérsela por una nueva. Lo lamento por mencionarlo, solo… solo fue una conversación sin malicia…No sé ni qué decir, pero mi corazón late errático mientras da un paso hacia mí y su sombra me cubre por completo.Es como un gigante que llena todo el espacio a mi alrededor.Una pared a mi espalda me impide la retirada.— Responde a mi pregunta, Valeria, no te hagas la inteligente— aparta de repente la cesta y la toma con una mano dando otro paso adelante, ¡la cesta era mi única barrera de defensa!— ¿Prefieres estar con otro guardián? ¿Quizás con el apuesto Quinn?, que te quedaste deslumbrada mirándolo.El peligro se filtra en cada una de sus palabras, no entiendo por qué está tan enojado, ¡yo no había hablado nada!— No, Señor, me agrada ser su doncella, ni siquiera conozco a los demás Guardianes – murmuro mirando a
VALERIACon esa presión sobre mis hombros e intentando no fijarme en que solo lleva unos calzoncillos, comienzo a probar las opciones que saqué.— Mm demasiado simple… la gris pega con sus ojos, pero no con el pantalón… este adorno no…Estoy tan absorta en colocar las prendas frente a él, medirlas y combinarlas, que no me di cuenta de que expresaba mis pensamientos en voz alta.— Lo veo muy corto, ¿le servirá este cinturón? – pregunto levantando de repente la cabeza y caigo en cuenta de lo cerca que estamos.Prácticamente, estoy pegada al Rey, una gota de su cabello humedecido cae en mis labios y la intensidad con que me devora este Lycan, hace que mi corazón comience a latir con fuerza.Esto grita peligra por todos lados.¿Qué estoy haciendo exactamente?— Lo lamen…— Pruébalo y veamos cómo queda – me interrumpe cuando voy a dar un paso atrás y abre los brazos.El gesto es obvio, “ven y pruébalo tú misma”Así que con las manos apretadas sobre el cuero del cinturón me acerco a rodearl
VALERIA Un olor intenso a vino asaltó mi olfato, causándome algo de mareo. Mis sentidos embotados y por alguna razón mi cuerpo comenzó a reaccionar como si un calor insoportable me consumiera desde el interior. Una pesada puerta de acero y madera me impedía el paso, desde adentro se escuchaban gruñidos y sonidos como de algo o alguien, arañando las paredes o el suelo. — Aaggrr— al reconocer por un segundo la voz del Rey, me decidí a pasar finalmente, quizás estaba en algún aprieto. Sin embargo, no estaba preparada para encontrarlo desnudo y casi desmayado, arrodillado sobre el duro suelo de piedra. Sus manos se sujetaban hacia arriba a unas pesadas anillas de acero ancladas a la antigua pared y gruesas cadenas lo apresaban con poderosos grilletes oxidados alrededor de sus muñecas. Respiraba pesado, parecía resistir un fuerte dolor y todo su musculoso cuerpo sudaba a raudales. El cabello rojo caía húmedo sobre su rostro mirando al suelo y no podía observar con claridad
VALERIA — Mmmm— me mordí el labio inferior para no gemir alto cuando unos sexis y largos dedos comenzaron a acariciar mi clítoris, justo al inicio de mi vulva, a provocarlo bien rico, haciéndome estremecer de placer y arquear mi espalda. Hace mucho tiempo que no tenía sexo y las pocas veces con Dorian, él era de penetrarme y ya, nada de juegos o preocuparse por mis deseos, nada que ver con el fogoso y salvaje lycan sobre mí. — Abre más las piernas, voy a montarte – me ordenó de repente con esa voz que parecía más un animal. Sin embargo, su orden fue lo que me puso algo sobria. Sobre todo, cuando se incorporó un poco y lo sentí tomando su dura polla, restregando la húmeda punta entre mis muslos cerrados y mis nalgas, buscando el camino hacia la entrada de mi coño excitado. — Nn… no… — logré articular entre jadeos y escuché su resoplido molesto. Un tirón no muy doloroso en el cabello me hizo elevar más la cabeza, mis codos temblaban aguantando el peso de la mitad de mi cuerpo. —
VALERIANo es que tenga mucho para recoger, sobre la cama hago un pequeño bulto con algunos cambios de ropa viejos que me has donado y lo más importante, el dinero que me dio el Rey.Solo cuento con eso para sobrevivir.Amparada por la noche y la oscuridad, vago por los pasillos, mirando asustada hacia todos lados, con claras intensiones de fugarme.Llego a la cocina y busco la puerta trasera, obvio no me expondré a salir por la puerta principal.Al mirar la encimera donde se sirve la comida del Rey, una ira crece dentro de mi pecho, ¿por qué harían algo como eso? ¿Quién puede ser tan cruel como para mandar a una inocente a la muerte segura?La doncella que ayudó a la que se hirió la mano es mi principal sospechosa, la que tuvo la oportunidad en mi descuido. Quizás incluso ambas trabajan juntas.Salgo al patio interior y corro hacia la puerta por donde entran las carretas con mercancías y víveres.El bosque me recibe, oscuro y tenebroso, da algo de miedo, no sé a dónde dirigirme aho