LAVINIASalí de mi habitación caminando un poco incómoda.El vestido que llevaba iba bien ajustado a mi silueta, y debajo, un conjunto de ligas con encajes rodeando los muslos.Mi intimidad, apenas tapada por una pieza demasiado descarada, que se me iba encajando entre los pétalos mientras daba los pasos.Mi clítoris era constantemente estimulado por el roce y sentía que comenzaba a mojarme.¿Quién diantres mandó a ponerse algo tan pervertido?A mi mente llegaron los recuerdos de lo que viví en la tarde, y un poco más de jugo escurrió de mi coño.¡No me gustó…! maldit4 sea, solo me quedé con un orgasmo a medias… es solo biología…—Espere aquí —me indicó la doncella, y me paré en el pasillo junto con otras candidatas.Me miraron de soslayo, pero ya nadie vendría a meterse conmigo, o al menos no abiertamente; sin embargo, estaba segura de que las cosas no se quedarían así.Nos mandaron a pasar al comedor y me extrañó no ver a la beta, pero casualmente miré hacia atrás y la vi hablando c
LAVINIA—¿Acaso no te dije que me gustaban las mujeres calladas? —el hombre le dio unas nalgadas que la tuvieron gritando como meretriz. Dio la vuelta frente a ella y su rostro estaba sumido en las sombras y la luz.Lo vi tocándola, agarrándole el cabello para pegarla a él, diciéndole algo al oído que la tuvo gimiendo por más.Sus manos tensas hacían tintinear las cadenas sobre su cuerpo suspendido.Entre sus piernas femeninas aparecieron unos dedos gruesos y vi cómo su coño era abierto y penetrado, haciendo escurrir el semen de su interior que goteaba a la alfombra.Los gemidos de la beta llenaron de nuevo el cuarto y toda esa interacción morbosa me hacía sentir rara, como una fisgona pervertida.Ajena al peligro que se cernía detrás de mí.—Hhmmp —el grito asombrado se quedó en mi garganta cuando fui apresada.Un cuerpo masculino y poderoso se pegó a mi espalda.Mi boca fue sellada y mis brazos subieron sobre mi cabeza como si también estuviese apresada en el techo.Una fría respir
LAZIELSostuve el suave cuerpo de Lavinia entre mis brazos, intentando controlar mi propia magia para no causarle dolor.Me dije que iba a jugar lentamente, a seducirla y colarme bajo su piel; a mostrarle esa parte de mí que nadie conoce, pero no pude contenerme.Escuchar sus gemidos excitados, aspirar el aroma dulce de su coño, su suavidad, la cremosidad entre mis dedos, el sudor bajo mi boca…Lavinia de rodillas frente a mí, enloqueciéndome con su sumisión, con su deseo descarado y esa magia tímida que muero por devorar.Huele a sol y a luz, mi propia energía oscura se precipitó, mezclada con lujuria… casi no puedo controlarme y eso es lo que más temo.Mientras la sostenía contra mi pecho y abandonaba esta habitación que utilicé como cebo para atraerla, nos desaparecemos en medio de la bruma negra.Aún no puedo ir a mi mundo espectral y la mayoría de mis espectros quedaron atrapados ahí.Este sitio parece estéril de magia; sin embargo, no es tan así.Energía arcana poderosa del elem
LAVINIARugí de nuevo, con los recuerdos mezclados en mi cabeza, una nube oscura tapa el rostro de ese hombre que empujaba su virilidad en mi boca, ¡pero yo sé lo que vi después!—¡No estoy loca!Pero ¿Laziel?… no me lo imagino como ese macho ardiente y apasionado que me comió el coño la primera vez y luego casi me monta dentro de ese armario.—Laziel es frío… él… él nunca me vería de esa manera… como una mujer… es más tieso que un palo… — miro al espejo mientras intento autoconvencerme a mí misma.Sin embargo, todavía recorre mis venas, esa magia poderosa que está nutriendo mi propia energía agotada.Me costó mucho trabajo controlarla. Aun el pecho me duele, sentí por un segundo que me explotaría el corazón.Es voraz, hambrienta, opresiva y lucha con mi propia magia por controlarme.Cada hechicero tiene su sello, su propia esencia, y aunque Laziel y yo nunca practicamos mucho juntos, recuerdo la intensidad de su poder.Me quedo mirando como una tonta mi reflejo.Todas las evidencias
VALERIA — ¿Estás… estás segura Esther? – le pregunto con la voz quebrada. Mi corazón late apresurado, lleno de felicidad. — Muy segura Luna. Está embarazada. — ¿Por qué no he podido olerlo o su padre? – le pregunto preocupada. — Es muy reciente, quizás por eso, dele más días y debería percibir sus feromonas. Me responde y asiento, con los ojos nublados por las lágrimas. Soy la Luna de manada “Bosque de Otoño”. Hace tres años me casé con el hombre que amo con locura, a pesar de no ser mates destinados, mi Alfa Dorian. He dado todo por ser la Luna perfecta, el pilar al que pueda apoyarse, sin embargo, una sombra opaca mi matrimonio y era el tema del heredero. Nunca había podido salir embarazada y admito que no comparto mucho la cama con Dorian, pero sé que sus obligaciones de Alfa lo tienes demasiado ocupado y estresado. — Por favor, no le digas a nadie en la manada. Deseo sorprender a mi esposo. — Pierda cuidado Luna, no diré nada. ¡Felicidades! – me sonríe y le devuelvo la
VALERIA Me muerde con saña en el muslo y me arrastra debajo de su cuerpo, controlándome sin piedad. Intento resistirme, pedir ayuda, mis manos sobre mi vientre tratando de defender a mi cachorro, pero sus garras, como armas mortales, perforan mi piel, destrozando todo mi pequeño cuerpo vulnerable. Tengo que subir los brazos por instinto, cuando sus garras afiladas se dirigen a mi rostro y grito en agonía debido a una profunda herida que atraviesa mi mejilla desde mi frente. Al dejar descubierta mi barriga, él arremetió contra nuestro hijo. — ¡¡¡NOOOO, el cachorro no, por favor Dorian, MI HIJO NO…!!! Las lágrimas salían sin cesar de mis ojos mientras le suplicaba, pero sus caninos devoraban mi carne y sus garras buscaban en las profundidades de mis entrañas a sangre fría, queriendo sacar la vida que llevaba dentro. No sé cuánto tiempo duró esta agonía, sollozaba implorándole mientras pude hablar. El dolor en todo mi cuerpo era insoportable, pero más mi alma, que sangraba destroz
VALERIA Escucho gritos estridentes, cristales que se rompen, un rugido animal, gruñidos de Alfa, forcejeo y pelea. Algo caliente me salpica la cara y los brazos, mis garras destrozan y mis caninos desgarran. No puedo detenerme, no puedo, la rabia me consume por dentro y grita liberación. No sé qué hago, no tengo consciencia de mí misma, solo sé, que cuando recupero el control de mi cuerpo lo primero que miro son mis manos llenas de sangre. Estoy de rodillas en el suelo, a mi alrededor todo se ve en rojo, destrozos y partes de lo que alguna vez fue un poderoso Alfa, de Dorian. ¿Qué hecho? ¡¿Qué he hecho por la Diosa?! Miro la cabeza arrancada a un metro de mí. Los ojos mieles aún me miran con pánico y siento como las arcadas suben por mi garganta. Vomito a un lado sin poderlo evitar, asqueada por toda esta escena llena de muerte y violencia. ¿Yo hice todo esto? Aquí no hay nadie más. Miro a mi alrededor, no sé a dónde fue Sophia, solo sé que alguien fue arrojado por la venta
VALERIASu actitud gritaba soy el puto amo de todo aquí, el dueño absoluto.Enseguida bajé la cabeza temblando, no importaba que no tuviese loba interior, el poder que emanaba de ese hombre parecía asfixiarte, estrangularte el alma y estaba incluso un poco distante de mí.Era un Lycan, la especie superior de los hombres lobos, la mayor evolución y estaba casi segura de que se trataba del más poderoso de todos, Aldric Thorne, el Rey Lycan.— Sasha, encárgate de sacar la basura y asegúrate de que mi próxima doncella personal no sea una zorra intrigosa o perderá más que la cabeza – su voz ronca, intimidante, fría, se escuchó y luego pasos alejándose.— Esto es un desastre, ya es la quinta en dos meses, no sé qué tienen estas niñas en la cabeza, mira que se los advierto.La Gobernanta, que es la señora que administra el castillo, se acerca y saca un pequeño frasco de entre las manos de víctima.— Otra que intenta darle un afrodisiaco al Rey, mujer idiota. Llamaré a un sirviente para que s