KATHERINEMis piernas por completo abiertas, sentada sobre sus muslos, mi coño cayó justo encima de ese duro eje.—Mmm… —me estremecí con la calentura que desprendía, su gruñido retumbó por encima de mi cabeza, sus garras en mis caderas me urgían a cabalgarlo más íntimamente.Sentía su lujuria palpitar entre mis pétalos abiertos.—Sshhh… —gemí metiéndome en el pelaje de su pecho, oliendo ese aroma a cítricos dulces que me llevaba a desear locuras—. Eres muy… muy grande en esta forma, yo no puedo… mmm, cariño, sshh… tan caliente… aahh…Comenzó a dirigir mis movimientos, a dominar mis caderas, a obligarme a pasar toda mi empapada intimidad arriba y abajo, pintando mis jugos sobre esa polla gigantesca.Lo peor de todo es que llegué a hacerlo por propia iniciativa.Me aferré a sus pectorales y empecé a menearme sobre él, a calentarme por completo con ese juego retorcido, con solo la fricción de nuestros genitales.—Ah, ah, ah… —mi boca entreabierta no paraba de jadear contra su torso.El
ELLIOTLas embestidas comenzaron a tornarse más frenéticas, la mano del lycan se desplazaba más y más atrás, metiéndose profundamente en la hinchada y tierna ranura.Un grito ronco y con tintes dolorosos nos despertó, Vorath enseguida se incorporó para ver bajar el hilo de sangre entre los pétalos de Katherine.“No, no, la he lastimado, ¡he lastimado a mi hembra!” — rugió preocupado, entrando en pánico, haciendo por retirarse, pero ella…—No, no pares lobito, estoy bien, no te asustes mmm - llevó su mano atrás acariciando el muslo de mi lycan.— Solo no tan brusco… ahh… no te detengas ahora, estoy cerca, cariño, fóllame más, dámelo de nuevo… mmm… —su voz demandante, incitándonos a continuar.Ella misma se incorporó de rodillas, sus dedos acariciaron el pelaje, su cabello suave abanicando contra el pecho de Vorath, hechizándolo con sus gemidos, con sus meneos eróticos, aun tomándonos en su interior, penetrándose.La cabeza elevada y los ojos entornados del placer, pero mi lobo no podía
KATHERINEMi pecho resonaba “boom”, “boom”, “boom” con los latidos apresurados de mi corazón.La imagen se volvió tan nítida y real en mi mente.Era hermoso, el pelaje brillaba en castaño oscuro, sus pupilas rojas salvajes parecían mirarme directo al alma.Me quedé muda por un instante, no sabía qué decirle, jamás pensé que esa presencia pudiese invadir así mis sentidos.“Yo… yo no te quise lastimar, cariño, solo… solo me gustas demasiado, mi hembra. Puedo parecer intimidante, pero lo de hoy, lo del bosque… yo solo soy así con nuestros enemigos”, comenzó a balbucear palabras en mi mente.Dio varios pasos dudosos, a pesar de ser un lobo poderoso, con una aura tan agresiva, podía ver la incertidumbre en sus orbes.Cosita linda, tan esponjoso y preocupado por mis sentimientos.“¿Me temes? ¿Tú… odias estar emparejada con una bestia sanguinaria?”—¡No! —respondí con mi boca—. Elliot, dile que no, amor, yo no lo odio.Comencé a responderle también apremiante, saliendo de mi estupefacción, i
ELLIOT “¿Ya estás feliz?”, le pregunté a mi lobo mientras hundía la nariz en el cabello de Kath.Ahora, con mi parte animal por completo despierta, podía sentir una atracción casi obsesiva por ella.El aroma a lavanda se hacía más intenso, quería tenerlo solo para mí, que su cuerpo siempre llevara mi esencia, que los otros machos supieran que esta hermosa mujer era solo mía.Algo bastante idiota considerando que los seres elementales no podían oler las advertencias."No lo suficiente feliz, quiero salir y estar con ella, abrazarla. Está haciendo frío, mi pelaje da mucho calor, vamos a cambiar""No" le respondí sin dudar, ya sintiendo el empuje en mi mente, férreo y dominante, obligándome a cederle el control."¿Crees que no puedo ver a través de tus trucos? Solo quieres ser tú el protagonista. Te recuerdo que en este reino nadie nos puede descubrirnos o podemos morir""Que lo intenten. Ahora que estoy despierto, ningún ser va a separarme de mi hembra" gruñó entre dientes y esa advert
ELLIOTDejé una nota dibujada en la baldosa de piedra con un carbón por si se despertaba de repente.Besándola en la cabeza, rellené la chimenea con más madera y la cubrí bien con su ropa un poco deshecha.Se quedó calentita junto al fuego y salí entonces al patio trasero.La vieja cerca de madera que colindaba con el bosque se estaba cayendo a pedazos, las enredaderas acampando como en su casa.Miré hacia atrás, a la imponente mansión que proyectaba sombras, a las paredes húmedas y llenas de exuberantes glicinas.Convoqué al cambio, mirando al cielo, a la enorme luna despejada de las nubes oscuras, su claridad iluminaba mi transformación en la poderosa bestia.Dientes afilados, mi maxilar y mandíbula remodelándose en un hocico, dolía como siempre cada hueso y tendón, mi columna vertebral traqueaba, los poros se cubría con el oscuro pelaje.«¡Auuuuu!»El aullido lobuno se escuchó en medio de la noche y a lo lejos, los sensibles oídos de lycan escucharon la réplica de una manada de lob
KATHERINE«Su boca sonreía, pero yo tenía miedo, era como una réplica de mí misma, di un paso atrás con temor.Su mirada de repente se tornó en tristeza, abrió los labios, me hablaba, pero no pude escuchar nada.El tiempo se acababa, lo sabía.En un pestañeo la vi saltar por la ventana de vidrio del segundo piso, estiré la mano en pánico, fragmentos de brillos como miles de mariposas volando nublaron mis iris.¡Va a morir si se arroja desde aquí!»—¡No! —me desperté de golpe, mi mano estirada como en ese sueño, intentando agarrar a esa… mujer tan parecida a mí.Algo mojaba mi rostro y toqué las lágrimas en mis mejillas con las yemas de los dedos.¿Eso fue un sueño? Demasiado raro, demasiado vívido y algo espeluznante.Miré entonces a mi alrededor, intentando calmarme, pero no vi a Elliot a mi lado y eso hizo regresar mi ansiedad.—¿Elliot? —lo llamé mientras me sentaba derecha, moviéndome hacia el borde de la alfombra.Pensé que estaría desarmada en piezas por el esfuerzo físico, pero
KATHERINE Entonces lo hice, tomando una fuerte inspiración, agarré la borla en mi mano y halé la cuerda hacia abajo.¡Track track track!—¡Ay! —Di un grito y un salto hacia atrás asustada, cuando cayó del techo una escalera de mano antigua, con un traqueteo aparatoso.La nube de polvo enseguida inundó el pasillo y comencé a toser casi al punto del ahogo, abanicando con mi mano para despejar un poco el ambiente.Al fin pude enfocarme en las alturas donde un oscuro agujero se había creado.Daba repelús, como si en cualquier momento ojos te espiaran desde las tinieblas.Bajé la mirada a la escalera suspendida frente a mí, los escalones se veían desgastados y las termitas pululaban corroyendo la madera.Sin embargo, ese instinto me llevaba a explorar, como cuando seguí a Francis; magia poderosa tiraba de mi alma.Decidí tomar el último riesgo y subir.Puse las manos en los soportes de los bordes con un poco de asquito, levanté el botín y me aseguré de no caerme desde el primer escalón.C
KATHERINEDudé un poco en volver a meter la mano en un sitio desconocido.Observé la yema ya curándose.La loca idea de que solo con mi sangre o la de mi hermana, se abriría ese escondite secreto, pasó por mi mente.“Si ya estás sobre el burro, sigue dándole los palos”, pensé, haciendo una mueca sarcástica con la boca, mientras tomaba el último riesgo y rezaba por no perder la extremidad.Me colé por el agujero y palpé una superficie dura y metálica, la tomé en mi mano, parecía un cofrecito, se sentía pesado mientras lo elevaba.A través de la poca luz, de las sombras y mis pupilas estrechándose para enfocar, noté que había conseguido un pequeño joyero.Los detalles en bronce brillaban tan hermosos, la superficie como ópalo me recordó a ese collar que le di a Elliot.Tan concentrada estaba mirándolo que no noté el cambio en el ambiente, que la luz de la luna se apagaba detrás de las tormentas de nubes, que el aire viciado se enrarecía, que las tinieblas me acechaban.Todo sucedió en u