KATHERINEDudé un poco en volver a meter la mano en un sitio desconocido.Observé la yema ya curándose.La loca idea de que solo con mi sangre o la de mi hermana, se abriría ese escondite secreto, pasó por mi mente.“Si ya estás sobre el burro, sigue dándole los palos”, pensé, haciendo una mueca sarcástica con la boca, mientras tomaba el último riesgo y rezaba por no perder la extremidad.Me colé por el agujero y palpé una superficie dura y metálica, la tomé en mi mano, parecía un cofrecito, se sentía pesado mientras lo elevaba.A través de la poca luz, de las sombras y mis pupilas estrechándose para enfocar, noté que había conseguido un pequeño joyero.Los detalles en bronce brillaban tan hermosos, la superficie como ópalo me recordó a ese collar que le di a Elliot.Tan concentrada estaba mirándolo que no noté el cambio en el ambiente, que la luz de la luna se apagaba detrás de las tormentas de nubes, que el aire viciado se enrarecía, que las tinieblas me acechaban.Todo sucedió en u
KATHERINE¡BAM! ¡BAM!—¡AAAHHH! —grité presa del pánico, casi podía sentir la respiración en mi nuca, la maldit4 ventana no dejaba de batir.Me levanté con las piernas flojas, pero corrí como una loca desquiciada, apretando el cofrecito contra mi pecho.La luz del agujero de la salida se veía tan cerca y a la vez tan lejos.Creí escuchar pasos persiguiéndome, las telas blancas a mi alrededor se asemejaban a manos y monstruos acechando, envolviéndome en esta maldición.Arrojé el cofre por el hueco de la entrada y yo detrás de él. Con los ojos cerrados en rendijas, me senté en el piso y bajé las piernas aferrándome a las escaleras, tenía miedo de ver algo justo frente a mi cara.Su rostro, su rostro acusador, lleno de odio y sed de venganza.Mi pie resbaló en mi afán de casi arrojarme para escapar, uno de los peldaños se quebró a la mitad.Me sostuve con las uñas a la madera buscando estabilidad, pero la sensación de caer al vacío inundó mis sentidos.Manoteé a la nada, con desesperaci
KATHERINE— Es… espera Vorath… — intenté alejarme al escucharlo resoplar contra mi sensible piel.Sus brazos posesivos se cerraron más sobre mi cuerpo.“¿Cuándo vamos a jugar de nuevo como hoy, Kath? Prometo no hacértelo brusco, nena. Te voy a montar lento y bien delicioso… mmm”Sus dientes acariciaban peligrosamente mis pezones, que ya despertaban excitados.Su cuerpo entero exudaba un calor abrazador y embriagante bergamota.“Te voy a penetrar cada vez más profundo. Mi forma animal te puede dar tanto placer, sé que te gustó pequeña… y preñarte es más fácil…”Su mano bajo mis nalgas se apretaba, amasándome con descaro, la otra sostenía la curva de mi espalda mientras su cabeza se perdía en mi escote.Siseé con la calentura cosquilleando en mi vientre, apretando los puños sobre su pelaje, pero no podía dejarme llevar de nuevo por los instintos primitivos de nuestro lazo.Abrí la boca para coordinar palabras, pero alguien más se me adelantó:“¡Oye, condenado lobo, deja de estar querien
BRENDAAgazapada en mi forma de loba y amparada por la oscuridad, nos colamos a través de un hueco carcomido por la humedad en la madera de la casa de pesca.Escondida entre dos botes, miramos a unos metros la figura de dos hombres conversando. Obviamente, uno era Thesio y el otro se veía como un caballero alto, elegante, de pelo negro corto.Todo en él parecía envuelto en un aura misteriosa.Mi loba olfateó en el aire, se sentía extraño, una sospecha en nuestro pecho.Aguzamos el oído para escuchar su conversación.—…Necesito más de tu magia barata para tapar los rastros de mi participación en los robos a las tierras de Elliot Everhart —Thesio le decía autoritario, pero se notaba un poco nervioso—. Esos bichos, debes desaparecerlos, como mismo los creaste con ese polvo negro.—Los insectos morirán en menos de 15 minutos desde que abran los depósitos, usted lo sabe. Y con respecto a lo otro, no lo puedo ayudar tan fácilmente —le respondió el hombre con frialdad.—¡Te atreves a joder
BRENDAAgazapada, fui moviéndome a rastras hacia atrás, sobre las frías baldosas, para evitar ser descubierta.Entré por las puertas dejadas medio abiertas y corrí entonces hacia el espejo, examinándome, no fuese que tuviera hojas del bosque o algo que me delatara.Con el corazón desbocado, me lancé prácticamente a la cama, escuchando las botas por el pasillo.La puerta se abrió y el Duque Thesio entró a la habitación.Sus pasos enseguida se dirigieron hacia mí.Regulé mi respiración, él se detuvo en el borde y me examinaba, hasta que se cercioró y se marchó al baño.Abrí los ojos, llenos de cálculos en la oscuridad.Maldito idiota, ¿de qué le servía ser Duque si era solo un elemental? Nunca estarían a la altura de los poderes de los seres sobrenaturales.Mañana iría a reunirme con ese vampiro.Los días de Thesio estaban contados.*****NARRADORAA varios kilómetros de la capital del Ducado de Thesio…—Joder, creí que palmaba esta noche, parecía interminable —Tomás rezongaba subido en
KATHERINE Cualquiera que fuera el misterio que guardaba ese mini cofre, lo tendría que averiguar luego. Primero, porque nos teníamos que regresar a casa. Y segundo, tampoco se pudo abrir tan sencillo, como era lógico. —Mamá, ¿es seguro salir? La… la Sra. Prescott, ¿no estará en el bosque con su hijo malo? —Lavinia se agarraba de mi falda con nerviosismo, mirando al jardín en ruinas y más allá del cercado. —Tranquila, hija, yo estoy aquí para protegerlas, nadie les hará daño jamás —Elliot fue quien respondió por mí, cargándola protectoramente. Mi corazón no podía estar más cálido. —Pero, padre Duque, hay un monstruo allá afuera, tienes que tener cuidado, es… es muy fiero… —torcí la boca al escucharla. ¡Hija, ese “monstruo” es el mismo que tienes a tu lado, tu papá postizo! Una risa sutil apareció en los ojos de Elliot, que me miró por un segundo. —Lavinia, no vimos ningún monstruo, seguro fue un animal grande y te confundiste por el miedo —le explicó restándole importancia al
KATHERINE “Kath, Vorath me dijo que Lavinia es como tú y muy poderosa, por eso se atrevió a alimentarla” —Elliot me explica. “¿Una bruja poderosa?” —la miro hasta con miedo, tenía la esperanza de que fuese “normal”, ahora más que nunca debo cuidarla. “Debemos, nena, ya no estás sola, Kath. Tenemos que protegernos más” —Elliot me asegura. “Necesito que me ayudes a reorganizar todo el personal del castillo, haremos una limpieza general en el ducado, traeré a Aldo, Tomás y sus familias para que se queden en el castillo.” Asiento de acuerdo, esas son gente buena y leales. La estructura del castillo ya se dibuja, estamos entrando a los jardines y esta vez me siento con todo el sentido de pertenencia del mundo. Ahora ya no soy la falsa Duquesa, tomaré el puesto de manera legítima, no permitiré que más serpientes conspiren justo dentro de mi casa. ***** NARRADORA En el Ducado de Thesio… Salvatore tomó forma corpórea en una esquina oculta de la caballeriza detrás de la taberna Monta
NARRADORASacó los viejos papeles de registros con retratos de los empleados.Ese hombre en particular era el que más le interesaba, la mujer se lo señaló como el cuidador de la hermana de la Duquesa.Alzó sus ojos con disimulo para cerciorarse, mientras más lo comparaba, más se le parecía.¡Esto era una bendición, qué buena suerte!Sin embargo, cuando se fue a levantar, reparó en que el hombre ya no estaba solo, lo acompañaba otro señor que llegó en algún momento.Frunció el ceño y se volvió a acomodar, pensando en cómo abordarlo.Necesitaba que estuviese solo, este tema era muy delicado.Preparó incluso el dinero para sonsacarle información de su ex paciente.Todos sus esfuerzos fueron en vano.Los vio a ambos levantándose de la mesa y dirigirse con rapidez al exterior de la taberna.Rosendo guardó todo en su bolsa con premura, dejó las monedas sobre la mesa y echó a correr para no perderlos de vista.Salió por la puerta de madera de vaivén que crujía al abrirse y cerrarse bruscamen