UNOS DÍAS DESPUÉS…ELLIOTEstampo mi firma en la línea con sentimientos encontrados.En realidad, me siento algo culpable. Acusé y torturé a un hombre inocente, hasta cierto punto.Pero yo fui el primero en cometer el error de confiar por completo en él.Comenzó como mayordomo al servicio de mis padres y lo conocía desde hace años.Sin embargo, al final, toda esta confianza, incluyendo la de él con el ama de llaves, terminó en la más vil traición.Tomo mi sello y al fin termino de oficializar la jubilación del Sr. Wallace.Se irá al campo a vivir con su hija, le di una sustanciosa pensión, en parte para limpiar mi conciencia.El adiós fue bastante rígido y confieso que me dejó un sabor amargo en la boca.Toc, toc, toc.La puerta de repente es tocada con suavidad.“Es mi hembra.” Vorath enseguida se yergue después de estar apático y resoplando, aburrido todo el día.—Pasa adelante —le pido apartando los papeles.Enseguida, el aroma a lavanda nos hace salivar en cuanto entra al estudio
ELLIOT —¡Me voy, me dijiste que nunca más mencionarías eso tan vergonzoso! —comenzó a forcejear para escaparse, pero la aprieto más contra mi cuerpo, riéndome de su apuro. —No te vayas, cariño, solo fue una broma, mujer —por primera vez era yo quien me burlaba de ella. Por Katherine había tenido que hacer tantas locuras ridículas… —¡Tú también te dejaste! ¿Qué pobre hombre de qué?, ¡Duque lujurioso! —Claro que me dejé —agarré su nuca y acerqué su hermoso rostro al mío, ambos agitados de reírnos, ella esquivando mi mirada intensa. El sonrojo en su delicada piel bajando por su cuello, me daba ganas de comérmela como a una manzana. —Y estoy desesperado porque me vuelvas a violar, mi brujita. No te puedes imaginar lo que gemía esa noche en mi interior del placer que me dabas… mmm… —calentaba su mente con todos mis vívidos recuerdos de ese día. —Katherine, siempre me tuviste hechizado, mi hembra, desde el primer día que mis ojos se cruzaron con los tuyos —confesé la pura verdad. No
ELLIOTMe levanto de la silla, los muslos tensos, sintiendo sus resoplidos apresurados sobre mi abdomen, sus uñas clavándose en mis nalgas, la estrechez de su garganta vibrando alrededor de mi polla.Cierro los ojos a un paso de caer, de venirme, ya la imagino tragándose toda mi corrida.“Grrr, joder, no puedo más, Kath, mi hembra…” Mi lobo aúlla excitado, forzándome siempre al cambio.Veo a Katherine llevarse la mano entre las piernas, de rodillas, subiendo su vestido obscenamente.Sé que se masturba mientras me da placer, puedo olerla y escucharla en mi mente.Ella se acaricia el coño imaginando que son mis dedos y su cabeza baja y sube de mi firme entrepierna.Su boca lujuriosa me trabaja hasta arrojarme por el precipicio.—Nmmm… sí, me vengo, Kath… me vengo… —gruño entre dientes como una bestia, acelerando mis embestidas, de pie frente a ella, apretando en un puño su cabello.Mis bolas pulsan llevando mi semilla al exterior… tan placentero y liberador… tan… tan…«¡Voy a buscar a m
VALERIA — ¿Estás… estás segura Esther? – le pregunto con la voz quebrada. Mi corazón late apresurado, lleno de felicidad. — Muy segura Luna. Está embarazada. — ¿Por qué no he podido olerlo o su padre? – le pregunto preocupada. — Es muy reciente, quizás por eso, dele más días y debería percibir sus feromonas. Me responde y asiento, con los ojos nublados por las lágrimas. Soy la Luna de manada “Bosque de Otoño”. Hace tres años me casé con el hombre que amo con locura, a pesar de no ser mates destinados, mi Alfa Dorian. He dado todo por ser la Luna perfecta, el pilar al que pueda apoyarse, sin embargo, una sombra opaca mi matrimonio y era el tema del heredero. Nunca había podido salir embarazada y admito que no comparto mucho la cama con Dorian, pero sé que sus obligaciones de Alfa lo tienes demasiado ocupado y estresado. — Por favor, no le digas a nadie en la manada. Deseo sorprender a mi esposo. — Pierda cuidado Luna, no diré nada. ¡Felicidades! – me sonríe y le devuelvo la
VALERIA Me muerde con saña en el muslo y me arrastra debajo de su cuerpo, controlándome sin piedad. Intento resistirme, pedir ayuda, mis manos sobre mi vientre tratando de defender a mi cachorro, pero sus garras, como armas mortales, perforan mi piel, destrozando todo mi pequeño cuerpo vulnerable. Tengo que subir los brazos por instinto, cuando sus garras afiladas se dirigen a mi rostro y grito en agonía debido a una profunda herida que atraviesa mi mejilla desde mi frente. Al dejar descubierta mi barriga, él arremetió contra nuestro hijo. — ¡¡¡NOOOO, el cachorro no, por favor Dorian, MI HIJO NO…!!! Las lágrimas salían sin cesar de mis ojos mientras le suplicaba, pero sus caninos devoraban mi carne y sus garras buscaban en las profundidades de mis entrañas a sangre fría, queriendo sacar la vida que llevaba dentro. No sé cuánto tiempo duró esta agonía, sollozaba implorándole mientras pude hablar. El dolor en todo mi cuerpo era insoportable, pero más mi alma, que sangraba destroz
VALERIA Escucho gritos estridentes, cristales que se rompen, un rugido animal, gruñidos de Alfa, forcejeo y pelea. Algo caliente me salpica la cara y los brazos, mis garras destrozan y mis caninos desgarran. No puedo detenerme, no puedo, la rabia me consume por dentro y grita liberación. No sé qué hago, no tengo consciencia de mí misma, solo sé, que cuando recupero el control de mi cuerpo lo primero que miro son mis manos llenas de sangre. Estoy de rodillas en el suelo, a mi alrededor todo se ve en rojo, destrozos y partes de lo que alguna vez fue un poderoso Alfa, de Dorian. ¿Qué hecho? ¡¿Qué he hecho por la Diosa?! Miro la cabeza arrancada a un metro de mí. Los ojos mieles aún me miran con pánico y siento como las arcadas suben por mi garganta. Vomito a un lado sin poderlo evitar, asqueada por toda esta escena llena de muerte y violencia. ¿Yo hice todo esto? Aquí no hay nadie más. Miro a mi alrededor, no sé a dónde fue Sophia, solo sé que alguien fue arrojado por la venta
VALERIASu actitud gritaba soy el puto amo de todo aquí, el dueño absoluto.Enseguida bajé la cabeza temblando, no importaba que no tuviese loba interior, el poder que emanaba de ese hombre parecía asfixiarte, estrangularte el alma y estaba incluso un poco distante de mí.Era un Lycan, la especie superior de los hombres lobos, la mayor evolución y estaba casi segura de que se trataba del más poderoso de todos, Aldric Thorne, el Rey Lycan.— Sasha, encárgate de sacar la basura y asegúrate de que mi próxima doncella personal no sea una zorra intrigosa o perderá más que la cabeza – su voz ronca, intimidante, fría, se escuchó y luego pasos alejándose.— Esto es un desastre, ya es la quinta en dos meses, no sé qué tienen estas niñas en la cabeza, mira que se los advierto.La Gobernanta, que es la señora que administra el castillo, se acerca y saca un pequeño frasco de entre las manos de víctima.— Otra que intenta darle un afrodisiaco al Rey, mujer idiota. Llamaré a un sirviente para que s
VALERIA— ¡Aahh, es horrible, está deforme!— ¡Envidiosa, por eso nos quieres alejar del Rey!— El señor ha dicho que ya se tienen que marchar – le vuelvo a comunicar impasible, parada al pie de la cama y ellas me están insultando, pero no me da ni frío ni calor.Pienso en cómo sacarlas porque debilitadas o no, son tres y yo solo una.En eso, unos golpes comienzan a sonar en la puerta lateral que da al pasillo y ni siquiera había notado, debe ser la persona que las sacará del castillo.Camino hacia allí y les abro a dos mozos fortachones que pasan sin decir palabras.Esas mujeres comienzan a resistirse, a taparse la desnudez, gritando que están viendo los cuerpos que son solo para el Rey, que rodaran nuestras cabezas.No tengo que llevar mucho tiempo aquí para darme cuenta de sus mentiras.Ese hombre las utilizó como algo desechable y ahora las está echando como basuras.La rubia corre hacia la puerta que da al comedor y me adelanto parándome en firme y cortándole el paso.— Tenga un