NARRADORA“Nora, ya hablamos de esto…”“Tengo miedo, ¡esto parece un milagro! Ay, Aldo, ¿y si es una trampa para atraparnos porque somos seres sobrenaturales?”Ambos se miraban haciendo muecas con los ojos y solo hablándose en su mente, los niños dormidos al no estar acostumbrados a los viajes tan largos.“El Duque es un hombre honorable, créeme que lo comprobé antes de dar este paso” —le aseguró convencido, la impresión de Elliot en su mente era muy fuerte y vívida.“¡Decías hasta hace menos de un mes que era un idiota pomposo!” —le recordó el insulto más fino que le había dedicado al noble cuando creía que era el culpable de sus desgracias.“Él solo se confió un poco, ¡pero ya lo arregló y deja de cacarear como gallina, mujer!” —la reprendió bufando“Y mira a ver si no se te sale algo y él lo escucha en su mente. Recuerda, Nora, él es un lycan.”Y eso era otro asunto que la tenía sin dormir.Diosa, nunca había visto a una criatura tan poderosa.Ellos descendían de híbridos más débil
NARRADORAKatherine miraba la escena animada en el comedor, los aprietos de las familias invitadas.Aunque se habían ido relajando, era obvia su incomodidad en muchas cosas.Lo hablaron y vivirían en unas casas cercanas al bosque y bajo el amparo del castillo.Las mujeres ocuparían puestos importantes bajo la administración de la Duquesa, como su apoyo.Cuando llegó la hora de dormir, Katherine ya los había dejado acomodados en el ala de los invitados, con la servidumbre a su orden.Pasó a ver a Freya, que seguía convaleciente, pero mucho mejor.Entonces recordó el cofre y le preguntó por él.—Creo que lo vi una vez, me pareció que tu madre lo abrió con una piedra igual del mismo material —le respondió la anciana acostada en la cama, arropada y con un vendaje en la cabeza.Lavinia se acababa de marchar después de leerle.Katherine se quedó con esa duda.Tantas cosas habían sucedido, que no tuvo tiempo para examinar ese objeto.Al fin llegó a su habitación en penumbras. Elliot seguía e
NARRADORAKatherine lo fue desenvolviendo y se hacía un poco más grande. Lo colocó sobre el colchón frente a ella.—Parece una ubicación, quizás de alguna parte del reino —la Duquesa examinaba los trazos y dibujos finamente pintados sobre el antiguo pergamino.Los bordes irregulares y desgastados daban la sensación de que había sido arrancado un trozo de un mapa mucho más grande.—No reconozco este sitio… Bueno, tampoco es que hubiese salido mucho…—Yo sí —Elliot le dijo de repente, extendiendo el brazo y moviendo la pieza sobre las sábanas claras—. He estado aquí, es el paso de las montañas entre el Ducado de Thesio y el mío, un lugar… escalofriante y peligroso.Elliot lo reconoció por algunos detalles.—Elliot, mira, parece señalar un camino dentro de esas montañas —Katherine tocó con el dedo una línea en rojo que serpenteaba por el dibujo, pero estaba incompleta.—Es demasiado peligroso ese sitio. No sé por qué, pero hay algunos espectros de Su Majestad pululando, tuve que escapar
NARRADORALos ojos de Kath se vieron atraídos por una sombra más allá, en el bosque, al lado de un álamo.Parecían ojos intensos que la devoraban, afilados rubíes. El aura dominante casi se extendió hacia ella, pero de repente…—Duquesa, levántate, ya nos vamos —Elliot la tomó del brazo y la hizo incorporarse, sacándola del trance.Cerró la ventana de golpe y su mirada se fijó en el mismo punto que Katherine; sin embargo, ya no había nadie.—¿Qué? ¿Qué sucede? ¿Hay algún problema? —Brenda se incorporó visiblemente nerviosa, a pesar de pretender disimularlo.—Nada, no tengo nada más que pensar. Acepto tu propuesta.—¿Ah, sí? —casi no se creía que Elliot lo fuera a aceptar tan fácil, pero claro, igual era un pastel caído del cielo para él.—Qué bien, sabía que me ayudarías. Muchas gracias, Elliot… digo, Duque, por acordarte de los viejos tiempos.—Precisamente porque me acuerdo de que alguna vez nos apoyamos…Elliot se giró de repente para enfrentarla, colocando a Katherine detrás de su
NARRADORARevelaciones increíbles había sacado de traducir esos viejos papeles que pasaron por las manos de casi todas las mujeres con poderes de su familia.Cada una le hizo su valioso aporte y continuaron las investigaciones de sus antecesoras.La madre de Katherine y Rossella, fue una de las que menos interactuó con la reliquia familiar.—Bueno, lo más probable es que ellos quieran escapar también del Reino Elemental - Elliot le respondió.— Y para abrir esa brecha necesitan también de magia. Te quieren utilizar; nos van a atraer a su trampa de alguna manera —Concluyó con ira.Así que para esto era que Brenda lo quería. Serpiente traicionera.—Pero nosotros también deseamos lo mismo, y nos falta una parte del mapa y del conjuro.—Exactamente, cariño. Ellos no saben que soy un lycan. Ese tipo es tan confiado que se atrevió a pavonearse en la cara de Vorath. Esa es nuestra mejor arma. —La mente de ambos ya tejía planes.—Entonces, estás queriendo decir… —Eso mismo que piensas, mi Duq
BRENDAMe separé, metiendo dos dedos en mi boca y chupándolos.Me acosté en la cama con los muslos separados y jugueteé con mi coño, penetrándome para dilatarme.El jugo me corría, estaba ardiendo en llamas.Thesio caminó hacia mí, se acomodó entre mis piernas abiertas, sus rodillas sobre el colchón, su mano apoyada al lado de mi cabeza, la otra agarrándose el pene que dirigió a la estrecha entrada.—Aaah, shshh… qué rico, mi Duque, penétrame más —grité en frenesí.De verdad necesitaba que me follara rápido, más profundo, mmmm… más duro…Elevaba mis caderas para encontrarme con sus embestidas, que pronto se enterraron hasta la empuñadura.Thesio, en cuatro sobre mí, su trasero abierto al “mozo” que ya se acercaba a la cama.Escuché la palmada en sus nalgas y el gemido masculino, su estremecimiento y la dureza en mi vagina martilleaba más entusiasmada.—No más juegos, ¡métela ya! —le rugió al hombre a su espalda, que lo preparaba con los dedos.Thesio bajó su torso, inclinado sobre mi
NARRADORALa noticia de que el Duque Thesio había muerto en una cacería, comido por lobos salvajes, se extendió como pólvora por todos los Ducados cercanos y más allá.Enseguida, ojos codiciosos miraban hacia la “pobre” viuda con poco apoyo del ejército de Thesio y mucho oro y tierras que repartirse.Era como quitarle el dulce a un niño, ni siquiera había tenido tiempo de engendrar a un heredero, así que la corona no se metería aunque protestara.Ovidio Pensival enseguida se puso en contacto con el general del difunto Thesio para atraerlo a su lado, prometiendo todo tipo de beneficios.Era un hombre nuevo, apenas llevaba un tiempo tras la muerte del anterior general, así que tenía más amor por el dinero que por proteger a la mujerzuela que se trepó en la cama de su ex amo.Pretendieron dar el golpe desde adentro y el mismo general le abriría las murallas de la ciudad a Ovidio antes de que llegase la competencia.Todo muy bonito, pero no contaban con que ya se le habían adelantado.Bre
NARRADORAAvanzaron alrededor de 100 hombres, armados y listos para la pelea, para dar guerra hasta el final… un final, que llegó demasiado pronto.Los ojos de Ovidio brillaron codiciosos al ver las enormes y reforzadas puertas abrirse, pero su expresión se convirtió en asombro y pánico al descubrir la temida carga de caballería que venía hacia ellos.Jinetes veloces con una expresión asesina y, frente a ellos, con la espada goteando sangre en la mano enguantada, el Duque sanguinario de Everhart, ese hombre despiadado y sin corazón.A su espalda, se alzaba la ciudad ardiendo en llamas tras la lucha contra los miembros rebeldes del ejército de Thesio.Sin embargo, Ovidio también era un líder y, después de pasar el asombro, vio que Elliot contaba con menos hombres que él.—¡Luchen con valentía, no retrocedan, no retrocedan! —gritó, sacando pecho, infundiendo valor a sus soldados acobardados.Pero susto fue el que se llevó, al mirar atrás, galopando en la carrera y se dio cuenta de que t