ELLIOTDejé una nota dibujada en la baldosa de piedra con un carbón por si se despertaba de repente.Besándola en la cabeza, rellené la chimenea con más madera y la cubrí bien con su ropa un poco deshecha.Se quedó calentita junto al fuego y salí entonces al patio trasero.La vieja cerca de madera que colindaba con el bosque se estaba cayendo a pedazos, las enredaderas acampando como en su casa.Miré hacia atrás, a la imponente mansión que proyectaba sombras, a las paredes húmedas y llenas de exuberantes glicinas.Convoqué al cambio, mirando al cielo, a la enorme luna despejada de las nubes oscuras, su claridad iluminaba mi transformación en la poderosa bestia.Dientes afilados, mi maxilar y mandíbula remodelándose en un hocico, dolía como siempre cada hueso y tendón, mi columna vertebral traqueaba, los poros se cubría con el oscuro pelaje.«¡Auuuuu!»El aullido lobuno se escuchó en medio de la noche y a lo lejos, los sensibles oídos de lycan escucharon la réplica de una manada de lob
KATHERINE«Su boca sonreía, pero yo tenía miedo, era como una réplica de mí misma, di un paso atrás con temor.Su mirada de repente se tornó en tristeza, abrió los labios, me hablaba, pero no pude escuchar nada.El tiempo se acababa, lo sabía.En un pestañeo la vi saltar por la ventana de vidrio del segundo piso, estiré la mano en pánico, fragmentos de brillos como miles de mariposas volando nublaron mis iris.¡Va a morir si se arroja desde aquí!»—¡No! —me desperté de golpe, mi mano estirada como en ese sueño, intentando agarrar a esa… mujer tan parecida a mí.Algo mojaba mi rostro y toqué las lágrimas en mis mejillas con las yemas de los dedos.¿Eso fue un sueño? Demasiado raro, demasiado vívido y algo espeluznante.Miré entonces a mi alrededor, intentando calmarme, pero no vi a Elliot a mi lado y eso hizo regresar mi ansiedad.—¿Elliot? —lo llamé mientras me sentaba derecha, moviéndome hacia el borde de la alfombra.Pensé que estaría desarmada en piezas por el esfuerzo físico, pero
KATHERINE Entonces lo hice, tomando una fuerte inspiración, agarré la borla en mi mano y halé la cuerda hacia abajo.¡Track track track!—¡Ay! —Di un grito y un salto hacia atrás asustada, cuando cayó del techo una escalera de mano antigua, con un traqueteo aparatoso.La nube de polvo enseguida inundó el pasillo y comencé a toser casi al punto del ahogo, abanicando con mi mano para despejar un poco el ambiente.Al fin pude enfocarme en las alturas donde un oscuro agujero se había creado.Daba repelús, como si en cualquier momento ojos te espiaran desde las tinieblas.Bajé la mirada a la escalera suspendida frente a mí, los escalones se veían desgastados y las termitas pululaban corroyendo la madera.Sin embargo, ese instinto me llevaba a explorar, como cuando seguí a Francis; magia poderosa tiraba de mi alma.Decidí tomar el último riesgo y subir.Puse las manos en los soportes de los bordes con un poco de asquito, levanté el botín y me aseguré de no caerme desde el primer escalón.C
KATHERINEDudé un poco en volver a meter la mano en un sitio desconocido.Observé la yema ya curándose.La loca idea de que solo con mi sangre o la de mi hermana, se abriría ese escondite secreto, pasó por mi mente.“Si ya estás sobre el burro, sigue dándole los palos”, pensé, haciendo una mueca sarcástica con la boca, mientras tomaba el último riesgo y rezaba por no perder la extremidad.Me colé por el agujero y palpé una superficie dura y metálica, la tomé en mi mano, parecía un cofrecito, se sentía pesado mientras lo elevaba.A través de la poca luz, de las sombras y mis pupilas estrechándose para enfocar, noté que había conseguido un pequeño joyero.Los detalles en bronce brillaban tan hermosos, la superficie como ópalo me recordó a ese collar que le di a Elliot.Tan concentrada estaba mirándolo que no noté el cambio en el ambiente, que la luz de la luna se apagaba detrás de las tormentas de nubes, que el aire viciado se enrarecía, que las tinieblas me acechaban.Todo sucedió en u
KATHERINE¡BAM! ¡BAM!—¡AAAHHH! —grité presa del pánico, casi podía sentir la respiración en mi nuca, la maldit4 ventana no dejaba de batir.Me levanté con las piernas flojas, pero corrí como una loca desquiciada, apretando el cofrecito contra mi pecho.La luz del agujero de la salida se veía tan cerca y a la vez tan lejos.Creí escuchar pasos persiguiéndome, las telas blancas a mi alrededor se asemejaban a manos y monstruos acechando, envolviéndome en esta maldición.Arrojé el cofre por el hueco de la entrada y yo detrás de él. Con los ojos cerrados en rendijas, me senté en el piso y bajé las piernas aferrándome a las escaleras, tenía miedo de ver algo justo frente a mi cara.Su rostro, su rostro acusador, lleno de odio y sed de venganza.Mi pie resbaló en mi afán de casi arrojarme para escapar, uno de los peldaños se quebró a la mitad.Me sostuve con las uñas a la madera buscando estabilidad, pero la sensación de caer al vacío inundó mis sentidos.Manoteé a la nada, con desesperaci
KATHERINE— Es… espera Vorath… — intenté alejarme al escucharlo resoplar contra mi sensible piel.Sus brazos posesivos se cerraron más sobre mi cuerpo.“¿Cuándo vamos a jugar de nuevo como hoy, Kath? Prometo no hacértelo brusco, nena. Te voy a montar lento y bien delicioso… mmm”Sus dientes acariciaban peligrosamente mis pezones, que ya despertaban excitados.Su cuerpo entero exudaba un calor abrazador y embriagante bergamota.“Te voy a penetrar cada vez más profundo. Mi forma animal te puede dar tanto placer, sé que te gustó pequeña… y preñarte es más fácil…”Su mano bajo mis nalgas se apretaba, amasándome con descaro, la otra sostenía la curva de mi espalda mientras su cabeza se perdía en mi escote.Siseé con la calentura cosquilleando en mi vientre, apretando los puños sobre su pelaje, pero no podía dejarme llevar de nuevo por los instintos primitivos de nuestro lazo.Abrí la boca para coordinar palabras, pero alguien más se me adelantó:“¡Oye, condenado lobo, deja de estar querien
VALERIA — ¿Estás… estás segura Esther? – le pregunto con la voz quebrada. Mi corazón late apresurado, lleno de felicidad. — Muy segura Luna. Está embarazada. — ¿Por qué no he podido olerlo o su padre? – le pregunto preocupada. — Es muy reciente, quizás por eso, dele más días y debería percibir sus feromonas. Me responde y asiento, con los ojos nublados por las lágrimas. Soy la Luna de manada “Bosque de Otoño”. Hace tres años me casé con el hombre que amo con locura, a pesar de no ser mates destinados, mi Alfa Dorian. He dado todo por ser la Luna perfecta, el pilar al que pueda apoyarse, sin embargo, una sombra opaca mi matrimonio y era el tema del heredero. Nunca había podido salir embarazada y admito que no comparto mucho la cama con Dorian, pero sé que sus obligaciones de Alfa lo tienes demasiado ocupado y estresado. — Por favor, no le digas a nadie en la manada. Deseo sorprender a mi esposo. — Pierda cuidado Luna, no diré nada. ¡Felicidades! – me sonríe y le devuelvo la
VALERIA Me muerde con saña en el muslo y me arrastra debajo de su cuerpo, controlándome sin piedad. Intento resistirme, pedir ayuda, mis manos sobre mi vientre tratando de defender a mi cachorro, pero sus garras, como armas mortales, perforan mi piel, destrozando todo mi pequeño cuerpo vulnerable. Tengo que subir los brazos por instinto, cuando sus garras afiladas se dirigen a mi rostro y grito en agonía debido a una profunda herida que atraviesa mi mejilla desde mi frente. Al dejar descubierta mi barriga, él arremetió contra nuestro hijo. — ¡¡¡NOOOO, el cachorro no, por favor Dorian, MI HIJO NO…!!! Las lágrimas salían sin cesar de mis ojos mientras le suplicaba, pero sus caninos devoraban mi carne y sus garras buscaban en las profundidades de mis entrañas a sangre fría, queriendo sacar la vida que llevaba dentro. No sé cuánto tiempo duró esta agonía, sollozaba implorándole mientras pude hablar. El dolor en todo mi cuerpo era insoportable, pero más mi alma, que sangraba destroz