VICTORIA
Abro mis ojos encontrándome con el cielorraso blanco sobre mi cabeza. Mi respiración está acelerada y el sudor cubre mi cuerpo. Aún puedo sentir en mi piel, el miedo y la angustia de aquella pesadilla que parece no querer desaparecer en los últimos años. Cierro los ojos tomando una gran bocanada de aire antes de soltarlo e intentar levantarme. La puerta es abierta estrepitosamente, haciéndome saltar, mirando como el pequeño tornado viene a mí corriendo. —Mamiiiii, ya estás despierta, te hice el desayuno. —Déjame adivinar... leche y cereal. —¿Tuviste una pesadilla otra vez mami? Como mentirle a un pequeño que tiene un montón de rarezas especiales. Entre ellas; la capacidad de saber cuando su madre le miente. —Estás sudada mami y el calor desapareció de tu cuerpo, déjame calentarte. Envolví mis brazos alrededor de él, sintiendo el abrazo de oso que me da. Su calor se aferra a mí, haciéndome sentir serena y en completa paz. —Listo, ahora a desayunar. Y así como entró, así se fue. Después de asearme, llego hasta el pequeño comedor, arrastrando mi laptop hacia mí. Abro las cámaras de seguridad y mientras me como el "desayuno" de mi pequeño garras, observo detenidamente todas las cámaras que rodean no solo nuestro edificio, sino también varias cuadras a la redonda. Observo cada auto pasar, cada persona que camina, hasta los perros callejeros que pasan por ahí. Dirán que soy obsesiva, pero no es fácil mi situación. No solo debo estar huyendo constantemente de los asesinos de mi padre, sino también de lobos rebeldes. A eso sumémosle que los hombres más capaces del Rey Alfa también están al acecho de mi hijo. Han pasado cinco años desde aquel día y nadie parece rendirse. Miro a mi pequeño lobo, sus ojos azules me miran con escepticismo y su cabello que parece oro se ondea con la suave brisa de la ventana. ¿De dónde serás mi pequeño, quién será tu madre o tu padre? Salimos del apartamento directo a su escuela. Le coloco un suéter con capucha para tapar un poco sus rasgos. Yo me coloco una peluca roja y gafas de sol por si acaso. En este lugar hemos estado por más de 6 meses, podría decir que es donde más nos hemos podido quedar. —Ben, recuerda lo que te dije, si hueles algo mal, si sientes que algo no va bien... —Presiono el botón uno mami y salgo por la ruta de escape que queda por el comedor, llego al estacionamiento del edificio verde y me escondo. —Así es, ahora ve y cuídate. Le doy un beso en su cabecita y lo observo alejarse, mezclándose con otros niños. Miro a mi alrededor con disimulo antes de salir de allí. Llego a mi trabajo, uno temporal como todos, lavando pisos y baños sucios en un bar, pero es lo que puedo hacer para mantener mi fachada. En la tarde, ya terminando mi turno, mi celular suena y rápido contesto al ver qué es de Santi. El único amigo que tengo y que me ha ayudado a ocultarme. —Victoria, hay movimiento dentro la ciudad, esta mañana llegaron hombres de tu padre y una hora después... —Lobos— respondo observando a los hombres que acaban de ingresar al bar. Observan en todas las direcciones, olfateando el aire. Aquí todos están acostumbrados a ver hombres lobos mezclándose con humanos, pero ellos, no están aquí para distraerse. De pronto, algo me paraliza y la adrenalina comienza a bombear por mis venas. Doy la vuelta y comienzo a recoger por todo el pasillo hacia la salida; fragmentos de armas que voy ensamblando a medida que voy avanzando. Al salir por la puerta de atrás, me dirijo rápidamente por el callejón, apagando la alarma del dispositivo que le di a Ben. Subo al carro estacionado al final de la calle y comienzo a avanzar rápido por las calles de la ciudad. Los altos edificios algo viejos pasan a mi lado mientras los vehículos me pitan para que frene. Bajo la velocidad solo cuando voy llegando al estacionamiento y salgo. —Pequeño garras. Escucho un ruido a mi espalda y luego las manos de Ben envolviendo mi brazo. Caminamos hasta el otro extremo donde otro auto nos espera. Los años te enseñan a ser precavida, sea donde sea que estemos, debo dejar autos regados en sitios específicos para poder escapar. Subo y salgo calmadamente mirando en todas las direcciones. Abro las cámaras del apartamento solo para fijarme en que ya hay hombres ahí, revolviendo todo. —Demonios. —Mama… —Perdón cariño. Piso el acelerador y avanzo entre las calles angostas que me llevan a través de edificios y edificios antiguos. Llegamos a otro estacionamiento donde recojo una pequeña maleta escondida en el ducto de ventilación y vuelvo a subir al auto. —Mami puedo sentir a otros como yo acercarse desde el frente. Caraj0, esto no puede ser bueno. Piso el acelerador y salgo a toda velocidad, justo al salir a la calle principal, otros dos carros negros salen de la nada, persiguiéndonos más atrás. Agacho la cabeza levemente al oír disparos y el choque de las balas en el auto. —Ben, agáchate y no te levantes. Lo veo moverse hasta abajo y toca la alfombra con sus manos, sus palmas comienzan a brillar y su cabello se vuelve oscuro. Observo como una capa eléctrica comienza a envolvernos, chispeando cuando las corrientes eléctricas se rozan. Las balas vuelven a impactar contra el carro, pero esta vez rebotan en todas las direcciones mientras la electricidad salta. Aprovecho esta ventaja y comienzo a dar giros repentinos entre las calles. Pasando por avenidas concurridas y cruces en direcciones opuestas. Observo por el retrovisor como uno de los carros se estrella contra otro, logrando deshacernos de uno. Ahora solo queda otro. —Vamos, ¿dónde estás? Miro en todas direcciones y nada, de pronto, ahí está de nuevo, justo alado de nosotros, gira su volante para impactarnos por el lateral, pero la jugada no le sale tan bien. Al tocar nuestro auto, es mandado con fuerza por los aires, incendiándose cuando las chispas eléctricas llegan al combustible.VICTORIA Dejo el carro abandonado debajo de un puente, recojo el bolso, escuchando como la gasolina salpica. Me alejo del lugar con Ben entre mis brazos, rodeándome con sus piernas en mi cintura, hasta que el auto explota, borrando toda evidencia. Camino sin rumbo fijo hasta llegar a un motel, pido una habitación y entro para pasar la noche. Al día siguiente llego con el desayuno, observando la pequeña habitación. —Pequeño garras. Este es nuestro código, solo reacciona si me escucha decirlo. —¿Mami, que trajiste? —Donas y un expreso, como te gusta. Él se sienta a comer mientras yo estoy con mi teléfono, moviendo dinero de un lugar a otro, borrando evidencia y preparando un nuevo lugar. Santi se encargará de hackear las cámaras de seguridad para evitar saber quién soy. Nadie sabe quién realmente tiene a Ben, mi padre no sabe que "su adorada hija", es quien le ha tenido su mundo de cabeza. Él cree que estoy muerta. —¿Tenemos que movernos de nuevo? —Si cariño, no tenemos op
VICTORIA Veo como el hombre abre mucho los ojos sin esperar a que esa respuesta llegara a él. En su asombro baja la guardia, dejando que Ben tome ventaja, clavándole los colmillos hasta el fondo, haciéndolo gritar de dolor mientras lo suelta. Estiro mi mano a Ben y lo coloco detrás de mí, observando como el hombre lucha contra las venas negras que se van esparciendo desde la mordida. —Es una lástima que no podrás advertirle a mi padre, pero después me encargaré de él. Comienzo a alejarme con Ben abrazado a mi mano, oigo las maldiciones que me lanza, pero poco me importan viniendo de un cadáver. Entro de nuevo al auto y doy marcha, hasta llegar a otro estacionamiento y recoger otro carro en lo que este es eliminado. Ben se monta sobre mí enrollando sus piernitas en mi costado, hasta que su pelaje negro comienza a cubrirlo todo. Acaricio suavemente el pelaje del pequeño lobo asustado, esta es su forma de protección cuando su lado humano está sufriendo mucho. Sus garras
VICTORIA —¡¡¡¡Maaaamiiii!!!!, tienes que probar este helado mami, está delicioso. —Ben, ese ya es el cuarto que te comes hoy, debes comer vegetales también. Solo me recibe un gruñido después de eso. Odia los vegetales, pero ama los dulces y sobre todo la carne. Eso se debe a su parte lobo. Tampoco es como que sepa mucho de eso, sé muy poco de los cachorros lobos y cuando intentaba preguntar, me acusaban de depredadora. Ya no sé si reírme o sentir vergüenza recordando eso. Lo dejo en la cocina comiéndose su helado y me dirijo a la habitación para ordenar algunas cosas hasta que paso por la habitación de Santi. Me recuesto sobre el marco de la puerta mirando los cuerpos desnudos y sudorosos de Santi y de su nueva novia. Los gemidos son suaves y al menos se los agradezco por tener "algo" de "respeto" por Ben. El choque de sus pieles se hace cada vez más fuertes y rápidos. Las manos de Santi se aferran con fuerza a las caderas de la chica, sus senos se balancean de a
VICTORIA Observo como Ben se come su desayuno, jugo de naranja, frutas y por supuesto, carne Yo me acomodo la chaqueta de cuero y los guantes. Me aseguro de que mis armas estén cargadas antes de guardarlas en la funda que se sostiene en mi cadera. —Ben, amor, regreso más tarde. Lo veo venir hacia mí y me da un abrazo, pero sé lo que hace, está colocando una protección en mí. No sé cómo lo hace, pero siempre logra que salga menos herida cuando me enfrento a cosas muy peligrosas. —Regresa conmigo. —Siempre mi pequeño garras. Le doy un beso en la frente antes de alejarme. Repaso detenidamente la información que logró conseguir Santi. Hoy el Rey va a estar reunido con otros Alfas en un almacén a las afueras de la ciudad. Esta es mi oportunidad para saber lo que planea, para saber qué tiene que ver Ben con él. Estaciono el carro a una distancia segura del lugar y me encamino por los edificios abandonados de este lugar. Observo detenidamente los lugares donde hay c
VICTORIA Observo detenidamente a Ben mientras juega con Santi al básquet. Esa sensación de que él se irá se ha acentuado más cada día en mi pecho desde que supe quién era su padre. Tuvimos que mudarnos del lugar, destruir toda la evidencia para que no nos localizaran, pero no logramos salir de la ciudad. Hay hombres de todos lados por todos lados. Miro el cielo gris sobre nosotros, pensando en lo siguiente que haré, pero no tengo alternativa. Suspiro y doy vuelta, entrando al cuarto de Santi. Prendo la computadora y abro varias direcciones IP de diferentes lugares para que no den con la señal verdadera. Envío un mensaje claro, una reunión en el muelle hoy por la noche, debo comenzar a enfrentar a mis enemigos. Debo saber quién es su padre, como actúa, si realmente lo quiere a su lado y de ser así, tendré que dejarlo ir para que esté seguro. A mi lado ya no lo está, puedo sentir que no está seguro conmigo, que ya no podré protegerlo. Perdón Ben, te amo, pero tu segu
NARRADOR Lucien miraba fijamente a la mujer frente a él. Su hermoso cabello negro suelto, dejando ver las hermosas puntas platinadas que le daban un brillo único. Su piel tan suave y tersa, esos labios carnosos que lo llamaban para que los devorara mientras se perdía en aquella oscuridad de sus ojos. Su hermosa figura, aunque pequeña, hecha solo para él, tan frágil y perfecta que podría quebrarla si la sostenía. —"Mía"— gruñó Errick en su mente, con sus ojos dorados, brillando, acechando en la mente de Lucien, extasiado de conocer a su nueva compañera que ahora era más fuerte. Lucien solo apretó los puños de rabia y apartó la mirada, tratando de ignorar el vínculo que lo empujaba a tomarla entre sus brazos. —Victoria, tú... solo entrégame al niño, prometo que estará bien. Un rugido furioso salió del otro extremo queriendo lanzarse sobre él, acabando con todo esto, pero brazos detrás de él lo sostenían. —¿Sabes quién es él, Victoria? —Por supuesto, el Rey de
VICTORIA Cruzaba por calles angostas y comencé a ir en contra vía solo para evitar que me alcanzaran. Muchos, sin importar estar en una ciudad humana, se convertían en lobos. Un aullido se escuchó a lo lejos y no estaba segura de si era aliado o enemigo. —Es mi papá, él ya viene. Miré a Ben que solo veía a través de la ventana, esperando por él. Varios carros comenzaron a acercarse peligrosamente a nosotros, hasta que de la nada, un enorme lobo negro apareció estrellándose contra ellos. Sus ojos dorados, mirando como nos alejábamos de él, lanzando otro aullido al cielo. Lobos comenzaron a aparecer de todos lados, no podía reconocer quién era quién. —Ellos mami, ellos son los protectores que vienen de mi papá. Volteé a mi izquierda para observarlos, sus miradas iban del frente al otro lado de nosotros, donde los lobos rebeldes esperaban su momento para atacar. Al frente, vienen varios carros dispuestos a cerrarnos el paso, pero yo no estaba dispuesta a ced
VICTORIA Abro los ojos con lentitud para darme cuenta de que estoy en una habitación de hospital, miro el goteo de mi intravenosa como si fuera algo interesante. Mi corazón comienza a doler al darme cuenta de que Ben ya no está a mi lado. La soledad comienza a golpearme fuerte y por primera vez en mucho tiempo, vuelvo a sentirme perdida y sin rumbo. —Ya estás despierta, eso es bueno. Volteo a ver a la pequeña anciana que entra y solo me sonríe. —¿Quién es usted? —No importa quién soy, lo importante es que estás bien, no te preocupes por Ben... —Está bien, ahora váyase. No sabía quién era o lo que quería, pero sabía lo que estaba haciendo. Quería que hablara de Ben para sacarme información. —Ahora entiendo por qué la Diosa los emparejó, son el uno para el otro... Siguió refunfuñando incoherencias alejándose, hasta que salió. Después de ese día no volví a verla. ***** Han pasado dos meses desde que Ben se fue de mi lado y para mí, ha sido una eternidad. Sal