NARRADOR Lucien miraba fijamente a la mujer frente a él. Su hermoso cabello negro suelto, dejando ver las hermosas puntas platinadas que le daban un brillo único. Su piel tan suave y tersa, esos labios carnosos que lo llamaban para que los devorara mientras se perdía en aquella oscuridad de sus ojos. Su hermosa figura, aunque pequeña, hecha solo para él, tan frágil y perfecta que podría quebrarla si la sostenía. —"Mía"— gruñó Errick en su mente, con sus ojos dorados, brillando, acechando en la mente de Lucien, extasiado de conocer a su nueva compañera que ahora era más fuerte. Lucien solo apretó los puños de rabia y apartó la mirada, tratando de ignorar el vínculo que lo empujaba a tomarla entre sus brazos. —Victoria, tú... solo entrégame al niño, prometo que estará bien. Un rugido furioso salió del otro extremo queriendo lanzarse sobre él, acabando con todo esto, pero brazos detrás de él lo sostenían. —¿Sabes quién es él, Victoria? —Por supuesto, el Rey de
VICTORIA Cruzaba por calles angostas y comencé a ir en contra vía solo para evitar que me alcanzaran. Muchos, sin importar estar en una ciudad humana, se convertían en lobos. Un aullido se escuchó a lo lejos y no estaba segura de si era aliado o enemigo. —Es mi papá, él ya viene. Miré a Ben que solo veía a través de la ventana, esperando por él. Varios carros comenzaron a acercarse peligrosamente a nosotros, hasta que de la nada, un enorme lobo negro apareció estrellándose contra ellos. Sus ojos dorados, mirando como nos alejábamos de él, lanzando otro aullido al cielo. Lobos comenzaron a aparecer de todos lados, no podía reconocer quién era quién. —Ellos mami, ellos son los protectores que vienen de mi papá. Volteé a mi izquierda para observarlos, sus miradas iban del frente al otro lado de nosotros, donde los lobos rebeldes esperaban su momento para atacar. Al frente, vienen varios carros dispuestos a cerrarnos el paso, pero yo no estaba dispuesta a ced
VICTORIA Abro los ojos con lentitud para darme cuenta de que estoy en una habitación de hospital, miro el goteo de mi intravenosa como si fuera algo interesante. Mi corazón comienza a doler al darme cuenta de que Ben ya no está a mi lado. La soledad comienza a golpearme fuerte y por primera vez en mucho tiempo, vuelvo a sentirme perdida y sin rumbo. —Ya estás despierta, eso es bueno. Volteo a ver a la pequeña anciana que entra y solo me sonríe. —¿Quién es usted? —No importa quién soy, lo importante es que estás bien, no te preocupes por Ben... —Está bien, ahora váyase. No sabía quién era o lo que quería, pero sabía lo que estaba haciendo. Quería que hablara de Ben para sacarme información. —Ahora entiendo por qué la Diosa los emparejó, son el uno para el otro... Siguió refunfuñando incoherencias alejándose, hasta que salió. Después de ese día no volví a verla. ***** Han pasado dos meses desde que Ben se fue de mi lado y para mí, ha sido una eternidad. Sal
LUCIEN Llegamos al pequeño aeropuerto de la manada original, bajo y ayudo a mi hermana a bajar los escalones. Me niego a tocarla a ella, así que puede bajar por sí sola, pero, en cambio, veo como los demás parecen pelear por ofrecerle su mano. Errick deja escapar un rugido furioso que se filtra a través de mí, deteniéndolos en el acto. Ella me mira por un instante con una mirada de total desprecio y solo ahí dibujo una sonrisa. Eso sí, es perfecto, que nos odie y sienta repugnancia, será más fácil cuando tenga que rechazarla. Observo como mi Beta viene corriendo a nosotros. —Lucien, que bueno que llegaste, hoy... bueno... Ben lastimó a otras dos doncellas que están graves en el hospital. Solo suspiré y me apresuré a llegar con él, al abrir la puerta de su habitación lo miro de nuevo enrollado entre el diario, gruñendo de forma amenazante. Observo como ella avanza sin nada de miedo mientras los jadeos de horror suenan a mi espalda. —Pequeño garras, todo está bien a
VICTORIA Camino de la mano de Ben por los pasillos desolados de esta mansión. Aquí al menos no hay peligro para él, pero no puedo decir lo mismo de mí. —Disculpe, el Alfa, quiere verla y Ben irá a su primera clase de lobos. Lo vi emocionado y corrió alado de la doncella antes de desaparecer de mi vista. Llegué frente a la puerta de la oficina del salvaje y toqué con toda la delicadeza posible. —Adelante. Sonó su voz fuerte y varonil del otro lado. La abrí y solo me quedé ahí parada contemplándolo. Sus fuertes brazos esculpidos haciéndose notar con cada movimiento que hacía, su rostro serio mirando con mucha concentración los papeles frente a él. Su cabello rubio peinado perfectamente hacia atrás con algunas hebras rebeldes que caían en su frente. En definitiva, él era un hombre grande, pero era un salvaje, lo atractivo no le quitará eso. —¿Ya terminaste de detallarme a tu antojo o quieres que me pare frente a ti para que puedas incluso fantasear más? —Talvez
VICTORIA Con mis brazos cruzados en mi pecho, mirando a otro lado, soportaba la presencia del salvaje en esta pequeña cabina. No puedo creer que Ben decidiera meternos en la rueda de la fortuna. Él literalmente ocupa todo el espacio aquí adentro y el pequeño lobo muy feliz a su lado mientras come helado y yo... yo bien pegaba al vidrio para que no me roce sus dedos. Ya sé de lo que son capaces. Al recordar eso mi cuerpo tiembla. Definitivamente, no es algo que quiera volver a sentir, se me revuelve el estómago de pensarlo. Y otra pequeña voz en mi cabeza me dice que quiere más. —Mami después de aquí... —Nos vamos. Sentí unos ojos afilados encima de mí, pero poco me importa, necesitaba salir de aquí o me iba a dar un ataque. Apenas la cabina se detuvo, arrastré a Ben a la salida. Cuando estuvimos cerca del auto, una mano enorme me tomó. —Es mi hijo al que arrastras, que no se te olvide cuál es tu posición aquí. Lo tomó de la otra manita y comenzó a j
LUCIEN He estado leyendo el mismo documento más veces de las que puedo contar, siento que no me estoy concentrando en nada desde esta mañana. Estoy feliz de que se haya ido, su olor me estaba atormentando, luchar contra el impulso primitivo de tenerla y marcarla, todos los días, era agotador. Errick no ha dicho nada en todo el día, pero sé que está enojado. Verla irse hizo que mi pecho se contrajera y talvez lo que le dije anoche no estuvo del todo bien, pero era lo que quería decir, ella jamás entendería mi vida. Observo a Ben algo desanimado, mirando sin nada de apetito la bandeja de comida que tiene al frente. —¿Quieres que pida otra cosa para ti? —¿Por qué la odias papá? —Yo no la odio... —Puedo sentirlo, la rechazas, no sabes nada por todo lo que tuvo que pasar mi mami para protegerme, no es justo para ella. Él solo se levantó y se fue como si nada, pero sus palabras llamaron mi atención y también a Errick. —"Deberíamos ir a ver cómo está" *****
LUCIEN Llegamos a la ciudad y mando a rodear todo un perímetro de más de cinco cuadras, no voy a poner en riesgo a ninguno por esto. —"Eso significa que nos quedamos con ella" —"Es importante para Ben" —"Vi la forma en la que la torturabas en el auto, no me vengas con eso" —"Fue divertido jugar con ella" Camino como si nada por el centro comercial y entramos a una tienda, me siento a esperar a ver la selección de ropa de Ben hasta que ella llama mi atención. Está mirando varios vestidos, pero no se atreve a tomar ninguno. Me coloco de espaldas a ella y se asusta cuando estiro el brazo y tomo un vestido azul claro brillante. —Prueba este, se te verá bien. Me lo arranca de la mano y se va al probador cerrando la cortina. Pasado los minutos decido entrar y ella está solo con su ropa interior. —¿Qué demonios haces aquí, largo? Me dice con la voz baja mirando las estrechas paredes que nos rodea. —Quería venir a ver cómo te quedaba el vestido. —No m