VICTORIA
Dejo el carro abandonado debajo de un puente, recojo el bolso, escuchando como la gasolina salpica. Me alejo del lugar con Ben entre mis brazos, rodeándome con sus piernas en mi cintura, hasta que el auto explota, borrando toda evidencia. Camino sin rumbo fijo hasta llegar a un motel, pido una habitación y entro para pasar la noche. Al día siguiente llego con el desayuno, observando la pequeña habitación. —Pequeño garras. Este es nuestro código, solo reacciona si me escucha decirlo. —¿Mami, que trajiste? —Donas y un expreso, como te gusta. Él se sienta a comer mientras yo estoy con mi teléfono, moviendo dinero de un lugar a otro, borrando evidencia y preparando un nuevo lugar. Santi se encargará de hackear las cámaras de seguridad para evitar saber quién soy. Nadie sabe quién realmente tiene a Ben, mi padre no sabe que "su adorada hija", es quien le ha tenido su mundo de cabeza. Él cree que estoy muerta. —¿Tenemos que movernos de nuevo? —Si cariño, no tenemos opción. Lo vi hacer un puchero mientras mirada su café. —Ya había hecho amigos, mami, eran agradables y siempre me compartían sus dulces. Se me apretó el corazón al escucharlo, pero había perdido la capacidad de llorar hace mucho. Verlo triste me rompió el corazón de formas que nadie sabe. Él conoce nuestra situación, sabe que lo protejo de personas malas, pero al igual que yo, desconoce la razón. —Mami. —¿Si amor? —Alguien me llama mami, es un lobo, un lobo grande de ojos dorados. Frunzo el ceño al escucharlo, ¿cómo debería tomar eso?, ¿será una amenaza? Se levanta y sale corriendo, regresando con un dibujo. Es un lobo negro con ojos dorados, es muy bonito y por alguna extraña razón siento como si lo conociera. Debe ser porque Ben en su forma de lobo es exactamente igual, pero en versión mini. Mientras Ben se baña, abro el bolso, sacando pasaportes, revisando a donde iremos y con qué identidad. Al llegar al aeropuerto, observo detenidamente todo el lugar, a través de mis lentes oscuros, analizando cada persona que entra en la sala de espera. ***** Llegamos a la ciudad natal de mi madre, después de años, vuelvo a pisar este lugar. No es la gran cosa, de hecho la ciudad se ve bastante oscura y es pequeña. Los edificios con colores opacos, el cielo gris que deja caer pequeñas gotas de lluvia. El humo de los carros y de las alcantarillas crean una capa húmeda sobre el asfalto. Mientras conduzco por las calles que conozco de memoria, los recuerdos de mi infancia feliz van llegando poco a poco. Ese dolor en el pecho se instala al recordar como mi propio padre le arrebató la vida a la mujer que tanto juraba amar. Llegamos a la pequeña casa que está algo deteriorada, pero servirá. Ya hay cámaras instaladas en cada rincón y por cada cuadra. La seguridad de mi hijo siempre es primero. Aunque pronto iba a descubrir que mis métodos habían fallado. —Ben, debo salir, sabes lo que debes hacer. —Si mami, ten cuidado. Salgo a la ciudad a comprar algunas cosas, comida, ropa y algunas armas. Cuando estoy pagando por la comida que llevaré, algo en mi pecho comienza a agitarse. Una extraña sensación comienza a apretarme el pecho. Una voz de pronto aparece en mi cabeza diciendo solo un nombre. ¡Ben! Rápido llego al carro y comienzo a acelerar. Prendo las cámaras de la casa y no funcionan, reviso las cámaras de los exteriores y tampoco hay nada. Un mal presentimiento se instala en mi pecho mientras sigo acelerando, con el corazón saltando a mil. Freno frente a la casa y salgo corriendo hacia adentro. Todo está tirado por todas partes, los cajones de la cocina esparcidos sobre el suelo. Rastros de sangre desde el pasillo hasta las escaleras. Garras marcadas en las paredes y el suelo. ¡¡Lo tienen, tienen a mi hijo!! Escucho un lamento lastimero al fondo y camino hasta allá para encontrarme con un hombre moribundo, desangrándose por las heridas de Ben. Él me observa y abre mucho los ojos al reconocer quién soy. —¿A dónde lo llevaron? —Tú... estás viva... —No lo volveré a preguntar. El seguro de mi arma resuena en aquel silencio, apuntando directamente a su cabeza. —Lo llevaron... a la antigua casa de la organización... de ahí... esperarán a tu padre... Después de eso, todo lo que se escuchó fue el disparo que le propiné antes de salir. Me vuelvo a meter al carro y hago una llamada. —Ubica en dónde están, Santi, que tan lejos y evita a toda costa que logren avanzar más. Dejo el alta voz, escuchando como sus dedos teclean a toda velocidad, mis manos se aprietan al volante mientras la rabia comienza a consumirlo todo. —Están en el semáforo justo delante de ti, ya estoy entrando en la red de la ciudad para retrasar el tiempo —Atento a las cámaras, borra toda evidencia y envía a alguien a recoger las cosas de la casa. Cuelgo y piso el acelerador, pasando alado de los carros hasta que más adelante veo el semáforo. Con varios carros adelante parados, me veo en la obligación de salir del auto. Cargo de nuevo el arma, jalando la corredera hacia atrás para tenerla lista. Salgo del vehículo con el arma en la mano sin importar quién me esté viendo. Adelante hay varios carros, pero sé perfectamente en cuál está Ben, puedo sentirlo, está asustado, pero pronto estará de vuelta conmigo. Con la empuñadura rompo el cristal, agarró por el cabello al hombre que está por sacar el arma y lo estrello un par de veces contra el volante, dejandolo inconsciente. Le disparo al que está en el otro asiento y los gritos comienzan a llenar el aire con personas corriendo de un lado a otro. —Mami... hmm... Miro fijamente al hombre que saca a Ben del auto y coloca en su cuello un cuchillo. —Si te acercas juro que le contaré el cuello. —No, no lo harás, mi padre lo necesita con vida.VICTORIA Veo como el hombre abre mucho los ojos sin esperar a que esa respuesta llegara a él. En su asombro baja la guardia, dejando que Ben tome ventaja, clavándole los colmillos hasta el fondo, haciéndolo gritar de dolor mientras lo suelta. Estiro mi mano a Ben y lo coloco detrás de mí, observando como el hombre lucha contra las venas negras que se van esparciendo desde la mordida. —Es una lástima que no podrás advertirle a mi padre, pero después me encargaré de él. Comienzo a alejarme con Ben abrazado a mi mano, oigo las maldiciones que me lanza, pero poco me importan viniendo de un cadáver. Entro de nuevo al auto y doy marcha, hasta llegar a otro estacionamiento y recoger otro carro en lo que este es eliminado. Ben se monta sobre mí enrollando sus piernitas en mi costado, hasta que su pelaje negro comienza a cubrirlo todo. Acaricio suavemente el pelaje del pequeño lobo asustado, esta es su forma de protección cuando su lado humano está sufriendo mucho. Sus garras
VICTORIA —¡¡¡¡Maaaamiiii!!!!, tienes que probar este helado mami, está delicioso. —Ben, ese ya es el cuarto que te comes hoy, debes comer vegetales también. Solo me recibe un gruñido después de eso. Odia los vegetales, pero ama los dulces y sobre todo la carne. Eso se debe a su parte lobo. Tampoco es como que sepa mucho de eso, sé muy poco de los cachorros lobos y cuando intentaba preguntar, me acusaban de depredadora. Ya no sé si reírme o sentir vergüenza recordando eso. Lo dejo en la cocina comiéndose su helado y me dirijo a la habitación para ordenar algunas cosas hasta que paso por la habitación de Santi. Me recuesto sobre el marco de la puerta mirando los cuerpos desnudos y sudorosos de Santi y de su nueva novia. Los gemidos son suaves y al menos se los agradezco por tener "algo" de "respeto" por Ben. El choque de sus pieles se hace cada vez más fuertes y rápidos. Las manos de Santi se aferran con fuerza a las caderas de la chica, sus senos se balancean de a
VICTORIA Observo como Ben se come su desayuno, jugo de naranja, frutas y por supuesto, carne Yo me acomodo la chaqueta de cuero y los guantes. Me aseguro de que mis armas estén cargadas antes de guardarlas en la funda que se sostiene en mi cadera. —Ben, amor, regreso más tarde. Lo veo venir hacia mí y me da un abrazo, pero sé lo que hace, está colocando una protección en mí. No sé cómo lo hace, pero siempre logra que salga menos herida cuando me enfrento a cosas muy peligrosas. —Regresa conmigo. —Siempre mi pequeño garras. Le doy un beso en la frente antes de alejarme. Repaso detenidamente la información que logró conseguir Santi. Hoy el Rey va a estar reunido con otros Alfas en un almacén a las afueras de la ciudad. Esta es mi oportunidad para saber lo que planea, para saber qué tiene que ver Ben con él. Estaciono el carro a una distancia segura del lugar y me encamino por los edificios abandonados de este lugar. Observo detenidamente los lugares donde hay c
VICTORIA Observo detenidamente a Ben mientras juega con Santi al básquet. Esa sensación de que él se irá se ha acentuado más cada día en mi pecho desde que supe quién era su padre. Tuvimos que mudarnos del lugar, destruir toda la evidencia para que no nos localizaran, pero no logramos salir de la ciudad. Hay hombres de todos lados por todos lados. Miro el cielo gris sobre nosotros, pensando en lo siguiente que haré, pero no tengo alternativa. Suspiro y doy vuelta, entrando al cuarto de Santi. Prendo la computadora y abro varias direcciones IP de diferentes lugares para que no den con la señal verdadera. Envío un mensaje claro, una reunión en el muelle hoy por la noche, debo comenzar a enfrentar a mis enemigos. Debo saber quién es su padre, como actúa, si realmente lo quiere a su lado y de ser así, tendré que dejarlo ir para que esté seguro. A mi lado ya no lo está, puedo sentir que no está seguro conmigo, que ya no podré protegerlo. Perdón Ben, te amo, pero tu segu
NARRADOR Lucien miraba fijamente a la mujer frente a él. Su hermoso cabello negro suelto, dejando ver las hermosas puntas platinadas que le daban un brillo único. Su piel tan suave y tersa, esos labios carnosos que lo llamaban para que los devorara mientras se perdía en aquella oscuridad de sus ojos. Su hermosa figura, aunque pequeña, hecha solo para él, tan frágil y perfecta que podría quebrarla si la sostenía. —"Mía"— gruñó Errick en su mente, con sus ojos dorados, brillando, acechando en la mente de Lucien, extasiado de conocer a su nueva compañera que ahora era más fuerte. Lucien solo apretó los puños de rabia y apartó la mirada, tratando de ignorar el vínculo que lo empujaba a tomarla entre sus brazos. —Victoria, tú... solo entrégame al niño, prometo que estará bien. Un rugido furioso salió del otro extremo queriendo lanzarse sobre él, acabando con todo esto, pero brazos detrás de él lo sostenían. —¿Sabes quién es él, Victoria? —Por supuesto, el Rey de
VICTORIA Cruzaba por calles angostas y comencé a ir en contra vía solo para evitar que me alcanzaran. Muchos, sin importar estar en una ciudad humana, se convertían en lobos. Un aullido se escuchó a lo lejos y no estaba segura de si era aliado o enemigo. —Es mi papá, él ya viene. Miré a Ben que solo veía a través de la ventana, esperando por él. Varios carros comenzaron a acercarse peligrosamente a nosotros, hasta que de la nada, un enorme lobo negro apareció estrellándose contra ellos. Sus ojos dorados, mirando como nos alejábamos de él, lanzando otro aullido al cielo. Lobos comenzaron a aparecer de todos lados, no podía reconocer quién era quién. —Ellos mami, ellos son los protectores que vienen de mi papá. Volteé a mi izquierda para observarlos, sus miradas iban del frente al otro lado de nosotros, donde los lobos rebeldes esperaban su momento para atacar. Al frente, vienen varios carros dispuestos a cerrarnos el paso, pero yo no estaba dispuesta a ced
VICTORIA Abro los ojos con lentitud para darme cuenta de que estoy en una habitación de hospital, miro el goteo de mi intravenosa como si fuera algo interesante. Mi corazón comienza a doler al darme cuenta de que Ben ya no está a mi lado. La soledad comienza a golpearme fuerte y por primera vez en mucho tiempo, vuelvo a sentirme perdida y sin rumbo. —Ya estás despierta, eso es bueno. Volteo a ver a la pequeña anciana que entra y solo me sonríe. —¿Quién es usted? —No importa quién soy, lo importante es que estás bien, no te preocupes por Ben... —Está bien, ahora váyase. No sabía quién era o lo que quería, pero sabía lo que estaba haciendo. Quería que hablara de Ben para sacarme información. —Ahora entiendo por qué la Diosa los emparejó, son el uno para el otro... Siguió refunfuñando incoherencias alejándose, hasta que salió. Después de ese día no volví a verla. ***** Han pasado dos meses desde que Ben se fue de mi lado y para mí, ha sido una eternidad. Sal
LUCIEN Llegamos al pequeño aeropuerto de la manada original, bajo y ayudo a mi hermana a bajar los escalones. Me niego a tocarla a ella, así que puede bajar por sí sola, pero, en cambio, veo como los demás parecen pelear por ofrecerle su mano. Errick deja escapar un rugido furioso que se filtra a través de mí, deteniéndolos en el acto. Ella me mira por un instante con una mirada de total desprecio y solo ahí dibujo una sonrisa. Eso sí, es perfecto, que nos odie y sienta repugnancia, será más fácil cuando tenga que rechazarla. Observo como mi Beta viene corriendo a nosotros. —Lucien, que bueno que llegaste, hoy... bueno... Ben lastimó a otras dos doncellas que están graves en el hospital. Solo suspiré y me apresuré a llegar con él, al abrir la puerta de su habitación lo miro de nuevo enrollado entre el diario, gruñendo de forma amenazante. Observo como ella avanza sin nada de miedo mientras los jadeos de horror suenan a mi espalda. —Pequeño garras, todo está bien a