VICTORIA Observo como Ben se come su desayuno, jugo de naranja, frutas y por supuesto, carne Yo me acomodo la chaqueta de cuero y los guantes. Me aseguro de que mis armas estén cargadas antes de guardarlas en la funda que se sostiene en mi cadera. —Ben, amor, regreso más tarde. Lo veo venir hacia mí y me da un abrazo, pero sé lo que hace, está colocando una protección en mí. No sé cómo lo hace, pero siempre logra que salga menos herida cuando me enfrento a cosas muy peligrosas. —Regresa conmigo. —Siempre mi pequeño garras. Le doy un beso en la frente antes de alejarme. Repaso detenidamente la información que logró conseguir Santi. Hoy el Rey va a estar reunido con otros Alfas en un almacén a las afueras de la ciudad. Esta es mi oportunidad para saber lo que planea, para saber qué tiene que ver Ben con él. Estaciono el carro a una distancia segura del lugar y me encamino por los edificios abandonados de este lugar. Observo detenidamente los lugares donde hay c
VICTORIA Observo detenidamente a Ben mientras juega con Santi al básquet. Esa sensación de que él se irá se ha acentuado más cada día en mi pecho desde que supe quién era su padre. Tuvimos que mudarnos del lugar, destruir toda la evidencia para que no nos localizaran, pero no logramos salir de la ciudad. Hay hombres de todos lados por todos lados. Miro el cielo gris sobre nosotros, pensando en lo siguiente que haré, pero no tengo alternativa. Suspiro y doy vuelta, entrando al cuarto de Santi. Prendo la computadora y abro varias direcciones IP de diferentes lugares para que no den con la señal verdadera. Envío un mensaje claro, una reunión en el muelle hoy por la noche, debo comenzar a enfrentar a mis enemigos. Debo saber quién es su padre, como actúa, si realmente lo quiere a su lado y de ser así, tendré que dejarlo ir para que esté seguro. A mi lado ya no lo está, puedo sentir que no está seguro conmigo, que ya no podré protegerlo. Perdón Ben, te amo, pero tu segu
NARRADOR Lucien miraba fijamente a la mujer frente a él. Su hermoso cabello negro suelto, dejando ver las hermosas puntas platinadas que le daban un brillo único. Su piel tan suave y tersa, esos labios carnosos que lo llamaban para que los devorara mientras se perdía en aquella oscuridad de sus ojos. Su hermosa figura, aunque pequeña, hecha solo para él, tan frágil y perfecta que podría quebrarla si la sostenía. —"Mía"— gruñó Errick en su mente, con sus ojos dorados, brillando, acechando en la mente de Lucien, extasiado de conocer a su nueva compañera que ahora era más fuerte. Lucien solo apretó los puños de rabia y apartó la mirada, tratando de ignorar el vínculo que lo empujaba a tomarla entre sus brazos. —Victoria, tú... solo entrégame al niño, prometo que estará bien. Un rugido furioso salió del otro extremo queriendo lanzarse sobre él, acabando con todo esto, pero brazos detrás de él lo sostenían. —¿Sabes quién es él, Victoria? —Por supuesto, el Rey de
VICTORIA Cruzaba por calles angostas y comencé a ir en contra vía solo para evitar que me alcanzaran. Muchos, sin importar estar en una ciudad humana, se convertían en lobos. Un aullido se escuchó a lo lejos y no estaba segura de si era aliado o enemigo. —Es mi papá, él ya viene. Miré a Ben que solo veía a través de la ventana, esperando por él. Varios carros comenzaron a acercarse peligrosamente a nosotros, hasta que de la nada, un enorme lobo negro apareció estrellándose contra ellos. Sus ojos dorados, mirando como nos alejábamos de él, lanzando otro aullido al cielo. Lobos comenzaron a aparecer de todos lados, no podía reconocer quién era quién. —Ellos mami, ellos son los protectores que vienen de mi papá. Volteé a mi izquierda para observarlos, sus miradas iban del frente al otro lado de nosotros, donde los lobos rebeldes esperaban su momento para atacar. Al frente, vienen varios carros dispuestos a cerrarnos el paso, pero yo no estaba dispuesta a ced
VICTORIA Abro los ojos con lentitud para darme cuenta de que estoy en una habitación de hospital, miro el goteo de mi intravenosa como si fuera algo interesante. Mi corazón comienza a doler al darme cuenta de que Ben ya no está a mi lado. La soledad comienza a golpearme fuerte y por primera vez en mucho tiempo, vuelvo a sentirme perdida y sin rumbo. —Ya estás despierta, eso es bueno. Volteo a ver a la pequeña anciana que entra y solo me sonríe. —¿Quién es usted? —No importa quién soy, lo importante es que estás bien, no te preocupes por Ben... —Está bien, ahora váyase. No sabía quién era o lo que quería, pero sabía lo que estaba haciendo. Quería que hablara de Ben para sacarme información. —Ahora entiendo por qué la Diosa los emparejó, son el uno para el otro... Siguió refunfuñando incoherencias alejándose, hasta que salió. Después de ese día no volví a verla. ***** Han pasado dos meses desde que Ben se fue de mi lado y para mí, ha sido una eternidad. Sal
LUCIEN Llegamos al pequeño aeropuerto de la manada original, bajo y ayudo a mi hermana a bajar los escalones. Me niego a tocarla a ella, así que puede bajar por sí sola, pero, en cambio, veo como los demás parecen pelear por ofrecerle su mano. Errick deja escapar un rugido furioso que se filtra a través de mí, deteniéndolos en el acto. Ella me mira por un instante con una mirada de total desprecio y solo ahí dibujo una sonrisa. Eso sí, es perfecto, que nos odie y sienta repugnancia, será más fácil cuando tenga que rechazarla. Observo como mi Beta viene corriendo a nosotros. —Lucien, que bueno que llegaste, hoy... bueno... Ben lastimó a otras dos doncellas que están graves en el hospital. Solo suspiré y me apresuré a llegar con él, al abrir la puerta de su habitación lo miro de nuevo enrollado entre el diario, gruñendo de forma amenazante. Observo como ella avanza sin nada de miedo mientras los jadeos de horror suenan a mi espalda. —Pequeño garras, todo está bien a
VICTORIA Camino de la mano de Ben por los pasillos desolados de esta mansión. Aquí al menos no hay peligro para él, pero no puedo decir lo mismo de mí. —Disculpe, el Alfa, quiere verla y Ben irá a su primera clase de lobos. Lo vi emocionado y corrió alado de la doncella antes de desaparecer de mi vista. Llegué frente a la puerta de la oficina del salvaje y toqué con toda la delicadeza posible. —Adelante. Sonó su voz fuerte y varonil del otro lado. La abrí y solo me quedé ahí parada contemplándolo. Sus fuertes brazos esculpidos haciéndose notar con cada movimiento que hacía, su rostro serio mirando con mucha concentración los papeles frente a él. Su cabello rubio peinado perfectamente hacia atrás con algunas hebras rebeldes que caían en su frente. En definitiva, él era un hombre grande, pero era un salvaje, lo atractivo no le quitará eso. —¿Ya terminaste de detallarme a tu antojo o quieres que me pare frente a ti para que puedas incluso fantasear más? —Talvez
VICTORIA Con mis brazos cruzados en mi pecho, mirando a otro lado, soportaba la presencia del salvaje en esta pequeña cabina. No puedo creer que Ben decidiera meternos en la rueda de la fortuna. Él literalmente ocupa todo el espacio aquí adentro y el pequeño lobo muy feliz a su lado mientras come helado y yo... yo bien pegaba al vidrio para que no me roce sus dedos. Ya sé de lo que son capaces. Al recordar eso mi cuerpo tiembla. Definitivamente, no es algo que quiera volver a sentir, se me revuelve el estómago de pensarlo. Y otra pequeña voz en mi cabeza me dice que quiere más. —Mami después de aquí... —Nos vamos. Sentí unos ojos afilados encima de mí, pero poco me importa, necesitaba salir de aquí o me iba a dar un ataque. Apenas la cabina se detuvo, arrastré a Ben a la salida. Cuando estuvimos cerca del auto, una mano enorme me tomó. —Es mi hijo al que arrastras, que no se te olvide cuál es tu posición aquí. Lo tomó de la otra manita y comenzó a j