42| Leoncita
Sus labios chocan con los míos con una necesidad tan cruda que me deja sin aliento, mientras sus manos aprietan mi cintura impidiendo que me aleje.

Mi cuerpo se tensa… un segundo. Solo un segundo. Porque en el siguiente estoy correspondiendo con el mismo fervor.

Mi mente se nubla y no comprendo en qué momento se vuelve tan natural aferrarme a sus hombros, ni cuándo mis piernas se enredan alrededor de su torso con una necesidad que arde en mis venas cuando Cassian me eleva con facilidad en sus brazos, en esa maldita cocina silenciosa que ya no sabe de moral. Donde comenzamos a perdernos en medio de ese beso intenso que me roba el aliento.

Mis muslos se aprietan contra su cadera cuando me empuja contra una de las columnas junto a la encimera. El frío del mármol contrasta con el fuego que se forma entre nosotros haciéndome arquear la espalda.

Saboreo en mi lengua el sabor de la suya cuando la sumerge entre mis labios y me besa con voracidad y un jadeo escapa nuevamente cuando Cassian tira
Lunita Karo

Donde hay muchas banderitas rojas, Arielle solo ve corazones, cuentenme que les parece Cassian.

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