Me paro frente al ventanal, observando la ciudad iluminada bajo la oscuridad de la noche.No porque la vista me parezca impresionante.Sino porque necesito concentrarme en algo que no sea la realidad de esta habitación. Porque quiero respirar y aclarar un poco mis ideas antes de que ocurra cualquier cosa.El reflejo de mi propio rostro en el vidrio me devuelve una imagen serena, controlada. Pero por dentro, todo en mí está al borde del colapso.No presto atención a lo que hay del otro lado del enorme ventanal, mi atención está puesta en el sonido del champán siendo servido en las copas.De pronto siento la presencia de Daniel detrás de mí sin tener que verlo.La energía tranquila con la que se mueve. La seguridad que proyecta en cada acción.La copa aparece en mi campo visual, y solo entonces me giro con lentitud.Daniel me observa con intensidad, con una expresión relajada y de la forma cortes que ha mostrado desde que lo conocí, me extiende la copa.—La vista es hermosa —dice con un
El eco de la voz de Daniel resuena en la habitación mientras habla por teléfono.Su tono ha cambiado. Ya no es el hombre relajado que, hace unos minutos rozó mis labios con los suyos en un intento de acercamiento.Ahora su expresión está tensa, su mandíbula apretada y sus ojos oscuros destilan seriedad absoluta.No sé qué está ocurriendo, pero lo que sea, lo ha sacado por completo de la atmósfera de esta habitación.Apenas se mueve mientras escucha a su padre, pero la forma en la que su mano se desliza por su cabello con frustración me da la respuesta. Algo anda mal.Desde mi posición junto al ventanal, observo su espalda erguida, su postura de hombre de negocios perfectamente entrenado para lidiar con problemas.Bebo otro sorbo del champán, fingiendo naturalidad, incluso cuando el anillo en mi dedo pesa más de lo que debería.La copa en mi mano está fría, pero mis pensamientos son un incendio imposible de apagar.Sé que no tengo derecho a sentirlo, pero la incomodidad se instala en m
El pomo se siente frío bajo mis dedos cuando abro la puerta.Mis pulmones se llenan de aire, pero la bocanada muere en mi garganta en cuanto mis ojos se encuentran con los suyos.Cassian Harrington. «¿Por qué c*rajos vino aquí?»Mis labios se entreabren apenas, y aferro mis dedos con más fuerza al borde de la puerta, pero no me muevo. Él tampoco lo hace, en cambio sus ojos se fijan en los míos, con una intensidad avasallante.Su presencia me sofoca, es como una tormenta que no deja escapatoria.La mirada de ambos queda atrapada en un duelo silencioso.ES innegable que hay algo peligroso en la forma en que sus ojos recorren mi rostro, como si supiera cada pensamiento prohibido que se ha deslizado por mi mente desde la iglesia.El recuerdo de su mano en mi piel, de su cuerpo contra el mío, quemando como un hierro candente.Los segundos se alargan, mientras nos sumergimos en un campo de batalla donde ninguno de los dos cede.Hasta que la voz de Daniel voz rompe el momento.—Padre —mencion
La puerta se cierra con la salida de Daniel, dejando tras de sí un vacío imposible de ignorar, mi mirada se queda fija unos segundos más en la madera, porque a pesar de que estoy feliz con su partida, ya no lo estoy con el hecho de tener que vivir con Cassian en su ausencia.Desvío la mirada y suelto un suspiro corto, mientras que él permanece de pie, con las manos en los bolsillos de su pantalón, observándome con esa m*ldita expresión que solo hace que mis músculos se tensen aún más.No hay ninguna razón lógica para sentirme nerviosa. Pero lo estoy. Porque su presencia es una maldita tormenta contenida en un solo cuerpo.Una que amenaza con arrastrarme con ella. Porque aunque pueda gritarle que esa noche solo fue s*xo, no puedo mentirme a mi misma.Por supuesto que fu s*xo, pero fue el mejor s*xo de mi vida, pero hoy este hombre para mí está prohibido.Él ladea la cabeza con lentitud y la maldita sombra de una sonrisa aparece en la comisura de sus labios antes de dirigirme la palabra.
El primer sorbo de whisky se desliza por mi garganta con un ardor reconfortante. Pero que en este momento siento verdaderamente fresco, lo cual evita el carraspeo por lo fuerte del alcohol.Es estúpido. Beber en mi noche de bodas, en el bar de un hotel, con Cassian Harrington sentado frente a mí. Sin duda es una pésima idea.No obstante bebo otro trago, ignorando la ironía de la situación, ignorando la opresión en mi pecho cada vez que lo miro de reojo y veo su expresión indescifrable, su forma de sostener el vaso, la forma en que sus labios rozan el cristal antes de beber.No debería fijarme en eso. Pero lo hago.Cassian levanta la mirada y la cruza con la mía en el instante en que llevo mi vaso a los labios.Mis dedos se tensan alrededor del cristal, pero no aparto la vista.Sus ojos oscuros se posan en mi boca con un atisbo de diversión, sin embargo no ha dicho nada desde que llegamos a la barra. Solamente se limitó a pedir las bebidas y se quedó en silencio viéndome.—¿Qué pretende
El calor del whisky en mi cuerpo no tiene comparación con el fuego que este hombre desata en mí cuando sus labios acortan la distancia con los míos.«Va a besarme» comprendo de inmediato, y aunque no es correcto deseo que lo haga.Pero en ese instante…El teléfono de Cassian suena. El sonido rompe el momento como una maldita explosión. Mi cuerpo se tensa, mis ojos se abren.Cassian entrecierra los suyos con irritación, pero su mandíbula se aprieta antes de sacar el móvil del bolsillo de su chaqueta. No veo el nombre en la pantalla.Pero su expresión cambia. Se endurece. Y sin mirarme, sin decir una palabra, contesta.La burbuja en la que estábamos atrapados se revienta de golpe. Pero el fuego sigue aquí. Ardiendo. Consumándonos poco a poco..Todo pasa tan rápido, y cuando veo ya estamos en su auto, de vuelta a la mansión. El tiempo transcurre en un silencio espeso.Cassian no ha vuelto a mirarme desde que contestó esa llamada. Al parecer era su hija preguntándose a qué hora volvería p
Perspectiva de CassianSalgo de la mansión y camino hasta mi auto. Al detenerme junto a él elevo mi mirada de forma automática hasta la habitación donde ella está ahora.Mi nuera.Esa palabra resuena en mi m*ldita cabeza con un peso extraño, una ironía cruel que me hace apretar los dientes con mayor fuerza cuando veo que está en la ventana, con su silueta recortada contra la luz tenue de la habitación que ahora comparte con Daniel. Sus dedos se aferran al borde de la cortina por un segundo antes de que desaparezca de mi vista.Y yo… yo sigo aquí, mirando como un m*ldito imbécil.Respiro hondo, negándome a caer en esta j*dida debilidad.Ajusto la corbata con un tirón brusco antes de entrar al auto y encender el motor. No sé a dónde c*rajos voy, pero lo que sí sé es que necesito un trago.Manejo sin rumbo fijo, hasta que mis instintos me llevan al único lugar donde puedo ahogar esta j*dida inquietud.“The Monarch”Uno de los clubes más exclusivos de la ciudad.Aparco en la entrada y baj
*Dos meses atrás*Perspectiva de CassianLa copa de whisky se siente fría en mi mano, pero no lo suficiente como para enfriar la irritación que aún hierve en mi interior.La discusión con Daniel fue como cualquier otra: él con su arrogancia juvenil, su m*ldita testarudez, negándose a aceptar que este matrimonio es lo mejor para todos. Y yo, jugando mi papel de villano, forzándolo a asumir su destino, a amarrarse a la empresa, a su apellido, a la vida que le pertenece, aunque no lo quiera.Exhalo con cansancio. Nunca ha sido fácil con él. Porque nunca ha entendido que, en este mundo, el poder lo es todo.—Tienes que relajarte, Cass —gruñe Darius, inclinándose sobre la barra mientras bebe un sorbo de su cóctel. Observo a mi hermano. Se nota relajado pese a que se ha decidido que Daniel sea quien tome mi lugar en la empresa en un par de años y no él. Lo miró por un par de segundos corroborando que de verdad se note convencido, aunque creo que lo que está es resignado—. J*der, ni siquiera