Capítulo 311
Como antes, Alice tomó los dedos de Faustino y los succionó con fuerza, envolviéndolos y apretándolos con su lengua.

Cuanto más chupaba, más relajada y placentera se veía su expresión facial, como una verdadera adicta.

Faustino incluso llegó a sospechar que ella tenía una aspiradora en la boca, la succión era demasiado fuerte, le había metido todo el dedo en la boca.

Mariana, a un lado, observaba cómo Alice se volvía cada vez más adicta, su rostro mostraba una expresión de incomodidad creciente.

Faustino era su hombre, ver a otra mujer lamiendo sus dedos y bebiendo su sangre, ¡era imposible que se sintiera feliz!

—Ya basta, vámonos.— dijo Faustino, sin darle oportunidad de negarse, retiró su dedo.

—Esperen, necesito ir al baño…— respondió Alice.

Apenas Faustino terminó de hablar, Alice se agarró el estómago, mostrando una expresión de incomodidad.

—¿Acaso intentas escapar?— Faustino soltó una fría carcajada.

—De verdad me siento mal, si no confías en mí, puedes acompañarme.— Alice parp
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