Capítulo 318
—Faustino, esto es todo lo que tenemos, solo ciento cincuenta mil—suplicó Lisy.

—Por favor, perdónanos solo esta vez.

Adrián y Alberto, aunque llenos de rabia, también se arrodillaron. La humillación casi los volvía locos.

La ira de Faustino se había disipado. Con desdén, tomó la tarjeta y la arrojó al embalse.

—No me interesa su dinero sucio. ¡Más les vale comportarse de ahora en adelante! Si vuelven a molestarme, no seré tan benevolente. ¡Ahora lárguense!

El grupo suspiró aliviado y se dispuso a huir con el rabo entre las piernas. No tenía sentido quedarse y seguir humillándose.

Pero entonces, la voz de Diego los detuvo.

—Alberto, desde ahora dejas de ser mi discípulo. ¡No quiero tener nada que ver contigo!

Alberto tembló de rabia, pero se marchó sin decir palabra.

Para sorpresa de todos, Diego se agarró a las piernas de Faustino.

—¡Maestro, su técnica es extraordinaria! ¡Acépteme como discípulo!—Había echado a Alberto para congraciarse con Faustino.

—¿Discípulo? No bromees, no sé ar
Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo