Para el día siguiente, la mansión de Dominic amaneció con un ambiente relajado y sereno. El sol brillaba con intensidad en medio del cielo despejado del día, y el aroma de café recién preparado llenaba toda la cocina. Anastasia, a pesar de la fiesta que hubo en la noche anterior, se levantó temprano, sintiéndose conmovida por una gran y abrazadora energía maternal. Recordando que otra vez, su vida en casa de Dominic ha regresado a la normalidad, recordando que ahora todo ha regresado a la normalidad, ella se sentía tan feliz que no dudó en ponerse de pie de la cama, y se fue a la cocina mientras que el amor de su vida despertaba de su profundo sueño. Ella bajó hasta la cocina, y se puso a preparar todo lo que tenía pensado hacer de desayuno; puso a asar salchichas en el horno, preparó wafles y huevos revueltos, hizo jugo de naranja y hasta preparó chocolate caliente para todos. Ella estaba muy feliz y quería que los demás al levantarse encontraran en la mesa servida un delicioso banq
Nueve meses más tarde, en casa de Dominic se celebraba una fiesta. Sebastián había nacido, ese había sido el nombre que Dominic le ha puesto a su bebé, y Anastasia había estado de acuerdo con él. En ese momento, celebraban la salida de Anastasia y Sebastián del hospital. Ella lucía muy cansada, y aunque lo único que quería hacer era irse a dormir, para ella hubiera sido una grosería haberlo hecho así, simplemente, decidió dejar a Sebastián en cuidado de los brazos de su padre, y luego, ella se marchó solamente a darse un baño relajante para quitarse el peso de encima del parto y la suciedad del hospital. Dominic se quedó en el sillón de la sala de la casa, estando acompañado de los chicos y hasta de Miguel, que había asistido a tan reunión tan especial luego de haber sido nombrado como el padrino del hijo de Dominic. Todos estaban maravillados de la belleza que era el bebé ante sus ojos, pues Sebastián había nacido y era un niño muy calmado y tranquilo para lo que, normalmente, er
Había sido un día muy agitado de trabajo para ella, desde que había llegado a su oficina, no hizo más que permanecer de reunión en reunión, solo tuvo quince minutos que fue el tiempo que utilizó para su hora del almuerzo.De hecho, fue tan agitado para ella que tuvo que almorzar en su escritorio, no pudo siquiera descansar para irse a la cafetería a respirar otro aire que no fuera el de su oficina.Por fin, se ha aproximado el final de una jornada laboral agotadora, y ella se marchó a casa.Al llegar, dejó caer su bolso en el sofá, se quitó los pesados tacones que siempre tenía que lucir para dar una buena impresión a los demás, y se recostó en el sofá, usándolo como si fuera su cama.Suspiró para relajar la presión de su cuerpo.Los rayos anaranjados del atardecer se filtraron entre las ventanas del apartamento que tenían sus cortinas abiertas de par en par para dejarse asomar por el lugar.Mientras ella disfruta de su soledad y su descanso, con un nudo en la garganta y la mirada fija
Ahora, Anastasia se encontraba viviendo un torbellino de emociones incontrolables. Ella intentaba asimilar la magnitud de la situación. La idea de tener un hijo de sangre, un hijo vinculado al linaje de Dominic Sinclair, le parecía abrumadora, perturbadora, y aterradora, y al mismo tiempo, le estaba provocando que su estómago se le revolviera. Su mente se llenó de preguntas que ella, muy bien sabía, no tendrían respuesta fácilmente: ¿Podría ella proteger a su hijo de lo que podría llegar a suceder donde su secreto fuera a ser descubierto por un humano? ¿Qué van a pensar los de la manada de Dominic cuando se enteren de que por medio de una inseminación él embarazó a una humana? ¿Asesinarían a Anastasia y a su hijo? ¿Le robarían a su hijo para hacerlo a su imagen y semejanza? La cabeza de Anastasia daba muchas vueltas. Y solamente le quedaba, era esperar, y suplicar que el proceso de inseminación en su cuerpo fallara y le permitiera no quedar embarazada. Si sucedía lo contrario
Anastasia asintió, y le indicó a Dominic que podía sentarse en la silla vacía que estaba justo enfrente de ella.Ella estaba sorprendida por su educación, su cortesía, no esperaba que él fuera a ser así después de todo.Además, ella percibió que Dominic era un hombre encantador, a pesar de su condición de hombre lobo y del lazo inimaginable que él tenía con ella.Del cual, ella era la única que tenía conocimiento de él.— Por supuesto, no hay problema. Tómalo, como un intercambio de favores, parece que estábamos en busca de lo mismo para esta noche — respondió Anastasia con una sonrisa, tratando de mantener la calma después de todo lo que ha sido ese día para ella.Dominic siguió sonriente, y se acercó a la silla para acomodarse en ella.Anastasia estaba sorprendida, él no parecía para nada ser aquel hombre lobo feroz del que todo el mundo hablaba, y eso le estaba dando cierta tranquilidad en medio de la incertidumbre que la presencia de Dominic había dejado marcada en muchas de las pe
Dominic se ha quedado mirando a Anastasia con determinación, notando que ella siente un agotamiento en su mirada, más él sabía que dicho agotamiento no era por el trabajo. — Entiendo, es normal que todos tengamos días difíciles, no todo en esta vida es fácil, o se consigue con un chasquido de dedos y ahí mismo aparece — comentó Dominic, tratando de seguir con la conversación. Anastasia levantó la mirada, ella había estado todo ese tiempo mirando a su plato, y dando un pequeño sorbo a su soda italiana. — Sí, así es, son cosas que a todos nos suceden, no todos llevamos una vida muy fácil, así tengamos las mejores comodidades — respondió Anastasia. Dominic sonrió con suavidad, como si intuyera que había una especie de mensaje detrás de la respuesta de Anastasia. Pero ha decidido no querer presionarla más, porque era más que evidente que si le sucedía algo, más ella no lo quiere soltar tan fácilmente. La cena terminó, aunque ninguno de los dos parece haber querido seguir comiendo má
— ¿Qué es lo que has dicho? — preguntó Anastasia a Dominic sin querer darle un sorbo a su cóctel porque estaba demasiado nerviosa como para reaccionar, y haberlo hecho. Dominic le dio un gran sorbo a su cóctel, estuvo a punto de acabarlo de un solo trago, pero decidió guardar el último sorbo para más rato, para cuando Anastasia quisiera brindar. — Anastasia, sé que estás esperando un hijo, no me preguntes cómo, pero lo sé, mi instinto de hombre lobo me dice que estás embarazada, se siente como si yo pudiera oler a tu bebé, y de una vez te lo diré, será un niño, de eso estoy completamente seguro — insistió Dominic, mirando con tranquilidad a Anastasia. Anastasia suspiró, ella no quería, pero una voz interna le exigía que era el momento de decirle la verdad a Dominic. Ella no quería saber cómo era que él iba a reaccionar al darse cuenta de lo que ella iba a decirle, pero no tenía más alternativa, él debía de saber qué ella está esperando, un hijo de él, un hijo de su sangre que
Dominic salió del parque después de haber perdido por completo a Anastasia de su camino. Él no podía asimilar con rapidez lo que había acabado de escuchar. Se sentía abrumado por toda esa situación, sorpresa que había aparecido así tan repentinamente de su vida en ese momento. En lugar de querer saber cuál fue el camino que Anastasia usó para llegar a su casa e ir tras ella porque su olfato de hombre lobo era tan poderoso que podría haberlo hecho, él decidió que lo mejor en ese momento era dejar que ella estuviera un momento a solas, ya luego, como pudiera hacerlo, Dominic se encargaría de buscarla para conversar acerca de lo sucedido porque ese era un tema que no podía dejarse pasar. Dominic se adentró en lo más profundo del bosque para cuando siguió su camino. Su casa era una mansión ubicada en medio de un bosque frondoso, oscuro y frío. Al llegar a casa, Dominic se ha encontrado con la calidez de quienes eran integrantes de su manada. El aire fresco y helado de la noche le