Sara permanecía frente a Dominic, mirándolo con ojos llenos de furia y determinación. Ella no iba a cambiar de opinión, no quería negociar, no lo iba a hacer, Dominic tenía que entenderlo de alguna forma u otra. Y si Sara tenía que darse el lujo de pelear con él hasta que, finalmente, alguno de los dos resultara ser el ganador, ella no descansaría en paz.La voluntad de Sara parecía ser intacta, Dominic estaba seguro de ello. Él sabía que ella no iba a cambiar nunca de opinión, y Dominic también mantenía intacto ante su determinación, por qué él no iba a dejar tirado todo aquello que ha construido por una mujer insignificante como ella.Dominic se mantuvo firme queriendo evaluar la situación. Él conocía el poder de las palabras y también comprendía que en ese momento, no había tiempo para ponerse a meditarlo. El tiempo corría, y era mejor aprovecharlo al máximo.— No hay elección que hacer, Sara. Tú has elegido tu propio destino al desafiar la voluntad de la diosa luna. Tú sabes que s
Dominic entró en la habitación con sigilo, pero sintiendo una gran emoción dominar su corazón por haber visto a la mujer de su vida allí, resguardada y conociendo que ahora, ya no había peligro alguno para ellos del cual esconderse. — ¡Dominic! ¡Gracias al cielo que estás de vuelta! — exclamó Ana, con entusiasmo y corriendo hacia él para abrazarlo con felicidad. Dominic sonrió y abrazó a Ana fuertemente entre sus brazos, sintiéndose completamente feliz y dichoso porque la vida le ha permitido compartir este momento con el amor de su vida. — ¡No sabes cómo me alegra saber que estoy aquí y que estaré contigo por todo el tiempo que la vida nos lo permita! — comentó Dominic a Anastasia, acercándose a sus labios para besarlos. Anastasia corresponde el beso de su amado con la misma felicidad que él le correspondía su amor a la vez que él estrechó a Ana con fuerza entre sus brazos. Agradecido de tenerla a salvo a ella y a su hijo, de que ellos puedan seguir a su lado. — Sí, Ana. Finalme
Dominic miró a Anastasia con seriedad, buscando las palabras adecuadas para explicarle la situación, pero al mismo tiempo, sintiendo que en el ambiente no solamente había un aire de felicidad, sino que también había un aire de tensión a su alrededor, y entonces, decidió que debía de intervenir antes de que la angustia se apoderara de Ana y le hiciera un poco más intensa de lo que ya estaba poniéndose la chica. — Ana, mi reina, debes saber que todo esto es parte del pasado. No quiero que te guardes en tu cabeza, estás horrorosa imágenes que son perturbadoras para todos. La obsesión y sed de venganza de Sara ha llegado a su fin, eso es lo que verdaderamente importa ahora. Estamos a salvo y podremos volver a vivir nuestra vida con total normalidad. No hay necesidad de preocuparse más por esto, pues ya no es asunto nuestro — explicó Dominic, acariciando el rostro de Anastasia con ternura, haciéndose frente a ella para ser ese muro que le impediría seguir viendo con atención la aterradora
Entonces, una vez se reunieron con los chicos, Miguel y Dominic decidieron guiarlos juntos para irse hasta la cocina, que era el lugar donde Ana les estaba esperando ansiosas por celebrar que un nuevo triunfo ha llegado a sus vidas. La tensión que se acumuló durante ese día, parece haberse esfumado finalmente. La paz volvía a sus vidas, y claramente, ellos debían de celebrarlo. Ahora, el ambiente en casa era mucho más relajado de lo que antes había sido. — ¡Chicos! ¡No saben cuánto me alegra saber qué están bien. ¿Qué estuvieron haciendo en todo este tiempo que estuvieron escondidos? — dijo Ana cuando, cada uno de ellos, comienza a acercarse hacia ella para abrazarla con felicidad de saber que ella y el bebé estaban bien.— ¡Jugando videojuegos! — contestaron los tres al unísono. Al hacerlo, los tres se miraron, se sonrieron y luego soltaron una carcajada divertida para el momento. — Muy bien, vamos a hacer las hamburguesas — anunció Dominic luego de que todos se quedaron en silenc
— ¡Genial! ¡Una fogata! ¡Eso suena increíble! — exclamó Zachary con emoción, mientras que Robert y Josh desde su ubicación, asentían con entusiasmo. Entonces, Dominic, Anastasia y Miguel se fueron juntos a la cocina, pues iban cargando entre los tres, las bolsas de las compras, y necesitaban descargarlas para así comenzar a preparar los ingredientes de las hamburguesas.Los chicos estaban ansiosos por contribuir con lo que ocurría, y entonces, se dispusieron en preparar todo lo que necesitaban para organizar una mesa afuera en donde estaría la fogata. Robert se encargó de preparar el asador, el carbón ya estaba encendido y él debía encargarse de que este estuviera lo suficientemente caliente como para que cuando la carne de las hamburguesas ya estuviera lista, ellos pudieran ponerlas a cocinar y que estas estuvieran rápido. Mientras tanto, Anastasia y Dominic se encargaban de la carne en la cocina, y Miguel, se encargó de la preparación de las salsas y de dejar cortados los tomate e
Para el día siguiente, la mansión de Dominic amaneció con un ambiente relajado y sereno. El sol brillaba con intensidad en medio del cielo despejado del día, y el aroma de café recién preparado llenaba toda la cocina. Anastasia, a pesar de la fiesta que hubo en la noche anterior, se levantó temprano, sintiéndose conmovida por una gran y abrazadora energía maternal. Recordando que otra vez, su vida en casa de Dominic ha regresado a la normalidad, recordando que ahora todo ha regresado a la normalidad, ella se sentía tan feliz que no dudó en ponerse de pie de la cama, y se fue a la cocina mientras que el amor de su vida despertaba de su profundo sueño. Ella bajó hasta la cocina, y se puso a preparar todo lo que tenía pensado hacer de desayuno; puso a asar salchichas en el horno, preparó wafles y huevos revueltos, hizo jugo de naranja y hasta preparó chocolate caliente para todos. Ella estaba muy feliz y quería que los demás al levantarse encontraran en la mesa servida un delicioso banq
Nueve meses más tarde, en casa de Dominic se celebraba una fiesta. Sebastián había nacido, ese había sido el nombre que Dominic le ha puesto a su bebé, y Anastasia había estado de acuerdo con él. En ese momento, celebraban la salida de Anastasia y Sebastián del hospital. Ella lucía muy cansada, y aunque lo único que quería hacer era irse a dormir, para ella hubiera sido una grosería haberlo hecho así, simplemente, decidió dejar a Sebastián en cuidado de los brazos de su padre, y luego, ella se marchó solamente a darse un baño relajante para quitarse el peso de encima del parto y la suciedad del hospital. Dominic se quedó en el sillón de la sala de la casa, estando acompañado de los chicos y hasta de Miguel, que había asistido a tan reunión tan especial luego de haber sido nombrado como el padrino del hijo de Dominic. Todos estaban maravillados de la belleza que era el bebé ante sus ojos, pues Sebastián había nacido y era un niño muy calmado y tranquilo para lo que, normalmente, er
Había sido un día muy agitado de trabajo para ella, desde que había llegado a su oficina, no hizo más que permanecer de reunión en reunión, solo tuvo quince minutos que fue el tiempo que utilizó para su hora del almuerzo.De hecho, fue tan agitado para ella que tuvo que almorzar en su escritorio, no pudo siquiera descansar para irse a la cafetería a respirar otro aire que no fuera el de su oficina.Por fin, se ha aproximado el final de una jornada laboral agotadora, y ella se marchó a casa.Al llegar, dejó caer su bolso en el sofá, se quitó los pesados tacones que siempre tenía que lucir para dar una buena impresión a los demás, y se recostó en el sofá, usándolo como si fuera su cama.Suspiró para relajar la presión de su cuerpo.Los rayos anaranjados del atardecer se filtraron entre las ventanas del apartamento que tenían sus cortinas abiertas de par en par para dejarse asomar por el lugar.Mientras ella disfruta de su soledad y su descanso, con un nudo en la garganta y la mirada fija